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Mi compañera de piso

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Todo esto lo venía yo pensando durante un periodo de tiempo, yo me había quedado viviendo solo en mi casa; lo que viene siendo el piso de antiguo piso de mis padres y ahora es de mis hermanos y mío también.

Pasados unos dos meses después de la muerte de mis padres yo decidí compartir mi casa con una compañera de piso; y quién mejor que una antigua amiga casi de toda la vida, pues así fue.

Al día siguiente de haber buscado su número de teléfono me puse a llamarla para ver si estaría dispuesta a venirse a vivir conmigo y así por lo menos no sentirme yo solo en mi casa.

Cogí el teléfono y marqué su número a ver si era posible contactar con ella; después de llevar un rato a la espera de que me cogiese la llamada por fin habló Maylen, mi grandísima amiga de hace muchos años.

La estuve contando mi problema y ella enseguida accedió a venirse a vivir conmigo.

Ya que dónde ella vivía no lo estaba pasando muy bien que digamos, me dijo que iba hacer sus maletas y se vendría para mi casa sin pensarlo ni un segundo, ella no quería seguir viviendo en un lugar donde no sé la valoraba como mujer y encima todas las tareas de cuatro personas y del hogar las tenía que hacer ella sola y nadie se disponía a ayudarla; mi amiga allí se sentía muy sola y poco querida por los integrantes de su antiguo hogar.

Habían pasado cuarenta y cinco minutos y de pronto sonó el timbre de la puerta, me levanté abrirla la puerta y allí estaba Maylen; tan guapa, hermosa y radiante de luz propia, su sonrisa hizo que yo me alegrase tanto que me lancé a darla un abrazo después de tanto tiempo sin vernos.

La invité a pasar y así ofrecerla algo de beber porque venía de muy lejos, de donde ella venía hasta mi casa se tardaban dos días en llegar.

Charlando y tomando algo que nos pudiera refrescar llegó la hora de enseñar a Maylen su habitación donde dormiría el tiempo que ella quisiera, yo no la iba a meter prisa para que se buscase otro lugar y tampoco la iba hacer un contrato donde dijese el tiempo que debería quedarse hospedada; mi casa no es un hotel y tampoco una pensión, desde aquel día; mi casa también sería la casa de mi amiga y queridísima amiga.

Acompañé a Maylen a su habitación cargando con sus maletas para que ella no tuviera que volver a cargar con ellas; bastante tuvo con traerlas desde su casa hasta la mía para que encima también la hiciera de llevarlas hasta su dormitorio.

Antes de llevarla hasta su habitación la estuve enseñando toda mi casa para que supiera donde estaba cada sala donde ella quisiera estar en el momento que ella quisiera y cuando a ella la diera la gana estar.

Cuando la enseñé el cuarto de baño (aseo) la dije que era el único baño que había en mi casa; a Maylen no la importó, porque de donde ella venía eran cuatro personas y también tenían que compartir un solo baño, ella sé echó a reír al ver que todo el baño estaba tan limpio y cuidado, como podéis comprender no iba a tener el aseo de cualquier manera y sucio, aunque yo no soy nada de desordenado y mal aseado.

Llegados a su habitación la coloque sus maletas donde menos la pudiesen estorbar a la hora de moverse por su cuarto de descanso, se dirigió a la cama y sé tumbó con un cansancio que no podía más del agotamiento que traía desde tan lejos.

Cerré su puerta de la habitación y me dirigí a ver un rato la televisión haber que programación daban a esas horas de la noche, porque entre unas cosas y otras se nos hizo bien tarde; como para seguir estando más tiempo despierto.

Haciendo zapping con el mando a distancia de la televisión conseguí poder ver el principio de una película que estaba a punto de empezar y cuyo título de esa película se llamaba; Una huésped muy caliente, cuando leí el título más o menos ya sabía el argumento de dicha película; no había que esforzarse mucho por entender lo que vendría después en la película.

Yo tumbado en el sofá viendo la película y al cabo de un rato vino mi amiga Maylen para saber qué estaba viendo en la televisión.

La dije que estaba empezando una película que tendría buena pinta, me preguntó por el título y la dije que se titulaba; una huésped muy caliente, me respondió, interesante, nunca la he visto y me preguntó si podía verla conmigo, claro que sí, siéntate en el sofá aquí a mi lado y mientras me levanto a preparar algo para picotear y beber, me dirigí a la cocina y Maylen también me acompañó para ayudarme a traer lo que fuésemos a tomar.

Nos sentamos en el sofá para ver la película cuando de pronto mi amiga Maylen me miró fijamente a los ojos y me dijo; gracias por acogerme en tú casa, donde vivía no era plato de buen gusto, yo la respondí; no te preocupes fuiste la primera persona que me acordé para que se viniera conmigo a compartir piso conmigo.

Comenzamos a ver la película cuando de pronto Maylen cogió el mando a distancia de la televisión y la apagó, se lanzó a besarme y yo ni corto ni perezoso la seguí la corriente.

Comenzamos a quitarnos la poca ropa que llevábamos puesta mientras seguíamos besándonos, Maylen agarró mi pene y comenzó a pajearme hasta ponérmelo bien duro, agachó su cabeza y lo introdujo en su boca al mismo tiempo que me lo meneaba, yo jadeaba de placer mientras con mi mano la manoseaba su jugosa y mojada almejita que tenía entre sus piernas, yo no paraba de sentir tanto placer y ella no dejaba de chupar mi miembro sexual que para ella era como un chupachups

Maylen sacó mi pene de su boca y se puso de pie para cambiar de postura y así introducírselo por su mojada almeja que chorreaba de ganas por querer follarme como dios manda, se sentó sobre mi pene y comenzó a cabalgar como si estuviera en el oeste y yo con sus grandes pechos golpeando mi cara, saque mi lengua y chupé de esos pezones que parecían pequeños pedazos de toffins de chocolate.

Mis manos agarraban sus pechos mientras ella galopaba sin cesar encima de mis huevos.

Me levanté del sofá para cambiar de postura y está vez fue ella la que se dejó manejar a mi antojo y semejanza, la tumbé en el sofá boca arriba, introduje mi polla por su abierto y lubricado coñito mientras mis manos sujetaban sus piernas abriendo un poco para que así pudiese moverme yo mejor para que todo fuera más fácil y cómodo.

Un buen rato después saqué mi pene de su coño y me corrí sobre sus grandes pechos, la dejé bien bañada en semen.

Terminamos nuestro momento más romántico.

Nos fuimos al baño a darnos una ducha para quitarnos ese olor a sexo que habíamos tenido un rato antes, nos metimos bajo la ducha y cuando el agua comenzó a caer de la alcachofa de dicha ducha comenzamos a besarnos de nuevo, aquello parecía que nunca acababa, besos por aquí, agarraditas por allá y ha chupar se ha dicho, Maylen cogió mi herramienta sexual y comenzó a darla utilidad a algo que aún no había dejado de manipular un instante antes de la ducha.

Chupaba y chupaba y mi semen sacaba.

Ni las centrales lecheras dan tanta leche como mi pene, aquello si que sé podía decir que era una buena fábrica de semen, mi polla seguía dura y yo no me lo podía creer que aquello siguiera tan empinado.

Maylen dejó de chupármela hasta hacer que me corriese por segunda vez en menos de media hora.

Maylen sé quiso venir a dormir conmigo a mi cama porque estar sola en una habitación desconocida la daba miedo dormir sola.

Fin.

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