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La semana que disfruté a mi cuñada (II)

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Siguiendo con el relato anterior, después de hacerle el amor a mi cuñada Zandra en su departamento, determinamos pasar juntos los días que yo estuviera en la ciudad de Guadalajara y pasar las noches en un hotel donde yo me hospedaría, aprovechando que Javier su esposo no se encontraba en la ciudad por varios días.

Así que nos metimos a bañar, la ducha de su departamento no era muy grande, diría más bien pequeña, la cual nos imposibilitaba el movernos a nuestro antojo, el ver correr el agua que mojaba su cuerpo desnudo, me puso caliente y empecé a sujetarle los brazos –yo estaba tras de ella-, besando sus hombros y su cuello, y de inmediato mi falo empezaba a ponerse duro, restregándolo a sus nalgas, para ese momento mis manos recorrían cada parte de sus pechos, provocándole una erección en sus pezones se pusieran duros, viendo la calentura que ella también se cargaba, baje mi mano derecha a su puchita, refregando con mi dedo medio todo lo largo de su raja por unos minutos, ella ya toda caliente se voltea y me empieza a besar intensamente, sintiendo como su lengua entraba suplicante a mi boca, pidiendo ser recibida por la mía, mientras tanto mis manos manoseaban a total libertad sus ricas nalgas, las estrujaba, las agarraba como poseído, sin importarme dejarle algún moretón, diciéndome “Si esto es un sueño, no quiero que termine nunca”, “No mi amor, te quiero siempre conmigo”, sin embargo el chorro de la regadera no nos permitía besarnos apasionadamente.

Así que apague la llave porque la quería penetrar ahí mismo, sin embargo el tamaño del baño no nos daba mucho margen, viendo esto, Zandra se puso de rodillas y me dijo, “Papacito, te voy a bajar la calentura que traes”, y agarro mi verga empezando con la punta de su lengua a lamerme el glande, haciendo que sintiera una sensación muy rica, para después empezar a lamerlo por todo lo largo, como ya antes lo había hecho, durando así unos tres a cuatro minutos, yo le decía “sigue así, que rico”, solo escuchaba como gesticulaba “mmm, ha, qué grande se te puso”, con ese tipo de expresiones yo me calenté más y le dije “quiero que desde el inicio de mi verga empieces a chuparla y mírame a la cara”, lo que hizo sin chistear.

Al verla de rodillas, mamándome la verga y mirándome a la cara, me dio la sensación de tener todo el poder sobre ella, tenerla así arrodillada y en total acto de sumisión a mi antojo, siendo una mujer presumida y creída, hizo que me excitara demasiado sintiendo que iba a explotar, a lo que le dije “quiero dártelos en tu boca”, ella obedeció como una autómata, “no dejes nada, dámelos todos, quiero probarlos, ah, mmm”, me respondió, yo aprisione con mis manos su cabeza y le decía “comételos todos, no quiero que dejes nada, pruébalos, me voy, que rica estas, agg”, viendo cómo empezó a tragarlos sin decir palabra alguna, y me dijo “están garrosos, pero me gustaron”, “como que garrosos?” le pregunté, porque no entendía esa palabra, “si mi amor, están pegajosos” me dijo.

Después de ello la levanté la bese en los labios y terminamos de bañarnos y nos fuimos a su cuarto a cambiarnos, me pidió que me cambiará en la otra recámara, porque me tenía una sorpresa con su ropa interior, cuando volví, note que estaba arreglada guapísima y en una maleta puso su ropa y demás accesorios, estaba vestida de pantalón negro y una blusita del mismo color que le hacía ver la silueta de su bello cuerpo, con unas zapatillas de tacón y unos lentes de sol, unos minutos después íbamos camino a hacer mis pendientes, procediendo a dejar en la plaza comercial cerca de la glorieta la Minerva.

De vuelta de mis pendientes serían las 2:40 de la tarde y pensé que sería mejor primero ir a comer y después registrarnos en el hotel, aunque preferí que Zandra lo determinase, al fin teníamos todo el tiempo del mundo para nosotros, esto último me recordó los últimos dos años que estudié en esa misma ciudad, Guadalajara, donde me encerraba de viernes a lunes con una compañera de la facultad de nombre Elizabeth en su departamento, donde lo único que hacíamos además de hacer el amor, era ver televisión.

Al buscar a Zandra en la plaza comercial, la vi salir de una tienda de ropa deportiva, con varias bolsas de diferentes tiendas departamentales, así que de inmediato la aborde, y me dijo “Paco, te voy a dar una sorpresa, ya verás”, y me preguntó cómo me fue, contestándole “Muy bien hermosa, con que la sorpresa sea algo bonito, con eso me conformo”, se rio tomando varias de las bolsas y nos retiramos a subirnos al carro, pidiéndome nos hospedarnos en un hotel no muy céntrico para no exponernos a la mirada de la gente, lo que estuve de acuerdo recordando que por la universidad Panamericana, había unas villas que les llamaré Suites Alcázar, retiradas unas entre otras, así que optamos por tomar una de ellas por la privacidad que ello implicaba.

Le pregunté que si primero comíamos, diciéndome que sí, por lo que la lleve a un restaurant Italiano por rumbo a la calle Niños Héroes, ya en la plática me comenta que quería pedirme disculpas por la forma que siempre se había portado conmigo, que ella quiso ser mi novia, incluso antes que yo conociera a su hermana, que sabía que mi esposa fue quién me buscó –lo que es cierto-, me recordó que cayó en depresión el día que llegó de estudiar inglés en Canadá, y al verme que estaba ahí junto a su hermana, se sintió muy mal, que sentía celos que yo me hubiera fijado en su hermana y no en ella, ante esta situación que yo desconocía, le comenté que a quien primero conocí fue a ella, una vez que pase por el negocio de su padre, ella estaba ahí atendiéndolo y se me hizo una muchacha muy hermosa, pero no insistí ya que en ese momento yo tenía novia, a lo cual ella se me acercó a mi pecho y yo le acaricié su rostro.

De vuelta al carro para ir al hotel, con su mano izquierda me empezó a manosear mi falo por arriba del pantalón, lo que provocó que a los pocos segundos yo sentía que se iba poniendo duro y con voz de sorpresa me dice “Paco, se te puso bien dura”, a lo que le contesté “Así me tienes cabroncita, bien caliente, ahorita que lleguemos a nuestro nidito de amor, te voy a dar verga riquísimo”, correspondiéndome con una mirada de maldad en su rostro, lo que hizo que me pusiera súper excitado, tarde se me hacía llegar a las suites y registrarnos y que nos dieran la habitación para cogérmela.

Ya dentro de la habitación que en realidad era un estudio, es decir habitación, sala, baño con jacuzzi, cocina, la tomé de la cintura y la pegué a mi cuerpo, y le dije, “ahora sí mamacita, ven para acá, ahora si vas a saber lo que es hacer amor en cuerpo y alma”, respondiéndome “papito me vas a comer toditita?”, “te voy a dar cogida tras cogida, vas a ser mía y vas a querer más, te voy a comer, estas bien sabrosa”, “cabrón tus palabras me excitan mucho” fue su respuesta y me empezó a besar, primero metiendo un poco su lengua a mi boca, correspondiéndole yo de la misma manera, tome su nuca y sus riquísimas nalgas con mis manos y empecé a traerla más a mí, sentía como sus besos eran sinceros.

Por mi parte le agarraba sus nalgas arriba de ese pantalón negro, seguí por besar su cuello, lo que hizo que empezará a agitarse y a respirar muy profundo, mi verga empezaba a pararse y la restregaba con su vulva, aún con pantalones, agarraba sus nalgas a placer, estando de tal manera, desabroche dos botones de su blusa y se la quité, ella para no quedarse atrás me quitó la corbata y me desabrochó mi camisa, mi verga completamente dura, la seguía restregando con su puchita, ya estábamos demasiado calientes, notaba su excitación, veía como sus senos atrapados en su brassiere empezaban a subir y bajar.

Le bajé su pantalón con dificultad puesto que le quedaba bien apretadito, le dije “Qué buena estás, ahora si te voy a disfrutar, vas a gemir y gritar a mi antojo”, para esos momentos ella ya gemía, “mmm, uff, ah, ah” y decía “Sí papacito, hazme tuya, gózame, quiero ser toda tuya”, yo estaba demasiado caliente, la retiré de mí y di unos tres pasos hacia atrás, a lo que ella se sacó de onda, y le dije “quiero verte con esa lencería que traes, mira que rica estás, eres una diosa que se la va a comer su macho”, notando que esa frase la ponía más cachonda y me dijo “quítate el pantalón, quiero ver tu miembro”, quitándomelo de inmediato, y le dije “Zandra, quiero que con tus manos te acaricies los senos y tu puchita, restriégalos”, ella sin dudar, me dijo “Eres un cabrón caliente, me voy a derretir”.

El verla la forma en que se tocaba sus senos y su pucha, me puso bien caliente, de ella ya salían expresiones que no entendía, solo “mm, agg, agg”, deje que estuviera un par de minutos, venía como uno de sus dedos lo pasaba por su almeja, mientras yo me empezaba a masturbar, viendo a mi diosa haciendo lo mismo, no aguante más, me acerqué por atrás y le besé su espalda, atrapé su cintura y le restregaba mi verga ya gruesa y firme contra sus nalgas, sentía como cada rincón de su cuerpo se erizaba, metí una mano dentro de sus bragas para jugar con su almejita, toda mojada, de repente sacaba mi dedos y se los ponía en su boca para que los lamiera, lo que hacía absorbiéndolos, me decía con voz entrecortada “Paco, no me martirices, estoy que exploto, cógeme”, “claro mamacita, te voy a coger hasta que todos tus sentidos huelan a mí, esto apenas comienza” le dije.

Suspirando me decía “la sensación de tu semen aún la traigo en mi boca, el olor de tu piel en mi nariz”, inmediatamente le quité su calzón y el brassiere, ya desnuda y totalmente expuesta a mí, quería darle sexo oral, la recliné en la cama y le abrí sus piernas, me acomodé y empecé a meter y sacar el dedo medio en su rajita, cada que lo sacaba, veía como estaba salía mojado, lo metía en mi boca para saborear sus líquidos, después de estarla dedeando, bajé mi boca y empecé con mi lengua a lamer su clítoris, eso la puso súper cachonda, me decía, “uff, mmm, agg, cógeme, ya métela, me estoy infartando”, mi lengua la ponía lo mas rígida posible, entraba y salía de su chocho, lo lamía, sentía el sabor de sus jugos, eran muchos, estaba tan excitado que quería probar el néctar de esa diosa que estaba a mi total disposición, situación que iba a aprovechar al máximo, se vino varias veces y yo tomaba sus líquidos.

Ya cansado de estar en esa posición, me arrodille dejando mi verga pegada a su raja, veía como ella me miraba con esa carita de diosa, rogando que la penetrara, sus suspiros, sus senos inflados y con la respiración entrecortada, me exigía “métemela, no ves cómo me tienes hijo de la chingada, cógeme, me vas a matar, no me hagas sufrir, ahh, agg, mm”, me gustaba que me exigiera que la cogiera, por lo cual le dije “antes te voy a castigar”, tomando mi verga toda dura la cual estaba llena de líquido pre seminal, y le empecé a golpear su raja con el mismo, dándole golpes como si fueran martillazos leves, lo cual hizo que gimiera, “eres malo, me tratas mal, me matas, ya hazme tuya, ayyy, mmm, agg, agg…”, así estuve algunos dos minutos, metiéndole el glande y con mi mano lo hacía para arriba, restregándoselo sus paredes internas, lo que hacía que ella se contorsionare y salieran más fluidos, hice esos movimientos varias veces quizás alrededor de un minuto, ella ya rendida, quería tomar mi verga y empujarla en su raja, pero yo me quitaba haciéndola desatinar.

Con ese juego vi su mirada de suplicio rogando que la penetrara “Paco, cógeme ya, por favor te lo suplico, métemela toda, hazme tu mujer, qué quieres que haga, pero ya dame tu verga”, oírla así me puso a caliente a mil, agarre mi verga y empecé a metérsela poco a poco, para sentir como nuevamente sus paredes vaginales recibían cada pedazo de verga y conforme la iba presionando iban cediendo ante mis envestidas, “ah, agg, mmm” se escuchaba en toda habitación, estuve así alrededor de 15 minutos, dándole duro y constante, veía el movimiento de sus ricas tetas ante cada arremetida, su cara contorsionarse de la excitación, “te amo papacito, quiero que seas mío, soy tuya y siempre lo seré” me decía, “agg, agg, mmm, me partes en dos, te quiero, que placer siento”, yo seguía con mi arremetida, dándole más y más.

Ya cansado de tal posición, la senté en la cama y la puse de a perrito, veía como sus piernas estaban escurridas de sus líquidos, mi verga igualmente, tenerla así me dada un espectáculo, ver sus nalgas bien duras y su culo todo expuesto, la penetré a buen ritmo, ella gemía “me partes, Paco me vas a matar, la tienes muy grande, estoy demasiado estrecha”, escucharla suplicar, hacía que me calentara más y penetrándola más rápido, al arremeter de tal manera, agarraba sus nalgas y las contraía hacia mi verga, ocupaba reponerme de lo cansado que estaba, así estuvimos 10 diez minutos, posteriormente acomodé mi pierna derecha apoyándola con mi pie y la izquierda arrodillada, lo que me daba más palanca para arremeter con fuerza, cuando ella sintió esa postura, me dijo “Paquito me la estas metiendo con todo y los huevos, me partes”, yo le dije que así sentía mayor placer, tanta era la fricción, que llegamos a la cabecera de la cama a la cual ya estaba sostenida, yo la poseía a mi antojo, veía como mi verga salía y entraba a esa puchita bien apretada, y como sus manos se agarraba más fuerte de la cabecera.

Esa posición me permitía ver como mi verga entraba y salía de su rica almeja, me gustaba ver su rico culo, ese botoncito de una flor que más tarde iba a estrenar y romper a mi antojo, para eso nuestro sudor se mezclaba nuestros jugos estaban en todas partes, verla sumisa y abnegada, hizo que me excitara al por mayor y le dije “Siente mi verga, como va a explotar, toca mis huevos para que veas cómo están cargados de leche”, y me corrí dentro de ella, sentía mis chorros que inundaban esa rica vagina, esa almejita, para ese momento, ella no suplicaba, gritaba “que rico, me encanta tu verga, la quiero toda, dámelos, soy tuya, agg, mmm, agg, mmm”, ya todo exprimido, me tumbe a la cama y ella se recargo en mi pecho, nos empezamos a besar y a acariciarnos.

Siendo como a eso de las 8 de la noche, me pidió que nos metiéramos al jacuzzi, lo que hicimos, y ya dentro nos abrazábamos y besábamos, y me decía que estaba enamorada de mí, que mientras no pudiéramos estar juntos, “Quiero que seamos amantes, quiero saber que cuento contigo, porque tú siempre vas a contar conmigo, te amo Paco”, “También me estoy enamorando de ti chiquita, te quiero solo para mí, y siempre vas a contar conmigo, me dejaste pensando de todo lo que me dijiste en el restaurante”, hacía que me arrepintiera de no haberla buscado cuando me llamo la atención, pero el estar así con ella hacia un vuelco en mi corazón, me empezaba a enamorar de esa belleza de mujer, le dije que me encantaba todita, que antes me caía gorda por mamona, pero que no dejaba de reconocer que era una mujer hermosa, una diosa, que me gustaba mucho.

Viniendo de cenar de una taquería ahí cerca del hotel, me dice “Paco, ya estoy ansiosa de probar tu cosa en mi chiquito”, lo que hizo que me calentó, “Ese culito lo voy a estrenar hoy, quiero darte toda la noche, ese cuarto lo vamos a dejar oliendo a nosotros” le respondí, pasamos a una tienda y compramos algunas cervezas, aguas, botana, etc.

Llegamos al hotel y nos metimos a nuestro cuarto, de inmediato me dice “voy al baño a hacerme la lavativa y lavarme los dientes, espérame en la cama”, yo aproveché para rociar todo el cuarto del perfume de feromonas que había comprado, y salió como a los 15 minutos, en un conjunto de baby doll negro y una tanguita del mismo color semitransparentes, nomás de verla mi verga se puso dura, y le dije “Mira que sabrosa estas, te voy a comer completita, te voy a hacer el amor toda la noche”, sus senos se empezaban a expandir por la excitación, me paré, la abracé y la besé, metía mi lengua en su boca, ella la aceptaba correspondiéndome, yo tome su cabeza con una de mis manos y la atraía conmigo, con la otra mano estaba dándole una repasada a sus ricos senos por arriba del baby doll, “te vez exquisita, eres un manjar, uff, mmm”, empezaba a calentarme nuevamente, mis manos bajaban a sus nalgas, sobándolas, apachurrándolas, dándole un faje de aquellos, “mmm, umm, agg, que rico me agarras”, respondía Zandrita.

Antes de penetrarla, quería ponerle un faje por todo su cuerpo, quería disfrutar a esa mujer que tenía a mi disposición por varios días, para que nunca olvidase esos momentos, que tuviera necesidad de mí, así que le quité el baby doll y su rica tanguita, mi boca recorría sus bubis ya bien paraditas y sus pezones durísimos, mientras con mis manos recorría sus lindas nalgas, duras erizadas por la excitación, metía mis dedos en su puchita, mis manos y mi boca recorrían cada parte de su cuerpo, la acosté y tomé su pierna izquierda entre mis brazos, empecé a besar desde su pantorrilla, subiendo hacía su rodilla, no solo a besos sino mi lengua las lamía, llegando a la parte interna de sus piernas, besándolas con unos ricos y leves chupetes, los cuales hacían que se estremeciera, diciéndome “que rico me haces, que sensación, mmm”, mientras con el dedo pulgar de una de mis manos, jugaba con su clítoris, y sus labios externos bien apretaditos, sentía como sus fluidos empezaban a mojar toda su rajita, y yo seguía subiendo con mi boca y lengua a sus ingles, “me estás poniendo muy caliente, no sé qué me pasa, estoy súper excitada, agg, mmm, dame chance de respirar, por favor mi amor” me decía.

Para ese momento mi verga estaba durísima “quiero penetrarte ya, mamacita”, le dije, acomodé su pierna izquierda arriba de mi hombro y la otra quedó al parejo de mis caderas, así que acomodé mi falo, durísimo y algo ya rojizo de tanto follar, y la empecé a penetrar poco a poco, la mitad cupo sin problema alguno, sin embargo la volví a sentir apretadita, la presión de mi cuerpo sobre su pierna, hizo que su vulva aceptara más rápido la envestida, hasta que sentí como entraba toda mi verga cediendo sus paredes vaginales, ella gemía y me decía “Paco, me estás dando muy fuerte, siento que entró toda, me vas a lastimar, agg, mmm, ayyy, agg, papacito dámelo lentamente, me destrozas”, palabras y gemidos que me pusieron muy caliente y tome su otra pierna y la acomodé sobre mi otro hombro, así tenía toda su almeja expuesta a mi antojo, siguiendo con la penetración, de igual forma con mi dedo pulgar, lo metía a su boca y hacia que lo chupara, ella solo gemía.

En esos momentos me dice “no te vayas a ir en mi puchita, cógeme por el culo”, y ella tenía razón, no quería irme en su rajita, porque quería estrenar su rico botoncito anal, “claro que no Zandrita, solo quiero disfrutarte y gozar del monumento de mujer que eres”, así que me retiré acostándome a su lado, besándonos largamente, sin dejar de manosearla completita, tomé la vaselina que estaba en el buró, y le dije, “no te pongas nerviosa, déjame hacer a mi todo”, así que embarré dos de mis dedos de vaselina y mientras la besaba iba tocando su rico botoncito, primero con el dedo índice el cuál poco a poco lo fui introduciendo, sintiendo sus esfínteres y su cuerpo empezaba a reaccionar, diciendo que le dolía.

Así que tomé más vaselina y le volví a untar en la entrada de su culito, ya cuando empezó a entrar la falange distal, ella se contraía, así que seguí suavemente hasta que sus pliegues empezaron a ceder y pude meterle la falange medial, respondiéndome con gemidos “mmm, agg, despacio mi amor”, ya un poco distendido su ano, seguí con el dedo medio, a lo cual ella me gritó “cabrón ya me metiste otro dedo, son dos, me duele”, lo que hizo que volviera a meterlo poco a poco, hasta que su paredes cedieron más, y al cabo de unos 4 cuatro minutos, sentía como su ano iba expandiendo, hasta que logré meterle la totalidad de ambos dedos, para eso ya sentía su culo lubricado, y estuve dándole alrededor de otros minutos más, diciéndome “Paco, que rico se siente, pero tú verga no me va a caber, me vas a destrozar”, “Deja que la tengas adentro y vas a sentir más rico, mamacita” le contesté, acomodándola de rodillas con su cuerpo agachado.

En esa posición seguía metiendo mis dedos para distender su esfínter, el cual cuando sentí que sin problema le entraban ya tres de mis dedos sin que ella se quejara, determiné acomodar mi verga, y poco a poco empecé a arremeter, primero fue muy lento, “me partes, me vas a matar”, gritaba, yo le decía “Mi amor, tranquila vas a ver que te va a caber toda”, y así estuvimos alrededor de unos dos minutos, hasta que vi que mi glande entró totalmente, ella me decía “me estás rompiendo el culo, detente”, tal súplica me calentó mucho, determinando penetrarla más, ya cuando mi verga a empezó a entrar unos 4 centímetros más, ella se retorcía y se quería quitar, pero yo la tenía bien sujeta y no se lo permití, sin embargo no quería penetrarla con dureza y de golpe porque sentía que podía rasgar de más sus paredes anales, de ahí que escupí varios salivazos sobre su culito, para que mi verga resbalara, hasta el momento en que noté que sus pliegues y esfínteres estaban a mi total disposición, gimiendo “agg, mmm, ayyy, está entrando toda”.

Para eso ya tenía más de la mitad de mi verga dentro, trataba de no sacarla toda en cada arremetida, para que su culo se fuera amoldando, notaba como mi falo estaba lleno de líquido y sangre por el desgarro de sus pliegues, a pesar que lo hacía lentamente, hasta que después de algunos 10 minutos de estar así, sentía que mi falo ya entraba más cómodamente, “mi amor, qué rico, me duele pero también me gusta, que sensación, dámelo pero no tan fuerte, te quiero dentro”, me decía, sentía como sus piernas temblaban, para ese entonces yo estaba parado con mis dos piernas, subiendo y bajando, sentía ya más de la mitad de mi verga entraba y salía de ese rico culo, era una sensación chingona, así que le dije que me mirara a la cara, lo que hizo de inmediato.

Al tenerla en esa posición y ver esa cara lindísima, haciendo gestos de dolor, de placer, suplicándome con los ojos y gimiendo, hizo que me fuera dentro de su rico culo, y le dije, “Zandra me voy a ir en tú culazo, aguanta un poco más, ya casi me voy”, “Paco dámelos soy tuya, rómpeme, agg, mmm, mi amorcito dámelos ya” respondiéndome, por lo cual en las últimas arremetidas, empecé a meter un poco más mi verga y me corrí en su riquísimo culito, ya cuando terminé, la abracé y le dije “Me tienes bien enculado, estoy completamente enamorado de Ti, te amo chiquita”, “Gracias mi amor, quería oír esas palabras, lo necesitaba, no quiero sentirme utilizada, sabes que soy toda tuya”, respondiéndome.

Ella al ver mi verga con semen y sangre, me dijo “me has de ver roto el culo, me duele todo”, diciéndole que no se preocupara, que así eran las primeras veces, que con el transcurrir de las horas su culo se iba a adaptar y así lo íbamos a hacer más veces, nos besamos y así nos quedamos un buen rato, ya hasta que me dijo que si quería una cerveza, se paró y me dejó ver su lindo cuerpo desnudo que caminaba un poco adolorida y trajo una cerveza para mí y una bebida caribe cooler para ella.

En el correr de la noche, volvimos a tener sexo dos veces más, pidiéndome que si por la mañana la podía llevar a correr -ella es runner-, que ella iba al parque metropolitano con Javier, dos veces por semana, así que le dije que mejor la llevaría a otro parque, recordando mentalmente que le tenía una sorpresita para esa ocasión, pero lo que ocurrió posteriormente, será otra parte de otro relato.

(9,25)