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La amiga de mi esposa

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Empezaré por hacer una breve descripción de nosotros, por obvias razones no usaré nuestros nombres, por lo que yo seré Mauricio y ella Karina.

Somos una pareja joven (26 años) yo soy de estatura promedio (1.75) complexión regular, moreno. Mi esposa es de piel blanca, cabello negro, bajita (1.50) delgada, pechos pequeños, pero bien formados y unas nalgas no tan grandes, pero redondas y muy hermosas, no tiene un cuerpo de modelo, pero tiene todo muy bien proporcionado para su complexión y cuando se lo propone roba miradas con su cuerpo y su forma de vestir.

Nos conocemos hace 7 años y cabe aclarar que desde esa época ella ya tenía bastante experiencia, había tenido bastantes parejas y por lo que se llegaba a comentar, tenía muy buena mano... Si saben a lo que me refiero.

No fue hasta si no un año después de que nos conocimos y nos hicimos amigos que me contó todo lo que había escuchado, yo andaba con una amiga suya de nombre Marcela que casualmente vivía a 2 casas de la suya.

Nos encontramos en una fiesta de un amigo en común y fue ahí donde la sorprendí dándole una tremenda mamada al tipo que la acompañó ese día.

Él notó mi presencia y sin decir una sola palabra mediante gestos me dio a entender que disfrutara lo que estaba viendo.

Ella estuvo fácilmente media hora mamando y masturbando esa verga, parecía no cansarse y por el contrario cada vez gemía más fuerte.

Llegó un punto en el que él ya no pudo más y le dijo que se iba a venir, inmediatamente ella abrió la boca y sacó la lengua de la manera más pervertida que se puedan imaginar...

Chorros de leche brotaban de esa verga y ella gustosa intentaba recibirla toda en la boca, no pude más y me retiré con la verga más dura de lo que la pude haber tenido alguna vez.

Busqué a Marcela y le dije que si podíamos ir a algún lugar solos, me dijo que nos fuéramos a su casa, sus papás no estaban en la ciudad y su hermano había ido a quedarse con uno de sus amigos así que íbamos a tener la casa libre esa noche y hasta después de mediodía del domingo.

Nos fuimos caminando a su casa que no estaba tan retirada y me di cuenta que ya estaba bastante pasada de copas.

Llegando a su casa me dijo que sacara una botella que tenía guardada en un cajón junto a su cama, era un tequila ya empezado, cuando lo puse en la mesa ella sacó un par de pastillas de su bolsa y me ofreció una, yo hice como que la tomaba con un vaso de tequila, pero la verdad me la guardé en la bolsa.

Yo estaba demasiado excitado con lo que vi en la fiesta y no iba a perder mi oportunidad de estar consciente con todo lo que le quería hacer a Marcela esa noche.

Me parece que aún no describo a Marcela.

Ella es de piel blanca, rubia, ojos verdes, 1.60, unas nalgas espectaculares y unos pechos no tan grandes.

Una vez que terminamos el tequila y estábamos en su cama me pidió que le diera un masaje en los pies ya que no aguantaba el dolor por los tacones que se había puesto ese día, yo accedí gustoso y que siempre he sentido una gran atracción por los pies bien cuidados de las mujeres y los de Marcela eran más que perfectos, la descalcé con cuidado y ella se relajó mientas yo le daba el masaje.

Después de unos 5 minutos masajeándola comencé a percibir unos ligeros gemidos, se notaba que ella estaba intentando aguantar, pero cuando se dio cuenta que la estaba observando de reojo quitó rápidamente sus pies de mis piernas y se sonrojó.

-qué pasa? No te está gustando? -Le pregunté

-si pero... Me avergüenza un poco...

-tenemos rato saliendo, dime qué pasa

-bueno, pensarás que soy rara o algo así, pero disfruto mucho que alguien trate mis pies así, me causa mucha excitación y eso he provocado que varios de los hombres con los que he salido terminen conmigo, les parece algo asqueroso.

-la verdad para mí es todo lo contrario, el hecho de que una mujer tenga los pies tan bonitos y cuidados como los tuyos es un extra y algo bastante excitante para mí y al igual que tú las parejas que he tenido lo encuentran desagradable.

Ella me lanzó una mirada bastante tierna y volvió a acercar sus pies a mí.

-bueno, demuéstrame que es lo que puedes hacer con ellos...

Al escuchar esto me puse a mil, me puse a un costado de la cama y acerque su pie derecho a mi cara.

Inhalé profundamente y aún puedo recordar ese aroma dulce y bastante agradable para mí, el olor natural de sus pies se mezcló con el del sudor debido a la caminata de esa noche, pero no era un olor desagradable, al haber usado zapatillas abiertas no era tan penetrante como su olor natural.

Yo estaba en el cielo, muchas veces había notado los pies de Marcela después de regresar del spa o cuando se quitaba los tenis en su casa y veíamos películas, pero nunca me imaginé estar en esa situación y mucho menos con su consentimiento.

Después de inhalar su aroma decidí continuar y no desaprovechar mi oportunidad.

Comencé a besar sus plantas lentamente desde el talón hasta la punta de sus pies, recorrí hasta el último rincón y yo solo podía escuchar ligeros gemidos y observar como Marcela comenzaba a tocarse sobre el vestido.

No aguanté más y pasé mi lengua por esos preciosos pies, lamí cada rincón, desde el talón hasta la punta, pasando por el hermoso y pronunciado arco que tienen, solamente el recordarlo me pone la verga dura.

Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes y después de un rato me dijo que no podía más, tuvo un gran orgasmo.

Se incorporó y se desvistió frente a mí, en ese momento pude observar por primera vez esas hermosas tetas que se cargaba, seguí mis impulsos y empecé a comérmelas mientras recorría su cuerpo con mis manos.

Ella me acomodó en la cama y bajo mi pantalón, mi verga salió instantáneamente de lo dura que estaba.

Marcela no pedido el tiempo y comenzó a acariciarla y lamerla desde la base hasta la cabeza, yo sentía como su saliva mojaba mi verga mientras empezaba a acariciarla con sus suaves manos.

En ese momento metió mi verga ir completo en su boca, era la mejor sensación del mundo, con mi verga hasta su garganta sentía los movimientos de su lengua en mi tronco lo que provocó que comenzará a lubricar.

No podía creer que esa mujer que se veía tan seria e inocente tuviera tal habilidad.

Pero tampoco podía sacar de mi cabeza lo que vi en la fiesta.

De pronto sacó mi verga de su boca y se puso en 4, “métemela...”. Me decía con una voz perversa y dominante.

Yo obedecí gustoso, ella estaba empapada de sus jugos, la embestía como loco, estaba disfrutando cada momento.

Sentí como comenzó a contraerse y veía como entre sus piernas escurrían los fluidos de su orgasmo.

Se dejó caer boca arriba exhausta, me dijo que no podía más. Pero yo no estaba dispuesto a dejarlo así.

Abrí sus piernas y metí mi lengua en lo más profundo de su raja.

El sabor era increíble, metía y sacaba mi lengua y jugaba con su clítoris haciendo movimientos en círculos mientras ella se retorcía de placer, en menos de 5 minutos tuvo otro orgasmo, sus gritos eran bastante fuertes y yo intenté tragar todo el jugo que salía de ella.

Terminó quedándose dormida boca abajo, lo cual me decepcionó un poco pues yo no había terminado. Pero viéndola ahí de espaldas decidí aprovechar el momento.

Comencé a restregar mi verga en la entrada de su culo, escupí un par de veces y con un movimiento suave encajé mi verga.

Era una sensación increíble, los residuos de sus jugos se mezclaron con mi saliva lubricando su agujero a la perfección.

Estuve embistiéndola así un rato, ella solo gemía entre sueños, el alcohol y la pastilla que se tomó habían hecho efecto.

Cuando sentí que ya no iba a aguantar más me salí rápidamente de ella y solté mi leche en las plantas de sus pies, era algo que había deseado hacer desde hacía mucho y no desperdicié la oportunidad.

La dejé recostada sin limpiarla y me acosté junto a ella.

Al día siguiente me levanté primero y me metí a bañar, cuando salí me estaba esperando con el desayuno.

-vaya noche eh. -Me dijo.- No recuerdo que pasó después de que me recosté, pero estoy exhausta. Me voy a bañar.

Se acercó a darme un beso y estando cerca de mí me dijo al oído.

-la próxima vez que bañes mis pies con tu leche quiero estar despierta para verlo y probarla...

Agradeceré sus opiniones, más adelante seguiré escribiendo las experiencias que tuvimos y sobre todo los que he hecho con mi esposa.

(9,40)