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Mi despertar (3)

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Lindos, aquí termino de contarles esta bella y excitante experiencia espero sus comentarios para motivarme y seguirles compartiendo mis aventuras.

Después de que José terminará de hacerme un rico oral para limpiar el semen que Luis había depositado en mi vagina minutos antes, después de hablar de las sensaciones que había experimentado, porque todo era nuevo para nosotros, bese a mi esposo con mucho amor y pasión, me encamine, desnuda, a la habitación principal de la casa.

Luis me esperaba totalmente desnudo y con el miembro semi erecto sobre su pierna izquierda, me lance sobre él y empecé a saborear su glande que tenía restos de semen de nuestra faena previa, poco a poco lo fui chupando y lamiendo lo besaba y le chupaba Los huevos él levantó un poco la cadera y me dio acceso a su ano que también lamí mientras me decía: zorra bella, puta deliciosa, mamona tragona y cosas así que me calentaban aún más.

Luis se levantó de la cama y de forma dominante me coloco de espaldas al borde de la cama, puso mis pies sobre sus hombros, la cabeza de su verga en la entrada de mi húmeda y ansiosa vagina y lenta y continuamente me penetro hasta tener la inmensidad de su polla clavada en mi, me miró con lujuria y sadismo a los ojos y me dijo: ahora eres totalmente mia, yo le devolví la mirada con deseo y sumisión y le conteste con voz temblorosa por la pasión: siii úseme como quieras, deseo ser tu juguete sexual, amo su verga no me la saques nunca; Luis sin mover su verga de la profundidad de mi vagina pregunto: Te la puedo meter por todas partes? ¿Cuándo yo quiera? Seguí mirándolo con deseo y dije: sii me gusta mucho su verga, métamela por donde quiera, soy su esclava pero folleme, folleme por favor.

Él empezó a meterla y sacarla alternaba el ritmo y la profundidad de las embestidas inundando mi chocho con ese tubo de carne caliente, me sentía camino al cielo, perdí la noción del tiempo, me salían lágrimas de placer y con voz entrecortada le decía: ricoo, ricoo, que chimbo tan rico y tan grande, amo tu verga, párteme el choco papasito Luis continuo por un rato donde experimenté por lo menos dos mini orgasmos, Luis aceleró la velocidad de sus embestidas y grito: me vengo ufff me vengo, llega conmigo maldita puta me vengo y empezó a llenar mi chocho de semen caliente en varias descargas que fueron perdiendo potencia mientras yo experimentaba uno de los tantos orgasmos de esa noche de placer infinito, Luis retiro su ya flácido pene de mi vagina que escurrió semen manchando la sabana, juagado en sudor y agotado Luis cayó a mi lado murmurando: ricoo puta, ricoo zorrita, así nos quedamos dormidos yo abrazada a su cuerpo.

A la madrugada desperté cuando estando de espaldas en cucharita sentí la erección de Luis entre mis nalgas mientras me besaba el cuello y mordía y lamia mis orejas utilizando una mano para estimular mis pezones, con voz ronca murmuró en mi oído: hora de disfrutar de este lindo culo. En ese momento mi excitación era superlativa así que me puse en cuatro mis rodillas al borde de la cama, mi cabeza y mis tetas descansando sobre la sabana y con mis manos me abrí las nalgas y dejé expuesto y vulnerable mi ano.

Luis procedió a darme un beso negro delicioso introduciendo alternativamente su lengua y sus dedos en mi chocho y en mi ano escupió sobe su verga y su mano y lubrico mi esfínter que palpitaba en anticipación de lo que le iba a pasar, puso la cabeza de su verga en la puerta de mi culo y con precisión introdujo el glande de su verga en mi esfínter. Experimenté un poco de ardor pero era mayor el deseo que me consumía: ufff deje escapar de mis labios; te hago daño, me detengo, te lo saco, pregunto Luis.

Nooo, sigue lo necesito todo adentro uuuy y con determinación empuje hacia atrás enculandome en ese pedazo de carne caliente. Cuando sentí sus testículos en mis nalgas supe que lo tenía todo adentro. Follame el culo, es tuyo, soy toda tuya; Luis empezó a bombearme con fuerza al tiempo que con sus dedos acariciaba mi clítoris llevándome a niveles de excitación y entrega desconocidos para mi; después de hacerlo por un largo rato me cogió por mis hombros y aceleró el ritmo, donde quieres mi leche, pregunto.

En medio de mi arrechera solo alcance a decirle: en mi boca, en mi cara, en mis tetas. Luis me la saco dejando un vacío inmenso en mi ojete, me arrodille y Luis disparo semen en mi cara mi cabello y mis tetas introduje su miembro en mi boca y empecé a lamer y limpiar los restos de nuestro delicioso pecado, nos besábamos, mordió mis pezones me pego dos nalgadas en mi culo y dijo: ve a ver a tu esposo.

Jose me estaba esperando ansioso, me beso, sintió el olor a semen que salía de mi cuerpo se excito y me follo como nunca lo había hecho y limpió los restos de semen de mi rostro y mi cabello. Después de descansar y comentar como buenos cómplices nos duchamos y nos reunimos con Luis en el comedor; desnuda como me había ordenado Luis, corrí y me senté en sus piernas y empecé a besarlo mientras mi esposo ocupaba la silla de al lado.

Desayunamos cordialmente mientras Luis felicitaba a José por la clase de puta que tenía por esposa, nunca había visto a mi esposo sentirse tan orgulloso. José tu tienes algún problema de que comparta a Vanessa con otras personas? Pregunto Luis: te pregunto porque la idea para esta noche es llevarla a ella a un club swinger dónde la voy a hacer pasar por mi esposa.

Mi vagina desnuda estaba lubricando por el tema de la conversación y Luis lo noto. José le contesto: yo no tengo ningún problema con eso en tanto y en cuanto tu me la protejas y me garantices su bienestar. Por eso no te preocupes amigo José sé que a Vanessa la excita la idea porque mira como derrama jugos su chocho solo con escucharnos hablar del tema. Luis se dirigió a mi: Vane mi amor muéstrale tu chocho a José; obediente me senté en una silla subí una pierna sobre la mesa del comedor abrí mis labios vaginales y le dije: mira mi amor como estoy. José se arrodillo y me empezó a lamer la vagina. Luis se levantó y al salir del comedor dijo: esta noche toca swinger prepárate, yo le guiñe un ojo en un gesto de complicidad mientras disfrutaba la hábil lengua de mi esposo.

Pero esa es otra historia.

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