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La putita de Instagram

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Quiero contarte una experiencia algo extraña, al menos para mi.

Una de mis amigas llamada "Janyne* es una mujer muy bella y sensual, ella sabe usar su físico y su sexualidad hasta el punto de ser una especie de famosa de Instagram.

Cuando le escribí solo pensaba en darme gusto con su cuerpo y gozármela. Básicamente la veía como un pedazo de carne. Decidimos vernos en la plaza durante la tarde, me arregle y prepare para la para ocasión y ella se veía elegante y sexy, aunque las mascarillas rompían el encanto al poner cierta distancia a nuestros labios.

Admito que nos divertimos juntos, pero ella no me puso las cosas fáciles o tal vez fue la falta de práctica, como sea no obtuve lo que quería. Así empezamos a salir con ese juego de "me gustas pero no quiero enamorarme" y "yo sé lo que tú quieres, pero no te lo voy a dar hasta que te lo ganes".

De antemano yo tenía la idea de que era una punta fácil y que haría lo que fuera por un poco de atención, pero el tiempo que pasamos juntos me hizo pensar diferente, le tenía confianza y hasta un poco de cariño.

Cierto día después de un gran estrés laboral la invite para que merendáramos juntos, en ese momento necesitaba tres cosas: sexo duro y sin protección, un trabajo diferente y apoyo moral, ella podía darme al menos dos de esas cosas.

Me senté a esperarla y llegó impuntual como casi siempre, solo verla y abrazarla hizo que mi sangre se alejará de mi cerebro y se dirigiera hacia mí pene. Ella se veía especialmente hermosa, usaba una blusa color gris con un patrón de flores moradas y un escote pronunciado que contrastaba la piel blanca de sus senos, tenía los párpados pintados ligeramente de amarillo y en sus labios humectante dulce que sabía parecido al plátano.

Después de hablar fuimos a la cocina para cocinar supuestamente, pero teníamos otro tipo de hambre. Nos besamos y rozábamos jugueteando, yo aproveche para abrazarla por la espalda, acariciar sus senos sobre su ropa y también la piel desnuda de su abdomen, bese su cuello mientras ella reía y frotaba sus nalgas contra mi pene erecto a través de la ropa.

Seguimos jugueteando hasta el cuarto ella se quitó todo excepto las bragas y las medias, yo me desnudez por completo, pero ella estaba nerviosa y algo cohibida, le dije cosas como: "tienes unas tetas riquísimas", "me gusta como te brillan los ojos" y otros halagos para que se relajara y se abriera.

Se sentó junto a mi para besarme un poco y mientras nuestras lenguas bailaban, con una mano le estruja a las tetas y con la otra masajeaba su cintura, su cadera y sus nalgas. Usando mi peso la recosté sobre la cama para disfrutar de su cuello, dándole besos cortos, largos, lamiendo, chupando y mordiendo con cierta fuerza, luego hice lo mismo con su clavícula izquierda y ella empezó a contorsionarse.

Me aparte para prepararme, ella se quitó todo y ella me miró con una expresión pícara o infantil, no estoy seguro, de lo que si estoy seguro es del magnetismo entre nuestros genitales. Me acosté sobre ella, la abracé fuerte y empecé a introducirme rápido en su vagina, ella cerró los ojos y me apretó con sus muslos. Yo empecé a mover mi pelvis cada vez más fuerte, escuchando su respiración cada vez más agitada y empezando a gemir, mientras más le daba más disfrutaba del roce de nuestra carne, sentía como mi glande era masajeado por las paredes de su vagina, sentía cada parte de su cuerpo enrollándose en el mío, sentía sus grandes y suaves senos tan aplastados bajo mi pecho y sentía ese fuego en las entrañas antes de eyacular dentro mientras ella temblaba.

Al terminar gruñí con fuerza y la apreté contra mi con las últimas energías que me quedaban. Esa noche todo estaba bien, no quería hacer nada ni cambiar nada, solo quería acurrucarme y dormir con mi mujer.

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