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La directora Yolis

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Con Dulce mi alumna seguí viéndome un buen tiempo, la llevaba a mi departamento y la pasábamos bastante bien, un día se le ocurrió tomarnos una fotografía en la cama, abrazados después de haber terminado una muy buena cogida, la verdad yo no puse mucha atención solo me recuperaba de lo extenuante que era una noche de pasión con esa chica, pues resulta que ella tenía un novio con el cual terminó, después, pero este chavo había logrado obtener la fotografía del celular de ella e inmediatamente me fue a acusar con la directora de la preparatoria.

Dulce me avisó yo no estaba en la escuela porque no tenía clase ese día, pero estuve esperando la llamada de la dirección porque lógicamente me imaginaba lo que se venía, pero la llamada no llegó, al día siguiente me presenté normal a mis clases, la verdad estaba algo nervioso ya que aunque Dulce ya era mayor de edad estaba en juego mi trabajo, Dulce no se me acercó y el chico solo se reía burlón sabiendo que lo más seguro era que me corrieran en ese momento, pero transcurrió la mañana sin contratiempos, como un día normal.

Antes de la hora de salida, bajó secretaría y me pidió que al terminar mi clase me presentara en la dirección, solo estábamos dos salones en clase y al sonar el timbre salieron los alumnos estrepitosamente como de costumbre, en el pasillo me encontré a mi compañera, la maestra de la otra clase y nos despedimos, subí a la dirección y ya no estaba la secretaria, llamé a la puerta y abrió la directora, una mujer de 52 años, con un rostro hermoso, y un cuerpo bien formado, no perfecto porque tenía sus detalles, tenía un gran trasero y unas tetas muy bien proporcionadas, sus piernas eran anchas y bien formadas, no así su cintura que aunque no era muy ancha ya no era la de una modelo, sus ojos color café me miraron diferente a como me veía normalmente, no estaba molesta, estaba seria pero no molesta, me pidió que pasara y ella salió para hablarle a la señora de la limpieza, le dijo que checara que no hubiera nadie en la escuela y que se retirara que por la mañana hiciera la limpieza de los salones que se habían desocupado, y así lo hizo.

Regreso a la oficina, yo la esperaba de pie como todo un caballero, se sentó me indicó con un ademán que tomara asiento y hablo:

Dir: maestro estoy muy decepcionada de usted, que pasó? Como es posible que haya sucedido algo así entre usted y una alumna?

Volteo la pantalla de su computadora y ahí estaba la fotografía en donde aparecíamos Dulce y yo, solo me agache y no podía contestar, se me secó la garganta de la vergüenza, no atinaba a decir palabra alguna.

Dir: creí que era usted una persona íntegra y capaz de sobrellevar las tentaciones que provocan estas jóvenes, no crea que no sé qué no es el único, pero la verdad nunca creí que usted caería en esa tentación.

Levante la vista y le contesté.

Yo: maestra le pido de todo corazón una disculpa, estoy consciente de mi falta y dispuesto a recibir la sanción que usted me imponga, transgredí las reglas de la institución y sin problema le presento mi renuncia a partir de este momento para no afectar a la escuela con los problemas que se deriven de esto.

Dir: obviamente que cometió una falta terrible y muy grave, pero no le puedo aceptar su renuncia.

Se puso de pie y se acercó a mí, se puso justo frente a mi cara y sus pechos casi tocaban con mi nariz, hasta ese momento no me había percatado que su blusa estaba desabotonada justo hasta mediación de sus tetas lo que permitía ver en todo su esplendor esos bien formados pechos, y su falda era bastante corta daba la impresión de que la había doblado a propósito para que mostrara sus hermosas piernas, me puse de pie, y nos miramos fijamente a los ojos, ya no había nada más que hablar, la besé y acariciaba sus nalgas enormes por encima de su falda.

Ella me tomaba por el cuello me apretaba tan fuerte que me di cuenta que hacía mucho que no la hacían sentir mujer, bajé por su cuello y saque su pechos de esa prisión que era su sostén, los bese, los lamí, los mordí y los chupe, ella jadeaba y me pedía que la hiciera suya, que la poseyera como hacía mucho que no lo hacían, subí su falda y arranqué de un solo movimiento su tanga, nunca me habría imaginado que usaba ese tipo de ropa, ya que era muy seria y recatada, casada con hijos profesionistas y un esposo que más que esposo parecía su mejor amigo, bueno, le arranque la tanga y metí mis dedos, estaba realmente escurriendo, la estimule un poco solamente y se corrió en un orgasmo tremendo sus jugos saltaban por todas sus piernas y me pedía más mucho más.

Ya tenía yo mi verga de fuera y sin pedir permiso se la introduje hasta el fondo, ella me abrazo con todas sus fuerzas y me apretaba mientras yo la bombeaba y la hacía sentir mi pedazo de carne hasta el fondo de su vagina, volvió a explotar en otro orgasmo y me besaba y me apretaba con sus piernas y sus brazos.

No quería que se terminara ese momento, yo seguía bombeando y disfrutando de ese tremendo cuerpo que no había sido explorado ni explotado en no sé cuántos años, por fin me corrí, llene de semen su coño con varios chorros que empezó a escurrir por sus piernas, ella disfrutaba al máximo la sensación que todo esto le provocaba, por fin nos dimos un descanso y me confesó que había llamado a la oficina a Dulce y le había hecho confesar todo lo que habíamos vivido juntos, y cuando le preguntó cómo una joven de 18 se podría fijar en un hombre de 35, ella le dijo que era por todo lo que le hacía sentir y vivir, y por todo lo que le había enseñado del sexo, que había aprendido y había hecho cosas que ni por la mente le pasaban, que la hacía sentir plena y que ya habíamos explorado todos los orificios de su cuerpo y la había hecho sentir cosas inimaginables, también le había dicho que mi herramienta aunque no muy grande si era bastante ancha (20 cm de largo por 7 de ancho) y pues se le antojó.

Volvimos a besarnos y de nuevo empezó ese jadeo que me excitaba, la lleve al balcón de su oficina y ahí la voltee, se tomó del barandal y yo la embestí por atrás, jadeaba y gritaba, disfrutaba de volver a ser una mujer deseada, lo hacía sin tapujos, sin inhibiciones, estábamos solos en la escuela no había nada que nos detuviera, volvimos a explotar casi al mismo tiempo en un orgasmo, nuestros cuerpos escurrían sudor y nuestras propias secreciones, mi semen y sus jugos se mezclaron en uno solo, disfrute ese cuerpo olvidado y relegado, lo volví a hacer vibrar, y temblar de deseo y de pasión, nos limpiamos y nos vestimos, salimos de la escuela como dos profesionales, no sería la última vez, de ahí vinieron casi dos años más de pasión y descubrimientos para ella y de disfrutar y gozar ese cuerpo, que yo había revivido al mundo del deseo, y de la pasión sin límites.

Sobra decir que no me corrieron y la verdad pasé todavía muchas cosas bien cachondas, con la directora y varias alumnas, pero eso ya vendrá en otros relatos.

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