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La vecina Pilar

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Celebrando mi treinta cumpleaños y conversando con mi mujer me dijo que su amiga Carmen dueña de la vivienda que esta frente a la nuestra, alquilo la vivienda a una mujer viuda y seguramente esta semana vendrían a vivir al piso.

Pasados unos días y de regreso a casa la encontré limpiando el descansillo entre las dos viviendas, nos saludamos y viceversa, ella amablemente me pidió si podía esperar hasta que el suelo se secara, amablemente accedí a su petición.

Después de preguntarle por su nombre y darle la bienvenida en la conversación que mantuvimos le dije que si necesitara alguna cosa no dudara en pedírmelo, se despidió agradeciéndome el ofrecimiento y entro en su casa.

Pilar la nueva vecina me pareció sexi, alrededor de los cincuenta años, un poco más alta que yo, con el cuerpo ancho y robusto, las curvas bien marcadas, me sorprende su larga melena recogida en una coleta entrelazada. Pasaron barias semanas y una noche de madrugada sobre las doce, oigo tocar en la puerta al abril Pilar mi vecina, muy asustada me dice que su casa se ha quedado a oscura.

Me pregunta si tengo una linterna, voy en busca de la linterna y me ofrezco acompañarla, entramos en su casa y compruebo que las palancas están bajas y al subirlas se hace la luz.

Ella está situada detrás de mí y al girarme veo que a través del camisón de dormir que lleva puesta se trasparenta sus pezones, ella no se esfuerza en disimularlos. Inmediatamente mi polla responde y mi pantalón corto de pijama apenas puede disimular el abultamiento.

Ella fija la mirada lasciva en mi bulto y se pone colorada, no puedo contener las ganas de acercarme y besarla muy excitado, ella me aparta y me dice que no le parecía apropiado siendo yo más joven. Yo continúo besándola y ella me corresponde metiendo su lengua en mi boca muy excitada sin oponer demasiada resistencia

Le quito el camisón y la dejo media desnuda, mostrándome sus grandes tetas, redondas y blancas, sus pezones marrones con una gran aureola, me parecen irresistible. Le acaricio las tetas y le chupo los pezones, ella se estremece y deja escapar unos gemidos lascivos de pacer, bajo mi boca hasta su ombligo y recorro con mi lengua todo su contorno mientras deslizo la mano hasta su vagina y comienzo acariciar por encima de la braga.

Mientras le sigo chupando las tetas, meto la mano por debajo de su braga y puedo sentir su coño, está muy caliente y mojado, le bajo la braga y la dejo desnuda. Ella se apoya en la mesa y abre las piernas y puedo ver su húmedo coño peludo, no puedo aguantar las ganas y me lanzo a lamer frenéticamente el coño, ella se agarra a mi cabeza sujetándola con ambas manos y comienza a gemir.

Con una corrida que hizo que le temblaran las piernas explota, y aun así sin dejar de frotar su coño en mi boca, me pide muy excitada que continúe lamiendo su clítoris con la punta de mi lengua. Mientras sigo lamiendo su clítoris meto un dedo en su vagina, ella aferrándose a mi cabeza curva el cuerpo hacia delante sobreviniéndole otra gran corrida gimiendo muy fuerte.

Me desnudo y dejo ver mi verga, la cara se le trasforma con una expresión lujuriosa, agarrado con ambas manos mi verga mide su longitud, se arrodilla y se la lleva a la boca, con sus labios y lengua se entretiene en el glande la excitación extrema hace que me corra. Ella apelando a mi juventud sigue mamando mi verga hasta que vuelve a ponerse dura.

Me empuja hasta una silla y se sube encima de mí, coloca mi verga en su húmeda vagina y se la introduce suavemente, comienza a moverse de adelante hacia atrás, después de unos minutos sus movimientos son más intensos y rápidos, le doy una nalgada a lo que ella responde gimiendo más fuerte, lo repito un par de veces más parece que le gusta.

Mientras la sujeto por la cintura acompañándola en sus movimientos, sus tetas rebotan sin parar delante de mí, verlas así me a excitado aún más. Ella termina teniendo un intenso orgasmo, exclamando unos gemidos muy placenteros.

Le digo que ya no aguanto las ganas de acabar, ella se pone de rodillas enfrente de mí. Mientras yo sigo pajeándome, ella toquetea mis testículos con sus dedos, abriendo la boca y sacando la lengua esperando que la riegue. Exploto con un orgasmo intenso y maravilloso, nunca imaginé que alguien me haría acabar de esa manera, me quedo sin fuerzas de lo intenso que fue.

Ya es hora de irme nos vestimos y me acompaña hasta la puerta, nos despedimos con un beso. Mi mujer media adormilada me pregunta porque me he levantado de la cama, como no se ha enterado de nada le digo que me he desvelado y para no molestarla me levante. Entro en la cama pensando en mi vecina Pilar, esperando el día de volver a verla y repetir lo que había sucedido o eso imagino yo.

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