La última vez que estuve con él me la pasé muy bien y en esta ocasión la cita con él fue por la tarde, mi esposo llegaría hasta la noche, llegó a mi casa como a las 5 pm con unas cervezas, al entrar nos sentamos en la sala y mientras él me preparaba una michelada yo sentía como mi "cosita" comenzaba a lubricar.
Platicamos un rato y comenzamos a besarnos y a tocarnos, nos estábamos cachondeando rico, pero de repente paro y aproveché para pedirle que se quitara el pantalón, mientras él lo hacía, yo me puse de pie y rápidamente me quite mis calzoncitos, noté que él solamente había dejado al descubierto su enorme verga, me senté y le pedí que se pusiera de pie y al quedar frente a su verga no dude en tomarla y meterla hasta adentro de mi boca para saborearla, la metía y sacaba chupándosela rico.
Paramos y me llevó a un sillón para darme sexo oral, cosa que me gustó aunque sólo fue un momento muy corto, después se puso de pie y comenzamos a cachondearnos nuevamente, nos besamos mientras él intentaba estimular mi clítoris y yo apretaba en mi mano su enorme verga que ya quería sentir adentro de mí, me recostó en un sillón, tomo mis piernas para abrirlas, las coloco en sus hombros y me la metió, sentí tan rico que no pude ni gritar, era delicioso sentir como entraba y salía, una y otra vez.
Paramos, aproveche y lo recosté para subirme y cabalgarlo, antes lo estimulé un poco con mi mano para dejarla más dura, la coloqué en posición y me la metí hasta adentro sintiendo un enorme placer, lo cabalgue hasta que me cansé. Cambiamos de posición y volvió a recostarme para esta vez metérmela más fuerte, cosa que agradecí porque era muy rico, esta sesión duró más que las anteriores y pude disfrutar más su verga dentro de mí, paramos para cambiar otra vez de posición y me coloco de perrito hincada en el sillón, ahí me la metió riquísimo hasta adentro, la metía y la sacaba mientras yo gemía de placer y en un momento quería sentirla más adentro y le pedí cambiar de posición… Esta vez me coloqué de perrito, pero de pie, me agaché para que me la metiera, pero se desconcentró y ya no pudimos seguir.
Nos sentamos en la sala y platicamos un rato, no dejaba de masturbarlo para poner dura su verga, él me beso en un par de ocasiones hasta que se puso de pie frente a mí y me dejó saborear su verga, la disfrutaba adentro de mi boca y la sacaba para respirar, él gemía de placer y yo se la chupaba una y otra vez.
Después de un rato me acostó en un sillón y se subió encima de mi para penetrarme y meterla hasta adentro, yo gritaba y gemía de placer mientras él la metía y la sacaba fuerte y duro. Eran momentos de mucho placer y aunque yo no quería que terminará, eyaculo dentro de mí y sentí todo su líquido caliente.
Volvimos a sentarnos en la sala, pero esta vez para vestirnos lentamente y en eso pensé.
¿Será que quiero verlo de nuevo?
¿Acaso, mi amigo se convirtió en mi amante?