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La reunión (1)
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Rafa- El sol se perdía entre los edificios y la interminable reunión mensual de avances de proyectos no parecía llegar al fin. Cifras, promedios, diagramas y palabras sin sentido le daban a la sala de conferencias del sexto piso una pesadez extrema.

Cómo de costumbre cuando el aburrimiento se apodera de mí, mi mente comienza a volar pensando en versos y párrafos que seguramente no me dejarán dormir por la noche, pidiéndome que los escriba en un documento sin nombre que se perderá en mi computadora.

Pero entonces mi ensueño es interrumpido por el ritmo de un par de tacones acercándose por el pasillo. La disrupción que provocan en esta oficina llena de hombres de camisa blanca y corbatas desajustadas llama mi atención.

Ahí es cuando entras al lugar, atraes todas las miradas con la falda que deja ver tus bonitas piernas, la chaqueta desabotonada y una blusa que cubrís con una carpeta que llevas en las manos al sentir todos los ojos posarse sobre ti.

Sillas se acomodan, varias corbatas se ajustan, nuestro aburrido orador se detiene dejando un silencio sepulcral por tu presencia.

El asistente que te acompañaba titubea al presentarte, así que decides hacerlo tú sola tomando las cartas en el asunto.

Ana Laura- Nueva reunión en Madrid, parte de mi trabajo, a veces lo hago con ganas y otras es solo algo más por hacer. Mi vuelo de Argentina se retraso así que estoy algo cansada y debo correr para llegar a la empresa.

Me reciben y me dirijo hacia el frente de una Sala llena de hombres, al pasar noto que están cansados y se ve que la mayoría ya quiere irse. Al pasar por el centro de la sala se siente como van acomodándose nuevamente en su asiento y siento su mirada penetrante.

Mi asistente nervioso no puede presentarme y decido tomar las riendas de la reunión.

Buenas Tardes mi nombre es Ana Laura y voy a tratar de que sea una charla entretenida y llevadera.

Ya tenía la atención de toda la sala, mientras cada uno se presentaba los miraba fijamente, hasta que llegó su turno.

Desde que había ingresado a la sala no dejó de mirarme fijamente, empezó a hablar se dirigió hacia mi cordialmente y al escucharlo sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

Rafa- Estoy algo embobado cuando me toca mi turno, así que el coordinador de la oficina habla en mi lugar.

-Este que está distraído es Rafa. Entre varias de sus tareas se encargará de darte acceso al sistema cuando terminemos la reunión ¿No te molesta quedarte unos minutos más para eso, verdad?

Otro día más que me dejan tarde en la oficina, por lo menos esta vez tendré buena compañía.

-No no, claro que no es problema. -respondo al instante -Mucho gusto Ana Laura.

Antes que nadie más hable el coordinador habla.

-Mejor comienza con tu presentación, has tenido un largo viaje y nosotros una larga jornada.

Acomodas tus cosas y te preparas a hablar, tu hermosa cabellera morena es hipnótica, no puedo dejar de verla y mi imaginación empieza a tomar otro camino.

Ana Laura- Mi respiración mueve mi blusa. Mis pezones se marcan algo (menos mal).

Charla acerca de relaciones interpersonales Hombre-Mujer. Lo domino. Las palabras salen de mi boca como tantas veces, con soltura y con pasión. Ellos siguen mi conversación y yo lo sigo a ellos.

El Me sonríe y hace un gesto invitándome a más.

Miro nerviosa a toda la sala, tengo frío y calor todo a la vez, creo oír un susurro y giro hacia donde pienso que viene.

Rafa- Mientras hablas no puedo dejar de prestarte atención del mismo modo que el resto del auditorio. No puedo evitar mirarte en ocasiones cómo se balancean tus tetas al expresarte, pero a diferencia del resto por lo menos trato de disimular. Sin embargo lo que más me atrae es la forma en que hablas, esos modismos Argentinos y esa forma en que pronuncias las palabras me empiezan a poner un poco.

Tu presentación termina y el resto de la gente no pierde el tiempo para escapar de la sala, el coordinador le agradece y finalmente me llama para que la acompañe con los trámites en el sistema antes de fugarse el también. Así nos quedamos solos en la amplia sala de conferencias en un silencio total.

-Bueno, veo que todos estaban muy apurados por irse. -te digo para romper el incómodo silencio.

-Voy a necesitar que me acompañes a mi oficina para ingresar tus datos en el ordenador, sólo serán unos minutos. Pero antes quizás te gustaría un café o algo de tomar, la cocina está de camino.

Te abro la puerta de la sala y te señalo el largo pasillo con luces tenues a esta hora y comenzamos a caminar juntos por el mismo.

Ana Laura- Caminamos solos por un extenso pasillo con rumbo a tu oficina…

Tu compañía me pone muy nerviosa, hace mucho no me sentía así, chispas en mi cuerpo cada vez que me miras y sensaciones que humedecen mi cuerpo.

Intento mantener la calma y seguir la conversación.

Llegamos a tu oficina, llevas el café y conversamos un poco más mientras encendes tu computadora y pedís que acerque mi silla a tu lado un poco más.

-No tengas miedo, acércate un poco más que no muerdo.

Te levantas de la silla para ayudarme y te paras justo detrás de mi siento tu respiración en mi cuello, eso hace que mi piel se erizara, lo notaste, me miras y me haces una sonrisa algo pícara.

Rafa- Me inclino sobre tu hombro para agarrar el mouse, sólo cómo una excusa para acercarme. En esta proximidad me atrapa tu perfume. Paso mi brazo por el otro lado para ingresar alguna clave con el teclado pero lo cierto es que sólo quiero ver cómo reaccionas.

Te noto nerviosa, pero no me apartas, dejas que siga con el experimento. Mi imaginación no me da tregua, aparecen imágenes como flashes donde te arranco los botones de la blusa, como en una película tiramos las cosas del escritorio y te hago mía allí mismo. El repicar del teléfono interrumpe mi fantasía, al otro lado del escritorio vuelve a sonar ensordecedor, entonces me estiro por sobre ti para atender, haciéndote un gesto de disculpas.

-Hola, si.

El cable no es muy largo, por lo que nuestros rostros están sólo a unos centímetros de distancia, cuando los nervios lo permiten me miras a los ojos, cuando no miras a otro lado y yo bajo la mirada, sólo para ver transparentarse el encaje de tu sujetador en tu escote. Escalofríos por la espalda para mi también, una incontrolable erección que espero no note, sudor en las manos me hacen aferrarme al teléfono.

Estás tan cerca que puedes escuchar que dicen del otro lado de la llamada. Al parecer tu hotel aún no está disponible y el jefe me pide que te acompañe un par de horas más, que te lleve a cenar o algo y luego llevemos el equipaje que está seguro en la empresa. Por último me pide que te transmita sus disculpas por las malas noticias.

¿Malas noticias? Te miro para que me des una señal a ver que tan mal te parecen.

Ana Laura- Te devuelvo la mirada como dándote a entender que no hay problema, es más me encanta todo lo que esta pasando, están nuestras bocas tan cerca creo que no voy a aguantar contener mucho tiempo las ganas de besarte, te noto nervioso, colgas el teléfono y tratas de tapar con tus manos una linda erección, me muerdo los labios y dejo que te acomodes nuevamente detrás mío para continuar con lo que estábamos haciendo.

– Podemos dejar todo acá e ir a cenar o si tenes otro compromiso sabré entender.

Rafa- Tomas las riendas del asunto, eso me provoca mucho.

-Si, va a ser lo mejor.

Por dentro pienso, mejor será que vayamos antes que no resista más para comerte la boca.

-Conozco un buen lugar aquí cerca, podemos dejar el equipaje y luego volver a por el cuando tu hotel esté listo.

La verdad no tengo hambre, tengo un nudo en el estómago por tenerte tan cerca, pero quiero una excusa para seguir pasando la noche contigo.

-No te preocupes por la hora, tengo el coche aquí abajo. Luego me encargaré de llevarte al hotel y de momento soy tu asistente personal y llevaré tus maletas hasta tu habitación si hace falta.

Creo que mi boca habla más de la cuenta, en mi deseo por ti no me contengo a decirte que quiero meterme en tu habitación. Hago una pausa brusca para contemplar tu reacción.

Ana Laura- Camino al restaurante conversamos y encontramos que coincidimos en muchas cosas…

Me decís que podes llevar mis maletas hasta mi cuarto pero en realidad me encantaría llevarte hasta mi cuarto…

Entramos al restaurante, se ve que venís seguido por acá al entrar te dicen Buenas noches Señor Rafa su mesa está lista.

Nos dirigimos hacia ella, nos entregan la carta y te dejo que me sorprendas y pidas por mi.

Cenamos y conversamos se nota la tensión entre los dos.

Rafa -Quiero impresionarte un poco, pido una tapas y algo suave de tomar. La charla es muy amena y el tiempo se pasa volando, tus palabras y tu acentuación me maravillan. De una forma casi milagrosa, el agua se convierte en vino y para cuando la botella encuentra el fondo el resto

de las mesas están vacías y los camareros nos observan con mala cara.

-Uf, mira. Se hizo bastante tarde, tu habitación debe estar lista.

Hago un ademán para pedir la cuenta.

-Imagino que debes estar agotada y querrás que te lleve a la cama…

Se me escapan las palabras

-Eh! Quise decir… que te lleve al hotel

para irte a la cama.

Ana Laura – Mmmm claro que si se hizo muy tarde fue un largo día para mi, entre el avión y la reunión estoy agotada, mañana tenemos un largo día también.

Nos dirigimos al auto para ir al hotel, realizo el check-in y me acompañas hasta la puerta de mi habitación.

– Bueno Rafa muchas gracias por la compañía y por traerme hasta acá espero que la pasaras tan bien como yo en la cena, nos vemos mañana en la oficina.

Me acerco a darte un beso de despedida y susurrando en tu oído te digo: Salvo que no quieras que la noche termine acá y quieras acompañarme en la habitación.

Me miras sorprendido y algo nervioso.

Rafa – En ese momento ya no hicieron falta más palabras, das un paso atrás y nuestras miradas se encuentran, la puerta de la habitación se cierra a mis espaldas, la distancia entre nosotros se vuelve a acortar y lo que estuvo gestándose desde que nos vimos se hace realidad.

Nuestros labios se unen por primera vez, la sensación es cómo un rayo que atraviesa todo nuestro cuerpo, te abrazas a mis hombros y yo a tu cintura, las lenguas se cruzan, la pasión incontenible se manifiesta en suaves mordidas. Una de mis manos sube por tu espalda hasta enredarse en tu cabello y te tiro hacia mí tratando de tenerte aún más cerca, la otra baja hasta tus nalgas y presiono nuestras caderas hasta que nuestras piernas se cruzan.

Ninguno de los dos queremos abandonar ese beso que estuvimos deseando toda la noche, un beso que es cien veces más dulce de lo que habíamos estado fantaseando pero a su vez ambos queremos más… Mucho más.

Ana Laura – Nuestros cuerpos están tan cerca que se puede sentir que nos quemamos, tantas ganas, tus besos me humedecen por completa me separo un poco e intento sacar mis zapatos, comienzo a desabrochar tu cinturón, lentamente bajo la cremallera, y pufff abajo tu pantalón mmm que rico puedo ver y sentirte me miras como pidiendo más, te miro y sonrió con picardía, juego con mi blusa y con mi mano me acaricio invitándote a seguir el juego.

Rafa – Desabotonamos nuestras prendas al unísono, cada botón sube un grado la temperatura. Al llegar al último ambas telas caen y se entrelazan como anticipando lo que va a suceder, dejas caer un tirante de tu sujetador por tu hombro con una sensualidad indescriptible, una provocación, una invitación. Te sientas al borde de la cama y me comes con la mirada, primero me miras directo a los ojos, luego hacia abajo y me vuelves a mirar dejándome claro que es lo que quieres.

Te doy el show que buscas, termino de quitarme los pantalones, luego el boxer y estoy completamente desnudo ante tí.

– Esto es lo que quieres?

Ana Laura – Con una sonrisa picara te respondo

En realidad quiero más, quiero besarte, acariciarte, pasar mi lengua traviesa por todo tu cuerpo, invitarte a que la pasemos muy bien, sin miedo, dejemos volar la imaginación no hay limites esta noche.

Vos, mmm vos que queres?

Me levanto de la cama y te llevo hacia ella…

Te acostas y me acerco a vos gateando por la cama, abris tus piernas como invitándome a más,

Coloco mis brazos a los lados de una de ellas y comienzo a pasar mi lengua desde tu tobillo y v a medida q voy subiendo mi cabello roza cada parte de tu cuerpo como abriéndome paso , tu respiración se vuelve más fuerte y agitada llego a tu entre pierna y desde ahí te miro esperando lo que esta por venir juego con mi lengua sobre tu verga, círculos en la punta y adentro de toda mi boca puedo sentir que estas a mil, mi cabello roza parte de tu sexo y tu panza y provoca más chispazos, con mi lengua doy pequeños golpes simulando el aleteo de una mariposa y chupo todo todo… siento una de tus manos agarrando mi cabeza y jalando lentamente invitándome a subir a tu boca…

Rafa – Me dejo llevar por el placer, dejarte sentir en tu boca la dureza que generas. Pongo mi mano sobre tu cabeza para sentir tu cabello entre mis dedos, lo aparto de tu rostro para observar la pericia con la que haces desaparecer mi verga entre tus labios, para que me mires también y veas como disfruto lo que estás haciendo.

Enredo tu cabello para jalarte en invitarte a subir, me haces disfrutar hasta el último contacto con mi glande y vienes hacia mí. Mi falo vuelve a palpitar cuando lo rozas con tus tetas, sigues acercándote hasta que vuelvo a saborear tus labios esta vez condimentados por los vestigios de mi sexo cuando tu lengua entra al fondo.

Te traigo para que tu oído esté cerca de mi boca, libero un jadeo de placer al sentir el calor de tu cuerpo sobre el mío, muerdo suavemente el lóbulo de tu oreja jugando con tus aretes entre mis dientes y luego te susurro.

—Móntame… Móntame ahora mismo.

Ana Laura – Te sentas y apoyas tu espaldas sobre el respaldo, subo sobre tu verga y empiezo lentamente a moverme, mis tetas quedan justo en frente de tu cara, empezas a lamerlas lentamente y haces círculos con tu lengua sobre mis pezones que se endurecen al sentir tan rico placer

Sigo cabalgando lentamente y de a poco acelero el ritmo, nos besamos salvajemente me encanta sentirte dentro, te saco lentamente y me doy vueltas paso mis piernas por debajo de las tuyas y vuelvo a sentarme sobre ella tu verga en mi vagina se siente muy rico tus manos me dan unas nalgadas que me hacen gemir…

Siento tu verga y noto como se ensancha un poco más y tu respiración se acelera, salgo para que aún no termines.

Rafa – El placer de penetrarte es indescriptible, sentir tu calor y tu humedad, como te dejas caer y me permites llegar hasta lo más profundo.

Te apartas de encima mío para prolongar el encuentro, yo tampoco quiero que termine aún. Es momento de tomarme un respiro para encargarme de ti.

Me incorporo para besarte nuevamente, tomándote de la nuca guio tu cuerpo para posicionarlo en uno de los laterales de la cama, yo bajo de ella y me pongo de rodillas, tu sentada sientes cómo juego nuevamente con tus pezones, los saboreo, los pellizco, aprieto tus tetas. Entonces me detengo, te miro un segundo, me miras, apoyo mi mano en tu pecho y de un empujón te obligo a recostarte, cuelgo tus piernas sobre mis hombros y hundo mi cara en tu coño

Ana Laura -Con tu lengua en mi concha empezas a lamerla, primero recorriendo sus labios vaginales de abajo hacia arriba varias veces y con gran profundidad para finalmente recorrer en pequeños círculos mi clítoris, apenas rozándolo con la punta de tu lengua al principio.

Incapaz de reprimirlo, solté un fuerte gemido, seguiste usando tu lengua, con un ritmo pausado y continuo, haciendo especial hincapié en los labios internos para pasar directamente por mi clítoris. Veo que lames dos de tus dedos para introducirlos también en mi concha y casi en perfecta sintonía tu lengua y y dedos me hacen sentir pequeños espasmos

Rafa – Disfruto unos momentos más robarte algunos gemidos, al estimularte con mis dedos observo cómo te retuerces suavemente en la cama y cómo tú quiero que esto dure más y más.

Quiero provocarte, no sólo quiero meterme en tu cuerpo sino también en tu mente, entonces me incorporo y me dirijo hacia la ventana dándote la espalda, me paro frente a las pesadas cortinas cerradas destinadas a mantener fuera la luz del amanecer, pero el amanecer aún está muy lejos y no son tan necesarias, así que las abro para que podamos ver la noche estrellada.

La luz de la ciudad entra alumbrando directamente tu cuerpo, de mi solo puedes ver mi silueta desnuda enmarcada por la luz de fondo. Estiro mi mano para invitarte a ponerte de pie y venir hacia mi. En el piso que estamos se que nadie nos verá, menos aún con las luces de la habitación apagadas, pero la idea de que pueda suceder me resulta estimulante.

Te miro a ver cómo reaccionas, no parece que seas tímida cómo para negarte pero aún no se si eres tan atrevida cómo para que este juego te provoque.

Ana Laura – Agarro una copa y camino hacia donde estas, dejo a un lado y apoyo mis manos sobre el vidrio, me miras sorprendido… acepto tu desafío

Empezas a acariciar mi espalda y tus caricias bajan lentamente por todo mi cuerpo, te cedo el control podes hacer lo que deseas.

Rafa- Disfruto sentir toda tu piel con mi mano hasta tomarte de la cadera y hacerte dar un pequeño paso atrás, aún con las manos sobre el vidrio queda algo inclinada exponiéndome tu sexo para que lo haga mío.

Sientes mi miembro entre tus nalga cuando te tiro hacia mi, con mi pie empujo el tuyo para separar tus piernas y me posiciono jara que mi glande encuentra tus labios. Entonces vuelvo a penetrarte, esta vez con intensidad. Jalo de tu cadera al ritmo que embisto, recorro tu espalda otra vez hasta llegar a tu cabello, me aferro a él para curvar tu cuerpo y ver en el reflejo del cristal tu rostro de placer apenas dibujado.

Te follo con fuerza y pasión, quiero escucharte gritar.

Ana Laura – Sentí como tu verga jugueteaba en la entrada de mi culo, fuiste presionando para penetrarme, al ver que yo movía mi culo hacia atrás, entendiste que podías metérmela más, fuiste muy suave al principio, te tomaste todo tu tiempo para metérmela toda, me empezaste a coger despacio.

Pasaron unos segundos y empezaste a darme, sentí como mi cuerpo se contraia llevándome al orgasmo, era exquisito mis gemidos se escuchaban muy fuerte y sentí como tu respiración se agitaba más y más, tu verga se ensancho y sentí algo muy caliente recorrer mi interior.

Rafa- Cuando me empujas hacia adentro tuyo el placer es indescriptible, tus gritos me hacen volar en éxtasis y mientras mi verga se ensancha hasta el punto de explotar puedo sentir como tu culo me la aprieta y me la exprime. Tu último grito casi ahogado me hace correrme descontroladamente en tu interior. Exploto con fuerza liberando toda la carga que estuviste alimentando desde que apareciste frente a mí por la tarde, te empotro aún más contra la ventana controlado por el placer que me provoca liberar mi semen dentro tuyo, te sujeto y no quiero dejarte ir hasta que te haya regalado la última gota de mi.

Finalmente nuestras piernas se aflojan, mi erección disminuye y es expulsada de tu interior, seguida de la corrida que desciende por tus muslos.

Te sujeto del brazo y nos tiramos juntos en la cama, te hago caer sobre mí, ambos sucios, sudados, despeinados, con el aliento agitado de tanto placer. Nos besamos lo que nuestros pulmones nos dejan y así nos tomamos unos minutos enredados para recuperar el aire.

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Relato escrito en compañía de RR Insomne.

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