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Me gusta que me vea el vecino

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Vivo en un complejo habitacional, donde los edificios están muy cercanos unos de otros y recientemente me di cuenta de que en el apartamento de en frente viven varios jóvenes. 

No sé si trabajan o se dediquen a estudiar, ya que normalmente en estos complejos multifamiliares, no sabemos quiénes son nuestros vecinos. Es tanta la gente que vive aquí, unos entran a altas horas de la noche y otros salen a trabajar casi de madrugada.

Así que la mayoría no nos conocemos.

Hoy fue una linda tarde de verano y salí un poco tarde del trabajo. Así que me apresuré a llegar a casa para relajarme y descansar un poco antes de recibir en casa, a uno de mis amantes ocasionales.

Llegué, aventé mi bolso sobre el sillón y me fui directamente a la regadera a tomar un baño. El agua fresca caía sobre mi voluptuoso y caliente cuerpo.

Me relajé y llené la tina de baño. Me acosté y el agua llena de burbujas cubría mi abdomen y las piernas.

Aproveché el momento para acariciar mis tetas, llenarlas de jabón y masajearlas. Al hacer eso, mis pezones se pusieron duros, me los apreté e inmediatamente sentí que mi vagina ya soltaba sus fluidos. Suavemente me froté el clítoris y empecé a disfrutarlo...imaginaba cómo deseaba que mi morboso y caliente amante ocasional me penetrara.

Me empecé a meter los dedos y ya estaba muy mojada, así que me puse de pie y saqué mi dildo del cajón donde guardo las toallas. Regresé a la orilla de la tina y me senté en el borde, separé mis piernas al mismo tiempo que me masajeaba las tetas y las llenaba de jabón, mojé el juguete imaginando que era la polla de mi amigo. Y eso bastó para meterlo a mi vagina, lo metí suavemente pero hasta el fondo.

Lo saqué despacito y froté el botón hinchado de mi clítoris, lo volví a introducir rápido y profundamente, pero al sentirme tan mojada. Me puse de pie y apoyándome en la pared pude meterlo con mayor rapidez y fuerza muchas veces, hasta escuchar los chasquidos que se producen por los fluidos vaginales y el golpeteo del dildo. Después de 6 o 7 minutos machacándome el coño... llegó la satisfacción, sentí cómo me escurría la lechita, que satisfacción. Liberé un poco de la lujuria contenida.

Me dirigí a mi cuarto y al entrar me di cuenta de que había dejado las cortinas abiertas y aún había luz del día. Así que me acerqué a las ventanas y cerré las cortinas bien.

Desde ahí pude ver que alguien tenía una pantalla encendida en el apartamento de enfrente. Estaba una persona sentada frente a la pantalla.

Me dispuse a preparar mi ropa y a vestirme muy sexy, ya que estaba esperando a mi amigo sexual. Mientras acomodaba mi ropa en la cama, vi muy claramente que se acercó a la de ventana de enfrente un hombre joven. Quizás de unos 25 años.

Maliciosamente me fui al extremo de la cama que da hacia la ventana y entreabrí un poco las cortinas. Me paré en medio de mi ventana y me quité la bata.

Me puse de espalda y así permanecí algunos minutos, esperando a que el muchacho se diera cuenta. Me acerqué la ropa y me empecé a vestir... me puse el brasiere negro de encaje, unas pantis que me quedaban a media nalga y me acosté con una pierna hacia arriba e introduje la media en mi pie y lentamente la fui deslizando, discretamente vi hacia la ventana del vecino y... ¡qué nervios! Él me estaba viendo.

Seguí y deslicé la otra media en mi pierna derecha y me paré de la cama. Caminé hacia el espejo y de pasadita jalé el cortinero para abrirlas más. Ese muchacho despertó mi morbo y mi exhibicionismo.

Me puse de frente hacia la ventana, me puse las zapatillas y haciéndome la que no veía me senté en la esquina de la cama y alcancé el dildo que tenía sobre el tocador.

Volví a la cama y me puse de rodillas, hice a un lado mi panti e introduje el dildo con una mano, mientras hacía mi pelo a un lado.

Lo metía y lo sacaba lentamente y mi vagina devoraba aquel juguetito en forma de plátano... poco a poco se fui llenando ese plátano de mis jugos.

En eso, tocaron el timbre y tuve que ir a abrir. Mi amiguito había llegado.

Lo saludé y le dije que pasara, me preguntó porqué estaba tan agitada y le contesté que me estaba masturbando. Él se río y luego me dijo: ¿Así que estás muy caliente mamacita? Le respondí ¿Tú qué crees?

Ahorita lo arreglamos mami, déjame tomar un poco de agua. Claro bb. Acá te espero.

Al llegar a mi cuarto, lo empecé a besar, a lamer sus labios y le bajé el pantalón. Le toqué el pene y sus bolas. Pero él aún no estaba listo.

Me desabrochó el brasier y se tumbó en la cama, quedando encima de él y mis tetas al aire descubiertas. Me dijo quiero masturbarte putita. ¿Quieres? Le dije sí. Me acomodé e introdujo aquel plátano en mi coño mojado, lo hizo suavemente y me dijo: que rico te lo estás comiendo mamacita y lo empezó a hundir más, más fuerte y rápido hasta que me hizo gritar y sacudirme del placer.

Mi amante ocasional se sentó en la cama y me empezó a chupar los pezones, a masajear las tetas y mamarme de lo más rico. Eso me provocó que volviera a correrme mientras gemía de tanto placer.

Al recuperarme un poco, supuse que el vecino estaría viéndonos. Y así fue. Me bajé de la cama por el lado que daba a la ventana y ahí estaba observando.

Pude verle su cara y... él ese chico estaba con mirada lujuriosa y por cierto era muy guapo.

Mi vecino era alto, moreno, muy varonil y de facciones finas.

Mañana les seguiré contando qué sucedió después.

Con cariño Macizorra cogelona.

Al recuperarme un poco, imaginé que aquel joven estaría viéndonos a través de ventana. Y así fue, el chico estaba observándonos.

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