Nuevos relatos publicados: 10

Mi nuevo desahogo

  • 6
  • 12.615
  • 9,00 (7 Val.)
  • 0

Antes de comenzar, me gustaría explicar que lo siguiente no fue planeado, ni tampoco hecho con alevosía.

Desde hace dos años soy casado con una linda chica que ha sido muy complaciente en todo.

A diferencia de otros protagonistas, no tengo mucho rango económico, ni social.

Mi mujer a la cual llamare Mónica. Mide 1.68, piel morena clara, pechos grandes, buen trasero y unas piernas exquisitas.

Desde novios a ella le ha gustado el ejercicio y desde luego verse muy bien.

Todo comenzó cuando murió mi suegro en un accidente automovilístico. Cosa que ocasiono en Mónica un ataque de ansiedad, a tal grado que se le tuvo que suministrar tranquilizantes muy potentes.

Ella fue muy apegada a mi suegro, un buen hombre. En fin. Más que su padre era su mejor amigo.

Todo esto ocasionó que nuestra vida fuera monótona.

Se acabaron las salidas; ya sea, con amigos, familiares, o, alguna salida de aventura entre nosotros.

Los estragos de esos meses fueron, no fatales para mi, mas bien fueron de mucha abstinencia en el ámbito sexual.

Tanto que en lo que mi esposa caía inconsciente por los tranquilizantes yo me escapaba hacia algún table dance, o, iba a contratar los servicios de alguna scort.

Decidí no ser infiel; pues, tenia la esperanza de que Mony se recuperaría pronto, pero no fue así en mas de 1 año.

Un día. Tuvimos una celebración por parte de mi trabajo. Obviamente mi mujer no quiso asistir.

Al llegar en la noche. Con unas copas de mas, me quede observándola, como dormía bajo los influjos de aquellos tranquilizantes.

Siempre dormía con un camisón algo transparente, sin sostén.

Esa ocasión, imagino que no se tapó por el calor que hacia, quedo tendida en la cama, boca arriba, con las piernas entre abiertas.

Al acostarme, la empecé a tocar.

Pasando mi mano por sus piernas, llegando a sus pechos.

Como no vi reacción alguna, opte por hacerme una paja, así. Tocando todo su bello cuerpo.

Los días pasaban y Mónica seguía igual con su tratamiento, desde el inicio de este, le prohibieron manejar o manipular cualquier tipo de maquina, a excepción de la computadora o celular.

Porque por el efecto de su medicina ella se la pasaba a tontada o mas bien adormilada, para evitar los ataques de ansiedad.

Trataba de seguir con su vida. Iba al gym, no con tanta frecuencia, hacia las compras y eso siempre acompañada de su mama, o, de algún familiar.

Así era nuestra vida.

En una ocasión. Me encontraba leyendo algunos relatos eróticos en la computadora y pronto vi uno acerca de alguien que disfrutaba de su cuñada dormida.

Era de esperarse que el recuerdo de hace varias noches, donde me pajeaba tocando a Mony dormida, me venia de golpe.

Y si me la follo, así como esta dormida e inconsciente?

Tenia muchos deseos de volver a disfrutar del sexo con mi esposa, por lo que pronto trate de deshacerme de esa estúpida idea.

Un descanso que tuve en un fin de semana. Me encontraba con un amigo en común que fue a visitarnos; pues apenas se había enterado de lo que sucedía.

Mónica no podía ingerir nada de alcohol, por lo que solo nos acompañó en la comida.

Treinta minutos de que se había marchado nuestro amigo, a mony le dio un ataque de ansiedad. Como la charla fue un tanto animada, a ella se le paso la hora de su dosis.

Habiéndose tomado dicha dosis y mas calmada, se fue a recostar a la recamara.

Yo me quede en la sala mal diciendo, todos estos acontecimientos.

Bebí un poco mas de la cuenta. Eso si. Sin perder conciencia de todo.

Ingrese al internet para leer mas de esos relatos; esta vez agregando algún vídeo sobre el tema.

Luego de una hora.

Decidí ir a descansar.

Al entrar al cuarto, veo a Mónica acostada, a la mitad de la cama, pero atravesándola.

Al igual que la otra noche, me quede observándola.

Traía puesta, unas zapatillas negras, una minifalda negra, una blusa rosa, algo escotada.

Antes de comenzar a asustarme.

Pues la dosis no hacia efecto tan rápido, note que aun lado de mi esposa, se haya a un libro.

A ella le gusta leer.

Me puse mi pijama y comienzo a acomodar a mi bella durmiente, cuanto se le alzó un poco la falda, dejando ver unas panties amarillas.

No pude evitar oler su vagina a través de esa prenda.

No lo hubiera hecho; pues, mis manos empezaron a hurgar su cuerpo. Mi boca besaba sus piernas, llegando a su vulva.

Sus panties fueron bajadas por unas manos temblorosas.

Sin el control que antes me detuvo, hundí mi cara en esa hermosa vagina.

Mi lengua atacaba sin pudor esa hendidura de placer. Bebía su humedad como si no hubiese probado liquido alguno.

Mis manos desnudaron la mitad del cuerpo de Mony.

Con mucha sed, fui a la boca de mi amada. Abriéndola y así disfrutar de ella.

La senté para quitarle lo que aun llevaba puesto.

Amasaba sus pechos al ritmo que iba clavando mi miembro ardiendo en esa vulva.

Mis besos subían y bajaban de su boca a su cuello y regresaban a su lengua.

Sus nalgas eran invadidas entre la cama y manos llenas de ganas.

Mis estocadas, cada vez mas fuertes y llenas de ira. Ira de hambruna.

Pronto sus piernas eran llevadas a mis hombros, para no perder detalle alguno en cuanto a mi placer.

Colocada boca abajo. Mi lengua hurgaba y jugueteaba en su esfinter anal.

Pronto mi glande se abría paso a través de esa cavidad.

Tiraba de sus cabellos como cuando ella se haya a en brama, solo que esta vez no habían gemidos, emanados de su boca.

Una fuerte sacudida orgasmica llego a mi, vertiendo líquidos en sus entrañas.

Aun hambriento, metí mi falo en su boca. No sentía igual, por la falta del movimiento de su lengua y de sus labios mamando; pero, era la misma sensación de que mi glande era llenado de saliva.

Dando vuelta. Logre un 69, lleno de líquidos y de durabilidad.

Volviendo en perfecto acomodo, atendí su vagina como al principio, mamando como crio esos pezones que algún día y en plena conciencia disfrutaban con lo que estoy haciendo ahora.

Su cuerpo. Como si consciente se encontrara. Reacciono al espasmo de placer. Orgasmo encontrado, que si igual gozó, sacudió a ambos.

Pensé que Mónica había despertado, pero con cierta decepción. Note que seguía dormida y que sólo fue una reacción de ese cuerpo que tanto me fascina.

La coloque como acostumbra a dormir. Sintiendo culpa por lo que fue sexo sin consentimiento, ni amor de ella hacia mi.

Hable con ella acerca del tema de poseer mujeres en estado de inconsciencia.

Quede boquiabierto cuando ella dijo.

"Si quieres. Aprovechate de mi"

Con esto. Fue quitado un sentimiento de culpa, que cargue doce horas atrás.

Y bien. Solo quedó esperar a que pasara el tiempo.

Si a alguien le ha pasado algo similar favor de comentar.

Vladimir escritor.

(9,00)