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Me tragué 24 centímetros

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Empezamos a coquetear por Instagram, respondimos a las historias del otro etc. Él solía subir fotos donde se notaba que estaba bien dotado pero jamás me imaginé que tanto, después de todo no hay que creer todo lo que se ve en redes.

Un día empezamos a coquetear más y la plática subió de tono, total que nos quedamos de ver para ir a un hotel, ¡Yo tenía que ver que tan grande estaba esa verga!

Llegó el día, nos reunimos en una plaza cercana y, cual sería mi sorpresa al ver llegar a un chico de más de 1.90 de estatura (lo cual era muy buena señal) total nos encaminamos a un hotel, llegamos y mi cuerpo temblaba de nervios.

Nos comenzamos a besar, luego a tocarnos, y sentí algo duro que chocaba contra mi abdomen, llevé mis manos hacía él y... ¡Wow! ¡Una verga enorme que no me alcanzaban las dos manos para tomarla! En ese momento me encendí, comencé a besarlo más apasionadamente, a tocar su verga, a frotar mi cuerpo contra ella.

Él bajó su ropa interior y dejó al descubierto su miembro, me quitó mi lencería, me tomó de la cabeza y la llevó hacia esa palpitante, colosal verga. Yo hice mi mejor esfuerzo por darle un rico oral pero parece que el disfrutaba ver cómo me atragantaba y salían lágrimas de mis ojos al tratar de introducirlo más a mi boca.

Y después llegó lo que tanto anhelaba, se acostó sobre la cama y dijo que lo montará, que me lo introdujera yo sola poco a poco. Y así lo hice, me puse sobre él y empecé a meterlo en mi pequeña y apretada vagina que para entonces estaba goteando de lo excitada que estaba.

Centímetro a centímetro sentí como se iba abriendo paso, como cada vez mi vagina se expandía más, y entonces sentí un pequeño dolor en el vientre y pensé: "Ya está, ya lo tengo todo adentro", pero al llevar la vista hacia abajo, vi que aún me faltaban unos centímetros por meter y me dejé caer para que entrarán de golpe. Mmmh por fin tenía esa verga tan gigante y rica hasta el fondo, fue un dolor tan placentero que no pude evitar lanzar un grito, y empecé a mover mis caderas como loca para sentirlo por completo, él me tomó de las nalgas y me dio con todo desde debajo mientras lamia mis pezones. Se levantó y me puso en mi posición favorita; en cuatro, de a perrito como la perrita que soy.

Jugueteó torturándome un rato frotando la puntita en mi clítoris y sin avisarme me clavó de golpe su verga, yo gemí de dolor y placer, sentí como llegó hasta mi abdomen, incluso pude ver como se formó un bultito a través de él. Ahí fue cuando no tuvo piedad y me cogió tan duro y yo gritaba tanto que los demás huéspedes han de haber pensado que me estaba matando. Y si de cierta forma yo sentía que moría de placer con cada fuerte embestida.

Me la sacó y me empujó sobre en mini bar se acomodó y me volvió coger por detrás esta vez jalándome el cabello y diciéndome que era su putita, que me iba a dejar sin poder caminar en días y que quería verme llorar, le respondí que entonces me cogiera más duro y ufff pasó algo que no esperaba, me tomó de las piernas con fuerza hacía él y sin sacármelo me cargó y empezó a mover su cadera muy rápido mientras yo gritaba. Estaba hasta adentro de mí, moviendo esa anaconda en mi interior como un salvaje. Yo no podía estar más excitada, y entonces me apretó con mucha más fuerza y lo sentí correrse deliciosamente adentro muy adentro de mí lanzando un gran gemido.

Me puso sobre la cama y me sacó la verga, sentí como escurría su semen de adentro de mi adolorida vagina.

Se recostó a mí lado acarició mis pezones y luego bajó, y bajó, puso su cabeza entre mis piernas y me empezó a dar un oral delicioso, chupaba y succionaba mi clítoris de manera que me hacía retorcer y así continuó por varios minutos hasta que me hizo tener un orgasmo magnífico.

Unos momentos de descanso y estaba listo para volver a darme, me abrió las piernas con brusquedad y me metió su verga poco a poco primero después con la misma brusquedad con la que abrió mis piernas me empezó a coger salvajemente, puso su mano en mi cuello y me asfixiada mientras me cogia como animal en celo. Yo no podía gritar solo disfrutaba y ahogaba los leves gemidos que podía emitir con tu gran mano rodeando mi cuello.

Así continuó un rato, luego me cargó y me puso sobre un potro del amor que había en la habitación. Me puso boca abajo con mi trasero grande redondo apuntando hacia arriba, me dio una buena sesión de nalgadas hasta que mi piel quedó muy roja, se acercó a mi oído y me dijo que me relajara, abrió mis piernas y metió poco a poco la puntita en mi culo apretadito, continuó metiendo otros centímetros más y más, hasta que me embistió y yo grité, dolió, sí, pero no tanto como imaginaba, yo estaba tan excitada que a los pocos minutos empecé a menear mis caderas con gran parte de su miembro metido en mi culo, como dándole la indicación de que podía empezar a cogerme salvajemente.

Y así lo hizo me dio tan duro que sentí que me desmayaba cuando por fin metió sus 24 centímetros hasta el fondo de mi. Inmediatamente después de clavarme toda se vino adentro de mi culo.

Descansamos un par de horas y me despertó dedeándome, yo no abrí los ojos y el metió dos dedos en mí y me masturbo como un experto. Y aquí vendría la última ronda, pero no la menos placentera. Me sentó sobre él y metió toda su verga en mi puchy, agarró mis tetas y me dijo: muévete perrita. Entonces yo le di unos sentones deliciosos, sentía su verga entrar y salir de mi ya muy castigada vaginita, pero no importó seguí disfrutando su vergota moviéndome en círculos, arriba y abajo hasta que se puso de pie, me dijo: abre esa boquita y se corrió en ella, yo trague felizmente su leche y deje limpiecito su monstruo con mi lengua mientras él acariciaba mi mejilla.

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