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Lucha de poder

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Llegué tarde a la convención de la rama en donde trabajo. Dando mi ronda vi muchos colegas ya ostentando sus barrigas criadas a son de cerveza y comida chatarra. Dentro del bullicio pude notar una feminidad conocida. Era Patricia la chica practicante que la firma donde trabajaba contrato una década atrás. Yo era un abogado con suficiente experiencia para ya no ser llamado novato cuando ella comenzó así que me la dieron de ayudante en un caso que trabajaba. Aunque siempre he estado atraído a mujeres mayores ella tenía algo que siempre me atrajo. Tenía gran personalidad y siempre tenía ocurrencias que me hacían reír. Además de eso tenía un hermoso cuerpo y una bella sonrisa. Fue la protagonista de mis fantasías en más de una vez. Nunca se lo dije pues violaría mil políticas del departamento de recursos humanos.

Al cabo de los años ella se había convertido en toda una abogada famosa y muy poderosa. Ya la había visto varias veces en el periódico pues defendió casos de gran renombre. Hicimos contacto visual y me sonreí con ella. Ella vino a saludar y se me echo encima con un abrazo digno de aquella jovencita que conocí. Me saludo casi gritando la palabra “mentor”. Esto me recordó que ella me veía como una figura de respeto aun cuando ella era más influyente que yo en el ambiente jurídico.

Charlamos por un rato de nuestra vida profesional y privada. Le dije que había terminado mi relación con Jenny mi novia de par de años y ella me conto de lo difícil que era conservar un esposo siendo una mujer con tanto éxito y poder. La charla se extendió por horas y aunque no se lo hice saber me tenía hipnotizado la evolución de aquella mujer. Ella se vio muy atenta y tengo que reconocer que una vez me vio no compartió con nadie más ese día.

Culminó la convención y cada cual siguió su camino. Intercambiamos mensajes de tono profesional por meses hasta que se acercó la convención nuevamente. Esta vez le dije que me estaría quedando en un apartamento que poseo pues me quedaba cerca de donde sería la convención. También le comenté que quería cocinar para ella y otras amistades de nuestra antigua firma. Ella accedió al igual que un grupo selecto de amigos. Ella llego primero que todos y me ayudo con la actividad como si fuera la señora de la casa. Se quedó hasta que todos se fueron y me ayudo a recoger. Le pedí que se quedara y me acompañara a bebernos la última jarra de sangría que quedaba.

Le dije de un pequeño espasmo que me fastidiaba la existencia hacía unos días. Ella sin dudarlo comenzó a masajear el área. Esto hizo que se me erizara todo el cuerpo. Ella pregunto qué porque la reacción y le confesé que no podía evitarlo, que era la manera de mi cuerpo reaccionar al tacto de una mujer que me gustaba mucho. Ella saco la abogada que llevaba adentro y me increpo por qué le decía eso en ese momento y no antes. Le atribuí la culpa al respeto que le tenía y el no dañar una bonita amistad. El sentimiento de respeto que ella recibió sirvió de afrodisiaco pues pude notar cómo cambió su cara de amiga a depredadora.

Mirándome a los ojos me dijo que siempre le llame la atención también pero que el destino nos apartó. Seguimos nuestras palabras cada vez más intensas hasta que la bese. Ella se me pego a mí y rápido sintió los efectos de ese deseo. Nos besamos por largo rato cada vez más apasionados. Palpo con su mano averiguando si mi equipo valía la pena el paso que estaba a punto de dar. Me emocione pues pensé que la haría mía en ese momento, pero ella tenía otros planes. Ella se separó de mí y me dijo que el encuentro seria bajo sus condiciones y que no era el momento. Me dio un beso en la mejilla y se marchó dejándome grave. Confieso que tuve que tomar una ducha larga para desquitarme de ese momento.

Al otro día la vi en la convención durante el desayuno. Me volvió a saludar con un beso en la mejilla, pero esta vez las esquinas de nuestros labios se tocaron. Me abrazo y me susurro al oído que le diera la llave de mi apartamento porque ella necesitaba preparar el banquete de esa noche. Le di las llaves y me fui a una conferencia. No atendí nada pues mi mente solo pensaba en lo que me esperaba esa noche. Al finalizar el día de la convención fui al gimnasio para darle tiempo a prepararse. Una vez termine mi rutina me asegure de estar listo para ella y así lo hice.

La llame y le informe que pronto llegaría para que se preparara. Ella ya estaba lista, me dio las instrucciones de que llegara directo a mi cuarto lo cual hice. Cuando llegue estaba ella con una lingerie morado de encajes. El panty era pequeño, casi un hilo y sus anchas caderas y hermosas piernas eran adornadas por ligueros de igual diseño. La cama tenía pedazos de tela en las esquinas, cosa que me dio mucha curiosidad. Ella camino hacia mí y beso. Me dijo que ella tenía el poder y que yo debía de obedecer. Al parecer su poder en la vida se reflejaría en el cuarto.

Me quito la ropa y beso el pecho. Yo la agarre por las nalgas y me la eche encima. Mordí su cuello y hombros suavemente. Su instrucción llego clara, ella quería que la amarrarla a la cama y le hiciera el amor. Quería sentirse dominada por primera vez en mucho tiempo y solo lo podría lograr yo, la última figura de poder que tuvo en su vida. La amarre de las manos dejándola indefensa. Deje sus piernas sueltas para poder hacer mi trabajo. Tome un pedazo de tela y vende sus ojos, esta acción no estaba en sus planes. La bese fuertemente alternando con mordiditas en los labios. Bese su cuello y hombros y se me ocurrió algo.

Salí un momento a la cocina dejándola allí a merced mía y regresé con un vaso con hielo. Chupe un hielo y cuando mi boca se enfrió la bese. Abrí su brazzier exponiendo sus pezones color marrón. Agarre sus senos y pase mi fría lengua por uno de sus pezones. Vi como este se endureció inmediatamente dentro de mi boca. Una vez duro, lo mordí suavemente a la vez q ella se retorcía indefensa. Tome un hielo y lo pase por su vientre a la vez que baje besando hasta su pelvis.

Volví a usar hielo en mi boca para enfriarla. Pase mi lengua helada por su clítoris aun cubierto por su lindo panty sacando un grito de desesperación. Moví el panty a un lado y comencé con mi trabajo en su caliente área. Lamí su parte mil veces, hasta que me dijo que sentía que quería explotar. Se movía rápidamente para que parara mi acción, pero es ahí donde intensifique mi poder sobre su cuerpo que ya era mío. Intensifique mi juego hasta que se sintiera lo suficientemente excitada para llegar al clímax. Me encargue de hacerla venir tantas veces, que suplicara que la penetrara. Introduje mis dedos y comencé a penetrarlos haciendo presión en su punto G. Combine esta acción con más lengua sobre su vulva. Seguí hasta que exploto sobre mi cara con un chorro caliente a la vez que temblaba de placer. Una vez se calmó me pidió que le acercara mi miembro a su boca así que la complací. Probó mi cabeza lamiéndola hasta que lo arropo con su boca. Lo masajeo con su lengua y lo succiono con furia. Cuando vi que estaba en extremo enfocada en su faena lo saqué. Le demostré que se haría todo a mi manera y eso la excito más.

Quité su panty y ella abrió sus piernas en clara sospecha de que sentiría mi poste. Puse mis manos en su cintura y le hice sentir un poco de lo que le iba a regalar. Me suplico que se lo introdujera, pero quise torturarla, y me iba a disfrutar aquel momento como si fuera el último. Se lo metí solo un poco y pude notar como sus muslos se mojaban. Ella ya estaba exhausta, pero aún faltaba sentirme completo. Poco a poco hice que sintiera mi pene entrando, yo podía ver como continuaba torciéndose de placer. Comencé a penetrarla con tanta fuerza que sentía que la cama se partiría. Ella comenzó a llegar a orgasmos y estos comenzaron a ser tan fuertes que su cavidad se contraía tanto que me empujaba el pene hacia afuera. Seguí mi ritmo y cuando estaba a punto de llegar otra vez, aguanté sus caderas con fuerza y se lo metí completo dejándolo dentro más tiempo, lo sacaba suave y lo metía duro.

Pude sentir como su vulva se convertía en un musculo fuerte que se contraía y relajaba, varias veces. Sentí como la cavidad me lo agarraba y lo soltaba cuando se contraía, esto era algo que no había sentido antes. Esto siguió hasta que no pude aguantar más y lo saqué para derramar mi caliente esperma por todo su torso. La descarga fue tan grande que le cayó en su boca, callando momentáneamente sus gritos. Este lamio sus labios probando cual era mi sabor. La solté y quité su venda. Me miro con cara de satisfacción. Había cumplido su fantasía de ser sometida a en el sexo. Hicimos el amor tres veces más, pero esta vez no había nadie dominando.

Nos seguimos viendo sin otra expectativa que pasarla bien. Yo tuve un caso notable que me puso a su nivel de poder. Creo que estoy preparado para ser yo el que sea sometido y sé que ella estará encantada de hacerlo.

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