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Marcos, el amigo de Ramiro

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Después del primero encuentro con Ramiro en su departamento, donde llevó a su amigo para que entre los tres hicieramos un trío del cual no fui informado pero cogí a ambos, las cosas empezaron a salirse de control.

Ramiro me escribe al día siguiente que hicimos el trío con su amigo en plan de seguir viéndonos en plan mas tranqui, a lo cual no dije que no ni que si. En principio seguimos viendonos en el gimnasio, pero no mucho más. En cambio, su amigo Marcos, me escribía a toda hora pero en plan de que lo convierta en mi puta regalada sumisa y se ofrecía a darme placer cuando yo quisiera. Me enviaba fotos en tanga o con el culo abierto mientras estaba en el trabajo, o me mandaba un video chupandole la pija a alguien. Ramiro nada que ver, todo lo contrario.

Marcos, era de la edad de Ramiro, de piel trigueña a morocho, rulos largos, alto, delgadito y con una cinturita de mina, un culo bien formado, sin estrías, marcas ni nada, cuidado, parecía que le hacía un tratamiento de piel semanal a sus nalgas. Suaves pero turgentes y firmes. Piernas largas, lampiño. Pasivo 1000%. Según Ramiro, cuando a Marcos se le ponía alguien en la cabeza, no paraba. Decía que Marcos quedó fascinado conmigo, que a él un poco de celitos le daban pero que estaba seguro que yo prefería un perfil mas tranqui, hogareño.

La realidad que no... bueno, a veces. Marcos desataba mis morbos mas profundos y Ramiro me causaba ternura y tiene un perfil mas serio, como novio. Pero como que primero quería re contra cogermelo a Marcos. Garcharlo hasta hacerle un hijo mío para que se entienda.

Era un jueves a la tarde noche, salí del gym y me subo al auto para ir a casa a bañarme y a preparar cosas para el día siguiente. Estando en marcha y a dos cuadras del gym, recibo un mensaje de Marcos diciendome: Me cruzaste y no me saludaste! Mal ahí!

yo: Donde estabas que ni te vi?

Marcos: en la puerta del gym. Te vi salir con el auto.

Yo: quedate ahí que te paso a buscar.

Di la vuelta, y volví con el auto. Estaba vestido con un micro short de jean, una remera tipo musculosa que le dejaba el ombligo al aire, una riñonera cruzada al cuerpo, unas pulseras, collar de perlas que se usa ahora, gafas oscuras y tenia un chupetin. Parecía que estaba levantando clientes.

Yo vestido con el short de entrenamiento, corto y algo ajustado, musculosa blanca ajustada al cuerpo y nada más.

Le toco bocina, me hace un gesto de saludo con la mano y se sube al lado mío.

Marcos: Hola bombon!

Me da un pico y pone su mano derecha sobre mi bulto.

Yo: epa…!! vamos rápido!!

Marcos: vos arranca, vamos a donde quieras pero te voy a vaciar los huevos mientras vamos.

Arranqué. Paramos en el semáforo, me agarra del cuello, nos ponemos a tranzar, mientras la gente pasaba x delante del auto y nos miraba. Él mandaba su mano a mi bulto y me masajeaba para que se me pare, lo cual, no tardó mucho. En cuanto se puso dura, metió su mano x adentro y empezó a pajearme. En el siguiente semaforo aproveche y me bajé el short y el slip. Marcos siguió pajeandome con una suavidad que no conocía. Al arrancar baja su cabeza y se pone a chuparme la pija. Casi choco, no me podía concentrar. Paré en una calle cerca de casa donde hay casas bajas y árboles. Es un lugar tranquilo y por la hora no pasaba mucha gente. Recliné el asiento para atrás y él con una devoción increíble me mamaba la pija mandandosela hasta la traquea. Le gustaba ahogarse y escupir saliva. Lo sujeté del cuello y le di embestidas fuertes y la cabeza de mi pija sentía su campanilla. Me golpeo la pierna para pedirme que lo suelte.

Subió su cabeza, dio un respiro profundo , agitado, tenía su cara colorada y sus ojos llorosos, saliva por toda la boca y se la limpiaba con su brazo.

Marcos: es tremendo el tamaño de esa pija papi... no sabes lo que deseaba volver a probarla.

Lo agarró del cuello y lo bajo para que siga chupando... con su mano me pajea y a la vez me la chupa. Su lengua hace magia. Sufría, se ahogaba pero lo disfrutaba. Las venas de mi pija a punto de reventar de lo caliente que estaba. Sigue así un par de minutos más, me sujeto del asiento y le digo: voy a acabar!! Se prendió a mi cual sopapa y fácil le acabé 7 u 8 lechazos en la garganta… se ahogaba y casi se le escapa pero se tragó todo… no paró hasta dejarmela bien limpia. Yo me retorcía de placer.

Le dije: vayamos a mi departamento. Me acomodé el slip y el short. Arranqué el auto y él mientras se recomponía, respiraba agitado y me decía que le encantó. Vuelve a agarrarme la pija sobre el short, que seguía parada.

Al llegar al edificio le dije: sacame la mano que ahora pasamos seguridad y en cuanto los pasamos seguimos.

Sacó la mano, se acomodó. Saludo al guardía de seguridad y entro al estacionamiento. Bajamos del auto y nos dirigimos al ascensor. Mientras subíamos, se arrodilló en cuanto se cerraron las puertas, me bajó el short y se puso a oler y a pasarme la lengua por sobre el slip sudado. Me la agarraba con la mano y dijo: me encanta lo gruesa y venosa que es. Esos huevos de macho.

Llegamos a mi piso, se paró. Entramos al departamento y entró antes de mí. Se bajó el short y se puso en 4 sobre el sillón dejandome ver que su unica ropa interior era una microtanga de hilo. No preguntó, no pidió. Se ofreció en bandeja para que yo hiciera lo que quisiera.

Cerré la puerta, le dije: esperame ahí que dejó el bolso. Fui al lavadero, dejé las cosas, me desvestí y volví. Marcos se sacó esa musculosa/remera blanca y solo estaba vestido con la microtanga y sus perlas. Le da dos snifeadas al popper y me acerco a su culo perfecto. Lo huelo y empiezo a pasarle mi lengua. Me tranzo su orto y sus piernitas delgadas y largas temblaban con cada lenguetazo que daba en su agujero. Gemía y me decia que era una puta regalada a mi servicio.

Apreté esas nalgas con mis manos y le devoré el orto, se lo llené de saliva. Era mi cena y tenía mucha hambre. Le mordía las nalgas y le pasaba la lengua. Lo tome de las muñecas, encorvando su torso hacía atrás y de esa forma le comía el orto. Ya cuando se lo dejé colorado y reventado de saliva, me puse de pie y empecé a puertearlo con mi pija. Me pedía por favor que se la meta toda. Entonces comencé a meterle la cabeza, de a poco, y gemía y me decía: si papi!! soy toda tuya!! Rompeme.

Dicho eso, me fui hacía atrás, y de una sola vez se la metí toda. Hizo un gesto de dolor y se hizo hacía atrás. Me sujeto de la cadera y me pidió que no me mueva y que no salga.

Le fui acariciando las nalgas y se las abria, se encorva y se sujeta del brazo del sillón, bajando su cabeza y me dice: cogeme, haceme tuya. Empecé con movimientos suaves y fui acelerando de a poco. A los pocos minutos ya empecé con movimientos más rápidos. Marcos entre el dolor y el placer, mordía un almohadon, lo apretaba, fruncía su cara y me decía: SI, No pares!! es para vos…!!! Y con movimientos pélvicos constantes se la metía y sacaba. Su orto se fue abriendo naturalmente. Una escupida, y seguí, lo sujeté de su cinturita y empecé a cogerlo más rápido. Me di vuelta, me senté en el sillón y le dije que me cabalgue. Él de espaldas a mi, apoyo sus pies en mis rodillas, sus manos en mis antebrazos y se fue sentando. Lo tomé de la cintura y lo empujé hacía abajo. Lo re clavé y él su puso a subir y bajar a su ritmo. Yo me dejé hacer. él gemía, le dolía pero lo disfrutaba. Le daba pequeñas nalgadas porque era hermoso como esas nalgas rebotaban contra mi pelvis.

Ya al borde de estallar nuevamente, lo abracé por la cintura, lo levanté y estando yo de pie y él casi en el aire, lo ensarte una decena de veces más e inmovilizandolo, le dije: te preño!!

Marcos: si papi, haceme tuya... esa leche toda adentro. Y en dos sacudidas, exploté. Lo apreté fuerte y mi pija adentro de su culo explotaba lechazos. Yo temblaba de placer y él trataba de respirar y de zafarse de mis brazos.

Afloje, fue como que me maree, di dos pasos hacía atrás. Él enseguida se puso de rodilas y me limpió la pija con su boca. Estando de rodillas, de su orto caía leche que trataba de contener, pero de lo tan abierto que lo tenía, se le salía. Yo estaba empapado en sudor cuando me dice que pasaba al baño a ducharse.

Me tiré en el sillón a descansar.

Pero la historia no terminó ahí...

(9,20)