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Mi esposa accedió a follar con nuestro amigo (2)

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Hola amigas y amigos, espero que les haya gustado el relato anterior, si alguno de ustedes no lo ha leído les recomiendo que lo hagan porque este relato que viene enseguida es continuación del anterior.

Me llamo Javier y mi esposa es Elena. Tuvimos una placentera experiencia sexual con nuestro amigo Miguel que está casado con Rocío, amiga de estudios de mi esposa desde cuando estaban en la escuela secundaria.

Después que Miguel nos dejó de amanecida en nuestra casa, Elena y yo nos despertamos alrededor de las 11 de la mañana puesto que era domingo, después del polvo que nos tiramos con Miguel, aparte la cogida que nos dimos en nuestra casa antes de quedarnos dormidos, nos pusimos a conversar un buen rato:

─Caray, ¡qué tal cogida nos dimos con Miguel! – le decía a mi esposa ─ ¿verdad mi amor? ¡Fue impresionante!

−Sííí cariño, ¡No puedo creer que haya follado con otro hombre! En verdad parece que fue un sueño… ¡Tú tienes la culpa!

─Jajaja, ¿qué yo tengo la culpa? Jajaja, lo bien que lo disfrutaste Princesa. Sabía yo que al final te iba a gustar porque te conozco, eres una mujer muy caliente y necesitas verga todos los días. Lo que hice yo fue prenderte la chispa y tú explotaste, ¡Y vaya que explotaste! Jajaja…

−Jajaja, sí cariño – me respondió mi mujer – en verdad me gustó sobremanera, fue tan deliciosa, tan placentera, fue una experiencia inolvidable. Perdón mi amor cuando te dije cornudito, pero eso me excitaba más.

─No te preocupes cariño, cuando una persona está bien arrecha salen muchas expresiones de su boca y a la vez gusta recibir palabras soeces que comúnmente en la vida cotidiana serían ofensivas, por ejemplo: puta, ramera, perra, etc. Esas palabras hacen que la relación sexual sea más placentera.

− ¿No sientes celos mi amor por lo que hicimos con Miguel? – me preguntó Elena.

─Para nada Preciosa, para nada, todo lo contrario, como te acabo de comentar fue para mí super excitante, maravilloso. No mezclo el amor tan profundo que te tengo con el aspecto sexual. Tú puedes acostarte con cuantos hombres te apetezca, porque sé que me amas, pero también no pongo en duda que lo harías por necesidad fisiológica, es más, podemos volver a repetirlo con Miguel, o pueden irse a la cama juntos; y no solamente con Miguel, sino con cualquier otro hombre que sea de tu agrado, pero eso sí tengo que saberlo, sino me sentiría traicionado.

−Está bien cariño, eso me reconforta, me siento más tranquila mi vida – decía Elena – como ya sabes soy muy arrecha, quiero cachar todos los días, y muchas veces tengo que usar el consolador, entendiendo que llegas cansado del trabajo por la responsabilidad que tienes.

─Cariño, ten presente que debes ser muy discreta, por nuestros hijos (tenemos un varón y una mujer que todavía están en la escuela primaria), por ti misma y por mí también; no quiero que cuando vaya por la calle la gente esté pensando: “allí va el cornudo de Javier” jajaja…

−Jajaja, no te preocupes amor, seré lo más discreta posible, eso te lo aseguro.

Después de terminada esta conversación Elena se levantó y comenzó a succionarme la polla, a recorrer con su lengua todo el tronco y la cabeza del pene, lo hacía tan deliciosamente que me transportaba a otro planeta.

─Sluuup, sluuup, sluuup, mmm, mmm, ¡qué rica pichula amor! Me encanta mamar tu pinga, y no solamente la tuya sino de cualquier hombre ¡qué rico, ¡qué rico! Oooh, sluuup, sluuup, sluuup – jadeaba mi esposa y después empezó a lamerme los huevos y metérselos en la boca ─ mmm, mmm, mmm, tus huevos son grandes amor, son un manjar, sluuup, sluuup, sluuup, me encanta cuando sale de tu verga ese líquido seminal, mmm, mmm…

−Oooh preciosa, eres única, que bien me mamas la verga, oooh, oooh, oooh, delicioso, delicioso…

Elena soltó mi verga, se puso encima mío y se incrustó la poronga dentro de ella:

─Aaag, ¡carajo qué rico se siente! La tengo todita dentro, semejante armatoste que posees amor que me llenas enterita y abarca toda mi vagina, aaah, aaah, oooh, mmm…

−Sííí cariño, sííí, la tienes apretadita y muy jugosa que hasta los huevos me los mojas, oooh, oooh, oooh…

Estuvimos varios minutos en esta posición que Elena y yo no pudimos soportar más por lo cual tuvimos un potente y exquisito orgasmo.

Pasaron unos días y a la semana siguiente, precisamente un martes a eso de las 9.00 de la mañana Miguel le hace una llamada telefónica a mi mujer:

─Aló, ¿Miguelito? – respondió la llamada Elena.

−Hola Elenita, dime ¿se puede conversar?

─Claro, estoy sola en casa, ¡qué milagro! ¿Cómo están Rocío y los niños?

−Bien Elenita – contestó Miguel –, todos bien felizmente. Dime preciosa, ¿Qué te pareció el encuentro que tuvimos los tres en el hotel? Lo pasamos estupendo.

─Oh sí Miguel, verdaderamente fue espectacular. Nunca he vivido una experiencia como esa, y ustedes dos se lucieron conmigo ¿eh? Un poco más y me destrozaban toda, jijiji…

−Jajaja, más bien diría yo que tú fuiste quien se lució. Eres una mujer formidable Elenita, aparte de hermosa, tienes un cuerpo de diosa y sobre todo muy ardiente.

─Jajaja, tú exageras Miguel, Rocío también es muy hermosa y tiene bonito cuerpo, en eso no te puedes quejar, en lo sexual no puedo decirte nada…

−Bueno eso sí – continuó Miguel ─ bien Elenita quisiera verte mañana miércoles ¿crees qué podrás?

─Mmm, bueno, no hay problema, por esta vez te espero en mi casa a las 9.30 de la mañana, no vengas en tu carro, voy a estar sola y estaré a la expectativa para que ingreses rápido a mi casa y no llamar la atención. ¿Ok?

−Ok Elenita, allí estaré puntual mañana por la mañana.

Llegué como siempre alrededor de las 2 de la tarde para almorzar con mi familia. Como de lunes a viernes nos encontramos solos Elena y yo, ya que nuestros hijos salen del colegio a las 3 de la tarde, Elena me confesó que había recibido una llamada de Miguel proponiéndole para salir con él.

─ ¿Y tú qué le dijiste amor? – le pregunté.

─ ¡Qué sí! Nos vamos a ver mañana a las 9.30 de la mañana aquí en nuestra casa.

− ¡Aquí en nuestra casa! ¿No será muy arriesgado cariño? – le pregunté preocupado.

─No te preocupes mi amor, solamente por esta vez, ya que me da morbo hacerlo en nuestra cama con otro hombre que no seas tú. Además, a esa hora me encuentro sola en casa, no creo que dure más de una hora y por si acaso voy a cerrar la puerta con llave. Ya en las próximas citas, si las hay, sería en un hotel.

−Bueno Princesa, si es así no hay ningún inconveniente, pero siempre alerta por favor amor. Caray, mañana no voy a poder trabajar tranquilo sabiendo que estás follando con otro hombre, voy a estar con la poronga bien parada e impaciente por llegar a casa para que me cuentes cómo fue todo.

─Jajaja, ya me imaginaba que ibas a decir eso – arguyó Elena ─ ¡Eso te encaaanta…! ¿Verdad mi cielo? Jajaja.

−Jajaja, en verdad que sí mi amor, tú sabes perfectamente cómo soy yo.

Llegó el miércoles, salí para la oficina, igualmente nuestros hijos se fueron a la escuela y mi esposa se quedó completamente sola en casa.

Subió a nuestra alcoba y en el baño se dio una buena ducha (según me contó ella después), se afeitó bien el monte de venus, las axilas, se bañó en perfume, se peinó, se maquilló, etc. Se puso un camisón de hilo de color violeta transparente que apenas le cubría la entrepierna y debajo de este un brasier del mismo tono que le levantaba más los senos y un calzón hilo dental también de color violeta. Calzaba unas sandalias de tacón alto del mismo color que hacía resaltar sus bellos pies. Estaba divina, como ella mismo dijo cuando se vio al espejo:

─Puuucha, parezco una puta, en verdad me veo espectacular. Caray ya me estoy mojando con simplemente imaginar lo que me hará Miguel en la cama, voy a secarme la concha porque me va a humedecer el hilo dental. En cualquier momento me está llamando, casi es la hora. ¡Mierda! Ya está sonando el celular, debe ser él. Voy a contestar.

−Aló Miguelito, dime ¿dónde te encuentras?

─Hola Elenita, estoy a una cuadra de tu casa.

−Bien, voy bajando y te espero detrás de la puerta, tocas el timbre he inmediatamente te abro para no llamar la atención, ¿Ok?

−Ok preciosa.

Efectivamente, tocando Miguel e inmediatamente Elena le abrió la puerta, hace ingresar a su amante y coloca llave a la puerta.

−Mmm amorcito, te ves divina Elenita – exclamó Miguel ─ ven para acá mi amor.

Miguel comenzó a besar a mi esposa profundamente con todo y lengua, a la vez que Elena correspondía a ese beso, con sus manos recorría todo su cuerpo; después de varios minutos de estar entregados a los besos y caricias, Elena propuso a continuación:

−Aaaay Miguelito, vamos arriba mi amor, a mi cuarto para estar más tranquilos y cómodos. No te preocupes porque estamos solos.

Elena y Miguel subieron las escaleras, mi esposa por delante y Miguel atrás que la seguía.

─Elenita que buen trasero tienes, es impresionante; −mi mujer movía el culo lentamente para provocarle y vea todo el espectáculo que le estaba dando a Miguel─ todo tu cuerpo en sí es un monumento a la mujer. Quién como Javier que disfruta sin problemas de este cuerpo divino.

−Bahhh, Rocío también tiene un bonito cuerpo, aparte que es hermosa. Estoy seguro que la follarás todos los días y más aún con ese garrote que cuelgan entre tus piernas, jajaja.

─No creas encanto – le respondió Miguel ─ ella no es como tú tan arrecha, tan caliente.

−Jijiji, bueno, tú ya sabes cómo es mi naturaleza… ven, ven para acá papacito, en estos momentos soy toda tuya −instalándose en la cama boca arriba, para luego Miguel acostarse junto a ella besándole los labios, el cuello e ir desnudándola poco a poco, igualmente Miguel en pocos minutos se quedó completamente desnudo.

─Oooh −gemía Elena en el momento que Miguel disfrutaba de sus pezones─ ¡Qué rico que me chupas las tetas Miguel! Sigue cariño, siiigueee, siiigueee, mmm. Disfruta de las tetas de la esposa de tu amigo mi amor.

Estuvo Miguel mamando los pezones de mi esposa por más de diez minutos. Ella disfrutaba plácidamente, resoplaba, gemía sin cesar. Su coño segregaba abundante líquido que humedecía el culo y la sábana de la cama. Esa lubricación es una de las tantas reacciones que me gustan del cuerpo de mi esposa. Es super ardiente. Muchas veces cuando llegaba del trabajo, simplemente con sobarle el inmenso culo por unos segundos ya se estaba mojando. Después de gozar de sus tetas Miguel fue bajando hacia su vientre, específicamente a su coño húmedo y palpitante, estando allí por varios minutos.

−Aaag, riiico, oooh Miguel, oooh, siento tu lengua en toda mi concha, en mi clítoris, mmm, asííí, asííí, hazme gozar como una perra mi amor. ¡Qué bien utilizas la lengua Miguelito! Oooh. Lo que se está perdiendo Javier, aaag, cuánto daría por verme cachando contigo Miguel, oooh…

─Mmm −gemía Miguel─ eres una puta Elenita, eres una putita muy arrecha. Ahora te voy a meter la pinga bien adentro.

−Aaay, sííí, amor, soy bien arrecha, mmm, estoy sintiendo tu garrote dentro mío, mmm, ¡qué delicioso se siente! Oooh, que bien se siente. Sí Miguelito, soy muy cachonda, muy arrecha, ¡no puedo vivir sin una buena verga dentro mío! Oooh, aaah, mmm…

─Elenita, tengo la poronga ensartada a lo largo de tu vagina, se siente rico, muy rico, mmm ─Miguel le taladraba la polla en un mete y saca constante y repetitivo.

−Sííí pendejo, sííí, me gusta tu verga grande, oooh, la siento en todo mi coño, mmm, es más grande que la de Javier, aaah. ¡Riiicooo!, oooh…−disfrutaba mi esposa de la enorme polla de Miguel y a la vez ella gemía, sollozaba, gritaba del excesivo placer que recibía de su amante.

─ ¡Eres una cacherota Elena!, oooh, eres una mujer insaciable, por eso Javier no se abastece contigo mi amor, mmm, ¿Te gustaría que otro hombre participe y te comas tres vergas en un mismo instante?

−Aaag… ¡eres un enfermo Miguel!, ¡eres un pervertido!, me haces sentir una puta, una perra, una cualquiera… aaah… sííí, no está mala la idea amorcito, mmm, ¡me gusta la idea!, pero déjame pensarlo cariño, aaay…

─Ponte en cuatro Elenita, me encanta esa pose −mi mujer obedeció e inmediatamente su amante de turno le perforó el coño que ya estaba chorreando intensas emanaciones de líquido vaginal─ ¡qué buen culo posees amor, es un espectáculo a la vista! ¡Es enorme preciosa!

− ¡Lo sé cachero! Mmm, ¿Acaso no me doy cuenta que los hombres voltean a ver mi culo? Aaag, ¡qué rico me perforas amor! Sííí, ¡Cómo me gusta la pinga!, ¡Carajo, me encanta la verga dentro mío! Oooh…

─ ¡Eres una prostituta Elena, una puta, una perra, una cachera! ¡Para ti no es suficiente tener una sola polla dentro tuyo! Mmm…

−Sí amor, sííí, ¡Quiero verga, verga, mucha verga!... y sí, soy una prostituta, una cualquiera, una ramera, aaag, no es suficiente para mí una sola tranca, oooh, necesito más vergas, mmm, ─mientras tanto Miguel con sus dedos índice y medio le está preparando el ano con bastante saliva.

−Sí Miguel, ahora métemela por el culo, me gusta mucho. Ustedes dos, aaag, me han enviciado en tener una verga dentro de mi ano, mmm, ─entonces Miguel procedió a meterle la polla dentro del recto de mi mujer− aaay, oooh, sigue, sigue, sigueee cabrón, ¡qué rico la siento dentro de mi culo! Oooh, mmm, aaah, es una delicia tu pinga cariño.

Mi esposa atravesada por la larga y gruesa verga de Miguel disfrutaba incansablemente del mete y saca de la poderosa tranca por varios minutos. Cuando Miguel sacaba su pinga del recto de Elena, el ano de ella se veía bastante dilatado como del diámetro de un tubo de desodorante en spray; la volvía a meter y esas arremetidas le encantaba a Elena.

−Miguel, Miguel, me vengo, me vengo, me vengooo, aaah −al mismo tiempo Miguel excretó abundante esperma dentro del recto de mi mujer.

Después de que ambos llegaran al paroxismo del placer sexual se echaron en la cama, la cabeza de Elena sobre el pecho de Miguel y se pusieron a conversar.

─Ufff, en verdad Elenita follar contigo es como una salida arriba de las nubes ¡Qué rico que cachas mujer!

−Jajaja Miguelito, tú también no te quedas atrás amor, eres un atleta sexual. ¿Cómo estará Javier? Estará impaciente regresar a casa para que le cuente todo con lujo de detalle.

─Dime Elenita, ¿es cierto que te gustaría meterte a la cama con otro hombre que no sea Javier y yo?

−Puuuchaaa Miguel, ustedes dos quieren convertirme en una puta ¿no? Son una sarta de degenerados.

−Pero Elenita, sería más excitante, más placentero, no solamente para nosotros, sino también para ti… ¡No lo niegues!

─La verdad que sí amor −respondió mi esposa− sé que soy muy arrecha, muy cachonda, todos los días quiero verga, pero a la vez me da un poco de temor que esto se vaya a difundir, eso me asusta en verdad Miguelito.

─Lo entiendo Elena, pero sería con un hombre de confianza, de absoluta confianza, es amigo mío, lo conozco hace varios años, es más, hace un par de años estuvimos follando a una mujer casada, amiga nuestra y hasta la fecha siempre ha habido reserva total hasta que se fue con su familia a Lima porque a su esposo lo trasladaron allá.

−Y ¿cómo se llama tu amigo? ¿Qué edad tiene, dónde trabaja, es casado? ─preguntó mi esposa.

−Él es casado, se llama Luis, tiene tres hijos, es jefe de ventas de una comercializadora de la ciudad, en verdad es una persona responsable y seria, de eso no lo dudes, su único defecto es que es bien arrecho, jajaja…

─Jajaja, ustedes los hombres son unos pervertidos en verdad. Bueno, por mi parte no tengo ningún inconveniente, pero eso sí déjame consultarlo con mi esposo, no me gusta hacer estas cosas a sus espaldas. ¿De acuerdo?

−Bien cariño, consúltalo con Javier, estoy seguro que él aceptará, yo lo conozco, jajaja…

─Jijiji, bien, vete a bañarte de una vez, ya son como las 11.00 de la mañana.

Luego de ducharse Miguel, Elena lo acompañó desnuda hacia la puerta de la calle y detrás de ésta se despidieron con un largo y apasionado beso.

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