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Las aventuras de Loverboy (Capítulo 2)

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Esta historia es un producto ficticio de mi imaginación y no debe leerse si el lector odia a las personas homosexuales tanto en el ámbito real como en la escritura en general. Cualquier parecido con la vida real dentro de esta historia es puramente coincidente. Esta historia utiliza componentes de fantasías sexuales y componentes SCI-FI por lo que puede no ser de su agrado.

Algunos temas implicados en esta historia son violencia, sumisión, relaciones familiares y actos de relaciones homosexuales. Si no tienes 18 años, te sugiero no seguir leyendo porque es probable que este contenido sea ilegal para su lectura en tu país. Finalmente espero realmente que disfrutes el relato Y siéntete libre de enviar un correo electrónico ([email protected]) si esta historia te gustó. El apoyo de la gente y las sugerencias son siempre bienvenidos.

Capítulo 2: Los hermanos Serpentor

El Capitán John Ruttenford miró hacia donde estaba Loverboy pero sin verlo. Solo intuía que allí se encontraba, escondido en la oscuridad de la noche, mientras Troy Singer, convertido en su alter ego, contemplaba al capitán desde lo alto del angosto muro de ladrillos.

Indistintamente si Ruttenford lo había identificado o no, Loverboy no podía despegar la vista del corpulento capitán. Solo apreciarlo era una experiencia grandiosa. Desde las alturas y con la poca luz reinante, el joven musculoso héroe se deleitaba con la figura del capitán. Y no era para menos:

John Ruttenford podría haber ingresado a cualquier competencia de culturismo si así lo hubiera deseado. No solo eso, sino que su rostro cuadrado, de prominente mandíbula rectangular, era el marco perfecto de unos pequeños ojos achinados.

Los “Sex-Arrest” eran seleccionados exactamente para eso: más allá de hacer cumplir el estricto celibato sexual, debían provocar el más fuerte deseo delictivo. Se había estudiado muy detalladamente el gusto social tanto en hombres como en mujeres buscando candidatos que sean del agrado general. Y no por nada John Ruttenford había ascendido a capitán del principal escuadrón de la ciudad en menos de un año.

Además por eso el uniforme también fue pensado para exacerbar la intención de incentivo: una típica gorra policial, un saco sastre predominantemente blanco con detalles azules, muy ceñido al cuerpo y sobre todo a la cintura, muchas veces sin mangas como era este el caso, solamente para mostrar sus perfectos brazos anchos, una largas botas, también policiales, azules y un ajustado bañador blanco tipo slip. Los curvilíneos muslos del capitán, sobresalían majestuosos a los costados de su angosta cadera. Pero si había algo grandioso de apreciar en él, era sin duda, su abultada entrepierna.

La parte final del ajustado saco de paño no podía esconder la redondez predominante del manojo de carne que mantenía contenido el impecable slip de lycra blanco. Ambas solapas de este quedaban apoyadas sobre el abundante bulto frontal.

Loverboy sintió nuevamente una fuerte picazón interna en su abdomen, sintió nuevamente la palpitación rectal de su esfínter y sintió nuevamente como su respiración se agitaba ante la presencia de aquel hombre.

Pero todo quedó allí.

John Ruttenford, se acomodó la gorra de capitán, bajando la visera y ocultando sus achinados ojos bajo la sombra que esta producia, dio un profundo respiro que casi hace estallar el inmaculado saco y se retiró por el callejón como dando por finalizada búsqueda de alguna evidencia sobre el paradero del segundo delincuente.

A pesar de su gran tamaño, el corpulento capitán no se movía toscamente como muchos se deben imaginar. Sino todo lo contrario. No parecía caminar todo rígido y aparatoso. Se podría decir que tenía un andar muy normal para la rigidez y el volumen de sus músculos.

Loverboy estaba realmente muy conmocionado. Las últimas horas de su vida habían sido una verdadera revolución hormonal, su corazón aún palpitaba terriblemente rápido, mientras su montañoso culo despedía algunas gotas de ese característico y extraño fluido. Conocía perfectamente el funcionamiento de su cuerpo, a pesar que estaba prohibido explícitamente toda información que tenga que ver con la naturaleza o, peor aún, con la anatomía humana, sabía que todo aquello que él estaba ocurriendo no era normal en lo absoluto.

El joven paladín lujurioso quedó en las penumbras durante unos largos minutos más, dividido entre el temor de ser descubierto y las fantasías que su cabeza imaginaba tras conocer al apuesto capitán. Se bajó de la angosta pared divisoria tan sigilosamente como pudo, del lado opuesto a donde minutos atrás había experimentado los 23 centímetros de Dion invadiendo sus entrañas. Ya no estaba tan entusiasmado de brincar tan bulliciosamente como lo venía haciendo, ni tan fervoroso de vestir las extravagantes correas. Incluso comenzaba a sentirse algo ridículo.

Como todas las grandes manzanas de Seemly City, las callejuelas internas comunicaban los espacios centrales de las cuadras. Aquella que terminaba en el muro del cual había bajado Troy, era particularmente lúgubre y oscuro, parada común de todo tipo personajes nocturnos en una sociedad particularmente oprimida.

Caminado por la estrecha calle tenebrosa en busca de un espacio no vigilado para poder regresar a su casa, el musculoso joven se abstraía encontrando más preguntas que respuestas dentro de su cabeza sobre todo lo vivido. ¿Que será el extraño fluido que emana desde su esfínter? ¿Porque reaccionará tan violentamente en contacto con el semen? ¿Qué relación tendrá el obseso atuendo rosa con su repentino crecimiento corporal? ¿Tendrá algo que ver su súbita explosión de lascividad por los hombres con toda esta situación?

A medida que se adentraba por el callejón, comenzó a escuchar voces provenientes de los borrachos y mendigos que pasaban las noches durmiendo a los costados del callejón. Lejos de sentirse incómodo, Troy comenzó a disfrutar la supremacía que le regalaba esa forma peculiar de llamar la atención.

-¡Llegó el carnaval a la ciudad!- Se escuchó desde un costado.

-¿Estás buscando una experiencia criminal, ChicoRosa?- se oyó desde otro costado -Yo creo que su culo debe hablar más que si lengua...- rió un tercero desde otro lado

Las bufonadas continuaron mientras Loverboy simplemente sonreía jocoso, caminando erguido y hasta por momentos arqueando la espalda para exponer su pomposa cola redonda. Fantaseando con encontrar al capitán Ruttenford detrás de alguno de esos comentarios, Troy Singer dirigió su cabeza y su mirada hacia las oscuras voces cuando estas se pronunciaban a sus espaldas.

De pronto y volviendo su cabeza hacia el frente, sin haberlo advertido previamente, dos siluetas delgadas se interpusieron en su camino.

Repentinamente los bramidos jocosos de los indigentes y ebrios se apagaron dejando a todo el callejón en profundo silencio.

Las dos siluetas se revelaron ante la tenue luz de un farol que pronto quedaría en desuso. Nuestro curvilíneo Troy vio con sorpresa a dos gemelos que se asemejaban al estereotipo irlandés, altos, delgados, pelirrojos y bien parecidos, vestidos con iguales sacos de estampado de serpiente pero en diferentes colores, uno en verde militar oscuro y el otro en tonos obispos. Bajo el saco, los gemelos no llevaban nada puesto. Solo se apreciaban sus acentuados abdominales y las pronunciadas líneas centrales de sus marcados pectorales. Los dos vestían ajustados pantalones de cuero acharolado negro, muy brillantes incluso en plena oscuridad.

Ambos hermanos tenían sus cuerpos cubiertos de tatuajes que contrastaban con sus pieles blancas. Además del color de la vestimenta, solo eso los diferenciaba uno del otro.

Loverboy no se sentía particularmente atraído por ninguno de ellos, sin embargo, una singular sensación invadió su cuerpo estando ante su presencia. Un sentimiento de vulnerabilidad excitante comenzaba a manifestarse, algo parecido a la emoción que experimentó mientras el negro traficante Dion lo penetraba.

Extrañamente las correas de las que componía la mayor parte de su vestimenta se ajustaron aún más a su cuerpo, al igual que sus botas largas rosadas se comprimieron a sus pantorrillas. Parecía que todo el uniforme se tensaba como los gatos se estremecen cuando presienten el peligro. Las correas del extraño suspensorio se ajustaron de tal manera que las prominentes nalgas de su trasero nuevamente fueron forzadas a separarse dejando a su inflamado agujero expuesto a la vista de todos.

-Pero que criatura más extraña tenemos aquí, hermano.- dijo uno de los gemelos. -Veo que ha llegado un contribuyente nuevo al callejón...- contestó el otro.

-Señores, no tengo intención de molestarlos, solo deseo regresar a mi casa- les comentó Troy en un tono educado y con voz aniñada.

-Mira chico- dijo el primero -Mi hermano Will y yo somos los administradores de este callejón. Duermes aquí: pagas. Caminas por aquí: pagas ¿Soy claro?- relató desafiante uno de los hermanos.

-y si por algún motivo no tienes forma de pagarnos, te aseguro que tenemos maneras muy persuasivas de escarbar para encontrar lo que queremos- término de completar el otro.

Ambos gemelos juntaron sus cabezas, mirando fijamente a Loverboy de manera amenazante, abriendo sus bocas al unísono desenrollaron dos lenguas increíblemente largas, que les llegaban varios centímetros por debajo de sus barbillas. Las puntas de ambos músculos estaban cortados, semejando las lenguas bífidas de las serpientes.

El tono autoritario proveniente de los gemelos irlandeses mostrando sus grotescas extremidades, fragmentaron la mente del joven y corpulento paladín, que comenzó a percibir como aumentaba el cosquilleo de su vientre y se extendía transversalmente hacia su trasero, puntualmente hacia su ano. El característico fluido viscoso y maloliente comenzó a brotar desde sus entrañas. Las gruesas gotas brillantes se deslizaron muy lentamente por las caras interiores de sus abultados muslos. Se sintió excitantemente vulnerable, disminuido a los deseos del magro irlandés.

-Yo... señor... solo... quiero...- tartamudeó Troy algo temeroso.

-¿¡Acaso no hemos sido claros, marica súper inflada y exhibicionista!?- El alarido se escuchó en todo el callejón dejando perplejo al joven Loverboy.

Instintivamente y si haberlo meditado un segundo, saltó de manera atlética por encima de los dos irlandeses, haciendo una especie de demostración de gimnasia olímpica. Los pelirrojos gemelos se sorprendieron ante la reacción inesperada, mirando en cámara lenta como el voluminoso chico se elevaba casi dos metros por encima de ellos para caer limpiamente al otro lado de donde le había interrumpido el paso.

Durante la vertiginosa pirueta los estafadores hermanos fueron regados por el gelatinoso líquido pestilente que emanaba desde el culo de Loverboy.

Nuestro héroe quedó de espaldas a los chantajistas del callejón totalmente asustado y nervioso. Su corazón latía con rapidez, como si hubiera corrido una maratón sin haber estado preparado. La adrenalina corría por sus venas sabiendo que el intento de escape probablemente enfureciera a los gemelos.

-¡¿Quién mierda te crees que eres?!- gritó el de saco verdoso.

Loverboy no podía contestar. Solo se había quedado inmóvil en el mismo sitio donde había caído. Hizo un esfuerzo por moverse pero algo más fuerte que él se lo impedía. Dio un paso con mucho sacrificio cayendo de rodillas contra el pavimento. Como si gravedad terrestre hubiera aumentado repentinamente, sus manos también se asentaron contra el suelo dejándolo en la clásica posición de perrito.

-¿Qué diablos me está pasando?- pensó preocupado al notar que su cuerpo no le respondía.

El aroma del fluido vertido invadió a los tatuados estafadores, ingresando por sus fosas nasales, invadiendo sus mentes. Sus pupilas se dilataron y ambos hermanos se miraron risueño.

-Creo que el día de pago llegó, hermanito ¿que opinas tu?- dijo uno de ellos.

-Opino que debemos darle a este niño lo que ha venido a buscar- respondió el otro socarronamente.

Con la cabeza girada por sobre su hombro, el inmovilizado Loverboy, vio aproximarse a los dos altos timadores, notando que con cada paso que daban hacia él, sus vergas se engrosaban cada vez más marcando toda la extensión del largo por debajo de sus acharolados pantalones. A pesar de querer salir de esa situación, no pudo evitar abrir su boca y aspirar profundamente evidenciando la emoción que aquel par de abusivos le producía.

El primero de ellos se posicionó frente a su muy adulado trasero. Quitándose el saco verdoso, exhibió su marcado torso tatuado y acarició suavemente la sedosa piel blanca del lujurioso paladín con la yema de sus dedos. -¡Este chico tiene el culo más hermoso y duro que he visto en toda mi vida!- exclamó sin dejar de recorrer aquellos inmensos glúteos.

El segundo solo permaneció de pie, con la abultada entrepierna a escasos centímetros del rostro del justiciero rosado. Las miradas de ambos se entrecruzaron. Will, aún con su saco de serpiente en tonos obispos colocado, contempló desafiante el rostro suplicante del musculoso joven. Luego de unos largos segundos, aprehendió al chico por los cabellos y asintió con la cabeza en un claro gesto instigador.

Loverboy, quedó definitivamente reducido al apetito de los gemelos irlandeses. Ya no forcejeaba, intentando que su cuerpo lo obedezca, ni se preguntaba si podía o no hacerlo. Con los ojos puestos en el hipnótico pelirrojo, observó como el timador liberaba su excéntrica lengua mientras la inflamada entrepierna del pantalón se aproximaba a su jovial semblante.

Sin quitar la mirada de su opresor, Troy sintió la verga presionando contra su rostro detrás del delgado cuero. Abrió su boca tomando el ancho del órgano, para presionarla suavemente con sus dientes a medida que su lengua sondeaba la lustrosa hinchazón.

-Eso marica, esto era lo que estabas buscando... ¿no es así?- gimió Will al sentir el calor proveniente de la boca del heroico adolescente.

En el otro extremo del enmascarado, los dedos de su hermano se aproximaban cautelosos al inflamado recto acuoso de un sometido Loverboy. Entre extasiado, admirado y sorprendido, el gemelo de Will, recorrió la perforación anal del muchacho decidido a llegar tan lejos como su curiosidad se lo permita. -Oye Will!!! Lo que tiene este chico en el culo es realmente sorprendente!

-Lo siento Mike, pero en este lado del mundo la acción se está poniendo muy caliente. Cuéntame todo lo que pase allí- guiñó Will a su hermano gemelo.

Sin poder resistirse a la delictiva tentación que se le presentaba en ese instante y claramente influenciado por el fragante néctar afrodisíaco, Mike desplegó su extenso músculo bucal para lengüetear los carnosos labios anales del subyugado musculoso. Las puntas bífidas de su lengua se movían de manera independiente sondeando la suave y delicada piel lampiña del culo del muchacho.

Con el rostro zambullido entre los pliegues de una lustrosa entrepierna erecta, Loverboy gimió quejosamente al advertir aquella esponjosa protuberancia recorriendo la sensitiva entrada carnosa de su ojete dilatado. No tardó mucho tiempo más, hasta sentir cómo la extensa lengua de Mike se hundía despiadadamente en toda la extensión de sus entrañas succionando el líquido que emergía desde su interior, como si se tratara de la recaída de adicto en recuperación.

El desarropado héroe se estremeció al sentir una interminable lengua húmeda inspeccionando cada tramo de sus intestinos. Sus lamentos se agudizaron y se tornaron semejantes a chirridos aniñados.

-Es hora de hacer callar a esta marica!!- exclamó Will visiblemente irascible. Mientras dejaba caer al piso su impecable saco sastre color obispo, exhibió sus tatuajes, lo que eran aún más coloridos que los mostrados por su hermano Mike minutos atrás, dibujados sobre su magro cuerpo atlético.

Aferrando los cabellos del chico, lo obligó a apartar el rostro de su encuerada ingle y lo forzó a levantar la cabeza hasta encontrar la mirada del fornido paladín. Observó con desaire su semblante lascivo, lo vio respirando por la boca agitadamente y hasta con remanentes de su propia saliva en las comisuras de sus labios. El irlandés acercó su cara a la del muchacho, e introdujo su lengua bífida por la cavidad bucal del heroico musculado, llevándola hasta lo mas profundo de su garganta.

Las dos deformadas lenguas irlandesas estaban siendo recibidas por Loverboy con un ahogado alarido interior que nunca se hizo audible del todo. Una de ellas bajando por su ancha garganta hasta lo profundo de su esófago y la otra escarbado su dilatada y húmeda salida rectal. Sus curvilíneos brazos rodearon el cuello del besador pelirrojo, tomándolo como si fuese una tabla salvavidas durante un naufragio, mientras respiraba ruidosamente en una sinfonía jadeante de obscenidad.

Sin dudas nuestro héroe se perdió poco a poco en su propia excitación.

El asfixiante beso profundo hizo que emergieran las lágrimas de sus ojos, sus brazos se agitaron evidenciando que comenzaba a quedarse sin aire, pero aun así deseaba que aquello no terminara.

Esa sensación de ser sometido y servir como medio para el deleite ajeno, le producía una extraña sensación de poder, un placer aún mayor que las dos lenguas que invadían el interior de su esculpido cuerpo en ese presiso momento.

Loverboy gimió tan contenidamente fuerte que hasta pudo oír su propio sollozo saliendo de sus fosas nasales.

Como si los timadores irlandeses pensaran al unísono, ambos extrajeron sus deformaciones linguales del cuerpo del muchacho y Loverboy se desplomó en el suelo pesadamente, boca abajo, como una marioneta sin sus hilos.

Will y Mike se incorporaron llenos de una inusual energía puramente hormonal. Sin mediar palabras entre ambos y mirándose como dos púgiles en contienda, los hermanos gemelos notaron que sus testosteronas se habían elevados por aires. Quizás no lo sabían tan técnicamente así, pero sí se veían así mismos como respectivos machos cabríos.

Deambularon despreocupadamente alrededor de la sólida masa muscular tumbada en el piso, y a medida que se desplazaban comenzaron a desabrochar sus ceñidos pantalones de cuero. Como ninguno de los dos llevaba puesta ropa interior debajo de ellos, sus vergas finalmente quedaron exhibidas después de haber aguantado tanto tiempo de sofocante ocultamiento. Y en todo este conjunto de cosas inusuales, ellas no eran la excepción. Cada una medía unos 22 centímetros, con gran cantidad de venas sustanciosas bombeantes de sangre, de circunferencia normal. Pero lo inusual era la textura de la piel que las recubría: Un escamado muy sutil podía leerse por debajo de la piel de los miembros erectos. Parecía como si se hubiera recubierto la piel de una serpiente con una fina capa de piel humana.

Los gemelos concluyeron sus recorridas en el lugar opuesto que habían dejado inicialmente: Mike tomó el frente del chico y Will su retaguardia, mientras Loverboy notaba hipnotizado la extraña trama del rígido mástil del oponente frente a él, lejos de extrañarse comenzó a sentir la punzante comezón proveniente de sus entrañas.

Finalmente Will se encontró frente a frente con el abundante y redondo trasero de Troy. Si bien ya había visto su contorno, no conocía ni había reparado en su punto de placer. Aquel agujero se extendía por sobre gran parte de la grieta de Loverboy. A pesar de tener los bordes hinchados, aun así se podía apreciar una oscuridad desde la que fluía una rara viscosidad algo densa.

-Que mierda tiene este marica en el culo?- exclamó Will con excitante sorpresa.

-Te lo dije hermano! Te llamé cuando lo descubrí- reclamó su hermano gemelo Mike.

-¡Es como la vagina de una maldita criminal prostituta!- Dijo ocurrente Will para luego escuchar la carcajada de su secuaz estafador de cabellos rojizos.

Loverboy se sintió profundamente humillado por la ocurrencia exclamada sin reparos y como si él no estuviera presente. Sin embargo, lejos de desmoralizarse, notó que ser tratado tan denigrantemente le otorgaba un poder al timador que indudablemente lo excitaba mucho.

El joven paladín musculoso, miró a Will por encima de su hombro con un evidente gesto de súplica, a pesar que este, solo se mantuvo abstraído en cada detalle de su glorioso agujero abierto, no puedo evitar levantar unos centímetros su cadera del suelo completando una clara señal de pedido.

Will se arrodilló ante el fornido culo voluminoso de un implorante Troy, apoyando las rodillas sobre sus mullidas corvas y forzándolo a separar sus piernas. Muy lentamente, el opresivo gemelo de tatuajes coloridos, aproximó su rígida estaca al humedecido orificio rectal de Loverboy. Sin restricciones ni trabas en su recorrido, la verga se introdujo en aquel dilatado agujero pausadamente y como en cámara lenta.

El subyugado muchacho mordió su labio inferior, elevando la mirada hacia el firmamento, en un claro gesto de satisfacción por la desesperante necesidad saciada, mientras aquel fálico garrote se hundía en los más profundo de su esponjosa cavidad.

Cuando Troy regreso la vista hacia el frente, se encontró con la palpitante asta de Mike chorreante de un intenso líquido pre-seminal fluyendo desde su interior y lubricando por completo la fungiforme cabeza. Magnetizado por la imagen ente sus ojos, el muchacho no pudo hacer más que abrir su boca presentando temerosamente la punta de la lengua.

-¡Claro que la quieres mariquita rosada! ¿No es así?- pregunto sarcástico mientras aún con su gesto implorante, la boca abierta y la lengua fuera, el curvilíneo chico, asentía con la cabeza.

Mike no se hizo de rogar mucho, a fin de cuentas, estaba tan desesperado por testear la boca de nuestro heroico Loverboy, como el chico de degustar la exótica verga del irlandés dominante. Así que, a diferencia de su hermano quien aún estaba en viaje hacia las profundidades del rosado gladiador, el timador de tatuajes negros violentamente sumergió su masculinidad en las fauces sedientas de Troy.

El musculoso chico gimió ahogadamente recibiendo el texturado garrote dentro de su boca. Recorrió gustoso las venas inflamadas denotando las singulares escamas por debajo de una tersa piel. Aquella sensación era extraña pero excitante, como todo lo que estaba viviendo desde el momento del golpe. Sentir aquellos dos troncos atravesándolo al unísono lo estaban haciendo delirar de placer. Las cientos de preguntas sin respuesta que rondaban su cabeza y que iban desde su alteración corporal hasta la nueva manera de percibir la sexualidad pasando por lo extraños elementos que se iban sumando a este nuevo mundo cómo ser sus correas, habían quedado totalmente adormecidas en su mente. La genitalidad más pura e irracional se apoderó de la mente del joven muchacho en esos momentos.

Will, el irlandés situado en su retaguardia, inició la retirada de su verga tan suavemente como la había insertado dentro del suave culo de Loverboy. No bien se inició el distanciamiento, las escamosas inflexiones se retrajeron aumentando el volumen del miembro fálico de Will. Y aunque había espacio suficiente en las entrañas del lubricado trasero del chico para la nueva dimensión obtenida, la hipersensibilidad de su agujero le provocó una locura de placer aún mayor.

-¡Esta asquerosa perra tiene el culo más dilatado que he visto en mi vida! - Gimió Will viendo la forma que nuestro héroe soportaba su grosor.

El magro y delgado gemelo de tatuajes coloridos, ya no tuvo más piedad por el sometido y maltrecho Troy. Sin ninguna compasión comenzó a martillar el musculoso culo del chico con salvaje furia. Con cada golpe de su cadera, nuestro héroe gemía chillonamente siempre que la verga de Mike en su boca así se lo permitía.

Loverboy se sintió en las nubes. Extasiado y completamente lleno del mas lascivo placer que había experimentado hasta ahora, chupaba la verga de Mike enérgicamente, con su saliva escapando de las comisuras de su boca y cayendo por su mentón. Además recibiendo una segunda verga por su culo, gozando el cambio de volumen con cada embestida y cada retirada, con sus glúteos fornidos y sus redondos pectorales temblando en cada choque y sintiendo una catarata de fluido mojándolo todo desde su espalda baja hasta sus muslos interiores. El músculo situado en la base de la pelvis (o músculo PC) se denotaba tan inflado que a la vista de Will se revelaba como una vulva. Pocos eran los mendigos y borrachos del escondido callejón que se animaban a mirar de lejos el ultraje hacia el chico.

-Hermano! La boca de este marica es un sueño!- Gimió Mike machacando la boca Loverboy. - Podríamos quedárnoslo como si fuera nuestra perrita de compañía?... que te parece la idea?... yo podría cogermelo a diario para mantenerlo feliz y contento... - Continuó diciendo con tono juvenil algo caricaturesco.

La idea iluminó los ojos del heroico chico musculoso. Se imaginó utilizando sus sexys correas rosadas y luciendo su curvilíneo cuerpo como el esclavo permanente de los dos gemelos irlandeses. Se imaginó así mismo siendo ultrajado, tal como lo estaba siendo en ese mismo instante, varias veces al día. Incluso fantaseó en conocer a otros muy diferentes malhechores de esta u otras agrupaciones para probar sus vergas de miles de formas diferentes. ¿Acaso estaba deseando convertirse en la puta de todos los delincuentes de la ciudad? La respuesta no era políticamente correcta. Por suerte el brusco tono categórico de Will lo sacó de ese complejo laberinto moral devolviéndolo a la realidad.

-Estás demente Mike?! Tenemos que usar a esta marica todo lo que podamos y hacerlo desaparecer... ¿tienes la mínima idea de lo que nos harán los agentes del sexo por esto?- Gruñó visiblemente enfurecido trasladando su cólera a los golpes infligidos al culo del muchacho.

Parecía como si cuanta más rabia se imprimía sobre aquella escena, más fuerte y agudo gemía poniendo en evidencia cuanto gozaba nuestro denostado paladín. Su agujero se había transformado en una cavidad completamente colmada de aquella viscosa secreción maloliente. Los impactos contra su perfecto y redondo trasero se oían como palmadas contra alguna clase de líquido aceitoso. Aquel característico hedor procedente de las evacuaciones de Loverboy, se había propagado por todo el oscuro callejón, sugestionando a los transitorios pasajeros, borrachos y vagabundos del lugar. Sin asociarlo directamente a la fetidez proliferante, comenzaron a sentirse excitados ante la escena que estaban presenciando.

Loverboy y los dos gemelos irlandeses se habían convertido en los actores principales de un teatro público pornográfico ante las miradas de un auditorio que manoseaba sus vergas por encima de sus sucios y descoloridos pantalones, mientras otros directamente las introducían por debajo de estos para pajearse. No faltaron los más afectados por la fragancia que, sin ningún tipo de pudor, exhibieron sus troncos ante el resto de los asistentes.

-Oye Will! Estoy por alimentar a esta marica en cualquier momento!- Vociferó Mike tomando fuertemente los cabellos frontales del muchacho por encima de su antifaz rosado para enfatizar el ritmo dentro y fuera de su boca.

-Todo tuyo querido hermanito!- Le contestó su gemelo.

Como si hubiera estado esperando la autorización de su hermano gemelo, Mike azotó sus caderas contra la boca de Loverboy, obligándolo a ingerir muy violentamente su carnosa estaca escamada hasta el fondo de la garganta. Permaneció inmovilizado unos breves segundos observando como el joven comenzaba a sofocarse intentando satisfacerlo, ajetreando sus tonificados brazos alrededor de las piernas fibrosas del cruel timador irlandés, pero en ningún momento apartándose de su cometido.

Aún estático, Mike echó su cabeza hacia atrás y con los ojos bien abiertos desenrolló su exótica bífida lengua al aire mientras un denso bombazo de semen regaba la boca de Troy, inundándola hasta la garganta.

Sin poder contener el ahogo, Loverboy ingirió solo una parte del néctar secretado en sus fauces, entretanto parte se escurrió por los bordes de su boca en una mezcla dispar de saliva y leche que se terminó escurriendo por debajo del arnés que contorneaban sus redondos pectorales hinchados.

Con una repentina sacudida, Mike apartó su chorreante verga amorcillada de la boca del joven Troy, quién observaba al estafador irlandés como mendigando un poco más de aquél viril elixir al tiempo que, aún jadeante, recogía los excedentes más próximos a su boca con la punta de la lengua.

El pelirrojo de tatuajes negros, simplemente se dejó caer sobre piso del turbio callejón, apoyando la espalda contra el muro más próximo, se sentó para ver actuar a su gemelo, aún equipado con los encuerados pantalones lustrosos pero llevándolos a la altura de los tobillos.

Del otro lado, Will se afirmó a la correa rosada del arnés de Loverboy. De esa manera no solo pudo manejar al lujurioso paladín a su antojo sino que además sintió más control y dominio ante aquella situación. Advirtió sus embestidas más fuertes y profundas, y por supuesto, por contrapartida, palpó casi tangiblemente el padecimiento y la sumisión del chico.

Con los agudos y constantes gemidos del vapuleado adolescente de fondo y ante la mirada orgullosa de Mike, Will lo tomó por uno de sus tobillos, alzando su maciza pierna hacia el aire, presentándola a su hermano gemelo como si fuera un trofeo de caza. El cambio de posición estimuló nuevos sectores del esfínter del chico forzándolo a gemir en otros tonos e incluso a rasguñar el pavimento con la yema de sus dedos.

-El chico va a recordar quien es Will Serpentor durante muchos días- rió jocoso Mike, exhibiendo su extensa lengua hacia su hermano.

-Te aseguro que esta marica no se va olvidar de los gemelos Serpentor en mucho tiempo, hermanito- Will le respondió copiando el mismo gesto con su lengua.

La conmoción invadió la mente de Troy de tal manera que aquellas preguntas que habían quedado relegadas en su cabeza, emergieron de pronto como un torbellino ¿Qué hace que su racionalidad se apague tan inexplicablemente, siendo reemplazada por esta lascividad desmedida y sin control? Si jamás tuvo pulsión por el sexo, y siempre fue respetuoso de la castidad y el celibato ¿Qué hace que de pronto no pueda dejar de infringir las normas y las leyes? ¿Por qué ser sometido, doblegado y humillado lo hacía sentir tan exquisitamente bien? ¿Acaso el traje o el golpe habían dañado su mente, o peor aún, lo habían enfermado? Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por una sensación deliciosamente caliente que provenía del interior de sus entrañas. La verga de Will estaba aumentado su tamaño bombeando gran cantidad de sangre a sus fibras y el musculoso chico podía sentir cada golpe en su esponjoso culo cada vez con más violencia.

-Bueno, marica, parece que estás de suerte. Vas a llevarte a casa el esperma de los dos hermanos Sempentor!!- Gruño Will azotándolo cada vez con más energía.

Loverboy jadeó y babeó al compás de cada embestida, lloriqueando tanto de placer como de dolor y hasta por un poco de desconsuelo. Supo que no faltaba mucho para concluir la opresión y el dominio de aquellos magros embaucadores, que tan bien lo hacían sentir. Escuchar aquella gruesa estaca sumergiéndose dentro de su propio agujero, como una pesada piedra hundiéndose en grasa líquida, realmente lo hacían perder el juicio.

-¡Vamos perra asquerosa! ¡Ordeña mi verga y gánate mi leche con el trabajo de ese agujero caliente!- Ordenó el activo irlandés de manera categórica.

El heroico muchacho torció la cabeza para observar de reojo al dominante estafador con gesto suplicante, notándolo empapado en sudor, el cuerpo marcado y delgado brillaba con las pocas luces del callejón y con un ademán sádico en su rostro, totalmente inmóvil con los brazos levantados, las manos cruzadas contra su nuca y con su mástil carnoso enterrado dentro de su pomposo culo redondo. Inmediatamente arqueó su espalda para comenzar a complacer la petición del colérico Will. Al principio en un ritmo muy suave, el joven musculoso movió sus caderas y su cintura en forma circular percibiendo las palpitaciones de aquella verga metida dentro de sus entrañas. Poco a poco incrementó la velocidad, moviendo todo su torso para auto- infligirse la embestida que el delincuente no estaba dispuesto a proporcionar y que tan dichoso lo hacía sentir.

-Eso marica!! Ordéñame fuerte!- Gimió Will.

Troy continuó bregando con su cuerpo tan arduamente como podía hacerlo. Estaba dichoso de complacer a su déspota opresor y fusionar sus propios gemidos con los de él. Imprimió cada vez mayor velocidad y desenfreno a su obsceno twerking y con ello los quejidos de ambos aumentaban el volumen.

-No pares puta perra!! Estoy a punto de llenarte ese delicioso culo de mi leche caliente- Suplicó el blanco irlandés.

Finalmente Loverboy sintió como la verga de Will se hinchaba mucho más aún, para explotar dentro de su cavidad rectal depositando una generosa cantidad de leche caliente en sus excesivamente lubricadas y suaves entrañas.

El gemido de Will fue grave, profundo y extenso -siii! Aliméntate con mi semen, perra asquerosa!!- y luego de eso solo se oyó la respiración agitada y entrecortada de los dos contendientes sumado a un desanimado y pausado aplauso proveniente de Mike como si estuviera ebrio.

-¡Ese es mi hermano gemelo!- agregó con orgullo.

Aún empalado con la verga erecta de Will, escupiendo las últimas gotas de su esperma, Loverboy comenzó a percibir la reacción cálida y efervescente dentro suyo. Al igual que en lo sucedido con Dion, Will comenzó a sentir una aguda quemazón en su miembro que le exigió quitarlo rápidamente del interior del chico. Inmediatamente una espuma blanquecina emergía desde su dilatado y maltrecho ano.

-¡¿Que mierda es eso?!- Exclamó alertado Will, incorporándose del suelo y retrocediendo dos pasos ante la mirada desconcertada de su hermano.

Mike prácticamente se eyectó desde el suelo, hábilmente y de un tirón, se calzó sus pantalones de cuero sin llegar a abrocharlos recuperando la movilidad y rápidamente se situó junto a su hermano gemelo. Abriendo los ojos y la boca grotescamente, exhaló una exagerada carcajada -¡¿Que carajos le ocurre a la rosadita marica?! Mierda hermano, creo el chico está muy enfermo y te contagió sea lo que sea que tiene a ti. Ya te imagino expulsando espumita caliente por el culo y por todo los orificios. No esperes que me ocupe de ti cuando estés en ese estado, eh? Pronto quedará un único y gran Serpentor!- Continuó bufoneando.

Con la palma abierta contra la nuca de Mike, el golpe seco y certero de Will no se hizo esperar - ¿Porque no te callas un poco, estúpido?- aleccionó el más mesurado de los dos.

Los dos estafadores del callejón observaron como el heroico joven había quedado reducido a una débil masa de músculos que difícilmente podía ponerse de pie.

Loverboy había quedado agotado y severamente aturdido. El calor efervescente que se irradiaba desde el interior de su esfínter, parecía haber consumido gran parte de su energía. Era como un largo e interminable orgasmo que nublaba cualquier parte racional de su juicio. La humillación bromista de Mike esta vez, lo había hecho sentir amedrentado, acobardado a tal extremo que con el fin de alejarse de allí, comenzó a reptar endeble hacia la salida del callejón.

-Pobre puta marica... ahora que ya está satisfecho, parece que quiere alejarse de nosotros...- continuó bromeando socarrón el gemelo de los tatuajes mas oscuros.

Troy se arrastraba por el suelo oyendo los enunciados de Mike, tratando de alejarse de ellos y dejando una hulla burbujeante de la atípica reacción química que todavía producía su propio cuerpo mientras sentía como el agotamiento se desparramaba por todo su ser.

-¡Todos quieto ahí!-

-¡Deténganse y pongan las manos en alto!

La pausada huida del muchacho se vio frustrada por la llegada de un grupo de policías del sexo, seguramente convocados por alguno de los vecinos que escucharon sus poco discretos gemidos de placer en el callejón. Al fin y al cabo aquella era una poblada zona residencial y a esas horas de la madrugada un gemido erótico tenía la misma repercusión que un disparo con armas.

Los “sex-arrest” se disponían muy deprisa contra toda persona del callejón: borrachos, mendigos, transeuntes, los gemelos Serpentor, apuntándolos con sus armas y alineándolos contra las paredes del funesto pasadiso. Pero ninguno de ellos parecía haber notado que en el suelo se encontraba un adolescente cuya simple forma de vestir era razón más que suficiente para ser capturado.

Sin embargo, Loverboy no estaba dispuesto a abandonar su fallida fuga. A pesar de su poca energía y de lo agotado que se sentía retomó la marcha arrastrándose por el suelo, ayudado con sus brazos e inútilmente con sus piernas. Cada dos o tres arrastradas volteaba la cabeza para apreciar como los hombres y mujeres de la castidad continuar su trabajo sin percatarse de su presencia.

Al cabo de unas remolcadas más el muchacho se encontró con un par de lustrosas botas de azul profundo. Levantó la mirada y las botas continuaron hasta convertirse en un par de voluminosos y firmes muslos, los que se juntaban en una pelota inmaculada y enorme de color blanco y por encima de todo aquello, el perfecto rostro del capitán John Rutternford mirándolo fijamente.

Continuará...

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