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Lujuria con mi novia en un Spa

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Era un bonito día de mayo, el calor ya iba cogiendo fuerza. Me encontraba preparando la maleta para pasar el fin de semana en un hotel rural el cuál disponía de Spa. Llegó el día esperado y María, mi pareja, revisaba que no se dejaba nada antes de salir dirección al hotel. Una vez revisado y visto que llevábamos todo lo necesario, era el momento de ir a nuestro destino.

María es una mujer carismática. Tiene 32 años, aunque todo el mundo al ver su cara siempre piensan que tiene 5 años menos. Su cuerpo era de complexión normal. Tenía unas bonitas caderas, unos pechos de talla 90 y un culo respingón que levantaba miradas por donde pasaba. Llegamos al hotel y fuimos a la habitación. Allí nos cambiamos y nos pusimos el bañador y el bikini para bajar al spa. Ella se puso un bikini estampado amarillo y azul. Cuando la vi salir del aseo de cambiarse no pude evitar mirar sus pechos, su vientre con su piercing en el ombligo y fijarme en su culo, estaba realmente sexy.

Bajamos al spa y una chica muy simpática nos explicó el recorrido que nos aconsejaba seguir. Pudimos ver que había otra pareja algo más mayor que nosotros que disfrutaba en el jacuzzi. La chica se despidió y nos dejó libertad para explorar las distintas zonas del spa y disfrutarlas.

Decidimos empezar por unos chorros de masaje que había en una pequeña piscina. El agua era templada, mientras que la que salía de los chorros era fría, creando un choque de temperatura brusco. Ella se puso en uno de los chorros frente a mi, que hermosa se la veía con su bikini. Podía ver su cara de placer al darle el chorro de masaje en la espalda.

A los minutos cambiamos a unas duchas en las que al ir andando se activaban cambiando la temperatura del agua de fría a caliente. Estando en estas duchas vimos que la pareja salía del jacuzzi, ellos no tenían visión directa con nosotros pero nosotros con ellos si. Al salir del jacuzzi, la chica salió delante colocándose la parte de arriba del bikini y al salir el chico hacia lo propio con su bañador, tratando de ocultar lo que parecía una excitación de su pene, momento en el que miré a mi pareja y estaba observando ese bulto detenidamente, al verme mirarla me devolvió la mirada y se echó a reír.

La pareja se fue del spa y nos quedamos solos. Acabamos el circuito de las duchas y fuimos a otra zona en la que te tenías que sentar en una silla dentro de una piscina y salían chorros por todas partes. Era muy placentera esa zona, relajaba mucho las tensiones de tu cuerpo.

Nos sentamos uno junto al otro y al dejar nuestros cuerpos descansar, las manos flotaban y se movían junto al movimiento del agua. En un momento su mano rozó mi pene y se echó a reír. Yo aproveché y dejé que mi mano posase en uno de sus pechos, notando el movimiento de su pecho con el agua en mi mano. La situación me excitó mucho y debió darse cuenta pues me miró y me preguntó que si tenía el mismo problema que ese chico.

Me hizo gracia su comentario, reí y asentí. Aproveché para preguntarle que si se había fijado en su bulto. Ella se empezó a reír nerviosa y para mí sorpresa me dijo que tenia ojos para ver. Esa contestación no la esperaba pero me puso más caliente al no haber recibido una negación.

Salimos de esa zona y fuimos a una zona nueva en la cual era para dos personas. El agua nos llegaba a media altura de la pierna, era fría, mientras que de cintura hacia arriba era caliente. Me situé más cerca de ella y empecé a buscar su cuello con mis labios.

Estábamos frente a frente con nuestros cuerpos pegados y mis labios se fundieron en un profundo beso en su cuello, al que acompañé con un movimiento con mi lengua bajando hasta su hombro. Pasé mi mano por su espalda mientras mi pene crecía dentro del bañador pidiendo salir. Rozaba con su coño y ella al notarlo separó un poco sus muslos para sentirlo mejor. Era el momento de ir a más.

Comenzamos a besarnos apasionadamente y con lujuria, nuestras manos recorrían los cuerpos mojados por ese agua caliente que salía de los chorros. Me saqué el pene del bañador y le bajé la braga del bikini, se puso de espaldas a mí y levantó una pierna mientras se la sujetaba con la mano.

Empecé a meter mi pene y noté como uno de los chorros acariciaba su coño ligeramente. Aproveché para moverla un poco y que le diese de lleno, mientras se la metía con profundas embestidas. Ese chorro le debería estar haciendo sentir las mil maravillas pues con su otra mano empezó a chuparse el dedo, a tocarse las tetas, a pellizcarse los pezones, hasta que puso su mano en su clítoris y se masturbaba.

Me hubiese encantado tener una visión directa de esa escena, ver mi pene entrando y saliendo, el chorro de agua dando en su coño y su mano masajeando su clítoris. Sin poder ver la escena me imaginaba esa mano masturbándose y me puse más caliente aún.

Ella empezó a gemir, se sujetó a mí y soltó un orgasmo, lo que significaba que acababa de correrse. Su cuerpo se contraía mientras yo seguía follandola. Me pidió que acabase, que me corriese en sus tetas, y esas palabras me llenaron de ganas de llenarle el pecho de semen.

La saqué rápido, me quité el preservativo y empecé a pajearme. Ella agarró mi pene con una mano y se lo metió en la boca entera hasta notar la arcada. Siguió chupando los laterales, jugando con la punta hasta que le dije que iba a acabar. Me agarré el pene, ella se junto sus pechos y mi semen calló sobre sus tetas, llenando sus pezones de mi corrida.

En esos momentos, María echo un vistazo a otra parte del spa y escuchó ruidos. Nos acomodamos la ropa de baño y vimos que entraba un grupo de 5 personas. En ese momento nuestras miradas eran de alivio, cinco minutos antes y hubiesen visto el espectáculo. Acabamos nuestro tiempo de Spa y nos fuimos de allí con una experiencia sexual de lo más gratificante.

Al llegar a la habitación volvimos a follar en la ducha, esta vez con la excitación de haber podido ser pillados.

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