Nuevos relatos publicados: 14

Lencería y frutas

  • 4
  • 6.376
  • 9,25 (4 Val.)
  • 0

El fin de semana pasado me quedé solo en casa por tres días. Era un viernes por la tarde, mi esposa me envió un mensaje avisándome que me había dejado comida y fruta suficientes para que no tuviera que cocinar nada, también me pidió que recogiera la ropa de los tendederos y qué si me era posible, la ordenara en el armario.

Tuvo que pasar unos días con sus padres que ya son muy mayores, entonces muy gustoso me di a la tarea de recoger la ropa y guardarla, mientras lo hacía, tuve oportunidad de observar mucha de su ropa en el armario, aprecié un par de medias negras que colgaban de un gancho, lo saqué para verlo y ahí tenía colgada parte de su lencería, los ligueros y otras prendas que disfruto mucho cuando las usa, sonreí al tiempo que sentí una ligera erección.

Realicé algunas tareas antes de sentarme a comer, quizá por su ausencia, pensaba en mi esposa con la lencería puesta, y ya tenía ganas de que estuviera de regreso. Al terminar de comer prendí la tv, tome una manzana del frutero y también había unos plátanos enormes, robustos, de un tono entre verdoso y amarillo, los palpe y aún estaban muy duros, les faltaba madurar. ¡Más de dos veces recuerdo haber volteado a observar esos plátanos! También no se me quitaba de la mente esa lencería negra de mi esposa, ya era mucha mi calentura, así que fui a la nevera por una cerveza, al buscar unos limones en el cajón de abajo, descubrí unos pepinos largos y delgados, tuve una sensación muy agradable pero extraña, no sé, tomé uno y estaba igual de frío que la lata de cerveza.

Regresé a sentarme, intenté ver algo en la tv, pero mi mente ya estaba muy inquieta (lencería, plátanos y pepinos, ufff), así que, tras apurar el último trago a mi cerveza, sentí una pulsación muy rica en el ano, mi verga estaba escurriendo y yo totalmente seguro de lo que quería sentir. Sin pensarlo más, fui directo al armario, saqué la lencería de mi esposa y comencé a desnudarme poco a poco al tiempo que iba apreciando cada prenda.

Empecé por las medias, fue una sensación riquísima, me fascinó la vista y el tacto del encaje adornando mis piernas, el elástico era una caricia constante, siguió el turno de la tanga, un hilo dental con encaje, sentí cómo se impregnaba en mi ano, aunque era un hilo muy flexible, y los olanes resultaron una caricia muy agradable entre mis nalgas. En la parte de arriba me puse una blusita con transparencias, entallada, encaje y transparencias en las tetillas y hasta el ombligo, me miré en el espejo y me sentí súper excitado, me gusté mucho, vi cómo se desbordaba mi verga y cómo me escurría. Acto seguido, me pinté los labios de rojo, me perfumé y me fui a la sala a beberme otra cerveza.

En pleno éxtasis, me senté en la sala, le di un trago a mi cerveza y me recosté y empecé a disfrutar aún más, la sensación de la lencería fue muy poderosa, más la que tenía en el ano, sentía la presión de elástico, sentí cómo se erectaban mis pezones, así que los pellizqué y acaricié, primero lento luego con desesperación, prendí la tv, puse una porno gay, un maduro super mamado y guapo le lamia el culo a un joven delgado y lampiño; en ese momento mojé mis dedos con mis propios jugos, me hice la tanga aun lado y empecé a acariciar mi ano, palpitaba en las yemas de mis dedos, los intentaba absorber, en la pantalla el joven intentaba tragarse la verga del maduro.

Me levanté y fui a la habitación por condones y lubricante, tomé uno de los plátanos, el más verde, largo y grueso, también saqué un pepino, les puse un condón a ambos, tomé el pepino con las dos manos y empecé a mamarlo como pude, estaba frío, se sentía rico por su frescura; miré la pantalla y ahora el maduro le mamaba su enorme verga al joven, ahora le comía otra vez el ano y empezaba a tratar de penetrarlo, en ese momento ya estaba colocando lubricante al plátano, y ya con la tanga de lado, yo también empezaba a jugar con el plátano en mi ano; metí un dedo, luego dos, sentí cómo apretaba mi ano, cómo aprisionaba y absorbía ese par de dedos, seguía el turno del plátano, ya perfectamente lubricados los dos, comencé el jugueteo, mete un poco, saca pronto, regresa, mete más, saca, vuelve a meter más profundo, saca, mete, saca, mete más, ahora tenía una buena parte muy adentro, lo apretaba con delirio y gozo; en la pantalla el maduro tenía sujetado de las manos por detrás de la espalda al joven y lo embestía salvajemente, y mi ano ya estaba bien dilatado, así que empecé con un mete y saca frenético, succionaba y apretaba con mi culo ese rico plátano.

Me coloqué de lado, volví a mover la tanga para un lado, me acomodé bien, cerré los ojos y empecé nuevamente un mete y saca del plátano en mi ano, así estuve unos minutos, hasta que sentí cómo ya estaba blando y aplastado, era hora de meterme el pepino. Mi verga estaba súper batida en mis jugos, muy flácida por momentos, luego muy dura. En la pantalla ahora el joven esta sobre el maduro, se daba unos sentones y la verga del maduro desaparecía en su culo lampiño.

Ahora me hinqué en la alfombra recostado sobre el sillón, en cuatro, tanga aun lado, pepino lubricado y mi ano goloso bien dilatado, ya no veía la pantalla, solo oía los gemidos del joven y el maduro. El pepino entró hasta el fondo a la primera, empecé a darme pepino, lento y rápido, lo apretaba con el culo tratando de ablandarlo igual que al plátano, pero era más duro y sentía cómo partía mi culo, cómo me hacía gozar. Hice una pausa, me fui a mirar en el espejo, los labios rojos, sudado y yo muy rico con la lencería de mi esposa, lo estaba gozando mucho.

Regresé a la sala, me recosté de lado, jugué con el pepino en mi ano antes de meterlo; como planta carnívora, cada que sentía el paso del pepino, se contraía e intentaba atraparlo en vano, así estuve un momento, en la pantalla ahora una trans muy guapa y femenina se besaba con otra trans, ambas en lencería muy atractiva, juntaban sus ricas vergas, estaban mojadas, ahora una bajaba a mamársela a la otra, y ésta alargaba su mano para acariciarle el ano, en ese momento me metí otra vez el pepino y lo apreté muy fuete con mi culo, empecé el mete y saca, mi ano estaba a mil de sensaciones, se contraía, ya me dolía el cuerpo por la posición en que estaba, pero cómo estaba gozando.

Volteo a la pantalla y ahora las trans están haciendo un 69, sus vergas se perdían entre sus labios, y yo me bombeaba con el pepino, mi culo se contraía y el placer me desbordaba, estaba agotado, me recosté boca abajo sin dejar de meter y sacar el pepino de mi culo, a veces lento, y luego fuerte y rápido, en un instante volteé a ver la pantalla y la trans penetraba a la otra, y vi cómo la que estaba siendo penetrada, sin tocarse la verga siquiera, se venía a chorros, entonces aceleré el mete y saca del pepino en mi culo y logré eyacular sin tocarme la verga, al tiempo que sentía cómo se contraía mi culo, y me invadía una descarga de sensaciones muy sabrosas, en mi culo y en toda mi existencia.

Ha sido el inicio de muchos orgasmos, y harta lencería.

(9,25)