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Madre luchadora

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María Fernanda o “Mafer” es una mujer alta de 1.95 metros de altura, cuenta con cuarenta años de edad, piel morena, cabello largo hasta la cintura y unos rasgos faciales muy refinados. Presumía unas maravillosas tetas medianas y firmes con copa C y un culo grande debido a las intensas rutinas que seguía en su gimnasio, para mantenerse atractiva aún a sus 40 años de edad.

María Fernanda era una culturista y luchadora profesional. Ella se había unido a un club local de su ciudad en Miami, en el cual se le había dado el privilegio de luchar tanto con hombres como con mujeres, ya que ella era el miembro más dominante del club, el cual tenía una particularidad muy especial. A menudo a los miembros de este les encantaban las luchas con María Fernanda.

Aunque María Fernanda tiene un cuerpo extremadamente femenino y coqueto, ella es enorme y sus músculos están bien desarrollados, tiene unos abdominales de película que todos los hombres envidiarían, unos bíceps enormes, unas piernas muy gruesas y atléticas, con las cuales muchos pagarían para ser aplastados, lo cual era cuanto menos agradable para ella ya que le encantaba dominar sexualmente y físicamente a sus parejas, en especial a los hombres.

Un día, Notó a un chico joven de unos 18-20 años en la zona de los casilleros, quien tenía rasgos afeminados y media 1.60. Casi desnudo, solo tenía unos shorts de los que usaban en los gimnasios, tenía más o menos la misma edad que su único hijo. El muchacho era nuevo y se topó con ella utilizando únicamente un bikini azul con el que se veía despampanante, resultando en que el muchacho quedara deslumbrado.

- "¡Eres nuevo aquí?"

- Si, lo soy- dijo nerviosamente- “Siempre fui bueno en el jiu-jitsu brasileño y me interesaba mucho este club”

Aunque intimidado, la hembra dominante pudo notar que tenía una erección y sentía una gran atracción hacia ella.

- “Me alegra mucho que haya un nuevo miembro en este club, yo soy la campeona de acá y estaba algo aburrido desde hace un año que nadie nuevo viene”

María Fernanda pronuncio esas palabras con una sonrisa que denotaba emoción en su hermoso rostro, haciendo una pose de las que harían los superhéroes de las historietas, con el cuerpo extendido y brazos en la cintura.

- “En verdad muchas gracias por recibirme”- Pronunció tímidamente el muchacho- “Espero nos llevemos bien.

- “No obstante hay un requisito indispensable antes de entrar- Dijo la Amazona” - “Yo seré el primer oponente que enfrentarás”

El muchacho sintió miedo y excitación a la vez. Sabía que sería facilmente aplastado por esta mujer alfa, pero saber que tendría contacto de primera mano con ella y podrían sentir su cuerpo sudorosos frotarse entre sí lo emocionaba.

- “Vendrás conmigo quieras o no”

María Fernanda lo tomó de la mano para llevarlo de los casilleros hasta el ring, donde el muchacho debería demostrar de lo que estaba hecho.

-"Tienes suerte chico, enfrentando a la campeona indiscutible de este club" flexioné los brazos "Oh si, nadie aquí me ha ganado... ¿te emociona saber eso?"

Ella podía sentir que su excitación era más fuerte mientras estaba intimidado por mi tamaño

-"Si no puedes venir hacia mí, yo iré hacia ti, muchacho"- Pronunció- “También espero que no te moleste que me ponga cómoda”

Procedió a quitarse el brasier que llevaba dejando expuestos esos deliciosos pechos que tenía, dejando al muchacho babeando por aquellas perfectas esferas adornadas por un par de exquisitos pezones oscuros, lo cuales bailaron mientras se amarraba el cabello.

-“Escucha cariño”, dijo, con los brazos por encima de la cabeza, arreglándose la cola de caballo, “usualmente solo utilizo como… el 70% de mi fuerza hasta ahora. Pero ahora voy a hacer todo lo posible. Voy a darte todo. Creo que alguien lindo como tú lo amerita”.

"Está bien cariño, toma mis manos, empecemos" Se juntaron. Lo empujó. Aplicó toda su fuerza y enseguida dominó al muchacho sin ningún problema.

El muchacho terminó boca abajo en la colchoneta antes de estar seguro de lo que estaba sucediendo y antes de que pudiera pensar realmente en cómo su hermoso y musculoso oponente ahora estaba desnudo.

María Fernanda se sentó de espaldas a sus pies y le agarró las piernas por debajo de los brazos. Estaban tan seguros en sus axilas que sabía que no los recuperaría a menos que ella se lo permitiera. Esto causó un dolor terrible en el muchacho y le forzó a rendirse en el acto.

“Lo que esperaba chico, pero acá gana el mejor de tres así que preparate”

Volvieron a tomarse de las manos y María Fernanda lo dominó. Lo acercó a sus poderosas tetas. Lo rodeó con el brazo y lo cargó para darle un abrazo de oso. El muchacho trataba de ocultar que le gusta que lo carguen así. Lo abrazó fuerte y pronunció:

"Todavía estamos luchando, sabes, si no intentas salir, podría aplastarte. Hnnghh"

Para ser justos ella también estaba bastante excitada. Si alguien solo escuchara sus gruñidos, pensaría que lo estaba follando.

-"Aaahhh, ¿demasiado para ti?- Un último apretón causó que sintiera su erección contra sus abdominales- "Oh, sí, te gusta cómo muestro mi poder".

Obtuvo la sumisión y para finalizar hizo un suplex.

- A pesar de todo no tuviste miedo al final y estoy orgullosa de ti, mereces un premio.

Recostó su cuerpo desnudo y sudoroso sobre el de él. Podía ver que él estaba más duro que nunca, lo cual era mucho decir ya que había estado excitado durante todo el encuentro, incluso cuando sentía más dolor. Aunque realmente ni siquiera había visto dolor todavía.

María Fernanda comenzó a golpear sus caderas contra su presa. Él dejó escapar un gemido de dolor mientras ella lo hacía cuando se quedó sin aire. Ella empezó despacio. Ella se estrellaría contra él y luego esperaría un momento, dejando su cuerpo presionado contra el de él. Luego ella se levantaría nuevamente y lo golpearía nuevamente. Tenía una especie de sonido húmedo debido a lo sudorosos que estaban ambos en ese momento. Lentamente comenzó a hacerlo más fuerte y más rápido. Ella aumentó la velocidad y encontró un buen ritmo, como si lo estuviera follando con un arnés. Aiden sintió como si lo estuvieran golpeando contra la colchoneta. Se sentía como si hubiera un cráter allí cuando terminara. Ella lo estaba empujando tan fuerte con su cuerpo musculoso que parecía como si lo estuvieran pulverizando. No podía creer cuánta fuerza podía generar así con sus poderosas caderas.

El muchacho estaba cada vez más deleitado y mientras frotaban su cuerpo de forma violenta y erótica, aprovechaba para tocar sus músculos, espalda, nalgas, piernas y tetas, lo cual fue muy apreciado por María Fernanda.

En agradecimiento lo cargó y le metió la lengua hasta la garganta, explorando su boca y concediendo el primer beso de la vida de este muchacho, el cual nunca olvidaría.

Rompió sus shorts y dejó un pene de 15 cm al aire a punto de reventar, el muchacho la rodeó por la cintura con sus piernas y empezó a follar sus abdominales con un gran placer. A María Fernanda le encantó y empezó a bailar una especie de lambada junto con el muchacho dando infinito placer a ambos.

-”Mi amor, no soporto esto, yo también quiero placer”

Rápidamente se quitó el tanga que retía y descendió al muchacho para que su miembro tuviera acceso a su más preciado orificio. Lo introdujo sin problemas y ambos empezaron a moverse al unísono.

El muchacho agarró las tetas y empezó a chupar tal como si María Fernanda lo estuviera amamantado, chupando alternativamente entre uno y otro de sus maravillosos pezones.

-”Amoor, me corrooo”

Ambos terminaron a la vez, dejando el esperma en el interior de la vagina de María Fernanda, quien se sentía gustosa después de los espasmos que le causó el orgasmo.

Continuará.

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