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La tía que nunca vi

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A pesar de mi debilidad por las maduras tengo que confesar que nunca me había fijado en ella. No fue solo después de varias reuniones familiares cuando empecé a mirarla con otros ojos. Mi tía no solía ir a las reuniones por ciertas riñas familiares y la verdad es que tampoco solía ser atento con ella sino simplemente saludarla. Pero como he dicho, después de varias reuniones empecé a notar su sonrisa, sus labios carnosos, sus senos ligeramente caídos alto grandes, sus caderas grandes y esas nalgas por supuesto grandes y carnosas, tengo que decir que no es una modelo, tiene un poco de abdomen y su piel se ve entrada en años aunque esto no mucho pues es muy jovial y coqueta, todo esto me empezó a llamar la atención a tal punto que empecé a fantasear con ella.

Empecé a subir a la azotea para mirar su ropa interior, unos calzones muy ricos, grandes y que se nota le quedan muy ajustados para esas caderas deliciosas que se suelen ver mejor con sus pantalones de mezclilla. Alguna vez me robe unos y me di las masturbadas más lecheras que he tenido, tuve que tirarlas por supuesto para eliminar la evidencia.

Con el tiempo nos empezamos hablar más pero yo intentaba que no fuera evidente y más bien cosas naturales para no levantar sospechas o la atención de la familia. En este punto tengo que decir que ella tiene algo así como un novio que a veces se queda con ella pero suele irse por algunos días, la familia dice que es casado pero ella dice que es porque tiene que vender cierta mercancía. Las pláticas eran normales, trabajo, lugares, planes cosas por el estilo.

Todo empieza a ponerse interesante cuando me dicen en mi trabajo que debo estar en casa, y es que algunos días, en el mismo edificio que tengo, rentaba una oficina pisos más abajo donde vive ella, y yo bajaba en pijama, el tema era que bueno se me marca la polla en la entrepierna, pero como bajaba temprano yo suponía que no había nadie y bueno pues no pasaba nada, pero me la empecé a encontrar, algunas veces ella iba a tirar basura o sacar a su perro, pero así como yo la miraba disimuladamente varias la caché mirándome las nalgas o mi bulto, todo esto empezó a excitarme más y más a tal grado que luego platicábamos en los pasillos casi en susurros para que no se escuchara todo en el edificio, pero platicábamos y nos mirábamos, yo empecé a notar que ella no se ponía sostén y podía mirarle sus pezones marcados, duros y grandes que se veían, yo por mi lado dejé de ponerme bóxers y dejar mi polla colgando al libre en la pijama y por supuesto se marcaba más y ella la miraba a veces muy apenada, yo solía hacerme como que miraba a otro lado pero sabía que ella me miraba y yo a ella.

En una ocasión me pidió mi teléfono para ver si la podía ayudar con unas cosas de la computadora y le dije que sí. Esas dudas nunca llegaron, pero empezamos a comentar nuestras historias con emojis y hablarnos más.

En una ocasión, cerca de navidad, publiqué una historia de que los calzones rojos daban buena suerte, y era una trusa (calzón pequeño de hombre por si se conoce con otro nombre en otros países), y mi tía me comentó la historia con un emoji de un diablo morado, yo solo le respondí con un changuito tapándose los ojos, y empezamos una conversación más o menos así:

-ojalá te traiga mucha suerte hijo

-Ojalá que si tía pero no uso de esos porque me aprietan hahaha

-Ay hijo pues compra de tu talla

-es que se me sale todo tía (yo ya subiendo el tono)

-entonces ya no te podré dar tu regalo

-Y qué es tía?

-Pues una trusa roja

-ay tía pues me la pruebo para que vea que no me queda

-si verdad, pero seguro piensas que es juego

-Pues si tía a poco si la compro?

En este momento me dejo de contestar y pensé que quizá me había sobrepasado. Al día siguiente ya no la encontré y me puse más nervioso, quizá le diría a mi mamá o algo así.

Pero en la noche me mando una foto de una trusa roja.

-hijole tía, pero si la compro

-Pues si hijo ahora sólo falta que te la midas sino para cambiarla

-cuando usted me diga

-Mañana pasas temprano por un cafecito

-Mañana la veo tía

Y ahí termino, al día siguiente estaba muy excitado me costó mucho trabajo relajarme para no ir con la verga parada.

Baje en pijama, como siempre, y ella estaba igual, se le marcaba todo, sus pijama se le metía entre las nalgas, sus tetas se movían a su caminar con sus pezones duros como siempre.

Nos sentamos y me sirvió café, platicamos de cosas normales y después fue a su cuarto y me dio una cajita, la abrí y ahí venía, oiga tía pero esto no me va a quedar, pruébatelo me dijo y pase al cuarto de ella y me la medí, no me quedó, mi pene salía por un costado apenas y lo cubría, tengo que decir que soy algo dotado y así en reposo me mide 15 cm, entonces es complicado usar cierta ropa o incluso ir al baño, ella toco la puerta y me dijo que si ya.

Yo estaba muy nervioso, no era lo mismo que WhatsApp, ahí estaba ya a unos instantes, y me dije pues si algo tiene que pasar que pase.

Abrí la puerta y salí así, ella se me quedó mirando y abrió sus ojos como platos y como queriendo decir algo no lo dijo sino después de unos segundos

-hijo pero... no te queda

-Es lo que le decía tía

-Pero si yo veía que de pequeño ya se veía que tendrías algo así

En ese momento su cara cambió, ya no se veía jovial y fresca sino perversa y caliente, nos quedamos varios segundos en silencio mirándonos todo menos nuestras caras, yo me acerqué y la empecé a besar la rodee con mis brazos tocándole sus nalgas deliciosas sobre su pijama, nos deshacíamos en besos desesperados, ella me tomó de la cara y yo de las nalgas que apretaba y manoseaba, ella gemía mientras me besaba, después subí mis manos por sus pechos cálidos, sus pezones duros y le saqué la blusa para encontrarme con ellos y comerlos, empecé a chuparle las tetas, ella metía sus dedos entre mi cabello y yo le comía sus lesiones cafés grandes, mi boca salivaba mucho de probar esos senos tersos.

Después me despego y tomo mi verga y soltó un gemido, se arrodilló y bajo mi calzón liberando mi pene grueso, que ya soltaba un poco de líquido, lo tomo con sus dos manos y mi pene palpitaba y seguía creciendo entre sus manos y ella lo apretaba y jalaba delicioso como si lo ordeñara pero lento como sintiendo como crecía en sus manos, yo gruñía de lo delicioso que lo hacía.

-hijo que rico, que rico miembro tienes, no me lo imaginaba así de grande cuando te veía con tu pijama, que tengas esta verga (me la apretó algo fuerte pero me tragué el gemido)

Yo no dije nada pues en ese momento ella abrió su boca y envolvió mi glande, sentí caliente y poco a poco fue introduciendo mi pene sin soltar con sus dos manos mi verga que palpitaba y palpitaba, ella hacía sonidos con su boca, pequeños gemidos y después la sacó con varios hilos de saliva y tomando aire y repitió, esta vez apretándola más con sus labios, yo le recogí el cabello hacia un lado y le tome el cabello con mi mano, eso pareció ponerla más caliente porque empezó a chupar más y más, a sacarla y meterla de nuevo y yo a mover mi cadera siguiendo su ritmo delicioso, intenté meterla más y más pero ella de atragantaba pero no me decía nada, yo forzaba más mi pene para que lo tragara pero no podía más de la mitad de mi trozo de carne, se la sacó empujándome de las piernas

-ahhh hijo que rica verga morena tienes, mira nada más

Y me la golpeo con su mano, me dolió un poco y después la tomo con una mano por la base y empezó a pegarse en la cara eso me éxito mucho y después en su boca,

-ah que rica, soy una zorra sobrino, no debemos hacer eso

Alternaba entre golpe, lamida, chupada fuerte y se golpeaba de nuevo la cara

-sobrino vamos pégame, soy una zorra por mírate el pene cada vez que podía, por imaginar cómo me cogerías, por meterme los dedos y masturbarme, hace mucho que no cojo sobrino

En eso mi pene empezó a palpitar y me empecé a venir, saltaron chorros de leche sobre su cara, varios lechazos abundantes, el primero directo en su ojo que cerró, el segundo en su boca cuando empuje mi cadera, el tercero en su cabello creo porque mi mirada fue al techo y cerré los ojos mientras ella me la empezó a jalar muy rico y a chupármela, sentía su boca caliente en mi cabeza, sus manos jalar mi tronco y sus sonidos al mamar, creo que solté otro par de disparos dentro de su boca.

Caí a la cama con las piernas débiles y al mirar a hacia abajo ella estaba limpiando mi pene y su cara llena de leche escurriendo pero ella seguía lamiendo mi verga morena, brillosa, sucia que poco a poco limpiaba.

-que deliciosa leche sobrino, me la voy a comer toda

Mi semen escurría por su cara y caía en mis piernas y ella lo recogía con su hábil lengua.

Mi verga empezó a perder volumen pero inmediato ella seguía chupándola.

-ya hijo mira así dormida es grandota, rica (me la apretó) quiero que me la metas vamos métemela.

Mi miembro empezó a llenarse de sangre y recobró su virilidad, durísimo se sacó todo y se subió a mi pene, ella lo sostenía y se empezó a clavar sola, mi cabeza abría su vagina bien lubricada y viscosa, ella gemía rico y su cara de placer o dolor me hizo empujar mi pene, ella gimo rico y ahogado y sentía como su vagina no solo me quemaba la verga sino que la apretaba, ah ah entre suspiros ahogados repetía y yo gemía por lo rico que me apretaba la polla, por fin se clavó toda, subió de nuevo y bajo de golpe y sentía delicioso... cuando tocaron la puerta y gritaron

-se me olvidaron las llaves Isabel! Me abres?

Y tocaron de nuevo, ambos escuchamos y yo tenía mi verga llena de sus jugos saliendo por los bordes de su vagina, mi verga palpitando, ambos sudando y agitados, se levantó rápido nos vestimos como pudimos.

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