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Laura, mi empleada doméstica

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El día que sucedió estaba un poco tensionado (como ya se me estaba volviendo usual), tenía mucho trabajo y compromisos en los que ocuparme, no estaba durmiendo bien, y en general me carcomía la ansiedad.

Como me pasa cuando tengo ansiedad empecé a volar mi imaginación, una aventura sexual es lo que más deseo en esos momentos y ese día no era la excepción, algo fuera del tradicional sexo del matrimonio que a veces me dejaba con ganas de más, como trabajo en casa y nadie me monitorea a veces suelo navegar por sitios pornográficos para calmar la ansiedad pero honestamente eso no me llena y solo me deja con ganas de más.

Ese día venía la señora Laura, ella es mi empleada doméstica, una mujer de unos 40 años, delgada y bien conservada, cabello lacio largo, no grandes pechos o atributos lo cual le dan cierto atractivo de naturalidad, como si fuera tu vecina. Por mi parte yo soy más joven, 35 años, mido 1.80, cabello negro y con barba, me considero atractivo y en general como sano y hago algo de deporte por lo que me mantengo en forma. Ambos somos de la Ciudad de México.

Mi relación con ella no pasaba de saludarla amablemente todos los días, aunque ya había fantaseado con ella varias veces más nunca había intentado nada, solo dibujaba escenarios donde terminábamos teniendo sexo en mi imaginación y hasta ahí.

Ese día llegó un poco más temprano de lo normal y yo no me había bañado, le fui a abrir la puerta para luego irme a bañar y regresé para bañarme, mientras me quitaba la ropa escuché ruidos cercanos y noté que no había cerrado bien mi puerta así que fui a cerrarla, el cerrar la puerta me hizo pensar en que pasaría si un día abriera por accidente la puerta mientras yo me vestía, usualmente ese hubiera sido el inicio de otro rato de pura fantasía, pero ese día me dije “¿y si dejo abierto? ¿Qué es lo peor que puede pasar?” Y luego me dije “Lo haré.”.

Emparejé la puerta asegurándome que se viera un poco de la entrada de mi cuarto, me quité la ropa y me metí a bañar al baño de mi cuarto, el solo haber dejado la puerta abierta me puso muy caliente y empecé a tener algo previo a una erección lo que significa que mi pene estaba más grande de lo normal pero aún no erecto.

Mientras tanto escuchaba a la señora pasando en el pasillo de alado, seguramente acomodando cosas que usualmente hacía por la mañana lo cual me ponía aún más caliente, necesitaba más, decidí que saldría desnudo para con suerte “me viera sin querer” y con suerte, “pasara algo más”, apagué la regadera, me sequé y me quedé congelado puesto que seguía oyendo ruidos cercanos, con el corazón temblando, y el “lo voy a hacer “ en mi mente esperé a que pasara de nuevo y salí del baño a mi cuarto desnudo de manera “casual” todo fue en un segundo, y ¿qué creen?...

Lo primero que noté fue que la puerta estaba más abierta que como la deje, quizá el aire o quizá otra cosa, no lo sé pero afuera estaba la señora Laura, pude ver en cámara lenta como me vio a los ojos, luego bajó su mirada a mi pene y se volteó rápidamente pidiendo disculpas

- “ah disculpe señora Laura, que pena” le dije, tratando de actuar lo mejor posible, aunque seguro se me notaba el nervio.

“ Disculpé. disculpé”, me dijo otra vez.

- “No pasa nada, no se preocupe, nada que no haya visto antes jeje, "pasé yo me meto al baño” dije.

- “No perdón, me voy,” seguía volteada, noté su cara colorada.

- “en serio pase yo me meto al baño” dije.

Y en ese momento hice algo que nunca planeé hacer, me salió natural, la toque del hombro y le dije de nuevo “ya me voy al baño”, se quedó congelada y me vio ahora si a los ojos, sin pensarlo y moviéndome solo por instinto bajé mi mano un poco por su brazo hasta toque las yemas de sus dedos mientras la veía a los ojos.

Nos quedamos congelados por un segundo y como si nos leyéramos la mente y pasó... nos besamos, el beso fue intenso y excitante, la situación era irreal como salida de una de mis fantasías, le besé el cuello y, como si se la quisiera arrancarla, le quite la blusa, ya no había vuelta atrás.

La señora Laura se sentó en la cama en brasier con las piernas abiertas, fui por un condón a mi closet, cuando regrese la vi a los ojos y de nuevo empecé a besarle en los labios para bajar encima de sus pechos, el abdomen y cuando llegué a sus pantalones se los desabroche, se acostó en la cama y terminé de quitárselos, traía una tanga color piel, le sentaba muy bien como si hubiera previsto que esto iba a pasar.

No decíamos nada, solo actuábamos, todo era tan excitante, como estar borracho.

La señora Laura se quitó la tanga y el brasier, sus pechos no eran muy grandes pero tenía unos pezones redondos y completamente erectos, besé sus pezones y le chupé los senos, de nuevo baje a su abdomen y su entrepierna, le besé las piernas, me decía “mátemela” y le dije “aún no”, ella se sentó tomó mi pene con su mano y lo empezó a chupar, uff el mejor sexo oral que me habían dado, se ve que tenía experiencia, después de un momento me dijo que me acostará, esto me gustaba, tomaba iniciativa, me acosté, tomó el condón y me lo puso, se subió a la cama, tomó mi pene otra vez y se montó, empezó a moverse delicioso, yo la tomaba de los pechos y acariciaba todo el cuerpo, trataba de guardar esta imagen en mi mente, no podía creer lo que pasaba.

Después de un momento le dije “póngase de perrito”, (por alguna razón le seguía hablando de usted”, se puso luego, estaba empapada, no me costó nada de trabajo meter mi pene, gemía como local, luego la acomodé debajo de mi y seguí metiéndosela, ella cerraba los ojos y no paraba de gemir, yo agarraba su cuerpo fuertemente y ocasionalmente la besaba, después de unos momentos yo ya no podía, e dije "me voy a salir voy a explotar.”

“Espera” me dijo, “acuéstate”, me acosté de nuevo, me tomó de nuevo el pene y me chupo como nunca me habían chupado como si quisiera sacarme el alma, me vine en su boca, noté como se le escaba un poco de mi semen por su boca, tomó lo que se salió con su dedo meñique y se lo metió en la boca para tragárselo, se ve que le encantaba, me recosté, necesitaba tomar aire. Después de unos segundos hablé yo.

- “Ay señora Laura, gracias”, le dije.

- “Gracias a usted “me dijo ella, escapando una risa nerviosa.

Nos quedamos viendo el techo un rato sin hablar como tratando de procesar lo que había pasado, después de un momento por fin hablé de nuevo y dije:

- “me gustó mucho, me gustaría volver a hacerlo pero usted sabe que soy casado”.

- “yo igual” me dijo y añadió: “y no se preocupe yo no digo nada, y ahorita recojo este relajo usted tranquilo.

- “ok” le dije aunque me daba pena que ella recogiera, pero para que miento acepté estaba demasiado en shock tras tremendo orgasmo para pensar en ello.

Más cosas pasaron con la señora Laura más adelante, quizá otro día las cuente...

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