Nuevos relatos publicados: 26

La vecina de la playa descubre mis fetiches (Parte II)

  • 8
  • 8.456
  • 9,45 (11 Val.)
  • 0

A los días de mi aventura con la vecina, mi mujer por fin pudo coger vacaciones y vino a la playa… la vida transcurría tranquila, un rato de playa, corrillo con los vecinos de urbanización, siesta, y paseíto familiar.

Uno de esos días, estábamos en la playa hablando en la orilla con mi suegro, vimos que las mujeres estaban en un corro y no paraban de reírse, estaba mi mujer y mi suegra, Marina nuestra vecina, y tres o cuatro vecinas más…

¿Cuándo se disolvió el corrillo nos fuimos a caminar con mi mujer y le pregunte porque se reían tanto??

-De nada, ya sabes Marina y sus historias de sexo. Esa mujer es una salida y una fresca.

-Qué os ha contado??

-Ahora dice que tiene un amante, vamos seguro que se lo está inventado.

-Bueno todavía está de buen ver no??

-Sí, pero nos ha contado que es un chico más joven que ella y que le gusta unas cosas muy raras.

-Qué cosas??? Le pregunté intentando disimular mi nerviosismo.

-Guarradas esa mujer tiene mucha imaginación, que le pide chuparle el coño.

-Hombre tampoco es tan raro.

-No solo eso, también los pies y lo que es más fuerte el culo. Yo ya le he dicho que es imposible que haya nadie que le puedan gustar esas cosas. Pero María la del tercero ha dicho que hace unos años tuvo un novio, que una vez cuando estaban haciendo sexo oral le pidió que se hiciera pis encima. Vamos después de eso ya me creo cualquier cosa

-Bueno ya sabes que hay gente con gusto muy raros.

-Lo peor es que esa mujer ha sacado la conversación delante de mi madre y aun nos decía a las jóvenes que teníamos que probarlo todo, está muy muy loca.

La conversación quedó así, desde luego Marina había tenido su momento de gloria con las vecinas, me imagino lo cachonda que debía estar mientras le contaba a mi suegra y mi mujer lo guarro que era su nuevo amante.

No pude resistirme y le mandé un whatsapp, para que me contara. Y porque solo de recordar mi aventura con ella me había puesto como una moto.

Me confirmó que se lo había pasado muy bien, que le encantaba ver como se incomodaban con el tema y se hacían las dignas. Yo le puse un par de emoticonos y le pregunté cuándo podríamos repetir lo del otro día, que no podía resistir todo el verano sin volver a probar su cuerpo.

-Mañana creo que mi marido se va ir temprano a pescar, puedes decir que vas a correr o a pasear y me haces una visita.

-OK avísame con un whatsapp cuando salga.

A la mañana siguiente me levanté, y lo primero que hice fue mirar el móvil… a las 6:00 mi vecino ya se había ido, así que tenía vía libre me puse la ropa de runing y en lugar de salir a correr volví el pasillo y fui al piso de mi vecina. Era muy temprano las 7:30 y Marina se había vuelto dormir…

-Que pronto vienes con el sueño que tengo, No me ha dado tiempo ni de desayunar, ni de ducharme.

-Tranquila no hace falta. Le dije con una ligera sonrisa.

-Igual te arrepientes de esas palabras, ven pasa un poco más a mi cama… que tengo mucha pereza y así jugamos un poco allí.

Fuimos a su cama y ella se tumbó, dejando su cuerpo desnudo boca arriba, totalmente expuesto para mí. Yo me tumbé junto a ella la fui desnudando y empecé a lamerla, esta vez comencé por las tetas, y fui bajando poco a poco.

Cuando llegue a su coño, abrí sus piernas y vi que estaba todo pegajoso, me pare unos segundos ya que, sin la excitación del otro día, me daba algo asco chuparlo, y enseguida Marina se dio cuenta.

-Espera un momento, deja que me lave un poco. Llevo toda la noche sudada y esta mañana cuando se fue mi marido tuve que ir al baño.

Yo no la deje terminar… y antes de que me lo impidiera había comenzado a lamer su raja. Esta vez en lugar de a sus flujos sabía algo más fuerte a pis y sudor, pero había soñado toda la semana con lamer aquel coño bien caliente y no me iba a echar atrás. Poco a poco, viendo que yo continuaba, Marina se relajó y comenzó a excitarse y a mojar. Yo ya había limpiado todo su sexo y ella empezó a animarme con sus frases.

-Me encanta como lo haces, tu mujer no sabe lo que se pierde.

-Veo que eres más guarro de lo que pensaba, estas hecho todo un perrito come coños.

-Quieres ser mi perrito, puedo adoptarte

Yo cada vez lamia más fuerte… e iba bajando y bajando, abrí bien sus piernas y con mi lengua casi alcanzaba su culo.

-También quieres hoy lamer mi culo??? Pero mira que eres travieso… no te han dicho nunca que no hay que chuparlo todo.

-Ufff no sé qué voy a hacer contigo, si es lo que quieres, espera un momento.

Se acomodó en la cama y puso su almohada debajo de su culo de forma que su coño y su culo quedaban totalmente expuestos antes mí. Podía ver los dos agujeros relucientes ante mí, su culo estaba bastante limpio, aunque intuí algunos restos marrones entre sus pelos, pero a esas alturas yo ya llevaba un calentón de muerte.

Así que no lo pensé y me lancé a por él, lamía su clítoris y de vez en cuando pasaba mi lengua por toda su raja saboreando sus flujos y llegaba hasta su culo, allí me recreaba con su agujero, lamia todo su contorno e incluso lo intentaba penetrar con mi lengua. Su sabor era fuerte, pero con la excitación que llevaba ahora ya no me importaba, lo limpie todo y lo lubrique con mi lengua.

Cuando estaba lamiendo su culo ella metía sus dedos en su coño y se manejaba el clítoris… por los espasmos y los flujos que soltaba creo que tuvo dos o tres orgasmos.

-Me encanta tenerte ahí abajo, mi coño necesitaba un perro como tú para bajar su calentura.

-Te ha gustado hoy el sabor de mi coño?? Creo que mientras estés aquí no me voy a lavar más… guardare toda mi calentura para ti.

Aquellas palabras me ponían al mil, me encantaba aquel sabor ahora mezclado con sus flujos vaginales y sobretodo que me humillará y me calentará con sus palabras.

-No quieres parar eh?? Ayer María la vecina del tercero me dio una idea, para que no te creas que la única caliente del bloque soy yo o que tú eres el único perrito lame coños del universo. Ya verás cómo te gusta.

La tarde anterior mi mujer me lo había contado y yo ya había fantaseado con aquello, aunque no sabía muy bien si me atrevería a hacerlo o a proponérselo, pero no hizo falta:

-Ven vamos al baño, voy a hacer pis.

Marina se sentó en la taza del wáter… y me dijo que me arrodillara ante ella, abrió sus piernas y soltó un chorrito de pis… me miro a los ojos y me dijo.

-Vamos te atreves a chuparme el coño ahora que esta mojadito.

Yo sin contestar acerque la cabeza y lamí su coño, estaba salado por los restos del pis, lo limpie bien y levanté la mirada hacia Marina.

-Muy bien… así me gusta.

Soltó otro chorrito y sin que me dijera nada volví a chuparlo. Marina se incorporó un poco se puso de pie ante mí y sonriendo me dijo:

-Sabía que te iba a gustar… tranquilo que tengo más y es todo para ti. Vamos abre la boca.

Yo estaba arrodillado ante ella, acerqué mi cara a aquel coño, y abrí mi boca, Marina entonces soltó un chorro directamente a mi boca, caía en mi boca y de ahí se derramaba por el suelo.

-Vamos perrito traga un poco. O voy a pensar que no te gusta. ¡No te dará asco ahora, después de todo lo que has chupado hoy!!!

Yo tragué un poco de aquel pis y lamí su raja, todavía mojada.

-Vamos levante, sabía que te iba gustar, mira lo cachondo que te has puesto.

Ella se sentó en la taza del wáter y comenzó a lamer mi polla, que estaba como un palo a punto de estallar. Me corrí en su boca y su cara… abrió su boca para que viera la cantidad de semen que tenía dentro, y mirándome a los ojos se lo trago todo y limpio todos los restos que había en mi polla. Fue para que viera que ella era tan guarra y cachonda como yo y que también disfrutaba con aquello.

Se levantó y se puso ante mí, sin decir nada la besé, nuestras lenguas estuvieron jugando un buen rato, su boca todavía sabía a semen… sexualmente hablando había encontrado a mi media naranja.

Antes de que se hiciera la hora de irme, todavía nos dio tiempo a desayunar y follar sobre la mesa de su cocina, desde la que se podía ver la ventana de mi habitación en el piso de enfrente. La folle en varias posturas, hasta que por la ventana vimos que se levantaba la persiana de mi habitación.

-Vamos creo que tienes que irte, tu mujer se termina de levantar y seguro que quiere desayunar unas fresas y champán junto con su novio. Dile que el champán, aunque estaba un poco caliente, tú ya te lo has tomado.

Marina disfrutaba con aquello y a mí me ponía muy caliente.

Como siempre chicas si os gusta podéis escribirme a [email protected].

(9,45)