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La perversión de Susan y Silvia (parte I)

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Susan volvió de sus vacaciones con una idea en la cabeza que había visto con sus amigas en las playas de Costa Rica. La rubia de ojos celestes y de 55 años llamó a su amante días después de haber llegado a la ciudad. Ella sabía que Héctor se veía con otras y de ciertas cosas “Kinky” que hacía con ellas. Pero lo que le propuso a Héctor, visto por casualidad en un video en sus vacaciones, lo dejó un poco preocupado. Susy tenía una cualidad que Héctor disfrutaba y era que siempre iba al punto, sin tiempo que perder. Acordaron verse el sábado pidiéndole que no haga planes todo ese día.

Era imposible no enamorarse de Susan. Ella poseía una sonrisa soñadora, con un buen cuerpo de culito pequeño y sabroso y unos penetrantes ojos celestes. Al llegar ella empapó un beso bien húmedo a Héctor quien no desaprovechó en apachurrales las nalgas al estar completamente desnuda. Con una sonrisa pícara, se tomó como 3 vasos de leche de almendra o de guisante por emitir un olor más agradable que la de vaca. La madura lo invitó a bañarse juntos algo que Héctor no dudó en aceptar, el jabón que la flaca usaba era de vainilla. Un olor que fascinaba a su amante.

Una vez en el dormitorio, la rubia rodeó a Héctor de forma provocadora rozando sus nalgas contra su miembro y metiendo la mano entre la parte trasera de sus piernas para acariciar sus bolas. No había necesidad de excitar a su hombre, la gringa disfrutaba estar con él porque su pene siempre estaba erecto al estar juntos. La puerta del apartamento se abrió y cerró, la invitada había llegado. Silvia se sentó en la sala a esperar a los dos amantes. Héctor y Susan le dieron el encuentro, pero la ignoraron completamente, solo un quiño de ojo provocador por parte de la rubia hizo que Silvia se enfadara. Silvia quería estrangularla de celos, más aun estando en su propio apartamento.

La sala tenía piso de vinilo, fácil de limpiar si se ensuciaba y resistente a resbalo si se mojaba. Era perfecto para hacer lo que Susan tenía en mente. Por su parte Silvia estaba allí solo por conocer quién era la otra amante de Héctor, y se sorprendió del bonito cuerpo de Susan para su edad. Tenía un culo chiquito, pero bien duro, tetas más grandes que la de Silvia y por supuesto, era bonita. Héctor siempre tuvo buen gusto. Era una belleza la señora, muy difícil de resistir si se tiraba a los pies como lo había hecho con Héctor. Silvia observó con rabia como Susan se amarraba el pelo como cola de caballo, dejando al descubierto la parte posterior de su cuello, una zona femenina que a Héctor le fascinaba.

Susan se comía toda le verga lentamente, ella tenía más experiencia en la mamada, pero cuando el ritmo aumentaba siempre su reflejo nauseoso la traicionaba. Esa era la meta de hoy, y la gringa depravada quería que su amante la abuse frente a una de sus contrincantes. Silvia no quería compartir a Héctor, pero no podía exigirle nada ya que no era su marido. En cambio, Susana no le importaba mucho, inclusive por haber tenido experiencias lesbianas, la rubia pretendía seducir a Silvia y con ayuda de Héctor estaba segura de poder lograrlo.

Héctor se sentó al final izquierdo del sofá y con Susan de rodillas sobre este, le chupaba la verga al primer amante de Silvia. La rubia se lo tragaba entero, incluso más que su contrincante haciendo ruidos de garganta que excitaban a Silvia al recordar como Héctor la dominaba. Solo que esta vez se convirtió este acto de falacia más agresivo cuando con las dos manos de Héctor empujaban desde la nuca la cabeza de Susan para que se trague hasta sus bolas. Teniéndolo todo adentro Susan miraba a Silvia sarcásticamente, y con un dedo de Héctor en su culo, esta gemía exageradamente de placer con una picante sonrisa.

El juego se había acabado, era hora de Héctor hacer a lo que había venido. Susan se sentó en el piso, con la espalda apoya al sofá y mirando hacia arriba comenzó a recibir los empujes del pene en su garganta. Con las manos de Susan en las caderas de Héctor, este le empujaba hasta el fondo su grande y gordo pene, produciendo sonidos de atraganto que tanto le fascinaban al amante de ambas mujeres. Héctor abusaba de la boca de la señora, esta le golpeaba las piernas cuando no podía resistir mas la verga en su garganta. Se despejaba tosiendo, jadeando por oxígeno, llena de lágrimas y con todo el delineador cortado ya en sus ojos. Silvia calculó que por momentos su rival resistía por más de un minuto el sexo de su amante en su boca. Sorprendida y sin despejar sus ojos de este fascinante acto sexual, Silvia se llevó su mano derecha a su chucha para masturbarse por debajo de sus vestidos.

El mensaje fue claro de Susan en esa llamada después de sus vacaciones. La rubia quería no solo ser abusada por la boca, sino también ser observada por alguien. Silvia ya tenía tres dedos dentro de ella, cuando vio como un riachuelo blanco salía de la boca de Susan para luego salirse de golpe del miembro de Héctor. Un volcán blanco exploto de su boca, manchando todo su rostro y sus senos. Silvia asustada de tal escena se paró de su silla, y perpleja quedo al ver como Susan abrió la boca otra vez y con dos manos sobre los glúteos de Héctor indico que deseaba continuar.

De lo pelos la llevo al centro de la sala, y Susan de rodillas recibía las embestidas que, con una mano sobre su nuca y otra en su garganta, Héctor sujetaba bien a su presa mientras se la hundía en la garganta. Con los puños cerrados Susan golpeaba los muslos de Héctor mientras se atoraba con su propio vómito, al sacar el pene, desde la boca de Susan explotaba la leche de almendra que había ingerido antes. Susan tosió, escupió fluido blanco y luego de gritar varias lisuras en Ingles, levanto la cabeza para seguir siendo abusada. Silvia tenía la boca abierta, y se sintió sucia al ver todo ese show, pero una sonrisa hacia su persona de parte de la rubia la hizo quedarse en ese lugar y disfrutar como su hombre maltrataba a esa perra.

La rubia tuvo 3 veces que gritar y expulsar vomito de su boca. Sus tetas estaban blancas, sus ojos estaban rojos y llorosos. Dos veces resistió tenerla adentro por bastante tiempo mientras su amante entraba y salía haciendo movimientos cortos golpeando las paredes de su garganta. El piso de la sala era un desastre y Silvia necesitaba desesperadamente que Héctor esté dentro de ella. En la última explosión, Susan expulsó vomito blanco por las narices y la boca mientras tenía el sexo de Héctor dentro de su garganta. Su cara quedo totalmente blanca, tosió, lloró y como buena amante agradeció los cachetazos que Héctor le propinó. Silvia estaba atónica, este acto era más agresivo de lo que él hacía con ella. El abuso siguió, era sorprendente para el mismo Héctor de ver cuánto líquido Susan botaba. La palabra secreta no la decía y la excitación de Héctor lo llevo a arrinconar a Susan contra la silla donde Silvia estaba sentada y apoyando su nuca sobre el sentadero, Héctor se la empujaban violentamente en su garganta. Asustada y en pánico Susan salía de esa llave, vomitando ahora saliva blanca y baba. Exhausta pero insaciable siempre volvía a la posición hasta que en una se quedó tirada de cansancio sobre su propio vómito.

Héctor fue en busca de una toalla, pero no si antes llenar un vaso grande de leche. Al llegar donde la rubia, la puso de rodillas, le limpió el rostro y le hizo tomar la leche rápidamente. Luego de esto, se la llevo a la cama de Silvia y la puso en una posición de 69 con ella encima. Silvia veía como Susana se atragantaba con el sexo de Héctor, tenía toda la cara pecosa roja y sus ojos cansados de tanto ser follada en la boca. Era excitante ver como el vómito blanco salía expulsado desde la boca de Susan recorriendo toda la polla y testículos de Héctor hasta llegar a las sábanas. Daba la impresión que era semen, y hasta ganas le dio a Silvia de chuparle el ano a Héctor en ese instante. Por su parte Susan, no daba más, el vómito ya no tenía la consistencia aguada de antes y se convirtió más en baba blanca con moco. Furiosamente Héctor presionó con ambas manos la cabeza de la rubia haciéndola gritar y vomitar porque se atoraba.

Susan vomito dos veces más, vaciando todo su estómago y sin energías, se tiró en la cama rendida con lágrimas en los ojos y jadeando por oxígeno. Ya no tenía más fuerzas. Se sentía a morir. Héctor la cacheteó por haberse rendido tan fácil, Susan buscaba un beso entre tantos golpes, pero no encontró ninguno. En cambio, vio cómo su amante se paró disparado de la cama para agarrar a Silvia y desvestirla de su vestido enterizo violentamente. Una vez desnuda, Silvia cayó sobre la cama al lado de la rubia. Héctor le abrió las piernas e introdujo su grandioso pene en un solo empujón sobre ella. Silvia gritó de dolor y placer al sentir como todo ese pedazo de carne entro en ella. Héctor estaba hecho un demonio, la cogía a Silvia como un animal, la brunete gritaba de placer, dolor y excitación de ser cogida de tal forma. El rostro de Silvia era empujado con ambas manos hacia su lado izquierdo con rudeza. Ella tenía los ojos cerrados mientras era violentada sexualmente por su hombre mientras sus uñas se incrustaban en la espalda y nalgas de su amante pidiéndole que no pare el ritmo al estar cerca del orgasmo.

Silva sintió una presión inmensa sobre su rostro que la hizo abrir los ojos, ambos antebrazos de Héctor la presionaban mientras el ritmo de penetración aumentaba. La cabeza de Silvia comenzó a dar vueltas, sentía que se asfixiaba mientras su chucha estaba en fuego. Al abrir los ojos vio a Susan a su lado echada mirándola cansadísima, Silva le dio media sonrisa justo antes de ella venirse con un jadeo y un rugido. Silvia sintió como toda la polla salió momentáneamente de su ser para luego ser introducida hasta el fondo, sintiendo como sus entrañas se quebrantaban. Héctor soltó un gruñido, empujo con ambas manos la cabeza de Silvia enterrándola dentro del colchón de espuma y eyaculo dentro de ella. Silvia nunca dejaba que nadie eyaculara dentro por temor a quedar embarazada al seguir menstruando, pero esta vez con todo el orgasmo sintió como su sexo estaba caliente de su leche.

Con un dolor en el vientre, y sin energías Silvia quedo tendida en la cama junto a la blanca cara de la pecosa. Héctor todavía encima y dentro de Silvia busco sus labios para darle de besos. Ambos se besaban apasionadamente mientras Susan se iba a lavarse el rostro en el baño. Al regresar, Héctor salió por fin dentro de Silvia y le indicó que abra las piernas que la rubia quería su leche. Silvia quedó sorprendida al no saber a qué se refería. Unas dos dulces cachetadas le indicaron que abra las piernas y comience a pujar. En su entre pierna sintió una boca dispuesta a recibir el semen de su amante. Susan se la comía gustosamente a Silvia, arrancándole más que un suspiro, gemido y un “Por Dios” a pesar de no hacer mas mucho que succionar su sexo. Con casi todo el semen en su boca, Susan puso su cuerpo encima de Silvia, abrió la boca para mostrarle todo el semen recolectado y se lo tragó frente a sus ojos. Una vez consumado el acto, Susan reposó su cansada cabeza sobre el pecho de Silvia quien cariñosamente acarició sobre sus cabellos. La rubia mordiéndose el labio inferior sonrió a Héctor quien estaba parado al lado de la cama. Ella estaba muy agradecida de esta experiencia y de poder dar el primer paso para cogerse a la puta de Silvia...

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