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Mi aventura con uno mayor

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Todo comienza cuando apenas cumplí 19, era un chico algo tímido y reservado en todo aspecto, estudiante universitario que estaba pasando momentos difíciles tanto en lo académico y personal.

Siempre me había considerado heterosexual ya que todos mis amores eran chicas muy lindas, pero yo no estaba listo para una relación, caí en la desesperación y deseo sexual, así que busque métodos para calmarme.

Un amigo del gimnasio me recomendó un chat para conocer gente y así desahogar mis penas, me pareció interesante la idea de ver a la gente que compartía sus gustos y fantasías, ahí fue cuando conocí a una persona que tenía el nombre de Lucia.

Era muy amable y me trataba bien, de tanto hablar decidimos conversar por llamada, su voz era la de una mujer, fue tan placentero hablar con tanta confianza y sensualidad de su parte, al final de todo me confiesa algo, que en realidad era un hombre gay de 36 años, pasivo. En ese entonces tenía poco conocimiento de todo ello, pero el me lo explica.

Resulta que era un gay que le gustaba recibir de otros hombres, descubrí los tipos de gays y hasta bis, y me dijo que si le molestaba podía irme, pero resultó tan interesante que continuamos hablando, resulta que él vivía a pocas cuadras de mí y decidimos encontrarnos en un parque.

Cuando nos encontramos vi a un señor delgado de 1.72, algo de barba y con un físico parecido al mío, comenzamos a hablar y contar de nuestras vidas, él me decía que me sentía muy reprimido y estresado, lo cual era cierto, por el estudio y el gimnasio, él era experto en masajes y me dijo que podía darme una sesión gratis si yo quería, solo que necesitaba lugar, aquí es cuando explico que amo los masajes, desde niño los disfruto hasta un punto genial, y como vivía solo en un minidepartamento le propuse la idea.

Me explico que los masajes se hacían de pies a cabeza, por lo que necesitaba que estuviera desnudo, pero nada sexual, a menos que yo quisiera, eso me puso en shock, pero en ese punto ya íbamos en camino, entre en calor y solo seguimos.

Al entrar al mini, vamos a mi cuarto y acomodo mi cama, mientras él se desnudó completo y me pregunta si no me molesta, yo quedé sorprendido al ver su cuerpo lampiño y trasero marcado, pene largo y depilado, le pregunto por qué se quitó todo y me responde: es para rozar la crema con mi cuerpo, yo me reí teniendo el corazón muy acelerado.

Me pude que me quite todo, pero no pude bajarme el bóxer por vergüenza, el me agarra de los hombros y me da un masaje y me pide que me calme, "nada que tú no quieras pasará" yo asintiendo me doy la vuelta me bajo el bóxer y me hecho en la cama. Me sentí tan confundido y es cuando él se sube arriba mío y me explico lo que va a hacer.

Comienza echando un aceite frio y muy resbaloso sobre mis espalda, y comienza a sobar, es algo que ya había sentido incluso con otros hombres masajistas, pero no montados y es cuando siento su pene tocando mi trasero, me levanté y se comenzó a reír, y me dice que mi pene era lindo y si podíamos continuar, yo seguí porque ya habíamos comenzado, pero ahora sin que me toqué con su pene.

Después siguió con piernas y brazos, fue algo tan rico , me sentía como en el cielo y sentí una fuerte erección, me pidió permiso si podía tocar mi trasero y yo hot accedí, nada me paraba en ese punto. Fue el mejor masaje que pude sentir, el conocía unos puntos sobre mi raya que me hizo gemir, bajo su dedos rodeando mi ano hasta mis huevos y agarro mi pene todo duro y comenzó a sobarlo, me deje llevar sin reclamar, estuve a punto de correrme pero el se detuvo y me volteo.

Nos vimos cara a cara, y fue cosa del momento que comenzó a pajearme y cuando metió su boca me retorcí de placer, la primera boca que me la chupaba, tocaba mi abdomen y solo pude expulsar mi leche en su cara, el siguió chupando y comenzó a gemir, yo respiraba como loco, y me dijo que descanse y que si quería continuar, a lo que yo accedí.

Masajeo mis muslos y al rato me recupero, el saco un condón y me dijo que quería que cogiéramos, yo con el pene duro otra vez, me dejé ponerlo, agotado el se pone de rodillas y se voltea, me agarra la cintura y me pide que se lo meta, tenía un ano adaptable y entro después de un rato, ahi estaba yo atrás de el penetrándolo y ni podía moverme de todo el placer, el se mueve por mi, era tan caliente y apretado que cuando intento moverme empiezo a correrme.

El se ríe y me agradece por eso, se hecha a mi costado y me quita el condón y comienza a masturbarme otra vez, yo no sabía cómo retribuirle esas corridas, pero dijo que estaba bien, lo disfruto mucho, me hace venir otra vez y ya cansado nos echamos una siesta.

Después de eso el se fue, y me dijo que podíamos intentarlo en otra ocasión y aprender más cosas, lo cual si paso reiteradas veces.

Pero eso es para otra historia.

Muchas gracias por su atención.

(9,00)