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Me gusta exhibir a mi esposa

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Hola soy Martin y desde que era joven soy voyerista.

Cuando me casé, me gustaba ver a mi esposa limpiar la casa con vestidos cortos.

Somos un matrimonio normal; pero para excitarnos y ponernos más calientes, le pedí a mi esposa que cuando saliéramos a lugares públicos, se pusiera vestidos cortos, tangas sexys y se maquillara más de lo normal.

A veces le pedí que no se pusiera nada abajo, que se pusiera ropa transparente.

Mi propósito era verla bien putona en la calle y que otros hombres vieran a mi esposa con morbo.

Yo me imaginaba que otros hombres; viéndola así, se la querían coger.

Al principio pensaba que solo yo me calentaba exhibiendo a mi esposa; creía que a mi esposa le daba pena enseñar el culo en público; sin embargo, cuando regresábamos a casa de nuestros paseos exhibicionistas y, cogíamos, mi esposa estaba bien caliente, mojada de su conchita y las pantaletas "babosas".

Me di cuenta que a ella también le gustaba enseñar y sentirse deseada.

Antes de coger le preguntaba:

Por qué estás tan caliente? Ella me decía que alguien la había visto con morbo y que a ella le hubiera gustado que también se la cogiera.

Entonces yo me imaginaba a mi esposa cogiendo con otro hombre y el fierro se me ponía bien caliente.

Yo tengo fantasías para coger, pero mi esposa tiene fantasías más salvajes. Ella quiere coger con varios hombres a la vez y que se la metan por adelante y por atrás, por la boca; que la dejen toda llena de semen, que le rompan las bragas, que le rasguen la ropa. Que se la cojan entre varios sujetos, en un carro, en un parque o en un callejón.

Quiere que la lleven a un hotel "de mala muerte", que la emborrachen o la droguen y le hagan de todo.

Por eso, siempre, después de salir a exhibir a mi esposa, las cogidas son más ricas y yo me aprovecho porque ella se pone bien caliente, puedo hacer con ella lo que me antoja.

En casa me cojo a mi esposa parada, frente al espejo, porque mientras le meto la verga por delante, por atrás le introduzco una verga enorme de plástico y la veo por el espejo.

Me gusta ver me como le entra la vergota por el ano. No entiendo cómo le cabe por su hoyo tan pequeño, ese vergon de plástico.

Cuando le meto la verga de plástico, la miro por el espejo, lo hago despacio, para verla y disfrutar: primero le pongo lubricante en el ano, luego con las dos manos, le abro las nalgas y veo su culo bien abierto. Cuando ella está bien caliente, le introduzco la verga de plástico, puja y dice groserías, pero no quiere que le saque el vergon del culo; por delante, con sus piernas, aprieta mi verga y se mueve bien rico.

Es excitante ver cómo le cabe el vergon en el ano; pero es más excitante cuando ella me dice: "Me gustaría que la verga fuera de mi compadre o la de tu primo". Claro que yo me imagino a mi esposa bien ensartada por otro hombre y me vengo a chorros.

Como todo matrimonio normal, vamos al supermercado, a centros comerciales, lo que nadie sabe es que mi esposa abre las piernas o se agacha discretamente, lo hace para mostrar su "pucha" o sus nalgas; la gente piensa que es un "accidente", pero es algo que mi esposa y yo planeamos.

Mientras mi esposa abre discretamente las piernas para que le vean las bragas, yo veo las reacciones del tipo que mira a mi esposa. Me calienta ver como desean a mi esposa.

Algunas veces, en los pasillos del supermercado, mi esposa se agacha por "algo", ella se empina discretamente, lo suficiente para que le vean las nalgas. A veces algún hombre le busca plática, otras veces la siguen para ver si se vuelve a agachar o vuelve a abrir las piernas; aquí es donde nos vamos a casa.

Mi esposa se exhibe en lugares públicos con gente, como restaurantes, otras veces lo hace con algún tipo solitario; depende de su humor. A mi me calienta mas cuando se exhibe con jóvenes, porque están en la "edad de la calentura", seguro que con el recuerdo de mi esposa se la jalan bien duro. Me hubiera gustado que cuando yo tenía esa edad, alguna señora me hubiera dejado verle los calzones.

Mi esposa y yo hemos tenido buenas experiencias con voyeristas, cuando vamos al super o centros comerciales; después te cuento las travesuras de mi esposa.

Yo soy Martin, a mi esposa le dicen La Güera.

Me gusta que mi esposa enseñe.

(8,10)