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María y Marta (parte 3)

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María estaba tumbada boca arriba encima del cheslón con la cabeza fuera del asiento. Yo estaba arrodillado delante de ella, con mi polla metida entera dentro de su boca hasta la garganta y mis huevos aplastados contra su nariz que apenas la dejaban respirar. Mientras tanto, yo ayudaba a Marta a que se pusiera encima de María, a cuatro patas, con su coño mojado por completo delante mío y encima de la cara de María. Mientras ayudaba a Marta, a María la dio de nuevo una fuerte arcada que la hizo volver a soltar un montón de saliva por la boca, mientras mi polla estaba dentro de su boca.

En este momento, tenia el coño de Marta enfrente mío, lo notaba palpitante y chorreante. Notaba a Marta cachondísima con unas ganas tremendas de ser follada. En ese momento, María tuvo otra arcada que me hizo sacar la polla de su boca. La saqué llena de sus babas y con unos tremendos hilos de saliva que llegaban hasta su cara. En ese momento María aprovechó para respirar por la boca pero sin perder de vista mi polla, mientras yo acercaba la punta de mi polla al coño de Marta.

Puse la punta sobre su coño y se la empecé a meter muy despacio. Notaba como Marta se estremecía de placer a la vez que de impaciencia. Poco a poco iba metiendo mi polla entera dentro del coño de Marta. Ella iba conteniendo la respiración esperando a que llegase al final. Cuando se la metí por completo, toqué con mi abdomen su culo, y ella expiró un gemido muy fuerte de placer. Las piernas se le aflojaron del gusto que le dio y del alivio que sitió al ser follada por mi, ya que lo estaba deseando desde que entro por la puerta. Cuando Marta paró de temblar, saque mi polla de su coño lentamente para volver a ensartarla de nuevo en la boca de María que seguía a la espera. Se la volví a meter hasta dentro de su garganta, lo que la provocó otra arcada y otro nuevo escupitajo de saliva. La saque un poco y se la volví a meter para provocarla otra arcada a sabiendas. María ya no aguantaba más, así que le di unas cinco últimas embestidas por la boca, cada una de ellas hasta el fondo y cada una de ellas con una nueva arcada y un nuevo reguero de saliva. Le dejé la cara y el pelo cubiertos por completo de su propia saliva, y un charco que se formó en el suelo, pero Maria seguía con una cara de excitación tremenda.

Cuando deje de mirar la cara encharcada de María levanté la vista y tenía a Marta a la espera de que la volviese a follar de nuevo. Volví a poner la punta de mi polla cubierta de la saliva de María en la entrada del coño de Marta, y repitiendo el movimiento de antes, fui poco a poco penetrándola mientras ella se estremecía de placer. Llegué a metérsela hasta el fondo cuando soltó un nuevo gemido. La saqué lentamente dejando mi glande dentro de su coño, la aguanté unos segundos mirando su cara de impaciencia por volver a tenerla dentro, y esta vez se la metí de nuevo por completo de forma repentina y agresiva, pegándole un fuerte empujón y dejándola una cara de asombro mezclado con placer.

Marta estaba gozando como nunca, estaba muy excitada, las piernas le comenzaban a temblar. Volví a repetir la embestida, cada vez más rápidamente. Los gemidos de Marta ya no iban a la par con cada penetración, Marta comenzaba a soltar un gemido constante que solo se cortaba para coger aire y volver a gemir más fuerte. Sus piernas y su cadera ya temblaban sin parar, se estaba derritiendo de placer al sentir mi polla dentro de su cuerpo. El ritmo de mis empujones era cada vez mayor, ya había llegado a lo más rápido que podía follarla. Apenas había pasado un minuto follando a ese ritmo cuando el temblor se volvió incontrolable, tanto que saqué mi polla de su coño para lo que se venía. Un tremendo orgasmo que le provocó pegar un fuerte grito de placer seguido de una enorme corrida vaginal que salpicó todo y que Marta soltó sobre la cara de María que seguía debajo de Marta y que había visto como su amiga se corría delante de su cara.

Yo estaba muy cachondo a punto de reventar así que al ver eso y al seguir teniendo a Marta delante mío empapada de su flujo vaginal decidí atreverme a explorarla por completo y acerqué la punta de mi polla a la entrada de su culo. Fue rozar mi glande con su ano cuando de repente me dijo con voz de extenuación a la vez que de lamentación:

-“No me la metas por el culo… cuando me dan por el culo se me pone rojo y se me dilata mucho… No quiero que mi novio me vea llegar con el culo así, no quiero que se entere de esto…”

En ese momento yo me quedé sorprendido a la vez que un poco desilusionado. Sus palabras decían una cosa, pero sus gestos y su forma de hablar estaban pidiendo a gritos ser follada de nuevo, está vez por el culo. María, que seguía atenta a todo y con idea de querer complacernos a todos, dijo con voz segura y de forma altruista:

-“Métemela a mi por el culo… Tú hoy no que quedas sin follarte a alguien por el culo… Haz lo que quieras conmigo, estoy aquí para esto…”

Entonces, ayude a quitarse a Marte de encima de María, y levanté a María del cheslón donde estaba tumbada. Había un gran charco de saliva suya en el suelo, y estaba todo el sofá salpicado de la corrida de Marta. Maria tenía la cara cubierta de babas y el pelo completamente sucio de lo que le vino de sus arcadas. Era muy excitante ver lo sucia que estaba y lo poco que le importaba, ella mantenía su cara de excitación y mostraba su ansia por dar placer y que la hiciesen de todo.

Agarré a María de la mano y la llevé a la mesa de cristal donde antes la había estado comiendo el coño a Marta. La empujé contra la mesa y apoyó su cuerpo en ella, llegando sus preciosas piernas hasta el suelo. Estaba en la posición perfecta para ser enculada. Me puse de pie detrás de ella, con mi polla a punto de estallar. Marta estaba de pie, al lado mío. No quería perder detalle de como me iba a follar a su amiga por el culo. Mi polla estaba mojada de los flujos de Marta así que decidí penetrarla sin pensarlo. Estaba deseando hacerlo, nunca antes me había follado a María por el culo.

Puse mi glande sobre su ano, jugué un poco a rozarla y a deslizarlo por el agujero, puse mi polla en el centro del agujero y le metí el glande dentro del culo. María se puso un poco en tensión, dejó de estar tumbada para incorporarse ligeramente y apoyar las manos sobre la mesa. Se notaba que su cara de excitación se había desvanecido ligeramente. Al verla así, me di cuenta que era el momento de empujar un poco más, quería dominarla, quería que la doliese, que demostrase que era la zorra que es y que estaba para dar placer.

Apreté mi polla más a dentro de su culo, sin llegar a la mitad, María pegó un pequeño brinco y estiró sus piernas, estaba alejándose de forma inconsciente de la polla que le estaba entrando por el culo. Soltó un pequeño gemido de dolor y torció el gesto. Marta fue con ella y se puso a su lado. Marta la decía en voz baja para que yo no me enterase:

-“Aguanta poco más María… es solo un ratito hasta que se vaya a correr…”

Marta se sentía culpable del dolor que sentía María, estaba en esa situación porque Marta no quiso que la follara por el culo. Para hacer que Marta lamentase no haber sido enculada, metí otro poco más mi polla dentro del culo de María que produjo un nuevo gemido de dolor en ella. Inmediatamente Marta se me quedó mirando como queriendo decir que no me pasase pero en cuanto me miró terminé de meterle la polla a María hasta dentro de su culo. Fue la mirada de Marta la que me hizo hundir mi polla en el culo de María. El gemido de María fue mas grande pero noté que fue una mezcla de dolor y de un poco de placer. Marta seguía con su mirada haciéndome culpable. No se había percatado que el gemido de Maria tenía algo de placer.

Decidí sacar mi polla de su culo pero noté tanto placer al tenerla dentro que volví a metérsela entera de una sola vez, con suavidad pero hasta el fondo de nuevo. Lo hice mirando a Marta a la cara, como si me la estuviese follando a ella por el culo, ya que era lo que debería de estar sucediendo si no fuese por su novio. María volvió a pegar otro brinco con el nuevo empujón, pero esta vez la noté con algo de sorpresa, ya que parecía que no la había dolido la penetración tanto como la anterior. Al ver eso, repetí el movimiento, saqué y volví a meter mi polla en su culo, entera, hasta el fondo, sin pausa alguna, el gesto de María ya no fue ni de dolor ni de sorpresa, fue de placer. Soltó un pequeño gemido cuando llegué hasta el fondo. A marta le cambió la cara. Dejo de mirarme con rencor y comenzó a mirarme con cierto recelo y curiosidad, empezaba a sentir interés por lo que le estaba llenando el culo a su amiga.

Comencé a repetir los movimientos de meter y sacar polla del culo de María. La follada que la estaba pegando comenzaba a tomar ritmo. Mi cadera sonaba contra su culo cuando chocaba al metérsela hasta el fondo. María comenzaba a gemir y a hacer movimientos ella sola para hacer que mi polla entrase lo más adentro posible de su culo. A todo esto, Marta, que estaba viendo la situación, el cambio de dolor a placer que experimentó María, decidió ponerse a mi lado. Estaba pegada a mi, yo la miraba a los ojos, ella me miraba los míos, yo no paraba de empujar y encular a su amiga, pero ambos no dejábamos de mirarnos. Ella agarró mi polla sin yo dejar de follar a María. Marta quería ser penetrada también, quería que parase para ser enculada ella también y sentir el mismo placer. Marta se acercó a mi oido para decirme algo, sabia lo que me iba a decir, pero yo no la dejé.

De inmediato, saque mi polla del culo de María. María se giró sorprendida, y al echar la vista atrás vio a Marta con mi polla en su mano al lado mío y a ella con cara de cachonda perdida. María inmediatamente identificó la situación y se retiró de la mesa de cristal. Yo enseguida, agarré a Marta del pelo, tiré de ella y la tumbé en la mesa dejando su culo delante mío para ser penetrada. Rápidamente María se puso a ayudarme a darla bien fuerte por el culo. Quería que Marta se arrepintiese por haberme mirado mal cuando hacía daño a María por encularla. Quería dejarla el culo bien rojo y dilatado a Marta para que su novio lo percibiese cuando Marta llegase a casa. Quería que supiera que se habían follado a su novia por el culo.

María agarró las nalgas de Marta, las separó y me miró como queriendo decir que le metiese la polla hasta dentro. Estaba que iba a reventar así que no dude ni un instante y le metí mi polla hasta el fondo de una sola vez. Marta no sitió dolor, le encantó, pegó un gemido como si le hubiese metido la polla por el coño. Parecía que tenía el culo preparado de antes, pero la realidad es que se moría de ganas de ser enculada. Aumenté el ritmo de las penetraciones, ya que con cada una los gemidos iban aumentando en intensidad. Marta estaba gozando más que María, estaba en la mesa derritiéndose de placer, los gemidos se volvieron contantes, mis embestidas eran cada vez más rápidas, a Marta la comenzaban a temblar de nuevo las piernas, un nuevo orgasmo se acercaba.

De pronto, a Marta le empezaron a caer unos chorros de flujo vaginal por entre las piernas, se estaba corriendo y no se estaba dando cuenta, su gemido era un grito seguido muy alto que solo se cortaba para tomar más aire y volver a gritar. Sus gritos se mezclaban con el sonido de mis embestidas contra su culo. María sostenía la cadera de Marta para que no se derrumbase por el temblor de sus piernas. Yo ya estaba a punto de estallar ante toda esa situación así que saqué mi polla del culo de Marta y al sacarla vi como ya tenia su ano muy dilatado y enrojecido por las fuertes penetraciones. Se lo había dejado justo como ella no quería, pero Marta tenia cara de satisfacción, acaba de tener un orgasmo con sexo anal.

Al ver mi polla fuera del culo de Marta, María se arrodilló delante mío y comenzó a hacerme una mamada. Comenzó a chupar y a saborear mi polla después de haber estado en su culo y en el de Marta. Le pego unos lametones de arriba a abajo, la lamió entera y cuando terminó de pasar su lengua comenzó a hacerme una paja con su mano. Me estaba mirando fijamente mientras agitaba mi polla como una coctelera. Me miraba sabiendo que ya estaba a punto de correrme y ella quería que lo hiciese encima de su cara. Ninguno de los dos decía nada, solo hablaban las miradas. Marta se recuperó de su orgasmo, se giró y vio a María de rodillas, por lo que Marta se arrodilló también y se puso al lado de María, delante de mi polla. María me la estaba sacudiendo, y mi polla apuntaba directamente a su cara. María me miraba fijamente y Marta estaba mirando fijamente a mi polla y como me estaba haciendo la paja María. Al ver el interés de Marta por mi polla, María y yo pensamos una cosa, nos miramos, asentimos con la cabeza y sin mediar palabra María hizo eso que se nos pasó por la cabeza a los dos, que era que Marta disfrutase de todo. Así que María giró mi polla hacía la cara de Marta, yo acompañé el giro y ahora mi polla apuntaba a la cara de Marta, mientras seguía siendo sacudida por María.

Maria estaba pajeandome con una mano delante de la cara de Marta, mientras, con la otra mano, Maria agarró mis huevos, para acariciarlos a la vez que me sacudía la polla. De pronto, Marta levantó la mirada y me miró fijamente, entonces, fue en ese momento cuando ya no aguanté más, esa mirada hizo que me corriese. Salieron tres enormes chorros de semen seguidos bien calientes y espesos que se posaron en la cara de Marta, de arriba a abajo, desde la frente y el pelo hasta su boca y barbilla. Marta dejó de mirarme, se quedó sorprendida de lo que le cayó encima, así que no tuvo más remedio que dejar que María cubriese su cara con el semen que estaba sacando de mi polla. Los chorros de semen seguían saliendo, y María iba esparciendo todo el semen que salía de mi polla por la cara de Marta. Estaba usando mi polla como una manga pastelera, María la agitaba y apretaba mis huevos para que saliera todo el semen para esparcirlo por la cara de Marta, le estaba cubriendo las mejillas, la nariz, la frente, los ojos, sus labios… algunos chorros le salpicaban el pelo, el resto le empezaba a escurrir por el cuello. Marta puso la palma de sus manos hacia arriba para ir recogiendo los restos de semen que le caían de su cara.

María estaba muy satisfecha, tenia una sonrisa en la cara, estaba muy contenta porque sabía que había hecho que me corriera y sabía que había disfrutado por haber embadurnado de semen la cara de Marta. Cuando dejaron de salir los chorros de semen, María se llevó mi polla a la boca y succionó hasta la última gota. Agarró mi polla desde la base y la estrujó hasta la punta para sacar todo el semen posible que se había quedado sin expulsar y se lo volvió a tragar. Mientras tanto, Marta, con la cara cubierta de semen y todo lo que le había caído por el cuello y escurrido en sus manos quiso quitarse primero los chorretones de semen que tenía en los ojos que no la dejaban abrirlos del todo. En ese momento Maria lo vio y soltó mi polla para agarrar a Marta de las muñecas para impedir que se limpiase. María decidió pasarse las manos de Marta con restos de semen por la cara para manchársela a si misma. Saco la lengua y comenzó a lamer los chorros que la habían bajado a Marta por el cuello. Con los dedos, le quito las gotas de semen de los ojos de Marta y se las llevó a la boca para comérselas también. Abrazó a Marta y la empezó a lamer la cara retirándole todos los chorros de semen con los que previamente la había pintado la cara. María se estaba comiendo todo el semen que yo había soltado. Estaba absorbiendo todo el semen de la cara de Marta, buscaba si quedaba alguna gota para aspirarla y dejar la cara de Marta limpia de semen. Cuando acabo, volvió a estrujar mi polla de nuevo para ver si podía sacar alguna gotas más y se las comió chupándome el glande. Agarró mi polla y fue pasando la punta por toda su cara. Estaba rebañando los restos de semen que había plasmado en su cara que habían caído sobre las manos de Marta. Tras recolectar todo el semen de su cara con mi polla se lo llevó a la boca y se lo tragó. No dejo nada de mi semen en ninguna parte, tan solo le quedaron varias salpicaduras en el pelo de Marta que ya se habían secado.

Marta ya se levantó y comenzó a vestirse, todo ya había acabado. Cuando se puso el tanga, pude ver que tenía el ano completamente destrozado. Lo tenia enrojecido y abierto. El hilo de su tanga no tapaba absolutamente nada el destrozo. Iba a llegar así a su casa, y su novio iba a descubrir que se habían follado a su novia por el culo. María se quedó arrodillada en el suelo, desnuda, con todo el pelo lleno de saliva seca y sucia. Veía como nos terminábamos de vestir y nos marchábamos Marta y yo de su piso. Se levando y fue a acompañarnos hasta la puerta. Nos abrió y salió a la escalera a despedirnos. No le importó salir desnuda con el pelo y la cara sucios y follada por todos sus agujeros, en cierto modo, le ponía mucho que la vieran que se la habían follado, ella seguía cachondísima todavía, ya que no había llegado a correrse en toda la tarde. En su casa, quedó el suelo lleno de manchas de su saliva, del flujo vaginal de Marta, de todo el semen que salió de mi polla… la dejamos a ella sola que se encargase de limpiar todo, y Marta y yo nos fuimos dirigiéndonos hacia el ascensor. Marta y yo entramos en el ascensor y dejamos a Maria a unos metros de la puerta de su piso, en medio de las escalera totalmente desnuda, hasta que se cerró la puerta del ascensor y la perdimos de vista.

Cuando se cerró la puerta del ascensor, Marta se giró hacia a mi y me dijo con una voz seria y firme:

-“Aún no he probado tu semen, quiero comérmelo”

Se arrodilló de repente y me bajo el pantalón con al boca abierta. En cuando dejó al descubierto mi polla que estaba en reposo después de la corrida anterior se la metió entera en su boca de tal manera que la ocultó por completo. Comenzó a succionar muy fuerte como si fuese un aspirador. El ascensor estaba comenzando a bajar desde un quinto piso. Podría pillarnos cualquiera. Mi polla se comenzó a poner dura dentro de la boca de Marta, ella hacía movimientos de vaivén pero no dejaba que saliera ni un centímetro de polla de su boca. La succión que estaba haciendo Marta me estaba poniendo la polla dura rápidamente. Sus dos mejillas estaban hundidas hacia dentro de la fuerza con la que succionaba. A medida que se iba poniendo dura iba penetrando cada vez más dentro de su garganta. Todo fue tan rápido que me puse cachondo enseguida. Entre la mezcla de la inmediatez de la mamada y el riesgo de que nos descubrieran enseguida quise correrme. Fue cuando llegamos a la planta baja, cuando se abrió la puerta del ascensor automáticamente cuando me dio por correrme. Me corrí dentro de la garganta de Marta. Cuando empezó a salir el semen, Marta lo notó y puso sus ojos en blanco de las ganas que tenia de notar mi semen caliente dentro de su boca. Al segundo o tercer borbotón de semen que solté en su garganta, a Marta le dio una arcada y tuvo que sacarse mi polla de su boca, a la vez que escupió un poco de semen. Mientras me corría, Marta agarró mi polla y continuó con una paja para terminar de sacar todo el semen que faltaba de la corrida. Todo el resto del semen fue a parar a su cara. La corrida fue menor que la anterior, pero los chorros de semen volvieron a recorrer su cara y hacer de ella una mujer preciosa. Cuando terminaron de salir los chorros que arruinaron su cara, estrujó mi polla como hizo María para sacarme las ultimas gotas y saborearlas con su lengua.

En ese justo comento, cuando Marta tenía mi polla agarrada con una mano, la cara cubierta de semen y estábamos parados dentro del ascensor en la planta baja y la puerta abierta, sonó el móvil de Marta. Sin soltar mi polla, agarró su movil de dentro de su bolso y me enseñó la pantalla. En ella ponía el nombre de su novio, Michele, que era italiano. Marta descolgó y le contestó mientras con la otra mano sujetaba mi polla. Le dijo hola a su novio y de seguido me dio un beso largo en el glande, se puso de pie y sin decir nada más se marchó hablando con su novio y con toda la cara llena de semen. No se molestó en limpiarse lo más mínimo. Además tenía salpicaduras de semen por el pelo que ya se habían secado. Iba diciendo que estaba saliendo de la casa de su amiga María mientras salía por el portal en dirección a la calle. Yo la veía desde el ascensor, marchándose de espaldas hasta que salió a la calle con esas pintas. Estaba claro que había disfrutado tanto que no tenía ningún reparo en salir con la cara manchada a la calle. Quería que vieran que alguien se había corrido en su cara. Y esto no lo puedo confirmar, pero estaba casi seguro de que entraría por la puerta de su casa con la cara manchada de semen para que su novio la viese en señal de venganza por la discusión que habían tenido, y además, las preguntas que le haría su novio provocarían que Marta le enseñase el culo para que viese cómo le había dejado el ano de habérmela follado por el culo.

Fin.

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