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Marcela mi vecina (VI): Siempre hay lugar para alguien más 1

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Stefy necesitaba una charla de mujer a mujer, si bien su madre era su confidente estaban algo distanciadas y María Julia su mejor amiga viajó a Chile a acompañar a su novio por asuntos laborales. La hija de Adriana necesitaba desahogarse y estaba necesitada de una oreja que la sepa escuchar, pues era un tema un tanto más íntimo.

Le mandó un mensaje de WhatsApp a Marcela, su vecina del departamento de al lado, y la rubia al instante le respondió que la esperaba.

Al minuto sonó el timbre, Stefy estaba firme detrás de la puerta y Marcela abrió y la invitó a pasar.

La notó algo tensa y nerviosa a la chica y en el reducido espacio era casi imposible alcanzar una charla amena. Nico y Joaquín, los hijos adolescentes de la milf jugaban a la PS5 con la tele a todo volumen y Francesca su hijita de 5 años miraba videos de YouTube en la tablet. Un desorden auditivo total, por lo que Marcela la tomó de la mano a su joven vecina y fueron las dos a charlar al dormitorio de la rubia.

Ya sentadas las dos en la cama y con Stefy no calmada del todo aún Marce intentó sacarle palabra para comprender que la aquejaba.

-Marce me da un poco de vergüenza... Ay no sé si hago bien pero con vos me siento súper cómoda... Apenas nos conocemos pero me das una paz inmensa y te veo súper madura y segura de vos misma.

-Gracias mi amor... Me súper halagan tus palabras y quiero que sepas que yo te considero una amiga, es más me das tanta ternura que hasta si querés podes verme como una mamá...

-Ay Marce gracias ojalá fueses mi mamá, te veo súper libre y me inspiras confianza, ya que con Adriana (la llamaba por el nombre de pila a su propia madre) me resulta imposible, está cada día más histérica y según ella todo lo que hago está mal.

-Bueno calmate mi corazón y contame que te está pasando.

-Marce... El tema es así. Resulta que el fin de semana salí con amigas, fuimos a una fiesta en un country club y me sentí atraída por un chico, él se acercó a mí, bailamos y fue todo muy hermoso, tomé un poco, me hago cargo, bueno después buscamos un lugar más privado, nos matamos a besos y el intentó seguir, y como él me gustaba me dejé hacer, la noche estaba espectacular y hacía mucho calor. Me llevó a una habitación de la casa y tuvimos relaciones.

-Guau Stefy!! Tener relaciones sexuales es algo hermoso y más si lo haces con la persona que te gusta!

-Si Marce, todo bien. Coincidimos, el problema es que hasta que nos quedamos completamente desnudos yo no sabía que el chico tenía un pito demasiado grande.

Marcela al escuchar eso abrió grande los ojos y se tapó la boca, es más un cosquilleo se apoderó de su cuerpo, cambió de postura y flexionó su pierna derecha quedando sentada sobre su pie con el talón haciéndole presión sobre la concha. Intrigada le pidió que continúe, por lo que Stefy reaunudo su alocución.

-Y bueno estábamos más que entregados pero tenía una cosa enorme e intenté detenerlo pero me fue imposible, me tomó por la fuerza y me la metió toda...Ay Marce me muero de vergüenza por lo que te estoy contando.

Y Marce con el talón estimulandole la concha quería más detalles.

-Al principio me costó no te das una idea como me la partió, además yo de un metro sesenta y el habrá tenido 1.80 o más me rompió la concha, es más hasta sangré un poco.

-Pero se cuidaron? Digo, tu chico usó profiláctico?

-Si amiga, claro que sí, era una pareja casual y siempre que lo hago o cuando lo tengo pensado hacer llevo protección en la cartera.

-Nena o sea vos siempre tenés parejas casuales ?

-Mmmm... si... Me gusta demasiado coger y bueno..si hay química con esa otra persona me tiento y algo tiene que pasar.

El tema es que esta vez la cosa se me fue de control, me sangré toda pero Joel me dió la cogida de mí vida. El problema es que quedamos en volver a vernos... Y aquí viene mi pedido de auxilio Marce... necesito tu ayuda.

-Mmmm a ver en qué puedo ayudarte... Ojo con lo que me vas a decir ehhh.

Stefy tomó aire, recalculó su oratoria y tomando fuerza se animó:

-Marce... Joel está loco por hacerme la cola... Me la quiere meter por atrás y a mí me da terror. Y bueno... nada... Me invitó a salir y yo sé que en esa salida van a pasar cosas y no me voy a poder escapar de su pedido... está por demás insistente. Esa noche le dije que No, discutimos, después nos reconciliamos y le prometí "eso" para una próxima vez.

-Pero vos querés que te haga la cola o no, si no querés con un No tendría que entenderte y respetarte.

-Marce vos tenés sexo anal con tu marido?

-Ayyyy nena!!! Es demasiado personal eso no te parece? Marce levantó la voz algo incómoda, cuando vio el gesto de susto en su vecina que tan solo la buscó para contarle algo tan íntimo, y relajándose se remontó a la época en que ella tenía veintipocos años y empezó a descubrir su sexualidad sola, ya que no tenía demasiadas amigas que la guíen y enseñen.

-Perdón Stefy, no quise levantarte la voz, pasa que me descolocaste con esa pregunta...

-Respondiendo a tu pregunta mí respuesta es Sí, con mi marido tengo sexo por atrás pero es diferente a tu caso, con el lo hacemos de mutuo acuerdo, el quiere... y bueno digamos que yo también- Respondió Marcela toda sonrojada, nunca habló de algo tan íntimo así con nadie.

-Sabes? Me mata cuando te escucho tener relaciones con él.-

-Ahhh bueno... Vos también escuchas todo como tu madre? Porque al igual que vos en la cena de la otra noche me lo dijo así sin rodeos.

-Y si Marce que querés si la pared que nos separa es tan permeable como un cartón.

Las dos rieron distendidas, se dio una charla tan íntima pero a su vez relajada.

Stefy después de tantas risas le contó a Marcela algo más que la angustiaba:

-Marce cambiando de tema quiero pedirte que me des una manito con algo más: Necesito saber que está pasando entre mi mamá y el chico del piso de abajo.

-Martin??? - Preguntó Marcela sorprendida. Se aceleró su corazón.

-Si. Ese mismo. A Adriana la noto rara y ese chico la anda rondando... Mmmm no sé pero para mí que se estan viendo a escondidas.

Marce tragó saliva. Ya que ella tenía una buena imagen de mí y si bien con Gabriela, su amiga, no éramos lo que se dice "novios" era consciente de las encamadas que nos dábamos.

-Dejá que yo te averiguo, le dijo a Stefy y la acompañó hasta la puerta, Marce quedó aturdida, es como que pensar que Adri y yo nos veiamos mucho no le simpatizó.

Y se inició en su rol de detective.

A todo eso las cosas en el matrimonio de Marcela y Nacho no estaban del todo bien, y el descadenante del problema fue que el joven marido de la milf iba a emprender un viaje con amigos a la provincia de Mendoza, y no era un simple viaje turístico, Nacho iba a practicar raffting en un caudaloso río de aquella provincia cuyana y a Marcela nunca le gustó que se adentre a tal aventura, pero Nacho muy testarudo y motivado por seis amigos que irían decidió hacer la suya.

Y llegó la noche previa al viaje. Nacho partiría al amanecer con sus amigos y Marce enojada no le dirigía la palabra. Ella volvió del gym, estaba con una musculosa negra y una calza short drapeada color azul Francia que era demasiado cortita y tenia un detalle por demás erótico: atrás tenía un frunce que daba un efecto visual como que ese terrible culazo se devoraba la tela. De más está decir que le quedaba mortal.

El marido la vio y digamos que ese orto perfecto revestido por esa calza diminuta levanta cola azul con detalles negros que su mujer estaba estrenando lo motivó. El se puso a armar su mochila de viajero sobre la cama matrimonial y ella enojada se paseaba por la casa moviendo el culo, se agachaba y de a ratos se inclinaba como haciéndole a propósito.

Nacho buscándole conversación le pidió si podía plancharle un pantalón y una remera que llevaría puesta al partir. Ella de muy mala gana agarró las prendas y sobre el mismo colchón se dispuso a plancharlas. Marcela es una taurina de carácter, y cuando se enoja es mejor no cruzarse en su camino.

Tenerla a su mujer así inclinada plancha en mano dándole la espalda y con semejante orto exhibido Nacho no pudo contener sus ganas, se abalanzó sobre Marcelita y la manoseó con locura. La rubia no omitia palabra pero en cierto modo se le estuvo ofreciendo al joven marido. Hay que reconocer que la blonda tenía ganas, en primer lugar por aquella charla con la chica de al lado que la tentó un poco, y en segundo lugar hacer el amor enojada a la larga le traía sus frutos, terminaban reconciliados y más enamorados que nunca.

Nacho estaba enloquecido, se agachó a la altura de esas nalgas y metió su cara allí, asfixiandose con el aroma más íntimo de su rubia esposa toda transpirada tras estar largo tiempo en el gimnasio. Le gustaba olerla, era como un ritual animal, un cortejo de apareamiento infaltable. Se enviciaba con ese aroma tan íntimo hundiendo su cara y nariz justo allí, permanecia largo rato sintiendola toda y sacaba su rostro solo para respirar. Era algo más que estimulante adorarle el culo a su mujer.

Le bajó la calza y se encontró con otra prendita de estreno. Una tanga hilo dental de microfibra color blanca con una argolla color plata haciendo de nexo en el punto tripartito dónde se unian los laterales y la escasa tela que se le metía toda en la zanja. Era algo sumamente erótico.

La rubia permanecía seria, ni abría la boca, simplemente se limitaba a dejar que su marido le escarbe el culo porque a ella le gustaba y mucho.

Nacho le bajó ese hilo diminuto de microfibra y le pasó la lengua por su transpirado ojete, al sentirlo ahí en esa zona hiper sensible ella tuvo su primer retorcijon, apretó fuerte sus nalgas pero al instante fue cediendo, cerró los ojos, abrió el esfínter y disfrutó lo que le hacía su hombre.

Sinceramente era perfecta, tenía un culo que invitaba al pecado, redondo, sin imperfecciones, súper suave al tacto y con un ano rosadito que hasta le regalaba un rico y salado sabor a la juguetona lengua de Nacho. Amaba chuparle el culo a su rubia, era su mayor vicio.

Esta vez no hubo tiempo para una ducha luego de una tarde en el gym, Nacho se bebió todo el sodio que brotaba de esa zona del cuerpo de su rubia, de a ratos subía a sobar la transpiracion de la espalda y volvía a enterrarse en esas nalgotas blancas.

Marce por su parte se empezó a masturbar y los chasquidos de los dedos daban clara señal de su abundante humedad. Le fascinaba como Nacho le chupaba el orto, era un placer único para esa mujer, y lo degustaba más estimulando su vulva de un modo frenético. Tenía el clítoris saliente como un botón y mojado por sus propios fluidos.

Se acordó de Stefy que estaría oyendolo todo detrás de esa débil pared, esa chica que necesitaba consejos para entregarle la cola a su novio, Marce asumió el rol de maestra y le dijo a Nacho: -Rompeme el orto Amor soy toda tuya-.

Obviamente fue la melodía más dulce para los oídos de Nacho, quien de darle terrible ensalivada y sumado a que tenía la verga durísima y con el glande cubierto de líquido preseminal ahí nomás procedió y se la hizo entrar de a poco. Era un maestro haciéndole el culo a Marcela, tenia una infinita paciencia para hacersela entrar. Jugaba con la cabezota sobre el humedo esfínter de la milf y ella no dejaba de colarse los dedos en la concha. Paró más el culo sobre el colchón y se puso un almohadón debajo, mordió la sábana cuando le entró la cabezota y algo mas de la pija de Nacho. La quería adentro pero Ya.

No me voy a cansar de elogiar a Nacho por la calidad que tenía para hacerle el culo a su mujer. Se la daba con un ritmo parejo, pero con constancia y sobre todo muchas ganas. Cualquier mortal hubiese acabado al minuto de estar cogiéndola en cuatro a la veterana más codiciada del edificio. Ese estímulo visual era placer para selectos, y ella agradecida olvidó su enojo y con los dedos empapados empezó a gemir hasta alcanzar un merecido orgasmo.

Quedaron callados por un momento, ella tenía los 22 centímetros de la verga de su marido totalmente metidos en el culo, se la hizo entrar toda y sus pelotas hacían tope con las blanquisimas nalgas de la rubia. El semental envuelto en sudor se desplomó sobre la espalda de su hembra y ella provocativa le decia cosas chanchas al oído y Nacho retomó las embestidas. Marce ya había acabado pero su marido era incansable.

Con un plaf plaf plaf incesante aguantó lo más que pudo y a pedido de ella se sintió venir, no pudo contenerse y le descargó una potente bocanada de leche en el taladrado ojete de la milf.

Y tal como pensé la premonición se cumplió. Con semejante cogida la enamoró aún más a la rubia y si no fuese por ese maldito viaje después de ducharse volverían a la cama y lo harían una vez más.

Ella se duchó primero y él lo hizo después, lo esperó despierta vestida con su viejo remeron de dormir y una bombachita colaless color rosa con sus piernas alzadas apuntando al techo untandolas con una emulsión para mantenerlas con firmeza y suavidad mientras se entretenia con las redes sociales en su celular.

Cuando Nacho regresó ella lo buscó para un segundo encuentro pero él le restó atención pues retomó el armado de su mochila para el viaje.

La rubia enojada otra vez se puso culo para arriba y escondiendo su cara debajo de la almohada como haciendo un berrinche y llena de furia concilió el sueño.

Llegada la hora de partir lo acompañó descalza con su remeron de dormir puesto y la calcita drapeada, esa misma que motivó a la hermosa enculada que le dio su marido horas atrás.

Ya se le pasó el enojo, no lo podía resistir porque lo amaba con locura. Llegaron hasta el palier y allí se quedaron muy juntitos y tras miles de recomendaciones de la rubia se despidieron.

Volvió a su cama un poco triste, era la primera vez que se iba a "separar" por un lapso de 15 días de su amor, lo extrañaba mucho y eso que solo pasaron 30 minutos.

Ya con el sol a pleno se despertó, desayunó con sus hijos, se puso ropa cómoda y salió a hacer las compras junto a su hija de 5 años. Y no hacía otra cosa más que pensar en su marido.

Entrada la siesta y acostada en esa cama que le parecía enorme y fría buscó distracción en el celular, y le escribió a sus amigas: Gaby le respondio que estaba camino a Las Toninas junto a su hija y recurrió a Analía pero tras enviarle un WhatsApp sólo marcó una tilde, por lo que Marce supuso que la flaca tenía apagado su móvil por estar cogiendo con algún macho de turno, ya sabía lo puta que era su amiga y que no perdía tiempo, con Analía era imposible contar y más aún un fin de semana.

Estaba aburrida, frustrada, odiosa y nada le gustaba. Intentó poner su mente en positivo y como tercera opción pensó en su veinteañera vecina.

Buscó ese contacto en el móvil y con el clásico "Que hacés perdida" entabló una conversación con Stefy quien le respondió al segundo.

Stefy también estaba súper aburrida. Ávida de salir ideó una visita al shopping, mirar vidrieras, distraerse un poco y gastar la tarjeta de crédito allí les vendría bien a ambas, y tras mucho insistir la convenció a Marce quien muchas ganas no tenía.

A eso de las 6 PM llegaron al shopping, Stefy con indumentaria deportiva típico estilo adolescente y Marcela se puso unas ojotas de alta plataforma estilo gomón, una remerita blanca bien al cuerpo que terminaba al raz del ombligo, anteojos negros y un short de vestir muy formal de tiro alto color rosa chicle aprisionado por un elegante cinturón color blanco haciendo juego con la entallada remera y con sus ojotas livianas de goma.

Su ajustadisimo shortcito le resaltaba ese culazo de araña galponera y observándola de atrás el triángulo de la bombachita se le marcaba a la perfección.

Hay que reconocer la vanidad y el egocentrismo de la blonda, le gustaba provocar y lo hacía con suma habilidad.

Obviamente era el centro de las miradas, hasta unos adolescentes que andaban en manada le sacaron un par de fotos cuando la milf miraba una vidriera. Estaba hermosa y despertaba suspiros en la platea masculina.

Decidieron dejarla a Francesca en un local de juegos infantiles, quien entretenida se zambulló en el pelotero y Marce y Stefy se sentaron en el local de comidas rápidas contiguo a dónde la dejaron a la pequeña.

Marcela se cruzó de piernas y estaba impaciente por saber si Stefy pudo concretar o no el encuentro con su chico.

En unas mesas mas alejadas estaban sentados tres hombres cuyas edades habrán rondado los 35 y 40 años, y las miraban con insistencia a las dos. Marce se dio cuenta y permaneció con las piernas cruzadas y jugaba con su ojotita de gran plataforma balanceandola sostenida solo de sus deditos.

-Ayyy Marce aquellos tipos te están violando con la mirada- le dijo Stefy a lo que ella distendida le respondió -Dejalos deben ser unos pajeros bárbaros. Son los típicos que se creen los machitos pero después arrugan.

-Prestá atención- le dijo la madura y se levantó rumbo al mostrador a hacer el pedido. Se puso la ojota y meneando el orto súper provocativa se dirigió a la barra. Siendo la última de la fila paraba la cola como una yegua en celo apuntando hacía la mesa de los tres solitarios sujetos. Stefy observaba atenta. Al instante de verla así ofreciendo el culo uno de los muchachos se levantó y fue hacia donde estaba esa infartante rubia. Era de los tres el que ella había elegido. El flaco cuarenton de pantalón elastizado y barbita moldeada milimétricamente. Era un hombre muy elegante y bien vestido, algo ya metrosexual pero a ella lo atrajo ese no sé qué. Se le puso atrás y despojado de toda timidez algo le dijo. Ella le sonrió e intercambiaron palabras. Siempre respetando la fila, ella adelante y el se le arrimó un poco más, ya muy atrevido casi le arrimaba el bulto al impoluto culo de la mujer de rubia cabellera. No dejaban de intercambiar palabras cuando le llegó el turno de ser atendida y se despegaron un poco.

El tipo quedó como loco, y ya Marce con la bandeja de sus pedidos en mano dispuesta a volver a su mesa fue interceptada otra vez por el insistente hombre, charlaron un tanto más y la hizo reír y mucho, vaya uno a saber las cosas que le dijo, cuando el muy atrevido sacó su celular del bolsillo y algo agendó: Le había pedido el número a la rubia!!

Ya en la mesa Stefy le recriminó de como le iba a dar su número a un desconocido, a lo que ella más relajada le respondió que no se preocupe, que los tipos eran así, se la daban de machos cabríos y después todo quedaba en la nada.

Cambiando de tema Marce le contó a Stefy de su incipiente embarazo de unas pocas semanas. La chica enloqueció de alegría tanto que se anticipó y antes que otras mujeres la ganen le pidió ser la madrina de ese bebé que apenas empezó a gestarse en el vientre de la doctora. Y Marcela le dijo que sí, vas a ser tía y madrina a la vez y estaban más que felices.

De reojo miró al atrevido sujeto que la avanzó, quien típico de un hombre cuando está en manada se olvida del comportamiento individual y actúa imitando a su grupo. Los tres se reían cómplices como alabando el trofeo que consiguió tras su osadía. Sacó su celular del bolsillo y se dispuso a escribir. Al instante vibró el celular de Marcela en su cartera pero decidió ignorarlo, sabía que era él y de ver lo inmaduro que era hasta se arrepintió de sus actos.

Volvieron a la charla y Stefy le contó que a la noche se vería con su chico. Marce le dio un par de consejos e insistió en que si no se sentía del todo convencida que por favor no lo hiciera.

Salieron del local de comidas, recogieron a Francesca y se dirigieron a una farmacia, Marcela compró unos protectores diarios y antes de pagar pidió un gel íntimo y dos cajas de preservativos. Los chicos que atendían la farmacia quedaron turbados cuando la despampanante rubia hizo tales pedidos así con total naturalidad y se los dispensaron poniéndose nerviosos sin dejar de mirarla de arriba a abajo. Stefy estaba fascinada con el magnetismo que provocaba su amiga en los hombres. Primero con los adolescentes que le sacaron fotos, después con el sujeto que la abordó en la fila y le sacó su número de celular y por último los dos chicos que atendían en la farmacia.

Ya en el auto la rubia le dio una caja de profilácticos y el gel íntimo a Stefy para que lo use a la noche con Joel recalcandole una vez más que si no se sentía preparada para tener sexo anal con su chico que no lo haga.

Y de haber comprado dos cajas de preservativos una se la quedó ella.... Habría que ver qué intenciones tenía en mente.

Ya a la noche cuando sus tres hijos dormían se dio una relajante ducha, se lavó el pelo y con una toalla envuelta en la cabeza se tiró a la cama a mirar televisión. De a ratos miraba el celular para ver si Nacho le escribía pero nada... Sin dudas eso acrecentaba su mal humor.

Se acordó del muchacho de barbita incipiente que la atocigó en el local de comidas rápidas en el shopping. Buscó ese mensaje de WhatsApp de aquel número desconocido y se tentó. Lo abrió y decía -Hola rubia soy Gustavo este es mí número -, seguido de otro con una diferencia de 30 minutos diciéndole -No puedo sacarte de mi mente me volviste loco.

Al parecer el tipo estaba expectante de la respuesta de la rubia, o al menos que ella haya leído sus mensajes, tanto que al haberle marcado las dos tildes de color azul era señal de que mordió el anzuelo.

En ese mismo instante le escribió -Hola rubia, al menos decime como te llamas.

-Provocaste miles de sensaciones en mí pero no tuve el valor de preguntar tu nombre.

-Hola... me llamo Marcela cómo estás?- respondió ella agregando un emoji a su texto.

Le estaba dando vía libre a que fluya una conversación.

-Uyyy Marcela!! Me encanta ese nombre. Es más, es tan hermoso que hace juego con quien la porta.

-Ahora me vas a salir con que tu abuelita se llamaba Marcela? Andá al grano mejor - respondió ella ya desafiante.

Y la respuesta llegó al instante...

-Mirá rubia desde que te vi me volviste loco y para colmo vos no dejaste de provocarme un solo segundo y tengo toda la impresión de que sos una veterana que le gusta demasiado la pija.

-Aclaremos los tantos:

1) Si vos te hiciste la cabeza pensando que yo te estuve "provocando" es problema tuyo. Tenés una mente súper imaginativa.

2) Me parece de pésimo gusto que te refieras a mí con el término "veterana", además vos pinta de adolescente no tenés más bien sos un viejo verde que se la da de pendejo y ganador.

3) En eso sí te doy la razón. Me gusta demasiado la pija.

Y con eso la rubia iba ganando el match. Esas verdades tuvieron que doler. Y ahora tendría que esperar munición pesada de parte de quien intentaba seducirla mensajeandola desde un ignoto teléfono móvil.

Y Gustavo redobló la apuesta, le mandó una foto acostado con la verga totalmente dura, se la sacó con la mano izquierda pues se veían parte de sus piernas, dos pelotas bastante cargadas sin ningún vello púbico, estaba íntegramente lampiño en esa zona como a ella le gustaba y su pija habrá tenido un tamaño normal, no era delgada pero tampoco gruesa y en ese tronco le resaltaban unas venas y tenia una cabeza grande.

Marcela quedó tiesa, era la primera vez en su vida que recibía la foto de una pija parada en su celular. Sin dudas Gustavo algo de efecto causó en la rubia culona.

En ese mismo instante las sospechas de Stefy se hicieron realidad: Adriana su madre estaba comenzando a gemir en el piso de abajo acompañado de unos intensos plaf plaf plaf. No podía creer que estaba cogiendo con Martín, ese Martín de quien ella tenía una intachable imagen.

"El todo vuelve" o el karma como quieran llamarlo lo estaba sufriendo en carne propia, ahora era ella quien en soledad debía oír a sus vecinos cogiendo desaforadamente. Para colmo Adriana gemía y no paraba de gemir, su vecino se la daba sin parar de un modo parejo. Su adorado Martín le estaba poniendo los cuernos a su amiga Gabriela. Pensó en ir a golpear a puerta y pedirles que la corten con los ruidos y la dejen dormir, estaba con la mente perturbada porque su tan querido vecino le estaba dando la culeada de su vida a la muy necesitada Adriana.

Entonces decidió desahogarse, llevó una mano a su entrepierna y lentamente se fue tocando al compás de sus vecinos de abajo que tan bien la estaban pasando.

Estaba empapada, era una merecida paja, sus dedos cubiertos por una espesa baba no dejaban de adentrarse en esa concha insatisfecha, esa concha envidiosa que deseaba tener algo duro adentro. Sin dudas se iba a hacerle cuesta arriba estar tantos días sin Nacho, su marido que la tenía por demás acostumbrada a largas sesiones de sexo. Lo extrañaba y mucho.

Se distrajo tanto con los vecinos del piso de abajo y con el feroz castigo que le dio a su concha su teléfono quedó a un costado.

Se metió los dedos bien profundo, casi le cabía la mano completa en su interior, se tocó muy fuerte y explotó en un intenso orgasmo.

Cuando recobró fuerzas manoteó su móvil y tenia varios mensajes de Gustavo recriminandole el por qué dejó de responderle, y chicaneándola que se había "asustado" por la foto de su pija parada.

-Y éste idiota quien se cree que es?-

Se dijo a si misma, redobló la apuesta y celular en mano se sacó una foto de su húmeda vulva con las rodillas levantadas y los pies haciendo fuerza sobre el colchón. Tenía los labios salientes y abriéndosela más captó el momento en que una espesa gota blanca le brotaba desde lo más profundo para terminar metiendose en su rosado esfínter que absorbía cual arena movediza todo ese néctar emanado de su concha.

Era la primera vez que hacía algo tan osado y más aún con un desconocido. Configuró el modo fotografía y se la envió a su atrevido admirador.

Por apurado o torpe, el cuarentón abrió la foto pero no prestó atención a que ella muy tramposa seleccionó la opción 1 redondeada y la fotografía se envió en modo temporal. Si la vió o no se quedó con las ganas de mirarla otra vez, y tampoco hubo chance de reenviarla a sus "amigotes inmaduros".

Marcela no dejó cabos sueltos y salió triunfante una vez más.

-Rubia sos muy malvada, mirá toda la leche que me sacaste - le escribió seguido de una foto de su pito tendido casi sin vida sobre su vientre y con abundante semen que le saltó por el ombligo y parte de la panza.

-Te suplico que me mandes otra fotito mi amor-

-Veni a mi casa y te recontra cojo rubia calienta pijas. Decime que si y te paso la ubicación y te pago el Uber. Por favor mamita me tenés re caliente.

-No puedo, estoy sola con mis hijos.

-Pasame tu dirección y voy para ahí, te buscaría hasta debajo de las piedras. Te quiero cojer!

-Estas loco, ni se te ocurra que te voy a dar mi dirección, desubicado!

Y así Marcela se hizo la ofendida y dejo de escribirle (al menos por esa noche) a Gustavo, un macho nuevo que estaba llegando a su vida.

Dejó el celular sobre la mesa de luz y al rato lo sintió vibrar. Se ilusionó con que sea el amor de su vida escribiéndole desde Mendoza... pero no... Era Stefy con un mensaje de voz.

-Amiga vení a buscarme, no me siento bien.

Se alertó y pidiéndole que le pase la ubicación se vistió apresurada, tomó las lleves del auto y dejando a Nicolás, su hijo mayor a cargo de la casa se dispuso a partir en auxilio de su joven amiga.

Muy nerviosa conducía e iba decidida a romperle la cara a ese tal Joel ya que pensaba que le había roto el culo a Stefy con la semejante pija que su amiga le habría descripto días atrás.

Veremos qué pasará cuando Marce se encuentre con Stefy.

¿Se animará a acostarse con Gustavo? Ese macho que de a poco y a su modo la estaba seduciendo.

En esas semanas sin Nacho en casa puede pasar de todo y de seguro habrá motivos para seguir narrando.

Queda un final abierto.

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