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Mi primer encuentro, la chica de la universidad

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Estando en mi primer año de universidad me la pasaba siempre sumergido en los libros tratando de sacar buenas calificaciones por lo demandante que era la carrera y la verdad si bien me llamaban la atención algunas compañeras no me había dado la tarea de tratar de conquistar a alguna, también que desde siempre he sido un poco tímido para eso sumado a algunos temas de inseguridad que me perseguían en ese entonces.

Al cierre del primer año decido tomar unas materias de verano ya que no iba a viajar a ningún lado y decidí adelantar un poco la carrera. En esos meses la universidad se quedaba un poco vacía y solo quedaba el personal necesario para atender a los que se quedaban.

El primer contacto con la chica de mi relato, se da en nuestra primera clase juntos de verano, ella justamente llegó tarde y al entrar pude notar su cara de vergüenza por interrumpir, mostrándose sonrojada, algo que me encantó al verla, agachaba su mirada mientras se abría espacio entre las filas de los puestos. De contextura media, usaba lentes, unos jeans ajustados a su figura, zapatos deportivos y una camisa no tan ajustada, pero lo que me encantó en ese momento fue su cara, unos labios carnosos, brillantes, un lunar cerca de su ojo que contrastaba con sus lentes y la hacía excitante y esa mirada de joven respetuosa, quizás sumisa se venía a mi mente.

De allí en adelante traté de acercarme, fuimos teniendo contacto por las clases, buscaba de coincidir en actividades en equipo y así fui conociéndola un poco más, en ese espacio pude distinguir su delicioso culo que estaba bien dotado y unos pechos que sin ser muy grandes tenían el tamaño perfecto para hacer gozar a cualquier inexperto.

Cada día fantaseaba más con ella, comencé a propinarme unas buenas sesiones en la ducha imaginándola toda para mi, aprovechaba cualquier acercamiento para llevarme alguna imagen que me sirviera de musa en cada encuentro platónico en los confines de mi baño. Ufff que recuerdos aquellos.

Día tras día comenzamos a estudiar más juntos, a este punto sin señal de ninguna de las partes, la relación era muy profesional, estudio y beneficio mutuo. íbamos a algunas salas de estudio de la universidad y dedicábamos horas de práctica, junto con otro compañeros.

Un día, estábamos en la sala de estudio y comenzó a caer un diluvio que se prolongó por varias horas y empezaba a dar hambre, entonces me ofrecí a ir en mi auto a conseguir algo de comer y ella inmediatamente se apuntó para acompañarme. Durante la ida conversábamos de temas triviales, de las clases, etc. Luego en el retorno le comento que me encanta la lluvia y el frío que está haciendo a lo que ella afirma lo mismo y posa su mano sobre mi cuello. En ese momento mi corazón empezó a acelerarse y obvio mi entrepierna sintió sus primeros destellos.

Manejé lo más rápido que pude de regreso y estacioné el auto algo retirado de donde estábamos porque no había muchos puestos cerca y decidimos esperar a que la lluvia bajara la intensidad, como un reflejo como si nuestras mentes estuvieran conectadas fuimos al encuentro ambos, nuestras bocas se fundieron en un apasionado beso, con frío, bajo la lluvia, y el calor de nuestros cuerpos comenzaba a aumentar.

Me mantuve cauteloso, no quería dañar el momento, o más bien no sabía qué hacer, ella por lo visto tampoco, seguimos comiéndonos la boca, dos novatos sin experiencia. Me besó el cuello y con su mano acarició mi pierna, yo seguí sus movimientos imitando cada paso que ella daba. Me abrazó y volvió al encuentro de mi boca, pude sentir sus senos, y en este punto ya me empezaba un dolor en mi zona genital como si hubiese osado mucho tiempo sin orinar. Ella reclinó su asiento y me invitó a seguir con el juego, yo aproveché de besar y tocar esos senos que me habían atrapado. Duramos así un buen rato, pero había que mantener cierta distancia por el lugar en el que estábamos, la lluvia fue bajando lentamente y decidimos regresar a la sala de estudio. Cada uno con una sonrisa de oreja a oreja por lo que había ocurrido, un encuentro lujurioso de dos personas inocentes que estaban descubriendo los placeres del deseo mutuo.

Luego vinieron muchos encuentros del mismo tipo, ninguno daba un paso más, todo terminaba en besos, caricias, ya empezábamos a rozar nuestros sexos con un poco más de confianza pero todo se quedaba allí. Uno de los más significativos fue cuando nos quedamos hasta lo más tarde que podíamos en la universidad y buscamos un lugar poco iluminado donde solían estar unos casilleros y comenzamos a besarnos de pie, aproveche para sentir sus nalgas, bien ricas, mi mano ya entraba como por instinto dentro de su pantalón, jugaba con su culo mientras ella me besaba y acariciaba mi espalda, le di media vuelta, y la pegué contra los casilleros, apoye mi miembro en su culo sobre el pantalón y ni mano entró a su vagina por encima de su panty, intente tocar mientras le besaba el cuello, mi otra mano buscaba sus tetas, y en ese vaivén de excitación ella suelta su primer gemido, yo no aguanto más y estalló dentro de mis bóxer, conté 4 chorros, prominentes, que humedecieron todo mi pantalón y un poco el de ella. Yo seguí en lo mío, moviendo y tratando de darle placer hasta que un sonoro quejido y algunas contracciones note en su cuerpo. Se volteo con esa cara de vergüenza, roja, mirando hacia el piso, con una risa nerviosa, como el día en que la conocí.

Un fin de semana nos pusimos de acuerdo con varios amigos para repasar en la universidad para unos exámenes que teníamos y pues por supuesto ver si podíamos tener nuevos encuentros. Yo había estudiado cada aula de la universidad, cada espacio transcurrido o no para seguir disfrutando y conociendo estos placeres que no había tenido hasta ahora. Había in aula que tenía una especie de depósito atrás, donde guardaban algunos materiales que usaban durante presentaciones y exhibiciones. Llegado el momento la guíe y nos dirigimos a dicho espacio. Estando allí comenzamos a besarnos como de costumbre sobándonos de esa manera tan divina que habíamos aprendido a hacerlo, ella sin pensarlo se aferró a mi pene que ya sin vergüenza le posaba en cualquier parte de su cuerpo.

Bajo mi pantalón y de forma nerviosa fue llevándolo a su boca, apenas lo beso me sentí en las nubes, jamás había sentido esa sensación y ella comenzó a saborear de a poco moviendo su lengua a todos lados, chupando como un caramelo que nivel de excitación estaba sintiendo. Bruscamente le pedí que detuviera que ya me podía correr y me dispuse a hacer lo mío, quería descubrir por primera vez un cuerpo de mujer ante mis ojos. Lo primero que hice fue descubrir sus tetas, tenía una camisa blanca de tiritas por lo que no fue muy difícil bajarla, allí estaban, ricas y listas para mi, una más grande que la otra eso lo descubrí en ese momento. Luego baje su pantalón, y tenía esa panty mojada con sus fluidos, cubierta de pelos, excitantes.

Baje mi cara y fui a su encuentro, la bese, la lamí, la mordí, mientras mis manos s aferraban a su culo, que sabor, que olor, hacían que se me parara más el pene. Comencé a usar mi lengua, creo que bien porque ella empezó a disfrutar, a moverse, me agarraba la cabeza y hacia fuerza para acercarse mas a mi, sentía que se estrujaba su sexo contra mi cara y yo me dejaba llevar, comencé a pajearme mientras la comía, no aguantaba no darme placer y al cabo de un rato me levante y le llene todo el cuerpo de leche, bote como nunca antes y ella solo trataba de probar como con un poco de miedo.

Mi pene seguía erecto, y ella quería ir por mas. Se volteo y se empinó y con su cara de niña buena me insinuó que me acercara. Se lo acercó a su totona, y empezó ella a moverse de a poco, se quejó mientras entraba, se veía que le dolía pero fue ajustándose, moviéndose y al cabo de unos minutos empezamos un mete y saca espectacular, mi cadera se movía a su encuentro, mis bolas chocaban con su sexo y me aferré a sus nalgas, vi su culito inmaculado y empecé a jugar con él, acaricie toda su espalda, sus piernas, sus tetas, quería tocarla toda.

Ella aceleró los movimientos y empezó a gemir producto de su orgasmo que se acercaba llegaron los espasmos, poco a poco se fue quedando inmóvil, y sacando mi pene de su vagina, noto mi erección y comenzó a masajear con sus manos, se arrodilló y se puso sus lentes, mientras me pajeaba me miraba con esa carita de inocente, se mordía los labios, sacaba su lengua para humedecerse y no aguante mas! Me vine en su cara y sus tetas, abrió su boca y ya sin ningún temor lo lamió dejándolo brillante sin un resto de mi esperma.

Cuando caímos en cuenta ya había pasado una hora de nuestra desaparición, nos vestimos y salimos a seguir estudiando. Salimos súper bien en el examen y por supuesto en el verano, había un incentivo adicional que nos hacía dar la milla extra para podernos escapar.

(9,30)