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Karen, una puta madura (XI): Carmen cachonda en el coche

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Lo dejamos en el anterior capitulo en esa relación lésbica entre Carmen y yo y que llevó a replantearnos no nuestra heterosexualidad sino nuestra percepción sobre el placer. Porque si queridos lectores, si bien adorábamos ambas una buena polla, en ese sentido nos compenetrábamos a la percepción aun así.

Señalar que Carmen y yo nos podríamos valer nosotras juntas sin ningún hombre lo cual y lejos de las dudas nos planteaba la posibilidad de ser o no lesbianas era una extraordinaria ventaja. Es indudable a ambas nos gustan los hombres pero insisto... en el otro sentido se puso de manifiesto también nos compenetrábamos.

Cuando volvimos al salón después de tocarnos ahí estaban el negro Ramón y Enrique dormidos con sus pollas al aire. Mientras ellos habían acabado como dos despojos nosotras nos habíamos tocado en la intimidad en algo nuevo y extraordinario para ambas.

-Voy a ducharme. Dijo Ramón levantándose con su polla yendo de lado a lado entre sus muslos. Cuando acabó, Enrique hizo lo mismo.

Carmen y yo nos quedamos mirando.

Regresaron desnudos. Ramón se puso su camiseta que le llegaba a la altura de su pubis y que dejaba su terrible y negro miembro al aire. Si hay algo me excita es un hombre con una camiseta vieja sin calzoncillos exhibiendo su verga al aire.

Enrique hizo lo mismo pero se puso unos bóxer.

Nosotras íbamos con nuestras bragas y unas batas que resaltaban nuestros senos. Esos hombres estaban bien descargados a lo cual ni nos miraron las tetas.

Pasamos la tarde jugando al Trivial. Quien ganó como era de esperar dado su bagaje intelectual fue Carmen. Al otro día era domingo y con la excusa planteé fueran a Alicante por una paella para llevar.

Carmen se fue a su casa, mis dos chicos y yo conmigo. Quedaron pues para el día siguiente ir a buscar a Carmen e ir los tres a comprarla. A la hora de acostarme le di vueltas a aquel episodio lésbico tuve ese mismo día con mi amiga mas me dormí tranquilamente.

Me levanté tarde y por consiguiente cachonda. El dormir me relaja mucho a la hora del sexo. Desperté a Enrique y a Ramón a las 11 porque habían quedado con Carmen a las 12.

Ambos protestaron pero me hicieron caso. Ramón tenía la manía de dormir sin calzoncillos y vi cómo iba con su negro miembro medio erecto por el pasillo. Enrique, al contrario se vistió enseguida. Los había despertado con tiempo porque me apetecía masturbarme delante de mi ordenador viendo el video de cómo se habían follado a mi amiga Carmen dos días antes. No habían cerrado la puerta de casa que ya estaba en frente de mi ordenador sentada con las piernas abiertas apoyados mis pies en la mesa vibrador en mano.

A veces, vivir con dos hombres a la hora de mi intimidad era una lata. Otras, si tienes ganas una ventaja para que te follen los dos a la vez.

Puse el video y comencé a tocarme los pechos y el coño por encima de las bragas apartando mi bata. Enseguida estaría dispuesta para meter mi vibrador hasta el fondo como así hice.

Esperé a que mis bragas estuviesen empapadas y aparté su costura derecha sin quitármelas para penetrarme.

Era la primera vez veía ese video y estaba ansiosa. En realidad, los había despachado pronto para que me dejaran en paz porque si hubiese querido me hubiesen follado nada más levantarse por mi boca y coño.

Atrapé ese vibrador con los músculos de mi vagina para que no se saliera y me acaricié el clítoris por debajo de mis bragas gimiendo en mi habitación repleta de peluches. Me puso muy cachonda ver como las gigantescas tetas de Carmen (mucho más grandes que las mías) se bamboleaban mientras mis chicos la jodían por sus dos agujeros gimiendo como salvajes.

Miré mis pechos acariciándomelos y estaban realmente a tope de erección, señal inequívoca de que pronto iba a correrme quizá empalmando varios orgasmos como así fue. En el primero, mi vibrador se salió de mi coño yendo a parar al suelo y en el segundo solté mis tetas e introduje mis dedos en mi vagina para llegar otra vez.

-Buuufff...! Qué corrida tuve... Mejor a veces sola que acompañada, pensé...

Cuando acabé de recoger recibí un mensaje de mi amiga.

-"Me los prestas en el coche?."

-"Si, claro...".

Qué estaría maquinando mi amiga?

Alguna de sus obras de teatro sin duda...

Carmen se montó en la parte trasera del todoterreno de Enrique. Se había vestido con una falda de vistosos colores y una blusa blanca que marcaba sus generosas hechuras. Bajando las escaleras de su casa mis chicos advirtieron como subían y bajaban sus tetas.

-Hola, chicos!!! Ya estoy lista. Un intenso olor a mujer mezclado con su perfume invadió las pituitarias de ambos.

-Hola, Carmen. Vamos por la paella.

El viaje sería del pueblo a Alicante donde había un famoso paellador. Unos 40 kilómetros por carretera.

A mitad de camino, Enrique ajustó el espejo interior del coche enfocándolo a las tetas de Carmen quien advirtió el movimiento. El reflejo de la mirada de Enrique la puso tan completamente cachonda que comenzó a rozar sus tetas con sus rojas uñas por encima de su blusa.

-Cuántos baches por esta carretera, chicos...! Con un hábil movimiento Carmen se sacó las bragas y comenzó a acariciar su rosa coño cosa que Enrique advirtió a través de su espejo mientras que el negro Ramón no se enteraba de nada.

-Podéis parar que me mareo?

Enrique paró el todoterreno a una distancia prudencial de la carretera y mis chicos bajaron del coche.

Cuando abrieron las puertas traseras Carmen se había sacado las tetas por encima de su blusa sin quitarse el sujetador y sus bragas estaban tiradas en el asiento.

-Estoy un poco indispuesta, chicos. Entráis?

-Bufff...! Quizá sean unas calenturas... Ahora que habéis parado me estoy poniendo un poco mejor... me daba vueltas todo.

Ramón y Enrique se sentaron en el asiento corrido trasero uno a cada lado de Carmen y comenzaron a tocar sus tetas y su ya empapado coño. A la vez Carmen sacó sus vergas hasta ponerlas bien tiesas una en cada mano y comenzó a hacerles una paja a cada uno.

-Necesito un poco de oxígeno, chicos. Dijo bajando su boca hasta la polla de Ramón que estaba tiesa como un candelabro mientras que con una mano libre seguía haciéndole una paja a Enrique.

Éste se bajó del coche con su polla por encima de sus pantalones bóxer y corrió los asientos delanteros hacia delante para tener más espacio comiendo acto seguido el coño de Carmen, quien hacía lo posible por tragarse la negra verga de Ramón hasta los huevos.

-Bufff... estas cosas hacen sentirme un poco zorra. Pero estamos en confianza, chicos. Espero que nadie nos vea.

Carmen tenía una discreta forma de ser en el sexo y era que cuando estaba en confianza se ponía muy bastorra.

-Me voy a correr, chicos... Tú, el de abajo... chupa más que me voy a irrrr!

Efectivamente... Carmen se corrió en el asiento emitiendo sonidos guturales y jadeando sin parar.

-Qué bien...! Ahora os toca a vosotros, dijo saliendo del coche pasando por encima de Ramón.

Se situó en frente del capó de aquel todoterreno con sus tetas en la mano. Nadie se veía alrededor y el mismo coche tapaba la visión desde la carretera.

-No queréis? Dijo Carmen desde fuera.

-No sé si deberíamos, Enrique... Que tú eres Guardia Civil...

-No jodas. Esto me parece demasiado. La llevamos al refugio y nos la follamos, Ramón. Está muy salida.

-Sube, Carmen!! Que nos va a ver toda la comarca.

-Ohhh... yo que quería me follaseis al aire libre...! Pero os aviso que los baches aún me pondrán el coño más húmedo y no sé si podré soportarlo.

Carmen se montó y abordaron el refugio en el que me pillaron Enrique y sus amigos cazadores en este nuestro primer capítulo de la serie y entraron.

-Venga sacad vuestras pollas, tíos que voy muy cachonda todavía. Tanto bache y curva...! Dijo nada más entrar.

-Necesito dos buenos rabos!! Pollas!!!

Carmen se puso de rodillas y volvió a poner tiesos los rabos de mis chicos que se turnaban en su boca. Ella ni se había vestido por el camino. Iba con su falda, sin bragas y sus dos enormes pechos colgaban por encima de su sujetador saltando. Era evidente esperaba cipotes.

-Parecéis un par de salidos mirando mis tetas. Os gustan ehh? Dadme pija, tíos!!!

Dijo con esos dos rabos en la boca poniendo los ojos en blanco, ante dos hombres a quienes los había puesto cachondos perdidos como dos monos.

Enrique salió un momento al coche y cogió dos mantas que puso en el suelo de ese refugio. Si bien era un lugar un tanto desamparado era a la vez agradable.

-Os he puesto bien burros desde el asiento de detrás, ehhh? Sobre todo a ti, Enriquito...

Ambos cogieron en brazos a Carmen.

-Uhhh, chicos. Tened cuidado con vuestro tesoro.

Ella como fue natural se agarró a los enormes brazos de mis chicos que la llevaron como si fuese una pluma.

Las tetas de Carmen colgaban a ambos lados de su torso rozando los brazos de Enrique y Ramón que la llevaron en la sillita de la reina con el coño bien abierto. Las pollas de mis dos chicos iban de lado a lado de sus muslos en un imposible vaivén siempre tiesas. Carmen las agarró fuerte y como pudo por el camino.

Unas bragas tendían en un rincón de la estancia y que no pasaron desapercibidas por Carmen quien exclamó...

-Y esas bragas?? Ya veo, ya... como os gusta traer aquí a vuestras conquistas...

Ramón no supo que decir pero Enrique espetó...

-Ohh!!! Son las bragas de mi novia Karen. Se las dejó aquí el día en que estuvimos con ella y con mis amigos cazadores... (primer capítulo de la serie).

La verdad, es que era cierto. Aquel día aparecí por casa sin bragas y llena del semen de Enrique en mi coño porque los otros 4 se corrieron mirando. Me sigo arrepintiendo de ese día porque soy una mujer respetable pero iba muy cachonda y mereció la pena tan mal atrevimiento solo por conocer a Enrique.

La verdad, es que alguna vez me encuentro con esos cuatro hombres y me tratan como a una dama. Ni un solo detalle ha trascendido de ese frugal encuentro con ellos. Hay veces que las historias de amor comienzan de la forma más insólita. Luego vino mi negro ex Ramón y ustedes, los lectores ya conocen la historia hasta este capítulo porque está en negro sobre blanco...

-Si... ya me contó Karen. Pero vosotros a lo vuestro. Apostilló Carmen justo en el momento ambos la dejaban encima de aquellas mantas tendidas en el suelo.

Ni corta ni perezosa, Carmen se puso a 4 patas. Sus gigantescas tetas colgaban de su busto por fuera del sujetador casi tocando el suelo.

-Así, chicos? Así os gusto más, pequeños?

No contestaron.

Ambos subieron y bajaron sus vergas de 19 centímetros tanteando así su erección para penetrarla.

Enrique se puso de rodillas metiendo sus dedos en el coño de mi amiga para comprobar su humedad y no pensándoselo dos veces, la penetró a fondo y de una vez por lo que Carmen exclamó...

Ahhhh...! Si, si... Así...!

Ramón se quedó mirando y aproximó su negro cipote a la boca de Carmen quien lo tragó a la primera.

La polla del negro entraba y salía de la boca de mi amiga al ritmo de las embestidas de Enrique, quien había asido a Carmen realmente fuerte su enorme culo de madura, follando su coño sin compasión.

Ramón dijo...

-A ver si la chupas como Karen.

No le faltaba razón a ese comentario. Carmen en todo era más explosiva que yo que al contrario era más cariñosa. En realidad, no sé cómo les gustaría más a mis chicos pero me daba igual. Carmen era más primitiva y visceral.

Tampoco sé muy bien que quiso decir Ramón con ese comentario. Posiblemente nada diciéndolo por decir algo porque a Ramón le encantaba como chupaba su verga y a mi como me comía el coño.

Como bien he dicho, Carmen tenía la manía de si estaba con gente de confianza ponerse realmente burda. Era como si le excitase decir cosas soeces.

-Venga, mis maromos. Jodedme fuerte a ver si os corréis a gusto donde querais. Necesito cipote grande!! Hoy estoy cachonda y quiero leche de caballo. -Cambio de postura. Quién se pone abajo?

Enrique se puso debajo y Carmen arriba quien movía su culo con fuerza trajinando a Enrique que gemía sin parar. Ramón cogió su polla y se la metió también en el coño de mi amiga quien pudo contemplar como estaba siendo follada por dos hombres con enormes cipotes dentro de su cuerpo.

-Quiero todo el zumo de vuestros huevos!! Dijo Carmen cada vez más bárbara. Como me gusta esto. Dos pollas y cuatro cojones para mi sola... Ahhh... me iré otra vez enseguida si me seguís follando así, cerdos!

Las grandes vergas de Ramón y Enrique entraban desacompadas en mi amiga Carmen. Cuando una salía entraba otra sin orden ni concierto hasta su útero. Cuando entraban a la vez, sus huevos entrechocaban como pelotas de billar justo en la boca del agujero de mi amiga quien era entonces cuando experimentaba su mayor placer posible.

Carmen, era una mujer muy teatral. En base a su teatro y pese a su abstinencia de 9 años en el sexo desde que murió su marido, sabía que en el sexo los hombres llegan a altas cotas de excitación si se les estimula aun sabiendo ellos es puro drama. En cuanto a mi y por el contrario era más variable en ese caso. Si me apetecía lo hacía. Si no, obviaba tal recurso escenográfico.

Evidentemente, Carmen se autoexcitaba así y también a mis dos chicos que cada vez se ponían más y más burros por lo que ella volvió a correrse viéndose penetrada por dos pollas.

Ahhh... otra vez... No falláis ehh?? Qué habéis desayunado para darle tanto placer a vuestra amiga??? No paréis, seguid...!

Carmen comprimía como podía las paredes de su vagina para presionar más esas dos pollas. Quería se corrieran cuanto antes. Estaba ansiosa por ello.

Ellos siguieron dándole a Carmen hasta que Ramón se corrió primero jadeando como un perro.

-Uhhh...!!! Ya ha terminado mi negrito...

Ramón sacó su verga entre estertores llena de su propio semen y del flujo de Carmen. Su esperma resbalaba por la polla de Enrique que seguía debajo de ella moviéndose como podía mientras besaba a Carmen y chupaba sus tetas agarrándose a ellas con sus manos.

-Vamos, Enrique... que no se diga te trato mal... Que ya va siendo hora, mi amor...!!! Dijo Carmen visiblemente azorada.

Enrique se corrió en breves en lo más fondo del ser de Carmen quien cuando notó se iba a ir lo montó aún más fuerte para exprimirlo al máximo.

-Qué bien, ehhh, Enriquito??? Qué desahogo ya... Vamos, corazón que ya ha pasado.

Cuando Carmen se retiró de él y se puso de pie el esperma de ambos resbalaba por sus piernas hasta las rodillas.

-Qué chicos más buenos tenemos Karen y yo... Sois unos machotes. Dadme besos, mis corazones...!!!

Se tumbó sobre las mantas y ambos la besaron como dos locos con sus vergas aún en erección agarrados a sus pechos como dos niños con sus juguetes.

-Nos gustas mucho, Carmen. Dijo Ramón.

-Claro que si. Y vosotros a mi más. Venga... Besitos... quiero besitos ahora. Muchos!!!

Estuvieron así retozando los tres como 15 minutos. Era ya tarde y esperaba la paella

-Vamos, ánimo. Que no os invada el descanso. Nos espera la paella.

Se vistieron y por la hora que era imaginé algo habría pasado en ese viaje...

Los chicos se vistieron y Ramón fue al coche a traerle las bragas y falda a Carmen junto con un paquete de cleenex para limpiarse el coño de ellos.

Carmen se vistió y cogió mis bragas olvidadas de aquel día. Se las metió en el bolso.

Me mandó un mensaje.

-"Ya me los he follado otra vez. Ahora vamos.

Llama a mi hijo Carlitos para que coma con nosotros.

PD: Llevo tus bragas. Perra, que eres una perra...".

-"Qué bragas???".

-"Las que te dejaste allí el día te folló Enrique y los 4 cazadores mirando...".

-"Ja, ja, ja, ja...!!! No me acordaba...".

(Continuará).

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