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La clienta: Historia de sexo continuo

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Esta historia sucede cuando trabajaba en la veterinaria familiar.

Un día con sol resplandeciente, llegó una señora de aproximadamente 36 años con muy buen cuerpo en aquella época yo tenía 26.

Llegó preguntando por un medicamento para su caballo:

-Hola que tienes para un caballo con gripe (curiosa)

-No tienes alguna idea de cómo se llama. (le dije)

-Es un sobre gris plateado.

-Tengo estos dos (Le dije)

-Se los puedo mostrar a mi esposo (preguntó ella)

-Si (le dije mientras suavemente le acariciaba la mano)

Ella sonriente me dijo:

-Voy a preguntarle...

-Ok (dije sonriendo)

Regresó y me dijo:

-Dice mi esposo que este, pero tú cuál me recomiendas (preguntó con una sonrisa coqueta).

Le señalé los dos y dije:

-Los dos funcionan, te dejo escoger a ti, pero por si no funciona, dame tu número y por ahí nos arreglamos.

Ella apuntó su número en mi celular y me dijo guárdame como Stephanie.

Un día me dijo:

-Ven a mi casa estoy sola, podemos platicar solos, te mando mi ubicación...

-Voy (conteste)

-Va a estar la puerta abierta, ciérrala cuando entres...

Entré a su casa y pude ver cómo tenía un hermoso vestido.

-Ven a la cocina te voy a dar algo de comer.

Ya en la cocina se agachó para buscar un sartén que estaba en las cajoneras de abajo. Pude ver su gigante culazo, lo que hizo que me dieran ganas de follármela. Cuando se levantó me le acerqué apresuradamente y le comencé a besar el cuello y arrimándole mi miembro a su culazo, ella me dijo:

-Esto está mal, soy casada (tímida, pero excitada)

-Déjate llevar por el momento...

Me desnudé rápido y ella se quitó es vestido y ropa interior que traía.

Yo le lamía sus tetas y ella gemía de placer. Luego decidí arrinconarla y meterle mi pene por detrás, se la metía con una energía que hasta exclamaba que no parara que siguiera así y yo la agarraba del cabello.

Luego ella se agachó y comenzó a chuparme la verga, lo hacía demasiado bien que pronto tenía toda su cara llena de leche, después cuando mi verga estaba a punto de ponerse flácida, comenzó a hacerme una paja con sus tetas que me la volvió a poner muy dura.

-Necesito bañarme si quieres me puedes acompañar...

En el baño continuamos, finalmente terminé muy cansado, pero satisfecho.

(8,50)