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Me convertí en la amante de mi jefe

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Me llamo Clara vivo en Madrid, pero soy de Ecuador tengo 54 años soy casada, pero a mi esposo y mi hijo los dejé atrás porque vine a buscar un futuro mejor y más adelante traerlos, al menos esa era mi idea al principio hasta que conocí a Manuel mi jefe quien tiene 42 años. Vamos al grano.

Trabajo hace cinco años como secretaria del gerente en una constructora, esta historia comenzó a suceder a los dos años de empezar a trabajar ahí antes tenía un jefe se llamaba Carlos era muy amable conmigo inclusive me dio una semana para que fuera a mi país y visitara a mi esposo y a mi hijo y en general la familia, un buen día renunció Carlos por motivos personales según me contó quería pasar más tiempo con su familia, así que me tocó trabajar con otra persona que llegó temporalmente durante un mes mientras llegaba el nuevo gerente llamado Manuel. El mes pasó y llegó Manuel con nuevas ideas cambió parte del personal y a mí me dio licencia durante una semana, a la semana regresé a trabajar.

Al mes ya teníamos confianza Manuel y yo tuvimos una conversación donde le pedía ayuda ya que se me estaba agotando el dinero entre pagar la habitación donde vivía, comer y enviarle algo a mi familia, así que me ofreció irme a vivir al chalet que tenía claro está que guardáramos la distancia me sentí incomoda ya que tenía que vivir así fuera temporal con otro hombre que no era mi esposo, pero acepté.

A los dos meses de estar conviviendo bajo techo Manuel me invito a cenar luego del trabajo a un restaurante afueras de la ciudad así que ese día cenamos, luego compramos algunas cosas para tener la nevera llena y luego me llevo en su auto al chalet donde al llegar Manuel se puso a revisar unos papeles ya que tenía una reunión al día siguiente mientras yo me duchaba y luego organizaba lo que habíamos acabado de comprar en la nevera para después acostarme.

Un buen fin de semana organice una comida y Manuel llevo una botella de un vino bastante caro luego de comer conversamos un rato y Manual luego empezó a besarme el cuello y a masajearme los pechos por encima del vestido. Me sentí completamente indefensa frente a este hombre. Dejé escapar un débil gemido. Desabroché sus pantalones y bajé la cremallera. Tenía que tener en mi boca aquella verga que había estado tentándome toda la noche. Agarré su tranca de más de 20 centímetros entre mis labios. Manuel la tenía al menos ocho centímetros más grande que mi esposo, y de hecho era la verga más grande que yo había visto. Empecé a mamársela con verdadera ansia mientras él se dedicaba a magrearme el coño. Succioné la cabezota rosada de su polla mientras que al mismo tiempo le pajeaba el tronco con ambas manos, hasta que él no aguantó más. Me llevo a su habitación arrancó el vestido y me arrojó de espaldas a la cama. Llegó con su lengua a mi entrepierna y me quitó las bragas, y me hizo el mejor oral de mi vida. Se regodeó disfrutando de cada centímetro de mi vulva, sin olvidar mi clítoris que erecto y liberado de su piel, pedía a gritos caricias que me ocasionaran descargas nerviosas que me hacían temblar.

Mi coño ya era una fuente descontrolada manando sin cesar jugos que él lamía y que ensalzaba como el néctar maravilloso que jamás había probado, yo estaba tan excitada que no le pedí que se pusiera preservativo, cogí su verga y la guie hacia mi coño mojado. Fui clavándome con lentitud, sintiendo esos centímetros extra llegar hasta el fondo de mi agujero. Manuel también la tenía muy gorda y podía sentir que su polla me abría el coño como nunca. Cogió mis caderas y empezó a clavar una y otra vez su tranca en mi apretada concha. Me estaba volviendo loca. Al poco tiempo, estaba cabalgándole, gritando y gimiendo de placer. Manuel me dijo que tenía el coño muy estrecho y apretado y yo le dije que su verga era enorme y que iba a partirme a la mitad.

Estaba a punto de conseguir un orgasmo cuando sentí en su cuerpo la tensión previa al clímax. Continué cabalgándolo hasta sentir un orgasmo explosivo al tiempo que ambos gritábamos de placer, me pidió que cambiáramos me puso de tal manera que él estaba atrás mío, simulando la posición de perrito, volvió a introducir en mí y comenzó a penetrarme más, entraba y salía con violencia, yo encantada estaba teniendo las cosquillosas previas al orgasmos, cuando por fin llegó el momento mágico y tuve un delicioso orgasmo, lo curioso es que continuaba penetrando, después de terminar me duele que me penetren, pero el continuaba, su largo pene dejo de ser agradable, después de un largo rato le dije que me dolía me dijo que lo dejara terminar, las embestidas era continuas, entraba y salía y me movía a su ritmo, después de varios minutos el no dejaba de penetrarme, de pronto se detuvo.

Me quede en su habitación y me folló toda la noche. A la mañana siguiente al levantarme me tomo la mano pero estaba cansada así que me fui a duchar y luego desayunamos para reponer energías. Ese día salimos en su auto a un restaurante en otra ciudad Me cogió la mano durante la conversación que tuvimos en el restaurante y me besó en la boca en dos ocasiones correspondiéndole al salir de ahí fuimos a hacer algunas compras por ahí mismo le envié un giro a mi esposo y luego entre a una iglesia ya que Manuel era reacio a esas cosas y me espero afuera de ahí.

Una noche estaba cabalgando a Manuel en su cuarto cuando suena mi celular era mi hijo le decía a Manuel que parara un momento pero él me metía la verga más duro así que intentaba hablar con mi hijo tratando de no gemir me decía que querían venir a visitarme pero yo le decía que no era posible, luego colgué el teléfono entre gemidos, luego Manuel me abrió las piernas y me la metió de una al principio me dolió pero yo le decía que siguiera que me hacía muy feliz, ni cuando estaba con mi esposo me sentía así y tenía que ayudar a calmar la excitación con que él me dejaba masturbándome a solas o ir a bañarme con agua fría.

En el camino a casa siempre pienso en el riesgo de aquella relación nueva, apasionada, adúltera, excitante, que podría cambiar mi vida para bien o para mal. Pensé en lo mejor que podía pasar y en disfrutar de las ventajas que podría reportarme aquella aventura. Desde entonces soy su amante. En la empresa él es mi jefe en casa soy su mujer.

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