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¡La tengo toda adentro!

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Diana es una mujer madura de 43 años y llevamos una relación clandestina por más de 8 años. Ella es casada y quizá estoy más en contacto con ella por la sencilla razón de que no tiene hijos. Con Diana tenemos una buena relación y ella ha sido siempre muy abierta conmigo y es por eso por lo que tenemos una gran confianza prácticamente en todo. Tanto así es la confianza que un buen día me habló de una amiga que se sentía frustrada con el sexo y que tenía algunas trabas en lograr un orgasmo y pensó que yo le podría ayudar en ello. Siempre pensé que simplemente se trataba de una excusa para tener una aventura, pues su amiga no tuvo ningún problema en experimentar varios orgasmos ese día.

Para finales del año pasado me habló de su sobrina, la cual me describió de unos 27 años, de buena figura, casada y también hasta el momento sin hijos. Al igual, me hablaba de que tenía problemas en encontrar un orgasmo con su marido, pero también que tenía una curiosidad de experimentar el sexo anal y más que todo ver si podía vivir un orgasmo anal. Debo decir que Diana es una mujer muy abierta de mente y lo que yo he podido observar de ella en estos años que hemos tenido esta relación clandestina, es que ella disfruta más el sexo anal que el sexo convencional y no es la única, tengo otras relaciones donde he observado esta preferencia.

Diana en estos días que hay muy poca comunicación entre los seres humanos de una manera física por esta pandemia ha procurado montar encuentros para que conozca a Jova, como ella llama a Geovanna. Como evitamos hoy en día comer en restaurantes, Diana se tomó la libertad de venir a preparar desayuno junto a su sobrina y aunque ya teníamos un rato de no hablar de su sobrina, ese día intuí que, según Diana, su sobrina estaba decidida a dar ese paso. Obviamente ni siquiera hablamos de ello entre nosotros, Diana de repente ya para terminar el desayuno dijo algo para que yo lo entendiese: Tony, no sé si tú tienes tiempo, pero Jova hoy es día que tiene disponible. – me dijo.

La verdad que siempre tengo tiempo para una linda chica y Jova realmente que lo es. Tiene una buena altura, quizá de un metro y 75 centímetros, cabello largo y oscuro, de piel clara y ojos de miel, de boca pequeña y labios gruesos… definitivamente atractiva. Quizá no tenga ese espectacular trasero que su tía tiene, pero es atractivo, muy generoso podría decir. Su pechos son de una copa C, quizá llegando a la D y tiene esa figura que se puede criticar de esbelta, su altura y un peso de unas 130 libras la hacen ver espigada. Este día trae un escote pronunciado y me dejan ver una buena porción de esos hermosos bustos y una falda que, si no es mini, me deja ver sus bien torneadas piernas. Las veces que hemos hablado, no la siento tan libre como lo es su tía y es así como cuando Diana se despide, le dice en voz alta, como para quebrar el hielo: -Jova, te dejo en muy buenas manos, Tony es todo un caballero y recuerda lo que te dije… esto queda entre nosotros y Tony lo sabe. – y se fue dándonos un beso a ambos.

La noté un tanto nerviosa y me lo hizo saber. Como acabamos de desayunar la invité a caminar al jardín y pasamos a también a dar una caminata al río que pasa detrás de mi casa y calcular por lo menos una hora para la digestión y no sentirme tan lleno si es que llegábamos a la acción. Intenté de abrir la intimidad y le conté de mi primera experiencia sexual y luego ella me contaba la suya propia. Como lo imaginé, fue una experiencia frustrante, pues a esa edad tan joven, los muchachos son pocos los que pueden controlar la eyaculación y las mujeres regularmente requieran una estimulación mas extensa para llegar a tener un orgasmo. Jova me habla que ha tenido orgasmos, pero que han sido muy pocos durante el sexo con su pareja. Con algo de pena me habla que los logra masturbándose y que con su marido los ha logrado si este se toma el tiempo haciéndole sexo oral, pero que no recordaba alcanzar uno mientras este le penetraba, él eyacula, según ella, de una manera muy prematura. Y la plática se extendió hablando de su sexualidad y creo que esto comenzó a subir la temperatura y a ponernos algo cachondos.

Como hacía calor y habían pasado ya dos horas la invité a nadar en la piscina. Como no traía traje de baño, la invité a bañarnos desnudos, pues total estábamos encaminados a vernos desnudos. Me mostró algo de pena, como que ese instinto de pudor todavía se encontraba en ella. Yo le empujé un poco y me desvestí ante ella quedándome solo en mi bóxer para luego asistirle en removerle su ropa para demostrarle confianza. Le removí su blusa blanca y su falda de mezclilla color azul y descubrí su tanga blanca y pude observar su conchita mojada por la plática que habíamos conllevado. Tiene un tatuaje de signos musicales en un costado de su plano abdomen y otro de jeroglíficos en su baja espalda. Sus pechos se miran sólidos, típicos a esta edad y ella se los toma con la mano como queriendo todavía cubrirlos. Le dije que me bajara mi bóxer y mi verga estaba en ese punto de llegar a una erección completa, pero no estaba totalmente erecta. Me bajó el bóxer mostrando pena, pero lo hizo más intentado mirar mi rostro que mirando mi verga. Yo le removí la tanga y la tomé de la mano y caminamos hacia la piscina.

Intenté relajarla, no mostrar desesperación. En la piscina rozamos nuestros cuerpos, comenzamos a dejarnos sentir el uno al otro. Cuando se me acercaba aprovechaba en tocarle los pechos, las nalgas, hasta que llegó el momento de mamarle los pezones. La soltaba, nadábamos y luego se los volvía a mamar y de esa manera llegué a acariciarle el sexo y de esa manera ella llegó a tocarme el mío, el cual por el agua fría se mantenía semi erecto. Salimos de la piscina y nos duchamos en las regaderas que están en un quiosco para que desapareciera el cloro y cubiertos por las toallas nos sentamos en una de las sillas reclinables. Le pregunté si le gustaba dar sexo oral y ella me respondió con otra pregunta: ¿Quieres?

Se abalanzó donde yo ya yacía acostado y acomodándose en la silla reclinable tomó mi verga semi erecta y esta tomó todo su potencial cuando Jova se metido mi glande a su linda y pequeña boca. Intentó meterse todos mis 22 o 23 centímetros, pero se atorzonaba en el intento. Me dio una buena mamada en los testículos y después de unos 10 minutos le pedí que era mi turno de probar esa conchita. La acomodé en la misma silla reclinable, pero a diferencia de ella, me fui recorriendo desde su cuello, pasando por esos melones tan sabrosos que tiene… realmente tiene buenas tetas y se sienten muy sólidas a pesar de su tamaño. Juego con sus pezones que incluso le uno sus tetas y le mordisqueo los dos pezones a la vez. Veo como cierra los ojos como escondiéndose para que yo no vea como lo está gozando. Bajo a su ombligo, beso su zona del monte venus totalmente afeitado y observo su clítoris expuesto y que se puede ver excitado totalmente hinchado.

Le doy ese masaje oral y todo su cuerpo se estremece y su piel se eriza. Le hundo mi lengua en su canal vaginal mientras le tomo los dos pezones con mis manos y deslizo mi lengua de arriba abajo. Jova gime de placer y prontamente comienza a mover su pelvis como pidiendo verga. Para no tomar riesgos y que se quiebre esta silla no me voy por sobre ella, le pido que se ponga de perrito y no poner todo mi peso. Ella creo que estaba a punto de irse y creo que se ve frustrada por esta interrupción, pero luego en esa posición de perrito comienzo con el mismo oral, pero ahora también cubro su rico culo que me ha quedado en bandeja de plata. Creo que no se lo esperaba, e intento hundir mi lengua en su apretado ojete.

Le comienzo de nuevo a estimular si clítoris con mis dedos, mientras mi lengua le masajea el ano. No tarda mucho en comenzar a mover la pelvis como pidiendo verga y esta vez tomo la posición y cuidadosamente le dejo ir toda mi verga hasta que mis testículos pegan en sus nalgas. Se la dejo adentro sin ningún movimiento y con mis dedos sigo ese masaje en su ano al punto que mi falange proximal estaba adentro del culo de Jova. Con mi pulgar adentro del culo de Jova, comienzo a pompear con embestidas sólidas, pero a poca velocidad la conchita de esta preciosa mujer.

Ella acelera sus movimientos pélvicos y gime de placer y yo sigo con mi ritmo semi lento. De repente se pone tensa y siento ese vibrar de los músculos de su vagina y como su ojete se contrae apretando más mi dedo pulgar insertado en él. Jova me pide que le pegue mas fuerte con mi verga y sé que está viviendo un orgasmo y sus jadeos se elevan al igual que su ritmo que ahora es obvio ese ruido de sus nalgas pegando contra mi pelvis y ese chasquido de mi verga, entrando y saliendo de la conchita de esta linda mujer. Ella comienza a relajarse y acelero mi ritmo y le anuncio que me vengo y una vez más ella acelera el ritmo de su pelvis y le dejo ir mi corrida sobre sus nalgas, pero luego le vuelvo a meter la verga para sentir ese rico calor de su vagina. Hemos comenzado bien esta faena.

Vamos a las regaderas a ducharnos de nuevo y veo como mi esperma sale de la conchita de Jova y luego tomamos otras toallas y tomamos nuestra ropa para luego ir de nuevo a la sala de la casa. Ella se mira relajada, creo que el hielo se ha roto y ha vivido un buen orgasmo, creo que siente más confianza pues ella se escucha más abierta diciendo:

-¡Wow! ¡Que rica corrida me has sacado! Diana tenía razón, tienes muy buena experiencia para hacer disfrutar a cualquier mujer… la experiencia y estás bien dotado. Aunque te debo ser honesta Tony, no sé cómo esa enorme verga me pueda caber o cómo es posible que Diana me haya hablado del orgasmo anal, si tu pene más parece que me puede hacer mucho daño. Nunca lo he hecho y realmente tengo mucho miedo.

-¡No tienes que hacerlo! -Le dije y le agregué. – Creo que uno debe hacer todo aquello que realmente le excita… si lo tuyo no es el sexo anal, no debes sentirte obligada a hacerlo.

-¡Es que Diana habla de la potencia de esos orgasmos, que es muy difícil no sentir la curiosidad de vivirlos! Y es por eso por lo que decidí vivir esto prohibido contigo y realmente ese orgasmo fue muy distinto a los demás… sentí que venía desde adentro… muy muy diferente.

-Si gustas lo podemos intentar y si te parece incomodo pues desistimos. Mi dedo pulgar ya dilató en algo tu trasero… es cuestión de seguir dilatándolo un poco más.

-¡Tu pulgar no tiene el grosor ni lo largo de tu pene! ¡Tienes una verga descomunal por si no te lo habían dicho!

-Como te repito… no hagas nada que no sientas quieres o te excita hacer.

-Ya estoy aquí y lo vamos a intentar… no quiero que me sigan contando nada, quiero saberlo por experiencia propia.

-¿Tu marido nunca ha intentado hacértelo?

-La verdad que sí, pero de alguna manera nos han enseñado que es algo prohibido y aunque parezca tonto, uno no quiere admitir que le atrae la idea y no mostrarnos tan liberales, aunque sea tu marido. Además, acabaría tan pronto como siempre lo hace y me dejaría con el mismo dilema si es posible lograr placer haciéndolo.

-¿Ya habías experimentado el “rimming”?

-¿Qué es eso?

-Lo que te hice hace poco: contacto oral a tu ano.

-No nunca… ha sido mi primera vez.

-¿Te ha gustado?

-¿Tú que crees? ¡Me encantó! Sentí que me volvías loca.

-Bueno, eso es sexo anal también. Ahora si quieres experimentar la penetración, ¿en qué posición te gustaría experimentarlo?

-¿Tú que sugieres? ¿Algo que tú recomiendes?

-La verdad que tú debes también imaginarlo… ¿Cómo crees que te gustaría sentirlo?

-Como me tenías por último me gustó mucho.

-¿De perrito?

-Si… es primera vez que me vengo en esa posición y me gustó mucho.

Como no tenía ningún lubricante a la mano, cuando nos activamos de nuevo le pedí a Jova que me diera otra mamada a lo que pronto se puso en acción. En esta ocasión estábamos en la habitación y ella se abalanzó hacia mí y comenzó con una rica felación. Jova mama rico, es constante en sus movimientos y de seguro manda a cualquier novato como a su marido al paraíso en cuestión de minutos. Sé que lo disfruta pues a la vez su concha se moja y se pueden ver esos jugos fluyendo. Le meto mi verga para que sus jugos me sirvan de lubricante y le pido que se ponga de perrito en mi cama.

Mi cama es un poco elevada y no es apropiada para embestir este culo desde el suelo. Le pido que deje caer su pecho a la cama y que me deje expuesto ese precioso culo. De su concha fluye mucho jugo y con mi lengua comienzo a invadir su culo de nuevo. De vez en cuando paro ese masaje y me acomodo y le hundo mi verga en su concha y se la pompeo por un par de minutos. Me arrodillo y de nuevo busco su culo con mi lengua y poco a poco se lo dilato con mis dedos. Ella gime y no se si es dolor o de placer.

Aquello se repite por varias veces y he notado que el ojete de Jova está bastante apretado. Me tomo el tiempo y creo que Jova está desesperada por ser penetrada, pues lo veo en su concha, es un manantial de jugos que llenan sus entrepiernas. Me recuerdo del pequeño sofá y le pido que nos movamos, pues ahí tendría más control en la penetración, pues su altura así me lo ha permitido en pasadas experiencias. La acomodo y después de lengüetear su ojete una vez más, le asomo mi glande a la entrada de su rico culo. Me tomo la verga y le hago presión y en la primera mi glande se hundió y sentí como ese anillo me lo apresó. Jova gime, pero no dice nada que me impide continuar. Cada diez, quince segundos, mi verga se hunde unos cuantos milímetros hasta que desaparece y mi pelvis choca con sus nalgas. Ella solo exclama:

-¡Oh, Dios mío! ¡La tengo toda adentro!

-¿Te incomoda, te duele?

-¡Un poco! ¡Pero es un dolor extraño y podría decir que rico también!

-¿De veras, es primera vez que te culean?

-¡Por mi madre Tony! Es primera vez que tengo una verga en mi culo.

-¿Quieres ver cómo se mira una verga en tu culo?

-¿Cómo?

En ese momento tomo mi celular y tomé cuatro fotografías de diferentes ángulos. Le di el celular y Jova podía ver como cada centímetro de mi verga estaba adentro de ella. Me dio el celular y me pidió que las borrara, pero nunca lo hice. Ella comenzó en esa posición a tocarme los testículos y me decía que parecían sus huevos. Yo le dije que mis huevos y mi verga eran de ella por ese día o cuando ella quisiera y con una sonrisa me respondía que tuviera cuidado con mi oferta, que de verdad aquello se podría convertir en algo adictivo y podía tomar al pie de la letra mi palabra. En esa plática comencé con un bombeo semi lento y Jova solo gemía de placer diciendo: Tony, ¡que rico es sentir tu verga en mi culo!

Llegó el momento que salía completa y se la insertaba a placer con cierta violencia y Jova solo gemía. Ella me dijo que le gustaba así, que acelerara ese entra y saca y comencé a pompear a placer, su esfínter estaba totalmente dilatado. Pensé con mis dedos darle placer a su clítoris, pero ella me pidió que le taladrara más el culo, que estaba sintiendo una sensación de placer que le parecía única. Puso sus brazos extendidos al espaldar del sofá y comenzamos con un taladreo que Jova gemía como loca y por un momento pensé que exageraba sus alaridos y que quería hacerme fingir un orgasmo. Vi como la piel de las nalgas se erizaban, me pidió que los embates fuesen más fuertes y por más de un minuto le di un taladreo donde me anunció que se corría y me dejó ver como sus nalgas temblaban y ella se quedó muda sin decir palabra y solo se escuchaba ese respirar profuso como si le faltara el aire y me dijo: ¡Puta! Me hiciste acabar divino. – Yo aceleré mi taladrar porque sentí que me iba a venir, pero me tomó otros cinco minutos en dejarle ir otra eyaculación. Pude ver su culo bien abierto, dejando caer ese material blancuzco de mi esperma y descubrí una mancha de sangre en ella.

Jova me habló de esa sensación de ardor en su ano, de esa sensación de haber sentido ese dolor placentero que, aunque ya no tenía mi verga adentro, sentía tenerla, pero me hablaba incrédula que se podría lograr un orgasmo teniendo sexo analmente. Era algo diferente para ella y definitivamente lo haría las veces que pudiera, aunque ese día no lo haríamos de nuevo, por ese ardor que le provoco esa fricción de mi verga. Resumimos ese accionar sexual con dos palos más, donde Jova también descubrió la diferencia del orgasmo vaginal y el que ella había descubierto con la masturbación: el orgasmo de clítoris.

Esto pasó hace una semana y este día Jova me ha vuelto hablar y dice estar preparada para una faena más y me ha pedido que esta vez tome video, que ya encontró un lugar donde guardar ese contenido para que su marido no lo pueda encontrar. Le insinué que porque no hacíamos un trio con su tía, pero, aunque Diana está disponible, Jova no lo puede todavía asimilar. Cuando le mencioné el nombre de Diana, Jova me pidió que no se lo hiciera saber a su tía, pues no quiere dar la impresión de que ella continúa con esta relación y que se ha convertido en una puta.

La verdad que me da igual y no me importa mantener su secreto. La estoy esperando y le pedí que se pusiera un pantalón de mezclilla y un calzón cachetero. Yo me comprometí con conseguir unos juguetes sexuales, pues quiere sentir la sensación de una doble penetración y he conseguido anillos y vibradores de diferentes tamaños y con la textura más cerca al toque humano. Creo que tendremos un buen encuentro ahora y espero volverla hacer vivir otro orgasmo o muchos orgasmos anales, que es con los que ella viene soñando de nuevo.

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