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Iniciando a Tania en el mundo del BDSM

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Tania era una joven de 18 años que llegó a la capital en busca de nuevas oportunidades, y recomendada por una amiga de mi ex esposa, vino a trabajar a mi casa en las labores domésticas. Aquella tarde cuando llegó, la vi ahí parada en la puerta presentándose y desde ese mismo momento me encantó! Era de estatura media, piel trigueña, ojos cafés, cabello largo liso, sus senos eran de tamaño medio, y aunque llevaba pantalón se veía que tenía unas piernas muy hermosas.

Cuando lo invité a seguir mi mirada se dirigió inmediatamente a su trasero, y por dios!... tenía un culo espectacular. Mientras la ponía al tanto de las labores que debía realizar, imaginaba teniéndola en el cuarto de atrás de la casa, que tenía para mis juegos de BDSM con mujeres a las que contrataba.

Pasaron varios días y ella ya adaptada a su trabajo, manteníamos una buena relación, y aunque ella era demasiado tímida, me daba a entender que ya me había ganado su confianza y en ocasiones en las noches hablábamos largo rato antes de ir a dormir, mientras mi mente maquinaba la forma en cómo la iba a convencer para llevarla a mi cuarto de juegos.

Una noche había contratado una chica para mis habituales sesiones de desfogue, y al llegar la chica le dije a Tania que la hiciera seguir, y que no quería que nadie me interrumpiera. Tania con expresión de incertidumbre nos vio como nos íbamos al fondo de la casa rumbo al cuarto de atrás.

Al cabo de un rato, me percaté que Tania estaba observándolo todo por un pequeño espacio que había quedado sin cubrir por la única ventana que tenía el cuarto. No hice nada para impedir que siguiera mirando, al contrario, me llené de una excitación inconfundible y al instante imaginaba que era ella la que estaba ahí atada a mi merced. Tania escuchó cada gemido, cada grito mezclado entre placer y dolor, y vio cada castigo que aplicaba a aquella chica.

Al día siguiente mientras servía mi desayuno le pregunté:

-¿Te gustó lo que viste anoche?

-Ah, por favor discúlpeme no fue mi intención, yo solo…

Su cara angelical se ruborizó, y con su voz entrecortada trataba de explicarme, a lo que le dije que no le diera importancia, que no me había molestado. Luego de un instante de silencio, me pregunto que desde cuando hacía eso, y empecé a contarle como había comenzado todo esto, y luego de terminar de contarle todo, me lance a decirle:

-¿Te gustaría experimentarlo?

De inmediato bajo su mirada y se puso muy nerviosa, se paró de la mesa y sin decir una sola palabra se retiró a seguir con sus labores. Me reproché por ser tan estúpido y haber sido tan directo, sin duda no ese no fue el mejor momento para proponérselo.

Pasaron varios días y todo transcurría con normalidad, aunque ella tomo algo de distancia conmigo después de aquella salida en falso, yo cada vez la deseaba más, pero no había vuelto a tocar el tema porque no quería que se sintiera acosada, aunque en realidad ya me estaba resignando a que aquello ya no se iba a dar.

Una noche al terminar de cenar me retire al estudio a revisar unos papeles, mientras Tania recogía los platos de la mesa. Al cabo de un rato Tania abrió la puerta del estudio y parada en la entrada y tomándose las manos algo nerviosa me dijo:

-¡Quiero hacerlo!

De inmediato mi adrenalina se disparó, me había tomado por sorpresa y al instante le respondí que fuera al cuarto y me esperara ahí. La ansiedad se apoderó de mi, y a toda prisa terminé de organizar lo que estaba haciendo y me dirigí a la habitación con mucha expectativa. Al entrar cerré la puerta y ahí se encontraba, sentada en la cama y al sentir mi llegada bajó su mirada mirándose las manos. Bajé la intensidad de la luz para quedar en un ambiente mas íntimo, y encendí una vela colocándola sobre el nochero que estaba a un lado de la cama. Me senté en una silla en frente de ella y le dije:

-Desnúdate.

Muy despacio se levantó y evitando mirarme empezó a desabrochar su blusa de arriba abajo, con cada botón que se iba desabrochando mi ansiedad aumentaba sin control. Terminó de desabrocharla, se la quitó dejándola caer por sus hombros y un sostén color azul realzaban sus senos, y mi pulso se alteraba con desenfreno. Al momento siguió quitándose los zapatos junto con las medias, luego desabrocho su pantalón y lo fue bajando tediosamente hasta quitárselo.

Levantó su mirada hacia mí y se le notaba lo nerviosa que estaba, y yo sin parpadear la miraba de pies a cabeza mientras dentro de mi pantalón la erección se hacía presente. Rompí el silencio diciéndole que continuara con el resto. Mirando hacia otro lado, llevó sus manos a su espalda y desabrochó su sostén, y dejándolo caer por sus hombros se lo quitó tapando sus senos con los antebrazos. Se quedó así un momento titubeando muy nerviosa, y le dije:

-Continua, vamos…

Bajó sus brazos y sus senos quedaron desnudos, no eran grandes pero si redondos y firmes, de pezones grandes y cafecitos, eran hermosos! Continuó bajando su tanga color azul que hacía juego con su sostén hasta los tobillos, y dando un paso a un lado salió de ella y ahí estaba, totalmente desnuda a mi merced como lo venía deseando desde el primer día que llegó a la casa.

Me levanté de la silla y me acerqué a ella sin quitarle la mirada de encima y le dije que se sentara en la cama. Saqué del nochero una venda y la puse tapando sus ojos, luego le dije que se tendiera en la cama. Mientras lo hacía tomaba unas cuerdas del nochero, y al encontrarse ya acostada le pregunté:

-¿Estás cómoda?

Apenas con un hilo de voz muy nerviosa me dijo:

-Aja

Ate sus manos y pies a cada extremo de la cama, con su respiración podía percibir que su adrenalina estaba por lo más alto, se veía tan espectacular así, atada y sometida. Sin duda era una chica muy hermosa. Suavemente una de mis manos empezó a recorrer una de sus piernas desde el tobillo hacia arriba. Sus piernas eran muy lindas y torneadas, y al sentir el tacto de mi mano, su piel se estremeció. Me incliné y bese sus labios tiernamente, seguidamente mis labios se posaron en su cuello besando suavemente y deslizando mi lengua en todas direcciones y su respiración se sentía en aumento cada vez más. Mi lengua ahora siguió su recorrido por todo su pecho de extremo a extremo, luego con las yemas de mis dedos proseguí a rosar sus pezones haciendo círculos lentamente, y de inmediato se pusieron firmes y duros como una piedra.

Muy lentamente continué rosando sus pezones, su respiración cada vez se sentía más agitada. Con mucho sigilo mis dedos seguían moviéndose y de repente con mis dedos índices y pulgares los pellizque cruelmente… ahhhh, gritó, y de inmediato mi lengua empezó a recorrer muy despacio uno de sus pezones, mi deleite era total, lo lamia una y otra vez sin parar, y unos tímidos gemidos se empezaron a escuchar. De a poco fui aumentando la intensidad y empecé a succionar cada vez un poco más fuerte, lo succionaba con fuerza y lo soltaba una y otra vez, y sus gemidos ahora eran más sonoros y luego de un momento mis dientes se cerraron mordiéndolo… ahhhh gimió fuerte, y me pase al otro pezón y mientras lo devoraba mi mano bajó a su sexo que se encontraba muy bien depilado y empecé a frotar lentamente.

Continúe frotando su sexo y sentía como mi mano se iba humedeciendo, su excitación iba en aumento y de repente mis dientes se cerraron en su pezón y halaba hacia arriba con crueldad ahhh… Lo solté y me dispuse a quitarme la camisa junto con los zapatos y medias, luego tomé el flogger que tenía a un lado de la cama (Flogger es un azotador compuesto por varias colas de cuero de más o menos un metro de largo), y me dispuse a pasarlo por una de sus piernas desde el pie hacia arriba pasando por su entre pierna, luego por su vientre hasta llegar a sus senos.

Con mucho tacto deslizaba el flogger por sus pezones, podía ver como su respiración se agitaba expectante a lo que iba a hacer, y al instante lancé el primer azote sobre uno de sus senos… ahhhh, luego un segundo al otro seno, ahhhh, luego dos más en cada seno y se retorcía tirando de sus ataduras. Me detuve y me acerque a chupar nuevamente sus pezones, y gemía sin parar. Me incorporé y nuevamente le di otra serie de azotes que la hicieron estremecer.

Luego seguí deslizando el flog por su vientre hasta una de esas hermosas piernas, y lancé un azote a la parte interna de sus muslo… ahhh, luego a la otra, ahhhh, y me incline acercando mi boca a su sexo y deslicé mi lengua sobre el muy lentamente de abajo a arriba, repetí la acción una y otra vez y gemía con su sexo mojándose más y más, luego con mis dedos separe sus labios vaginales y con mi lengua la penetraba una y otra vez, ah ah ah ah, sus gemidos no paraban, luego con mi dedo medio penetré su estrecho sexo y con mi lengua empecé a lamer su clítoris moviendo mi dedo adentro y afuera… ahhh ahhh ahhh, sus gemidos eran incesantes, quería llevarla al límite, mi dedo seguía moviéndose y mi boca ahora succionaba su clítoris y gemía casi entrando en delirio, cuando sentí que estaba a punto de correrse me detuve en seco dejándola frustrada, y se retorcía tirando de las ataduras impulsando sus caderas hacia arriba en señal de que continuara y no la dejara así. Su clítoris estaba hinchado y casi se le veía palpitante. Me acerqué a su oído y le dije:

-No nena, aún no voy dejar que te corras.

Me incorporé y le di otra serie de azotes sobre las piernas que la hicieron vibrar, luego recibió otro sobre su vientre y dejando deslizar el flog hasta su sexo empapado y palpitante, le di un azote seco… ahhhh, gritó intentando cerrar sus piernas, pera estaba muy bien atada.

Dejé a un lado el flog y tomé la vela que había encendido, y la sostuve a una distancia prudencial de su pecho y de inmediato cayó la primera gota de cera en la mitad de su pecho, ahhh, se estremeció y seguidamente deje caer varias gotas mas por todo su pecho. Cada gota que caía la hacía estremecer y gemir, continué dejando caer cera alrededor de uno de sus pezones, me detuve por unos segundos, e inesperadamente dejé caer una gota sobre su pezón, ahhhh se retorció y me pase al otro seno dejando caer cera alrededor del pezón, y sin piedad dejé caer nuevamente una gota sobre su pezón, ahhhh, su gemido retumbó por toda la habitación y seguí dejando caer cera por el resto de su cuerpo, pasando por sus costados, vientre, piernas, y el empeine de sus pies. El recorrido de la cera por su cuerpo la había llevado al límite de explorar el dolor mezclado con placer, sus gemidos durante el recorrido ya no eran de dolor y su excitación estaba por lo alto.

Apague la vela, y proseguí a quitar la cera de sus piernas y empecé deslizando mi lengua por uno de sus muslos desde la rodilla hasta la entre pierna, luego me pase a la otra pierna y repetí la acción hasta llegar a su sexo, y nuevamente volví a lamer de arriba abajo muy, muy despacio, su respiración volvió a agitarse, y sin dejar de lamer su sexo lleve mis dedos a su boca para que los chupara, y con mucho deseo me los chupaba y sus gemidos se ahogaban en mis dedos.

Retiré mis dedos de su boca, y los lleve hasta su sexo, y con el índice y el dedo medio los introduje suavemente en su totalidad y empecé a meter y sacar suavemente amentando el ritmo paulatinamente, después de unos segundos con el pulgar de mi otra mano empecé a frotar su clítoris, y sus gemidos nuevamente ya estaban resonando. Aumenté la intensidad de los movimientos, su respiración se agitaba con desespero, y cuando ya estaba por correrse me detuve de nuevo frustrando nuevamente su orgasmo. Tiraba de las ataduras con fuerza, y su cuello y espalda se arqueaban, desesperada, y con una voz quebrada casi que en llanto me decía:

-Señor, por favoorrr!... ya no puedo más!...

Enseguida me quite el pantalón junto con los bóxers, me puse en medio de sus piernas, tome mi miembro con una mano y empecé a pasarlo por su sexo y su piel se estremecía como pidiendo que la penetrara ya! Puse mi grueso y largo miembro a la entrada de su sexo, y suavemente comencé a empujar. Estaba tan estrecho y apretadito, como hacía mucho tiempo no sentía una vagina así. Cuando la cabeza entró, de una sola embestida metí el resto hasta el fondo… ahhh, su se inclinó hacia atrás y empecé a moverme con cadencia. Llevé mis manos a sus senos y con cada embestida los apretaba y gemía sin parar. Salía despacio, y entraba con fuerza!... ahhh, salía despacio y entraba mas fuerte!!... ahhhh. Cada embestida era más fuerte que la anterior, sus gemidos cada vez eran más sonoros, al instante la tome por la cintura elevándola un poco y le di una serie de embestidas salvajes. Su rostro se ruborizo, su respiración se entrecortó y de inmediato estallo en delirio… ahh ahh ahh, sus caderas se impulsaban con fuerza hacia mi miembro, sus piernas temblaban, su espalda se arqueaba, el orgasmo era intenso. Continué embistiéndola sin piedad y al momento llego el segundo orgasmo. Luego de unos segundos sentía como su sexo apretaba mi miembro y no resistí más y me salí de ella y me corrí sobre su vientre jadeando como loco. La corrida fue monumental, hacía mucho tiempo no eyaculaba de tal manera. Sin duda esta chica me había vuelto loco.

Luego de unos segundos proseguí a quitarle la venda y desatarla de inmediato. Muy extenuada se quedó mirándome y lleve su cabeza a mi pecho y besando su frente le dije:

-Bienvenida al mundo del BDSM, este es solo el comienzo.

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