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María José

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Con María José tenemos una relación intensa y a la vez rara, nos amamos, nos odiamos, cada uno hace su vida y actualmente estamos viviendo a kilómetros de distancia. Formamos nuevas parejas, pasa un tiempo y terminamos volviendo. Nos necesitamos para poder respirar, nos buscamos y resultamos ser tal para cual.

Me llamo Martín y si hay alguien que haya leído mis anteriores relatos (Marcela mi vecina, se llama la saga) se dará cuenta de que soy un poco loco por los culos femeninos y tal vez aquí logre explicarles el origen de mi afición, fetichismo o como quieran calificarlo.

Majo es la hermana menor de Pablo, mi mejor amigo y de aquí en adelante la protagonista de esta historia.

Mi amistad con Pablo surgió en el barrio, con él íbamos a la misma escuela, fuimos compañeros de aula y desde ahí crecimos juntos y nos hicimos inseparables hasta hoy en día.

Con la familia de Pablo tuve una excelente relación desde principio, Mario su papá era dueño de una agencia de compra y venta de autos usados y Josefina su mamá trabajaba en la administración pública, una familia de clase media muy buena de verdad y a sus hijos no le hacían faltar nada.

En ese entonces María José era una pendejita insoportable, la nena de papá, la consentida. Metida por demás y siempre nos mandaba al frente a nosotros cuando hacíamos alguna macana.

Pero la nena se fue desarrollando con el paso del tiempo, de tener actitudes varoniles y jugar al fútbol con nosotros en la calle y andar con el cabello súper frizado (ya que era enemiga del peine) dejó el balón de lado y le dio interés a las pinturas de uñas, ropas más ceñidas al cuerpo y por supuesto la infaltable planchita para el pelo, un elemento que no le podía faltar.

Majo tenía una carita hermosa, lindas facciones, una sonrisa encantadora, un cutis perfecto y ahora lucía el pelo hiper lacio castaño oscuro y largo, su piel súper blanca, de tetas poco y nada pero destacaba en ella su cinturita, unas piernas esbeltas y firmes y lo mejor un hermoso y llamativo culo.

Fuimos creciendo y la empecé a mirar con otros ojos, además ella cambió su actitud y ya tenía su personalidad.

Y se desarrolló aún más gracias al handball y al patín artístico que eran sus deportes favoritos, sumándose a esto que un muchacho del barrio contemporáneo a Pablo y a mí empezó a salir con ella, fue su primer novio y la debutó por todos sus orificios.

En cuanto a mí, prácticamente vivía en la casa de ellos y sus padres y su hermano no estaban de acuerdo con esa relación y yo trataba de mantenerme neutral.

Majo estaba en una etapa de rebeldía y Gastón la tenía muy enamorada.

A veces me contaba sus cosas, yo era su confidente y por mi parte le pedía consejos para que me ayude con una chica que me gustaba. Aprendimos a llevarnos mejor, ella me decía Pendejo y yo la llamaba Maruja o Piojo Resucitado.

"La Piojo" no tenía reparo en mostrar su curvas sin descaro y se paseaba en calzas cortas, shorts diminutos o polleritas, además usaba tangas colaless que se le adentraban en lo más profundo al verla de atrás.

Y lo más impresionante fue cuando una vez la vi estrenando una remerita musculosa color verde manzana más una bermuda de jean deshilachada que le dejaba un orto bárbaro.

Se estaba preparando para salir con su novio que a esta altura no era querido por ninguno de nosotros, porque éramos hiper celosos para con ella.

El pibe la pasó a buscar en su moto Honda CBR 600 y con un par de bocinazos le daba la señal de que afuera la esperaba, yo moría de celos y me asomé a través de las cortinas y ahí los vi encontrarse, ella se subió a la moto y partieron. Después lo que hicieron les dejo a su entera imaginación ya que esa noche no regresó a dormir a su casa.

Esa vez no aguanté y me hice una paja en el baño de la familia de Majo, me provocó flor de erección verla con esa bermuda de jean que al parecer era de un talle menos porque le comprimía y exageraba el tamaño de ese orto perfecto.

Gastón su novio la iba a disfrutar entera no cabían dudas y eso me mortificaba.

La solía llevar a su taller mecánico donde reparaba motocicletas y se la culeaba ahí mismo sobre un tablón que usaba de pañol donde estaban sus herramientas de trabajo.

Pero lo mejor vino ya en su último año de secundaria, ya mayor de edad cursaba su sexto año en la escuela técnica.

Estaba mejor que nunca, una hembra con mayúsculas, mezcla de modelo pero con curvas de vedette. Era la más deseada del barrio.

Volvía del colegio y se quedaba horas con el uniforme puesto: zapatos náuticos, medias color azul marino, camisita blanca, la pollerita escocesa colorada por demás corta que resaltaba esas piernas y de atrás era un infierno, con ese culo tan redondo cómo se le paraba ese jumper cuadriculado, era impresionante!!!

Y no podía dejar de mirarla, no podía tener semejante culo, tenía cara de nenita pero con cuerpo de una mujer mucho mayor, definitivamente la mano del hombre dio sus frutos en ese cuerpo.

Su carita y su cuerpazo era una combinación explosiva por demás excitante.

Josefina su mamá estaba ahí con nosotros, la señora me preguntaba sobre como me iba con mis estudios en la universidad y cosas así y yo estaba con la pija parada por mirar a su hija. Me levanté, hice un movimiento desde donde yo estaba sentado dirigiéndome hacia ella para ayudarla en algo y ahí María José se dió vuelta y me vio encarpado. Se me puso durísima tan solo por el contacto visual y no pude ocultarlo. Se hizo la tonta pero captó mi calentura por ella.

Y así pasaban los días, la rutina de venir a la casa de esta familia amiga y más que nada toparme con Majo era un vicio. Y desde aquel día que notó mi erección sus actitudes cambiaron, jugaba a la provocación, era perversa conmigo y estábamos muy pegotes.

Ya Pablo pasó a segundo plano y ahora mi centro de atención era María José.

Por respeto trataba de evitarla en ciertas oportunidades. Se distanció un tanto de mí cuando me puse de novio con Laura, aquella chica por quien le pedía consejos. Desde ese día es como que se enojó y no me dirigió la palabra semanas enteras. Pasó un tiempo y se volvió a acercar de a poco. Nos necesitábamos, yo la extrañaba y al reconciliarnos retomamos esa unión tan nuestra.

Y de entrados en confianza nuevamente estábamos mejor que nunca. Me ponía a mil cuando me llamaba desde su habitación para mostrarme las ropas que se compraba para salir con amigas, estaba en su último año del secundario y se volvió compradora compulsiva de prendas de vestir y ropa interior.

Y ese sexto año de la escuela técnica la tenía en estado de ebullición, excitada y súper alegre sobre todo los días viernes. Ese día previo al fin de semana salía si o sí por las noches a bailar y divertirse.

Una mañana yo en casa de ellos preparaba unos apuntes y hacía cosas en la computadora, era un viernes lo recuerdo.

La Piojo llegó del colegio, traté de evitarla todo lo que pude hasta que sonó el teléfono (en aquel entonces era teléfono de línea, casi no había celulares) y por el hecho de estar al lado de la PC me tocó atender, era una amiga que quería hablar con ella.

-Maruja te llama Tatiana- le grité y vino apurada. Se puso al lado mío e intenté no mirarla, pero mis ojos se iban a esa zona de deseo, tenía la camisita blanca y la escocesa roja que se le levantaba toda desde atrás ya que la mandó a recortar tres dedos o mas por sobre la rodilla y le quedaba prácticamente como una minifalda y otro detalle que me erotizaba: andaba descalza.

Hablaron cosas propias de chicas como diez minutos, y entre tantas palabras le contó que se había peleado con su novio Gastón, porque el no quería que vaya al viaje de egresados a Bariloche, entonces decidió terminar porque estaba pasado de celoso, aunque a decir verdad un coordinador de la agencia que promocionaba dicho viaje la estaba rondando y eso la traía algo confundida, ya que era un chico carilindo y con todas las de ganar, en cambio Gastón era un cavernícola con las manos llenas de grasa de tanto estar desarmando motos pero bueno, gustos son gustos y a ella ese desagradable sujeto la volvía loca.

Yo estaba sentado en la silla frente a la compu pegada a la mesa del teléfono, el tema es que se cansó de estar parada y me hizo señas para que me corra un tanto para atrás, no entendí la indirecta pero le hice caso, retrocedí con silla y todo y la muy perversa se me sentó en la pierna, de estar firme paradita se arqueó sin mirar y aterrizó sus nalgotas gordas sobre mi pierna derecha... no sabía que hacer, Majo se me sentó encima así sin vueltas.

Sentía el calor de ese culazo y la pija se me puso más dura que una piedra.

Siguieron hablando como 15 minutos más criticando a algunas compañeras y sobre que ropas iban a ponerse a la noche y cosas tontas por el estilo.

El diablo se apoderó de mí, sentí una calentura incontenible, la pija se me quería salir del jean, si Majo se daba vuelta me la iba a ver así de dura pero ya nada me importaba, como para contenerla apoyé mi mano derecha en su cintura, bajé un tantito más hasta el comienzo del muslo y ella seguía como si nada.

En un momento giró sobre mi pierna para preguntarme la dirección de una disco bailable donde se iba a juntar con sus amigas por la noche.

La cuestión es que por tal movimiento mi mano que estaba en su muslo debido a su giro quedó en su nalga derecha, ella con el tubo telefónico en mano me miró mientras tartamudeé en responderle, me notó nervioso y se percató de mi erección.

-Repetimelo Pendejo- me pidió pero su rostro estaba transformado. Si bien seguía en charla con Tatiana ya no dejó de mirarme a los ojos.

Me excité demasiado tanto que me olvidé del respeto, de que era la hermana de mi mejor amigo y que yo estaba como cuidador de la casa mientras Mario y Josefina trabajaban.

La acaricié como nunca pensé que lo haría, ella sentadita en mí seguía su charla pero su voz se empezó a acelerar, ya Majo tenía una mirada distinta, estaba deseando que la cosa siga.

Con mi mano izquierda desprendí mi pantalón, bajé el cierre y saqué la pija afuera, ella observaba la situación.

Algo tenía que pasar quedaba claro.

María José me hizo perder la cordura, saqué mi pija súper parada con la cabeza roja e hinchada ya algo mojada de líquido preseminal que brotó momentos antes y estando ya al aire libre la traté de endurecer más haciéndole presión desde la base.

Se calló por un momento como diciendo Qué hacés Martín y yo le manoseaba el culo ya más en confianza.

Es decir con la derecha le manoseaba el orto y con la izquierda me empecé a masturbar despacio. Ya mi mano derecha la recorría entera, piernas, culo y hasta concha, no sé cómo hizo pero se aguantó las ganas de gemir, tomé su mano libre y la llevé hasta mi parada verga, ya no me miraba a la cara porque volcó toda su atención a lo que estaba haciendo con su mano.

La escena era así: la chica con el mejor culo que ví en mi vida estaba sentada sobre mi pierna, yo con la pija al aire y ella haciéndome una paja. Se entusiasmó y lo hizo más rápido, y era experta en la materia...venía experimentada.

Me calentó a tal punto que sentí se venía la explosión, manoseé con deseo ese culazo y largué chorros de espeso semen que le manchó íntegro esa mano.

Colgó el teléfono y sin mediar palabras se puso de pie apoyando las manos en la mesa de la PC, hervía de deseo, y yo viéndola así de entregada dándome la espalda y con ese culazo divino a mi merced llevé mi cara a ese centro de gravedad dónde todo terminaba metido, y como por un instinto animal se lo aspiré por sobre el jumper y tenía un agradable e indescriptible aroma (no confundir con algo escatológico no era eso), era un olor a hembra que me drogaba.

-Quiero detenerme y hacer un descargo aquí, porque hacer eso (olerle el culo para decirlo sin tantas vueltas) fue algo instintivo, y se lo hice a ella por primera vez en mi vida. Tal vez porque me gustaba mucho, por ser la chica más codiciada y por tener esas nalgas tan redondas y perfectas que eran mi locura.

Y tal vez no me bastaba con tocarselo y si ella quisiera después poder penetrarla, lo cierto es que fue más el impulso de meter la nariz justo ahí y cuando se desnudó tuve el deseo de descubrir esa zona tan erógena y súper sensible y por supuesto explorarla en su totalidad con el tacto, olfato y gusto.

Pido disculpas por si algun lector no comparte este fetiche tan único y reitero, no pasa por lo "escatológico " sino que forma parte de adorar un culo femenino en su totalidad, me es fundamental esa previa y no puedo limitarme sólo a la penetración en sí, y en ese ritual fetichista en el cual me inicié con Maria José hoy lo repito con las mujeres que forman parte de mi presente.

Y volviendo al recuerdo de esa primera vez la historia continuó así:

Majo se sacó la pollerita, me la refregó en la cara y quedó vestida con una calza negra de lycra que era por demás cortita y adherente como si fuese su segunda piel.

Le volví a meter la cara en su ojete y el calor que se desprendía de esa zona era tan elevada como un volcán a punto de entrar en erupción.

Me quedé un buen rato ahí y ella estaba entretenida, reía feliz entregada a mi locura.

Acto seguido se la bajó despacito como haciendo un show erótico, era toda una entendida en la materia. Se corrió esa tanga color salmón que me enloqueció más todavía al vérsela y asomó una conchita algo húmeda.

Maria José tenía las hormonas a mil.

Quedamos cara a cara, nos besamos por primera vez y fue algo hermoso, la tomé de la cintura para después sacarle la camisa y el corpiño. Descendí un poco más y puse mi cara a la altura de su concha y se la empecé degustar con la punta de la lengua. Todo su cuerpo tenía un no sé qué y me hacía adicto a adorarlo. Se posó adelante del monitor de la computadora y metí su vulva en mi boca. Su humedad era abundante y esa babita transparente pero viscosa me inundaba el rostro. Se la chupé como nunca y en lo mejor gimió como loca.

Por suerte estábamos solos en su casa. Me empujó la cabeza bien adentro de su concha apretándome sin dejarme respirar... Sentí que tuvo unos movimientos como de contracción y acelerando sus latidos María José tuvo un tremendo orgasmo.

Pero a pesar que acabó y quedó como relajada un instante su cuerpo quería más...

Acto seguido se agachó y puso esa carita tan linda en mi recuperada y erecta pija que estaba lista otra vez.

Me la agarró con las manos y masturbándome hasta ponerla "a punto" se la llevó a la boca.

Yo agarraba su cara y le marcaba el ritmo de las chupadas, lo hacía increíble, chupaba, paraba, la miraba y se la tragaba otra vez, y así aguanté lo más que pude cuando sentí que se venía la avalancha, la agarre de la cabeza haciéndole presión para que se detenga y me contuve, pensé en otra cosa y evité eyacular.

La di vuelta de nuevo, la arqueé sobre la mesa y me pajee entre esas tremendas nalgas, Majo me pedía que se la meta Ya!!! Explotaba de tantas ganas y estaba súper lubricada.

Majo se retorcía de placer, todo eso le gustaba pero en demasía.

Con toda esa humedad reinante en ella me paré y pensé ahora sí... le apoyé la pija en la conchita y gimió desesperada tan solo de tantearla.

Primero entré despacio tipo tántrico o más bien por mi torpeza porque yo no era el rey de la experiencia ni mucho menos, fui de forma lenta por mis propios nervios del momento y ella lo gozaba, y a medida que me aceleré por como la veía y entre tantas embestidas ya gemía entregada al placer, era hermoso ese mete y saca tanto que la cogí más fuerte.

Dándome la espalda ese orto se veía impoluto, con sus redondeces a flor de piel por tal postura, me puse en puntas de pie y le asomé un dedo en su agujerito menor y no puso resistencia. Me dejaba hacerlo y obviamente eso fue como una luz verde para que siga. Saqué lentamente mi miembro de su conchita e intenté penetrarla analmente... Pero la sentí temerosa y nos detuvimos.

Me contó que Gastón era un tanto bruto al hacérselo por ahí... Y que últimamente todas sus relaciones sexuales eran anales, su novio solo la cogía por atrás y de forma violenta en las últimas relaciones que tuvieron.

Uy por Dios!! Tal confesión me voló la cabeza!

Me volví loco al oírla y le dije que Gastón era un mal tipo y que yo moría de celos cuando ellos estaban juntos.

Le confesé ya sin rodeos lo mucho que me gustaba hace un montón de tiempo y quedando muda abrió grande los ojos como sorprendiéndose.

-Y por qué nunca me lo dijiste? Yo toda mi vida te esperé, y si me lo decías antes no iba a dudar en terminar con Gastón para estar con vos mi amor.

Y con un -Me gustás mucho desde que te conocí- salido de su boca casi como un susurro y mirándonos a los ojos sellamos el momento con un apasionado beso.

No podíamos despegarnos y fuimos a su habitación de paredes color rosa. Ya en su cama de una plaza, con sus posters de sus ídolos típicos de su edad y su cantidad de osos de peluche de testigo un nuevo round estaba por dar inicio.

Con muchos besos y caricias le pedí que confiara en mi que yo la iba a cuidar de ahora en más y ella accedió. Estábamos dando inicio a nuestra historia en ese preciso momento.

Y Gastón ya era parte del pasado desde ese mismo instante.

Nos las ingeniamos para caber los dos en su cama de una plaza y lo hicimos, gimió como loca y se notaba que tenia mucha experiencia en el sexo, ella me decía como hacérselo y amé ser su aprendiz.

Pero yo tenía la idea fija, se lo di a entender y se me puso en cuatro ofreciendome ese culo perfecto. Se lo adoré un buen rato, se relajó y lo disfrutó.

Cuando estuvo lista me dio la señal y le apoyé el glande, entró la cabeza de a poco y gimió asustada. Estuve inmóvil un buen rato hasta que se relajó y como que empezó a disfrutarlo.

La agarré de la cinturita y de a poco me perdí en su interior.

Era mi primera vez en hacer sexo anal y lo estaba haciendo con la chica que tanto deseé, con Majo, "La Piojo" y la dueña de mis pajas, simplemente un sueño que se estaba haciendo realidad.

Era muy buena maestra y para enloquecerme peor me decía lo mucho que le gustaba por el orto.

Yo más entrado en confianza y exultante fui aumentando el ritmo de las embestidas.

Ese estímulo visual de tenerla así desnuda y en cuatro sumado al plaf plaf plaf de sus redondas y duras nalgas y como broche de oro Majo agitaba su suelto pelo para todos lados y me pedía más y más. Para ser mi primera vez era una enculada fenomenal.

Se masturbó fuerte con una mano por un buen rato y ya desvanecida alcanzó un orgasmo, y al escucharla expresarse no pude contener mi leche... No me dio tiempo y le acabé bien en lo profundo de su intestino. Fue la experiencia más placentera de mi vida.

Quedamos inmóviles, hubo unas risas cómplices, volvimos a callar y se le escapó un -Mi amor me encantó.

Me saqué las tantas ganas de hacer el amor con Majo y me sentí en el cielo. Quedamos abotonados un rato mas y si fuese por mí no me salía nunca más de su culo.

-Dale pendejo que esperas?- alcanzó a decirme dándome señal a que me salga. La fui sacando lento y salió ya flácida y los chorros de semen mezclados con un tantito de sangre salieron tímidamente. Nos fuimos juntos a duchar, algo volvió a pasar en ese baño y al salir anduvimos desnudos por la casa. Arreglamos el desorden de su habitación y después preparamos algo de comer. Miramos la hora, nos vestimos rápido y al rato regresaron sus padres. Nosotros actuamos como si nada hubiese pasado, no dejamos cabos sueltos.

Fue única esa primera vez con María José, después de eso estuvimos más que juntos sexualmente hablando, nos la pasábamos cogiendo y ya no nos pudimos separar.

Ella cambió mucho, la veía más madura, segura de sí misma y su rebeldía se apaciguó. Un tiempo ocultamos lo nuestro pero después ya se nos hizo imposible.

Pablo me agarró a las trompadas al enterarse de lo mío con su hermana. Nos peleamos y dejamos de hablarnos pero con el tiempo lo terminó aceptando. Él se puso de novio con Laura, quien fue mi primera novia y en la actualidad con Majito somos los padrinos de Noah, el hijo que tuvo su hermano con mi ex.

Con Mario y Josefina sus padres la relación continuó de maravillas, es más, siempre me halagaron por el hecho de haber podido "domar" a su rebelde hija que a decir verdad la conozco mejor que nadie, ya me sé todas sus manías y según ella soy su cable a tierra.

Formalizamos la relación ya como "novios oficiales" y me mudé a su casa con ella, acondicionamos su cuarto y compramos una cama más grande y en esa habitación testigo de nuestra primera vez vivíamos cogiendo con un magnetismo único.

La Piojo comenzó a cursar la universidad, no paró de estudiar y logró recibirse de odontóloga, su sueño de toda la vida.

En la actualidad mi Majo es una excelente profesional reconocida y respetada por sus pares. Consiguió trabajo en un nosocomio de una gran urbe del interior del pais, alli es jefa de residentes y además tiene su propio consultorio odontológico en sociedad con una colega en esa ciudad donde vive.

En cuanto a nuestra relación de pareja diría que vamos y venimos, estamos así en tantos y tantos años de estar juntos y para mí no deja ni dejará de ser mi novia a pesar de nuestras idas y vueltas.

Por lapsos hacemos alguna pausa, por peleas tontas cada quien hace su propio camino y conocemos otras personas. Ella ha tenido algunas parejas, me ha dejado por algún tipo en oportunidades pero el tiempo me demostró que esos nuevos romances eran efímeros, su cuerpo es un imán poderoso de atracción y se la habrán cogido sin descanso, doy fe, pero las relaciones culminan debido a tiene un carácter muy bravo y llevarle el ritmo no es para cualquiera.

Y de no querer ni pronunciar mi nombre me vuelve a hablar.

Con un llamado y su infaltable -Hola amor... soy yo-. Palabras mágicas que siempre logran su cometido y le alcanzan para ponerme el mundo al revés... Y yo no me puedo resistir.

Ella quiere volver y yo también y siempre terminamos regresando. Me la devuelven muy cogida pero ella es así, un ser muy sexual que me lo enseñó todo y con quién aprendí y eso me vuelve loco.

Yo tampoco soy un santo y si bien tengo mis andanzas con Gabriela, la amiga de Marcela (mi vecina y amor platónico) y ahora las encamadas con Adriana (la cincuentona que se mudó hace poco al edificio) se están haciendo más asiduas.

Majo es y será la titular y dueña de mi corazón. Es mi primer amor y "la tóxica de mi vida", que por cierto odia que la llame así.

Y ahora con 30 y tantos años cumplidos es toda una milf y sigue con su pelo lacio, su carita de nena, su mal carácter y con ese culazo impresionante aún más apetecible que desde aquella nuestra primera vez.

Ese culo es su carta comodín, la llave maestra que le abre puertas adónde vaya y cuando la veo de atrás me olvido de todo, es su arma de seducción y logra doblarme la voluntad, es demasiado perversa conmigo pero la amo así.

Y como dije antes vamos y venimos y somos así de intermitentes y solo nosotros dos podemos soportamos y es por eso que nos necesitamos, estamos hechos el uno para el otro.

(9,40)