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La extraña fantasía de mi mujer

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Mi nombre es Julio, tengo 32 años, delgado, de piel blanca y algo que me da pena en mi descripción es que tengo rasgos muy finos; tanto, que me veo algo afeminado. Soy 100% hetero sexual. Casado desde hace dos años con Lorena. Una chica de 33 años, algo llenita tirándole a gordi buena, con pechos medianos y bien formados, de piel canela.

Una vez hecha la descripción y presentación. Pasemos a los hechos.

Lorena siempre ha sido muy cachonda, pero no se atrevía a confesar su más anhelada fantasía.

Haciendo labor de convencimiento, casi me fui para atrás con tremenda confesión.

La fantasía de mi esposa consistía en transformarme de mujer. Así tal cual se lee.

Y así, vestido de mujer, tener relaciones.

La idea no se me hizo tan mala, pero no dejo de sorprender.

Con manos a la obra, hice algo impensable; fui a una estética gay. (Espero no ofender a nadie con eso) Los chicos de la estética quedaron asombrados con tal petición.

Obviamente la visita a aquel negocio, fue para dar marcha a la segunda parte del plan.

Como Lorena llega por la tarde noche del trabajo, yo tenía todo listo.

Una bella transexual me ayudo con mi transformación para lo que sería un goce nocturno.

Me pidió probar varios vestidos que según ella se ajustaban bien por la forma de mi cuerpo y cara.

Algo que no dije es que tengo el cabello hasta los hombros en corte de capas.

Los vestidos que me probé fueron. Ejecutiva, colegiala, vestido de noche, enfermera, doctora y una de puta.

Habiendo escogido la vestimenta, tuve que depilarme las piernas, las ingles y parte del pecho.

Por mis rasgos finos o femeninos, no hubo problema con el maquillaje. El peinado que me hizo Brittney (la chica trans), me quedo fenomenal, tanto que al mirarme al espejo podía jurar que era toda una mujer.

Quedé estupenda, jaja.

Decidí escoger el vestido de noche, ya que este es de licra, a moldava bien mis nalgas, mis piernas resaltaban bien con unas medias negras transparentes, Julia ya estaba lista para la acción.

Le llame a Lorena avisando que llegaría tarde a casa, que se arreglara, porque iba a invitarla a cenar.

Perfectamente escondido, veía como Lorena se daba una ducha y se arreglaba para su cena. Lo que ella no sabía era que esa cena seria sexual.

Ya lista. Me coloque en la puerta avisando mi llegada.

Cuando mi mujer bajo por las escaleras y con cara de asombro me veía de arriba hacia bajo, hizo saber que me veía fantástica.

Hola. Soy Julia. Dije imitando voz de mujer.

Pronto se acercó plantándome un beso con muchas ganas y lleno de calor, sus manos recorrían mis nalgas, metiéndolas por debajo del vestido, acariciando mis muslos.

Obviamente le hice lo mismo.

Como pudimos, llegamos al dormitorio, tirándome en la cama.

Chupaba y lamia mis pies, mis rodillas, besando mi glande cubierta por una tanga negra, mamaba mis pechos, mis brazos y llegando a mi boca.

Me cachondeaba como si fuera realmente una mujer.

Bajo mi tanga, para chuparme la verga, ella se subió la falda, quitando su tanga amarilla, haciendo el más mojado 69 que jamás haya probado con mi mujer.

Sus jugos casi mojaban mi cara.

Sin quitarnos la ropa, ella se daba unos deliciosos sentones, chupaba mis pezones como si se tratara de una mujer.

Jamás había visto tan caliente a mi esposa, pero como lo disfrutaba.

Volvimos al 69, esta vez nuestros órganos estaban más que mojados.

Ahora ella se perforo el culo, cosa que me dejo boqui abierto, por un lado ella no me había dejado perforarle su esfínter. Por otro era una delicia sentir como me abría paso dentro de su ano.

Tanta era su excitación, que desgarro mis medias, mis zapatillas salieron volando, giraba asía mi y me daba sus pechos para darme gusto con sus erectos pezones.

Fue tanta lujuria y pasión que tuvimos un orgasmo simultáneo, dejándonos rendidos.

Retomamos fuerza y a seguirle.

Los 69 fueron de las poses más usados por ella.

Al final me dejo darme gusto con la posición del perro perforando culo y vagina.

Tuve otros dos orgasmos. Uno lo termine en su culo, que como dije antes no me lo daba y desde luego que lo iba a aprovechar. El otro en su vagina.

No habíamos tenido tanto placer, como en nuestra primera vez.

Ahora pensamos en vestirme de colegiala o de puta.

Ustedes que opinan?

Vladimir escritor.

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