Nuevos relatos publicados: 9

La casa de masajes

  • 13
  • 24.189
  • 9,65 (20 Val.)
  • 2

Soy Roxana (35), casada, 3 hijos, las cosas suceden sin estar previstas este es mi caso, que es lo que les relataré a continuación.

Si bien nos llevamos bien con mi esposo, a veces como sucede en todo matrimonio surgen discusiones por lo general de poca importancia, aunque esta llevaba varios días. Esta vez fue algo más intensa, al punto que subí en mi auto, después de esa disputa, saliendo sin rumbo fijo, con la intensión de calmar mis nervios.

Llegué hasta el mall más cercano, lo recorrí, compré unas cosas, tomé un café y me fui, realmente no tenía ganas de regresar a casa, los chicos no estaban y mi marido supongo que tampoco.

La tarde estaba agradable, me detuve en la costa, pero todo no me conformaba, quería otra cosa pero no sabía que, pensé en buscar alguna amiga pero no me resultaba muy placentero. Después de casi dar vueltas más de 1 hora, leo un cartel de publicidad ofreciendo masajes, relajamiento, sauna etc., no le di demasiada importancia, pero quedó en mi subconsciente, continúe conduciendo, hasta que se me ocurrió que eso podía llegar a calmar mi estado anímico.

Como no recordaba la dirección retorné al cartel publicitario para ubicar el lugar, no estaba demasiado cerca, pero a pesar de eso decidí ir.

Llegué al lugar un edificio nuevo, estacioné, y entré al local, realmente me asombró lo bien puesto que estaba, todas instalaciones nuevas.

Me atendió una chica y me preguntó si tenía turno.

“No realmente vi la publicidad y vine, no sabía que se requería turno”

“Si pero en este momento hay solo hombres desocupados, si desea alguno”

“No, prefiero una mujer”

Justo estaba por irme cuando en ese preciso momento, entraba una chica alta, muy bonita, que saluda y pasa.

“Perdón esa chica trabaja acá?

“Si, casualmente está libre, si espera un rato, puede llegar a atenderla”

“Si, espero”

“Como es el sistema?”

“Bueno hay promociones, sauna, masajes, depende que desee hacer”

Mientras me contesta, me ofrece un folleto con los precios, lo leo sin decidirme de inmediato.

“Mire señora, le conviene hablar con la masajista y ella le va sugiriendo, puede quedarse más tiempo, pedirle algo extra, va viendo de acuerdo a lo que a lo que le parezca más a su gusto o necesidad”

“Bueno está bien, me parece la mejor solución” Contesté, pensando que, que unos masajes no tienen mucha variante.

Me hicieron pasar a un recinto, donde me saqué la ropa, y me coloqué una bata, realmente estaba algo nerviosa, cuando de golpe se abre la puerta y aparece la chica, con un guardapolvo corto blanco, aparentemente sin ropa interior, y dos hermosos senos que me llamaron la atención.

“Hola soy Cintia, mucho gusto”

“Encantada soy Roxana, es la primera vez que vengo, así que me irás indicando”

“Si querida, no te preocupes, a medida que avanzamos vas viendo”

Realmente desconocía bien que me iría ofreciendo, pero me resultaba muy simpática esta chica Cintia.

“Quisieras tomar un baño de sauna, mientras preparo algunas cosas, te hará bien, no más de 15’”

“Buena idea”

Así que me dirigí al cubículo, en ropa interior, con una simpática sonrisa, me dice que debo entrar desnuda, adentro hay una toalla por si la necesitas. Algo abochornada por mi proceder, me quito la ropa y entro. Llegado los 15’, me hace salir, que lo hago envuelta en el toallón.

“Acuéstate sobre la camilla y quítate la toalla”

A pesar de lo que me dijo, me acosté boca abajo, pero cubrí mi culo con la toalla.

“No estarías más cómoda sin nada” sonriendo mientras me lo decía.

“Es que soy algo escrupulosa, para desnudarme frente a alguien”

“No te preocupes, tranquilízate y descansa”

Antes de que lo quitase, lo hizo ella, comenzando a secar mi sudor, de la espalda, los glúteos y las piernas.

“Tienes un lindo cuerpo, no tendrías que ocultarlo”

“Gracias, eres mi aduladora” le comento a la vez que me hace poner boca arriba.

“Además tienes unos hermosos pechos”

Con esas pocas cosas que me dijo, fui entrando en confianza, sintiéndome mucho más cómoda, comentándoselo.

“Fantástico, me alegro que te sientas más tranquila, y puedas disfrutarlo ampliamente. A mucha gente le sucede lo mismo, así que trato de que se sienta cómoda”

Previo a embardunarme con aceite de un rico aroma, toda la parte delantera y fundamentalmente mis pechos, me hizo girar para continuar con toda la parte trasera. Para que una vez finalizado, comenzó a masajear mis pies, sintiendo algo muy placentero, luego pasó a mis pantorrillas, para seguir con mis glúteos y entrepiernas, rozando mi vagina, desplazándose al cuello y espalda.

Subiendo y bajando, repitiendo los lugares, pero al pasar por mi sexo, me producía una cierta estimulación, algo que comenzaba a agradarme, donde Cintia comenzó a darle mayor intensidad. Trataba de contener mis gemidos, que no escapaban a los oídos de esta chica, que muy sutilmente me dice:

“Podemos intensificar en determinadas zonas”

“Si está bien” Contesté algo perturbada.

Poco a poco, fue acrecentando dichas zonas, donde mis gemidos no los contenía demasiado.

Me había colocado boca arriba con mis piernas bien separadas, disfrutando cada vez que sus dedos rosaban mi sexo, aunque previo a eso comenzó a lamer entre los dedos del pie, algo que jamás lo había experimentado, y que no me imaginaba como me estaba alterando.

Cada tanto acariciaba suavemente mi cuerpo para que me relajase, retornando a mis zonas más estimulantes, desde oprimir mis pezones estirándolos, hasta comenzar a meter sus dedos en mi vagina.

Volviendo a repetirlo una y otra vez, cada vez que introducía con gran habilidad sus dedos en mi útero, mi cuerpo se arqueaba, los quitaba para estirar mis pezones, que estaban más que rígidos.

Creo que estaba a punto de venirme, cuando, de golpe me levanto como para dar por finalizada la sesión,

“Que sucede estas incómoda o estas excitada”?

Con algo de pudor le comento lo que me pasa.

“Está bien vamos a descansar unos minutos”

“OK’’ le digo, mientras me tapaba con una sábana, entrecerré los ojos un poco, tratando de aplacar mi excitación.

Pasado el tiempo, se acercó, para preguntarme como estaba.

“Estoy muy bien gracias” le digo, mientras le toma la mano, y la acaricio, como sintiendo la necesidad de sentir su contacto.

“Mira, si sientes algo no te contengas, déjate llevar, me alegra mucho llevarte a un estado de alteración, no te preocupes”

Acaricia mi rostro, quita la sábana, reiniciando la sesión, pero esta vez con mayor vigor, donde mi cuerpo comienza a alterarse rápidamente. Su índice lo introduce en mi ano, y el resto, en mi vagina, comenzando a gemir de una manera incontenible, incitándola a aumentar sus masajes, cuando me dice:

“Te incomoda si me quito el delantal?”

“Por mí puedes desnudarte”

Rápidamente se despoja de su prenda, quedando unas bellas tetas al aire, pero al sacarse el pantaloncito, veo una importante verga que cuelga de una manera muy sensual, si bien me sorprendió enormemente, no sentí rechazo. Pero por mi expresión, me dice:

“Si te molesta me pongo algo”

“No, para nada quédate así”

Realmente quedé subyugada por esa gorda verga, que superaba bastante a la de mi esposo, sin querer menospreciarle, mientras sus masajes iban acrecentando mi libido, al ponerse sobre la cabecera de la camilla, su verga roza mis mejillas, donde sin pensarlo, la toco, y sin poder contenerme trato de besarla. Mirando a Cintia y disculpándome por mi accionar.

“No te preocupes”

Y en una actuación muy perspicaz, me desplaza un poco de la camilla, hacia ella, quedando mi cabeza colgando, y como algo sobreentendido abro mi boca, metiendo su verga en mi cavidad, que comienzo a chupar de una manera apasionada, mientras acaricia mi cara en demostración de aceptación, a la vez que aprisiona sus dedos en mis pezones estirando mis tetas.

Mi alteración era incontenible, la verga de Cintia estaba bastante rígida, ambulando en mi boca, así que comencé a actuar de una manera desordenada, mientras Cintia intentaba apaciguarme, diciéndome:

“Déjame manejar la situación, disfruta, yo haré el resto, es evidente que estabas necesitando algo más”

“Si, tienes razón”

“Ok, relájate” me dice, haciéndome colocar boca abajo, coloca una almohadilla bajo mi vientre, elevando mi traste, me monta sintiendo su aparato entre mis glúteos, acaricia mi espalda, y fricciona mis hombros, que al compás de sus movimientos, percibo su aparato deslizarse cerca de mis intimidades.

Ante mis continuos gemidos, siento la punta de su glande ubicarse en mi vagina, que de una manera abrupta se introduce en mi útero, percibiendo a través de las membranas interiores, como se desplaza avivadamente.

Siento sus testículos golpear contra mis labios vaginales, es algo alucinante, no tardo en venirme, pero a pesar de eso prosigue de una manera más exaltada, sin poder llegar a contener mis gemidos de placer.

Después de varios minutos de ese alocado bombeo, me sentí desfallecer, donde percibiendo mi estado caótico, se retira de mi cuerpo, tapándome con una sábana.

Al cabo de casi 10 minutos de relax, me senté en la camilla con el objeto de irme, y Cintia me pregunta:

“Que haces”

“No sé, me voy, supongo que ya terminó todo”

“No tienes problemas en alargar la sesión, ahora si estas satisfecha, no veremos otro día”

Realmente me había agradado, y Cintia era fabulosa, gentil, dulce y me llevó a algo que ni tenía la más remota idea que sucedería, no había nadie en casa, y aun era temprano para la cena.

“Está bien me quedo un rato más, sorpréndeme con lo próximo”

“No te vas a repetir Roxana”

Me coloque la bata, e iniciamos una corta conversación, aunque como soy curiosa, le hice varias preguntas:

“Te excitaste conmigo, a pesar de ser…”

“Por supuesto, y más sabiendo que eras primeriza en esta nueva experiencia”

“Pero no eyaculaste”

“No tengo un gran control en eso, además lo reservo, para cuando el cliente lo desee” me responde.

“Porque mi esposo, no aguanta demasiado. Pero, como sabias que seguiría, si ni lo comenté”

”Porque de no desearlo, te habrías ido apenas te dabas cuenta que era shemale”

“Y qué otras cosas, hacen acá?”

“Lo que se te ocurra, parejas, tríos, lésbico, dominación, sadomasoquismo, voyerismo, lo mío, juguetes y lógicamente sexo vaginal, anal y oral. Así que, ya sabes, pide tu turno, si alguna vez quieres al distinto”

Después de esta breve charla, estaba preparada para otra nueva experiencia, que si bien algo me imaginaba, preferí que Cintia tomase la iniciativa.

Me invitó a quitarme la bata, y ponerme boca abajo, en la camilla, al igual que la vez anterior comenzó a masajear mis glúteos, separándolos y rosando mi ano, diría que era más puntual, que por supuesto no dejaba de alterar mis hormonas.

Así continuo, hasta que comenzó a pasar una gasa embebida posiblemente en un antiséptico, alrededor de mi esfínter, varias veces, hasta que separa mis nalgas, descubriendo mi ano, para lamerlo de una manera concisa y continua, introduciéndola en mi abertura, alterándome de una forma incontenible.

Después de perturbar durante varios minutos, me giró para lamer lentamente mis labios vaginales, sin dejar de afectar con su dedo mi esfínter, era algo más que excitante, poniendo en un estado de total enajenación, cuando sentí que algo era incrustarlo de forma costosa en mi ano, sin dejar de lamer mi clítoris.

La forma en que llegó a ponerme, era como para aceptar cualquier cosa, cuando me pone al borde de la camilla, oprimiendo y girando el botón anal, donde no podía contener mi estado de calentura, en el momento que bruscamente lo retira para sentir su glande ubicarlo en mi orificio liberado.

Un leve empujón, hizo que se amoldase en la entrada, pegué un corto respingo, mientras me miraba, como dispuesta a proseguir, cerrando levemente mis ojos, como en espera de algo más. Fue suficiente ese dialogo corporal, para volver a pegar otro empellón algo más intenso, donde mande mi cabeza hacia atrás gestando una corta exclamación.

Así en varios intentos, poco a poco su aparato fue depositado en mi canal rectal, supongo que bastante enrojecida la zona producto de ese gran trozo de carne. Era doloroso pero mi calentura, superaba cualquier sufrimiento, donde sus palpitaciones eran transmitidas por mi membrana intestinal, hasta que un nuevo empujón, hizo que sus huevos quedasen en contacto con mi piel.

Cuando al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó profundamente, era feroz sentir su falo metido hasta mis entrañas, dando la sensación de partirme. Le rogué, que no se moviera, quería disfrutar su aparato en mi interior, o por lo menos que mi conducto se fuese adaptando a ese extraño visitante.

“Estas bien, mi querida?”

“Perfectamente, Cintia”

Mientras se inclinaba para besarnos, entrelazando nuestras lenguas, moviéndose suavemente, en un bombeo leve, cuando me toca la vagina, comentándome que está bastante mojada, que a pesar de lo sucedido hasta el momento, todavía seguía ruborizándome.

Después de este breve preámbulo, comenzó a bombearme, de una manera muy frenética, donde su pistón rosaba arduamente las paredes de mi recto, a pesar de mi estrechez oprimía a esa masa de carne que vejaba mi privacidad. Mis tetas parecían explotar por la tensión, mientras mi vagina iba aumentando la secreción de mis flujos.

Era algo enloquecedor, termine masturbándome mientras su bombeo se iba haciendo cada vez más intenso, que a pesar de haberme venido, continúo hasta que me llevo a un segundo y prolongado orgasmo. Quedando tendida en la camilla, transpirada y totalmente exhausta, mientras me abrazaba y acariciaba, tratando de contenerme, aplacando mi agitada respiración.

“Estas bien?

Asenté con la cabeza respondiendo a su pregunta, que apenas comencé a recuperarme le pregunto:

“No eyaculaste?”

“No me lo pediste”, que quieres hacer?

Levanté los hombros, mientras hacia una trompita con mi boca, causándole gracia a Cintia por mi expresión.

“Supongo que querrás que me masturbe, o que acabe en tu boca?”

“Lo que más te agrade, siempre has decidido que hacer”

“Ésta bien, lo segundo, te parece?”

“Debo tragarlo?”

“Queda a tu criterio”

Cintia se paró, con su rígida verga, pronta a recibir con mi boca, me arrodille, lamiendo lentamente el largo de su aparato, lamiendo su glande, para hacerlo con su testículos, hasta llevarlos a mi boca, quedando por ultimo meterme su falo en mi boca, que si bien comenzó a producirme arcadas, logré introducirlo totalmente hasta que mis labios tocaban su pelvis.

Mientras acariciaba mi cabeza, me sentía su esclava de este ser tan especial, esta arrodillada mamando la verga de un travesti, era algo inconcebible para mí, pero el destino nos conduce a lugares no previstos.

Continúe mamándosela, mientras oprimía su ano con mi dedo, donde mi excitación comenzaba a acrecentarse, al estar pendiente de su convulsión, que comencé a succionar su glande, hasta que en escasos minutos un líquido cálido y copioso regó el interior de mi cavidad bucal, que no tardé en deglutir, limpiando asiduamente ese instrumento que me produjo mucha satisfacción.

Cintia me agradeció, diciendo que había sido una de los mejores sexo oral que había tenido, no sé si sería verdad, pero traté de esmerarme lo mejor que pude.

Me bañé, me vestí, le di un intenso beso a Cintia y una propina que no quiso aceptar, volví a besarlo diciéndole que lo había pasado bárbaro, y que trataría de regresar.

Cuando llegué a la recepción, estaba lista la adicción, la leí y era bastante más a lo que había previsto, pero realmente creo que fue un dinero muy bien invertido.

Regresé a casa como en una nube, sin pensar que había engañado a mi esposo, en realidad fue un regalito que me hice, cansada, pero totalmente relajada, feliz del momento que había pasado, y con ganas de regresar en otra oportunidad

(9,65)