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Mi linda señora rentera
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Pasaron los meses y en el país se vivía una fuerte recesión causada por un virus llamado influenza, algunos negocios cerraron y la economía del país fue cayendo, esto me obligo a mudar de país, tuve la oportunidad de visitar el país vecino, USA.

Al llegar a este país me encontré con algunos compañeros, dada la situación tan repentina de mi viaje ellos no estaban preparados para mi llegada, el departamento donde vivían no estaba adaptado para albergar a mas de 3 humanos y dadas las circunstancias la rentera en este caso una mujer de aproximadamente 45 años decidió que uno de los 2 viajeros que llegamos se quedaría con ella, mientras se desocupada en departamento más amplio donde estaríamos más cómodos.

En ese entonces tenía 19 años recién cumplidos, mi hermano que viajaba conmigo es aún mayor que yo, la señora era muy amable pero al tomar esa decisión creí que lo hizo porque me vio más inocente y creyó no tener problemas o incomodidad, y así fue. Pero la historia es la siguiente…

Al llegar me instaló en la recamara donde estaría, solo había una cama individual, un closet, una pequeña, un pequeño mueble al lado de la cama.

Sin muchas cosas que cargar instale lo poco que llevaba.

El primer día, salí a conocer la ciudad, desayuno, comida, cena lo hice en compañía de mis compañeros. Al regresar a casa por la noche, entre en el departamento, me dirigí a mi recamara, los cuartos estaban unidos y al entrar la puerta de ella estaba abierta saludé, ella estaba acostada en su cama mirando tv. Me dispuse a prepararme para el baño, salí y el baño colindaba muy cerca de ambos cuartos solo era cuestión de dar un paso y estaba en el baño, al salir le comenté que iba a tomar un baño, ella contestó amablemente:

-Claro que si, puedes hacer uso de todo lo que hay aquí, no te cohíbas, hay agua y refresco o hasta algunas botanas en la cocina si gustas tomar adelante.

Le agradecí y me fui al baño. Esa noche dormí tranquilamente, cansado del viaje y del ajetreo del día me perdí.

Al día siguiente me levanté me cambié, y me dirigí al baño hacer necesidades biológicas de la mañana. Me lave la cara, dientes etc. Cuando estaba en el baño ella hacía almuerzo, olía muy bien, eso me despertó el hambre.

Sin saber que hacer y sin instrucciones para el día por parte de mis compañeros regrese a mi recamara, en ese entonces solo llevaba un teléfono pequeño sin muchas funciones, aún recuerdo que solo tenía el juego de la víbora, comencé a jugarlo y me quedé un rato así, cuando llaman a mi puerta y abro.

– Hola, buenos días. ¿Como dormiste? – Bien, muchas gracias. – Ven acompáñame, el almuerzo está listo.

Yo apenado con este diciendo que no se preocupara, que mis compañeros no tardaban en venir por mi, ella respondió diciendo que ni me preocupara había salido y ellos estaban perdidos en el sueño. Eran las 8am y conociendo a mis compañeros, la señora tenía razón. Accedí a almorzar con ella.

Llegué al comedor, me senté ella sirvió los platos quise ayudar pero me lo impidió. – no te preocupes, ya tengo todo listo. Comenzamos a comer ella se sentó a contra esquina de mi, era un comedor pequeño de solo cuatro sillas. Me pregunto mi edad, como era donde vivía, me platico cuanto tiempo radicaba ahí, su lugar de nacimiento y cosas por el estilo.

Debo confesar que jamás le di importancia a su físico ya que ella usaba ropa muy holgada, ese día llevaba un pans, pero lo que sí note fueron sus pechos, la sudadera oscura tenía cierre y su cierre sólo daba hasta donde comenzaban sus pechos, así que se veían los montes de sus pechos, y de verdad que tenía muy buen pecho, esa escena se me quedó muy grabada. Terminamos levante los platos, limpie la mesa, lave platos en forma de agradecimiento del almuerzo, ella feliz me digo que lo que necesitara estaría en su cuarto.

Paso el día lo cotidiano, salí a trabajar unas horas, regrese y la misma rutina, llegué ya cenado de la calle. Entre salude y ella estaba mirando tv al mismo tiempo ella sacudía su cabello húmedo reconociendo que tenía poco de a ver saludo del bañarse, con la puerta abierta de su recamara salude, me preguntó que como había estado el día, la ciudad, el tráfico hablamos un poco, y le comenté que iba a tomar un baño – Claro adelante.

Tome mis cosas de baño ya que yo las resguarda a en lo recamara, ropa, jabón etc. Entre al baño cerré la puerta y, cual es mi sorpresa que entro y en la tapa del inodoro me encuentro su ropa interior, no supe que hacer me dio pena salir y decirle que había olvidado su ropa interior, ¿al fin que podía hacer? Yo era un extraño invadiendo su privacidad. Pero mi fetiche de oler ropa interior salió a flote, no los quise mover de lugar solo me hinque y ahí mismo olí su braga, era café con elástico en la parte superior, era un cachetero y su brasier del mismo color, era grande que me confirmaba lo que esa mañana vi, tenía pechos grandes, solo olí la parte de la vagina, me éxito mucho.

En la ducha mi pene estaba erecto pero por pena y respeto al lugar ajeno donde estaba solo me día algunos jalones en la verga, no eyacule ni sentí placer como él que al masturbas se siente, solo fue una pequeña jalada para calmar la ansiedad en ese momento. Salí del baño, su cuarto abierto me vio salir, solo me sonrió y entre a mi cuarto, de raro escuché que salió al baño después de eso me dormí.

Al día siguiente, me levante fui al baño la misma rutina, ella estaba haciendo de comer y desde la cocina escucho.

– Hola, dormilón, buenos días. Me dirigí a la cocina.

– Hola señora, buenos días, ¿como amaneció?

– muy bien, ¿y tu?

– Bien, muchas gracias.

– ven, ya esta el almuerzo.

– Muchas gracias, pero no tiene por qué molestarse.

– no es ninguna molestia, déjame cocinarte algo, hace mucho que no le cocino a nadie, desde que se largo mi exmarido con otra, no le hago de comer a nadie. Ven y siéntate.

Esa mañana llevaba un short muy corto y sólo una blusa blanca, de echo muy delgada se le notaba el brasier que traía, y sus pechos abundantes no se diga, andaba en chanclas y con solo una coma en su cabello. Nos dispusimos a comer, ella abrió la platica diciendo .

– Hace mucho que no convivo con nadie en esta casa, los departamentos los hice con mi marido, pero un día al ver que yo no podía tener hijos se fue el muy cabron con otra vieja, me dejó todo y es de donde me mantengo, mi familia en México se ayuda gracias a mi, ahora que ya soy residente puedo ir y venir pero a veces me siento sola aquí, así que no te preocupes, se ve que eres buen muchacho, educado y respetuoso, puedes tener absoluta confianza conmigo, y por cierto, creo que pasaremos algunos meses tu y yo, ya que el último contrato de arrendamiento por vencer termina en 5 meses.

Al terminar juntos levantamos el desorden de la mesa, lavamos los platos etc., seguíamos platicando. Al dejar ordenado todo me dijo que iba a salir, y que no estaría casi en todo el día, yo le comente lo mismo, ese día iba hacer un día pesado de trabajo que hasta mas de media noche llegaba, ok, cuidate y aquí nos vemos por la noche. Cuando me dice.

– oh, por cierto una disculpa por mi ropa Interior, la costumbre de vivir sola, lo olvide por completo a veces uno se distrae.

Con una sonrisa terminó diciendo, cuando vuelva a suceder tómalos y déjalos en el cuarto de lavado, por favor.

Se marchó a su cuarto.

Al caer la noche y de regreso, entre todo estaba en silencio, tomé un refresco de la nevera y dirigiéndome al cuarto no quise avisar de mi llegada pensando que ella dormía, pero al estar a un lado de su puerta escuché que algo vibraba, y como gemidos, todo estaba en silencio así que se podía oír tenue pero claro, me quedé unos momentos ahí, ya que todo estaba oscuro nada reflejaba luz y mucho menos mi presencia, me quedé por un buen rato ahí, al tratar de canalizar lo que oía me percate que ella se masturbaba tal vez con un artefacto que era lo más seguro, si me éxito, deje de escuchar y pronto me fui a mi cuarto cerré la puerta despacio y me fui a dormir.

Así pasaron varias semanas donde desde mi cuarto que colindaba al de ella se oía ese vibrador en par con sus gemidos, yo solo disfrutaba, la ropa interior en el baño era algo ya muy común ver, solo se disculpa y emitía una sonrisa, sus vestimentas eran casi siempre un manjar de ver, dejando mucho a la imaginación, en ocasiones y frecuentemente la veía sin brasier solo blusas delgadas que dejaban ver sus pezones.

De todo esto a nadie de mis compañeros les llegue a platicar, todo ese escenario era mío, solo mío, una mujer depravada y exhibicionista no lo era, simplemente era una mujer sola en su casa.

Un día, después de un arduo día de trabajo, llegué a casa, me dirigí a mi curto y como de costumbre la salude, ya era común ver su puerta abierta y ella en su cama. No tarde en desvestirme, salí al baño regrese a mi cuarto y me recosté y me quedé dormido, olvidando que la puerta la dejé abierta. Eran como las 2 am, cuando reaccione y sin hacer ruido me dispuse a cerrar la puerta de mi recamara, cuando escuché ruido en la sala de estar, se veía el destello de una tv, pero sin sonido. Lo que me dio curiosidad es que se oía un ruido diferente como algo húmedo, y que estaban moviendo. (no se describirlo pero ya verán que era) en mi cabeza nunca pasó nada sexoso, simplemente pensé que ella se había quedado dormida con la tv encendida.

Mis pasos me llevaban a la sala cuando antes de llegar la veo a ella de espaldas con los pies arriba del sofá, las piernas abiertas y su mano hundida en su vagina. En ese momento me quedé helado, no sabía que hacer, ella no me veía pero, no sabía si dar vuelta atrás o seguir mirando, era todo un espectáculo, sus pechos de fuera, caían en su vientre, en ratos los tocaba, se chupaba el dedo y totalmente concentrada en la imagen de la tv hacia pequeños gemidos, realmente sus pechos eran grandes, en ocasiones cerraba los ojos.

Duró mucho rato así, y yo ahí, no se cuantas veces se vino, mi pene estaba muy erecto, solo traía mi bóxer, de esos que tienen una ranura para orinar. Lo saqué por ese orificio, no dejaba de mirarla, comencé a jalármela, ella con su mano jalaba su pecho a su boca y daba pequeños lengüetazos, abría más sus piernas cuando la excitación lo pedía, en ocasiones las cerraba, tal vez cada vez que se venía, yo jalaba mi verga lentamente para que no se diera cuenta de que la veía, cuando de pronto se vino que hizo un gemido como dando por terminado su acto. En ese momento me lancé al cuarto y cerré con cuidado mi puerta. Mi verga a un erecta, no deje de jalármela ahora con más fuerza hasta correrme.

Al día siguiente y después de ver todo eso, su ropa interior como ya era costumbre encontrar en el baño la tomaba cada vez que la veía, tomaba su braga y la ponía en mi pene hasta correrme, lamia sus sostén donde quedaba su pezón después de esto la dejaba lo más parecido a como la había encontrado, debo decir que mucho de mi lubricación en estos actos quedaba en sus bragas.

Así pasaron varias semanas tenía un día en especial para masturbarse en la sala, y yo firme ya sabia que día era y con ropa interior cómoda me dirigía a ese sitio donde no me veía, cada vez que lo hacía solo esperaba el momento justo para salir a verla, cuando ella estaba en su punto más alto de excitación, me la jalaba y regresaba a mi cuarto.

Sus bragas en el baño fueron un complemento en ocasiones quedaban más manchadas de mi lubricación a veces menos, a veces solo chupaba la parte de su vagina, era variante. Pero al final muy excitante.

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