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Los primeros cuernos consentidos de mi marido (2)

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Retomando la primera parte de los cuernos consentidos de mi pareja.

Comencé a buscar a Alan para cuadrar un encuentro, cosas que no me costó trabajo, ya que al enviarle mensaje no pasaron más de 5 minutos y obtuve una respuesta.

C: Hola como has estado

A: Hola, encantado de saludarte que milagro

C: Pues hace un par de días estaba recordando nuestra relación y me dieron ganas de buscarte

A: Que bien, pero que no te fuiste a vivir con tu novio?

C: Vaya, que estudiada me tienes

A: Pues no perdía la esperanza de volvernos a encontrar. O me vas a negar que nos la pasábamos muy bien

C: No, no lo puedo negar, pero siente parece si vamos a tomar algo en la semana y seguimos platicando

A: Claro que si hermosa, cuando quieras

Ya había dado el segundo paso, con Alan había tenido mi primer acercamiento con el fetichismo de pies y desarrolle el gusto por el sexo oral, apare de tener una conexión sexual increíble. Contaba las horas para poder encontrarme con el.

Los días pasaron lento, mis ansias eran demasiadas y quería desesperadamente que fuera fin de semana. Por fin llegó el día y desde temprano comencé a arreglarme, me depile como acostumbro y comencé a elegir lo que usaría.

Terminé decidiéndome por unas zapatillas negras abiertas, una minifalda a juego, una blusa blanca con escote y por debajo llevaba un juego de lencería rojo con transferencias.

Se supone que no haría nada por qué es lo que acordé con Manuel, pero me gusta verme sexy y provocar con mi apariencia por lo que no le di importancia

M: Te ves increíble, no pensarás hacer nada fuera de lo acordado o si?

C: Gracias. No te preocupes, te dije que solamente voy a hablar con el y hacerle la propuesta, aparte de poner las condiciones.

M: Muy bien confío en ti, te veo más tarde

Salí rumbo al bar en el que me citó Alan, al llegar me di cuenta que era un lugar muy agradable, con unas mesas en el exterior del local y el ya se encontraba esperándome.

A: Hola hermosa, como has estado? Siéntate

C: Hola, bien gracias. La verdad esperando este momento toda la semana.

A: Jaja igual yo...

Para no aburrirlos y hacer la historia tan larga, estuvimos un par de horas poniéndonos al corriente de nuestra vida, lo que habíamos hecho después de la preparatoria y cosas sin mucha importancia, como si el supiera lo que yo buscaba y yo tratando de evitar el tema principal de la cita.

A: Bueno pero, yo me pregunto. Tu novio no tiene problema en que estés tomando unas cervezas conmigo?

C: No, entre nosotros no hay secretos. El sabe en dónde y con quién estoy.

A: Que bien que tengas libertad. Y dime solamente me buscaste para hablar de como nos ha ido en la vida?

C: No, la verdad hay otro motivo. Es complicado para mí decirte esto pero, con Manuel acabo de acordar tener una relación abierta y quiero que la primera persona en estar conmigo seas tu.

Sus ojos se abrieron como platos y una sonrisa se dibujo en su rostro, se notaba a lenguas que le había encantado escuchar eso.

A: Excelente, yo encantado preciosa

C: Espera que eso no es todo

A: Aun hay más? Muy bien, te escucho

C: prometí no hacer nada contigo hasta que lleguemos a un acuerdo y parte de las condiciones es que no comentes nada con nadie, y que dejes de tocar el tema de nuestra relación con todo el mundo

A: Muy bien, sin problema. Algo más?

C: Si, Manuel quiere estar presente cuando estemos juntos

Su cara cambio a una de asombro, pero inmediatamente comenzó a reír y le dio un trago a su cerveza

A: Me estás diciendo que ese pendejo quiere ver cómo me cojo a su novia? Jajaja

C: Baja la voz o me voy de aquí

A: Bien, no te alteres. Es que, me sorprendiste

C: Te lo advierto, esto no está siendo fácil para mí. Y algunos de tus comentarios puede hacer que me arrepienta de todo esto

A: Bien, relájate. Acepto, no te preocupes. Voy a cumplir con mi palabra

C: Mas te vale

A: Y bien... Cuando, dónde, que sigue?

C: Voy a estar en contacto para ponerme de acuerdo contigo en estos días. Quiero que Manuel acepte que lo hagamos el próximo fin de semana

A: Bueno pero, tu vienes vestida así por algo... Me vas a dar un adelanto?

C: Te dije que no. Prometí que no iba a hacer nada y pienso cumplir

A: Vamos, no se va a enterar. Sabes que quieres recordar los viejos tiempos. No saliste así vestida por nada.

En mi mente estaba deseosa por estar con el a solas, pero no quería romper mi promesa de esperar a que el encuentro fuera con Manuel presente.

A: Vamos muñeca, por los viejos tiempos. Tu noviecito no se va a enterar y te prometo que va a ser algo rápido.

C: No se, te conozco y seguramente alguien se enteraría

A: Vamos chaparrita, vamos a disfrutarnos otra vez. No te vas a arrepentir Manuel no se va a enterar.

C: Estoy segura que me voy a arrepentir de esto... Vamos antes de que cambie de opinión

En cuanto termine esa frase el se levantó y pago la cuenta. Y me timó de la mano, solamente caminamos media cuadra y nos detuvimos frente a una motocicleta hermosa, me dio un casco y se subió primero para que pudiera colocarme detrás de él.

C: Estas loco?

A: Que? Yo no le veo nada de malo

C: Te das cuenta como vengo vestida? Se me va a ver todo

A: Bueno pues afortunados los que pasen junto a nosotros por qué se van a echar un buen taco de ojo... Jaja

C: Eres un pendejo

Me subí a la moto y paso lo que supuse, la minifalda que traía puesta se subió a más allá de la mitad de mis muslos, pero eso solo fue el inicio. Una vez acomodada, tuve que inclinarme al frente para poder abrazarlo y en ese momento mi falda no me cubrió nada.

Prácticamente iba desnuda de la cintura para abajo ya que entre las zapatillas finas que elegí y la tanga roja que llevaba puesta tenía expuestas mis piernas y mis nalgas.

Obviamente no tarde ni dos minutos en llamar la atención de los hombres y de alfas mujeres que pasaban junto a nosotros ya sea a pie o en auto. Fue un lapso de alrededor de 20 minutos del bar al hotel al que me llevó, aunque una vez ahí me di cuenta que hizo mucho tiempo a propósito, dando demasiadas vueltas para poder lucirme frente a la gente.

En el camino recibí silbidos, halagos, y bastantes comentarios sexuales. La mayoría pensaban que yo era una sexoservidora y me pedían información de mis costos y en dónde me paraba para irme a buscar más tarde...

Todo eso me incomodó al principio, pero como sucedió con el gerente la situación comenzó poco a poco a calentarme y me dejó húmeda al momento de llegar al hotel con Alan.

El pago la habitación y entramos al garaje, subimos las escaleras y solamente al cerrar la puerta me dio media vuelta y nos envolvimos en un beso apasionado muy largo. Inmediatamente comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos sobre mi ropa y yo ya estaba escurriendo, desesperada de que mi hiciera suya. Muchos recuerdos comenzaron a llegar a mi cabeza y eso solamente me excitaba más.

Al meter sus manos bajo mi falda, se percató que el pequeño pedazo de tela que tenía entre mis piernas estaba empapado.

A: Bueno, creo que funcionó la vueltecita que te lleve a dar

C: Eres un tonto, pero la verdad si me calentó

A: Pues que estamos esperando, no hay que perder más tiempo... Quiero saborearlo ya

Me lanzó de manera brusca a la cama y quede tendida boca arriba sobre el colchón.

Se arrodilló y me jaló de las piernas dejando mi entrepierna frente a él.

Me desgarró la tanga arrancándomela de un tirón y se la llevo a la nariz para inhalar profundamente, situación que nuevamente me recordó la primera vez con el gerente y comencé a lubricar más. Sin mediar palabras acercó su boca a mi sexo y comenzó una serie de movimientos con la lengua deliciosos...

Debo admitir que nunca nadie me había hecho sexo oral como Alan, tenía un don para eso.

Era un experto para eso, movía su lengua de una manera muy hábil y eso me hacía sentir en las nubes. De repente metió su lengua lo más profundo que pudo y comenzó a hacer movimientos circulares, lo que provocó que a los pocos minutos tuviera un orgasmo intenso como pocas veces los he tenido. Mis fluidos literalmente salieron disparados y el buscaba llevarse la mayor cantidad posible a la boca.

Por un instante sentí algo de culpa por qué terminé rompiendo la promesa que le había hecho a Manuel. Pero ese sentimiento duro poco, ya que Alan inmediatamente metió dos dedos dentro de mi, mientras comenzaba a hacer movimientos circulares con la punta de su lengua en mi clítoris...

Nuevamente me sentía en las nubes, el sabía perfectamente lo que a mí me gustaba y yo estaba disfrutando bastante. La sensación era muy intensa y el poco a poco iba intensificando sus movimientos con los dedos y con la lengua.

Nuevamente pasaron pocos minutos para que tuviera un segundo orgasmo más intenso todavía que el primero... Y el nuevamente como un animal sediento, captaba todo lo que podía y limpiaba de mis muslos lo que escurría hacia la cama.

C: Ahh muy bien, sigues siendo tan hábil como cuando salíamos

A: Y tu sigues siendo tan explosiva como te recuerdo

C: Bueno muy rico todo pero creo que ya nos tenemos que ir...

A: No chiquita, esto apenas está comenzando

C: Alan por favor, ya rompí mi promesa de no hacer nada, vas a tener que esperar a que nos pongamos de...

Me quede sin palabras, cuando se puso de pie y se bajó el pantalón. Si verga era inmensa, no la recordaba tan grande y gorda. No sé que había pasado en estos años pero el solo verla me causo escalofríos y me dejó como si estuviera en trance.

A: Quitate la blusa

Inmediatamente y como si estuviera hipnotizada, procedi a quitarme la blusa y cuando iba a quitarme los zapatos me detuvo en seco.

A: No, eso lo hago yo. Acuéstate otra vez

Obedecí y sentí como tomaba mi pie izquierdo, comenzó a besar mi empeine delicadamente y acariciaba los costados de mi pie con mucho cuidado, esto comenzó a provocar escalofríos en mi columna. El lo notó por lo que se tomó un instante para guiar mi mano a mi entrepierna y yo automáticamente supe que es lo que tenía que hacer.

Mientras el seguía acariciando mis pies sobre mis zapatos yo comencé a masturbarme despacio.

El seguía acariciando hasta que en un punto desabrochó mi zapatilla derecha y comenzó a masajear mi planta de manera muy delicada. Esto me dió todavía más placer por lo que comencé a masturbarme más rápido. Procedió a hacer lo mismo con el pie izquierdo y una vez que los tuvo juntos frente a el se quedó observándolos por un breve periodo de tiempo.

Después comenzó a dar pequeños besos alternando en mis plantas lo cual me excitó más y llegue al orgasmo.

A: Ahora si chiquita, prepárate para lo bueno.

Me agarró de los tobillos y me abrió las piernas, inmediatamente sentí como me penetró de golpe, fue algo increíble. Muy placentero, aunque estoy completamente segura que si no hubiera estado tan lubricada lo más seguro es que me hubiera hecho bastante daño. El comenzó con un ritmo lento y mis gemidos se convirtieron en gritos de placer.

Poco a poco fue embistiendo más fuerte, yo estaba extasiada y sentía como mi entrepierna escurría y se sentía cada vez más caliente.

El ya estaba embistiendo con toda su fuerza y yo estaba en la gloria, ya embistiendo fuerte el me levanto más de los tobillos, puso mis pies juntos frente a su cara y comenzó a lamer y chupar con mucha dedicación y desesperación turnándolos. Parecía un adicto desesperado por consumir su dosis y eso me excitaba mucho, parecía que al hacer eso su calentura aumentaba y eso incrementaba sus embestidas. Me hizo llegar una vez más al orgasmo y se retiró antes de terminar.

Estaba exhausta, escurriendo en sudor, me pidió colocarme en 4 y yo inmediatamente obedecí.

Comenzó a embestir nuevamente de manera rápida y violenta, dándome nalgadas y jalándome del cabello para tener el control de la penetración, cuando me dijo que iba a terminar salió de mi y soltó chorros y chorros de leche en mi entrepierna, dejando caer otro tanto sobre las plantas de mis pies y me deje caer rendida sobre la cama.

A: Muy bien preciosa, ya extrañaba todo esto.

Quiero que te vistas sin limpiarte y te vayas así a tu casa. Ya ahí puedes bañarte para que tú nuevo cornudo no se dé cuenta que no cumpliste tu promesa y espero con ansias que me digas que día ese pendejo va a estar presente porque te voy a llenar de leche por todos lados...

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