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Mi primera vez como esposa infiel

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Hola. Soy Marta, tengo 39 años. Ya 15 años de casada. Creo que calzo en lo que ustedes denominan una milf, aunque no tengo hijos.

Estoy algo caliente ahora y me animé a contar mi primera vez como esposa infiel. Sucedió hace ya casi 4 años. Me casé a los 24 años y por más de 10 años nunca se me ocurrió ser infiel, aunque mi esposo tiene un pene pequeñísimo, casi un micro pene, pero nunca se lo he medido ni le he pedido que me diga cuánto le mide. Quizás menos de 10 cm.

Una de mis mejores amigas siempre fue muy inquieta, ella me contaba sobre sus aventuras y entre tantas cosas, me comentó sobre un chat dónde había hecho algunos ligues.

En un momento de aburrimiento en casa, decidí ingresar al chat. Desde que entré, aparecieron los lobos. Uno y otro, algunos muy groseros, otros más cautos, pero todos buscando sexo. Me enganché con algunas conversaciones y no pasó a más ese día.

Desde ese día comencé a entrar con una cierta frecuencia, 2 a 3 veces por semana al inicio, para ya luego estar casi todos los días chateando. Empecé a tener amigos ya estables y con todos ellos tenía conversas calientes.

Con quién más confianza tenía era Alfredo. Un técnico de una empresa de cable e internet. Era muy mañoso y dominante y me excitaba como me trataba. Finalmente decidí darle mi número de teléfono y escalamos a conversar por whatsapp.

Siempre presumía del tamaño de su verga y finalmente comenzó a enviarme fotos de ella. Era enorme y me excitaba mucho. Comencé a masturbarme pensando en su verga y luego a tener cibersexo con él. Me trataba de puta y me insultaba, eso me excitaba, algo muy distinto al sexo tiernito con mi esposo.

Él me hablaba de las casadas que de cogía y empecé a desear ser otra más. Un día me envió un vídeo de él cogiendo con una señora que tenía 52 años. Verla como gemía y gozaba fue el detonante. Decidí ser suya.

Aprovechando un viaje de trabajo de mi esposo, le pedí que venga al departamento, con su traje de la empresa de cable, que es justo la que tenemos en casa.

Ese día me pidió que lo espere en pijama ligera y así lo esperé.

Llegó al edificio, se presentó en recepción como técnico. El conserje llamo a mi departamento, me dijo "señora Marta, hay un técnico acá". Que suba por favor le respondí.

Tocó la puerta. Abrí. Verlo con su overol de trabajo fue demasiado para mí. Entro al departamento, me cogió por la cintura y me besó lascivamente. Me cogió el culo sobre la pijama y me dijo "estás culoncita mi puta, hoy será mío".

Yo chorreaba ya. Se dio cuenta y me ordenó "arrodíllate". Obedecí.

Me arrodillé. Se soltó el overol y sacó su verga ya dura. Realmente era muy grande. La más grande que había visto en mi vida. Infinitamente más grande que la cosita de mi esposo.

Mámala me ordenó. Obedecí. Sentir esa verga en mi boca me excitaba demasiado, intente hacerle sentir que era una puta. Y él me decía así "puta que rico la mamas. Eres una mamona, etc., etc.".

Cuando se calentó completamente cogió mi cabeza e introdujo una buena parte de su verga en mi boca. Casi vómito. Pero aguante y bajó su empuje. Tenía algo así como medio pene dentro de mi boca. Sentí como se aceleraba, quería que me penetre ya, pero estaba sumisa a lo que él quería y no dije nada.

Finalmente se vino en mi boca. Antes que pueda reaccionar me ordenó tomarla.

Estaba muy excitada y bebí semen por primera vez en mi vida. Pero también me sentía frustrada pues quería que me cogiera. Igual me esmeré en lamerle la verga y dejarla limpia de semen. Pero se fue poniendo flácida hasta que la solté.

Me levanté y él me dijo "puta llévame a tu cama, ahora te toca gozar". Lo obedecí pues eso quería. Lo cogí de la mano y lo lleve a mi habitación. Me ordenó "ponte en 4 patas al borde". Lo obedecí. Seguía con mi pijama puesta.

Se arrodilló detrás de mí. Me bajó el short. Me dejó en tanga. Me dijo que rica putita en tanga fina. La puso de lado y puso su lengua en mi coño.

Me sentí morir con su lengua recorriéndome. Separó mis nalgas con sus manos y puso su lengua en mi anito. Llegué con su lengua. El siguió y se concentró en mi culito.

Luego se paró y sin verlo sentí.

Como su verga enorme y nuevamente dura entraba en mi coño ansioso.

No tenía ni 2 minutos siendo su perra cuando sonó su teléfono. Su jefe lo llamaba.

Mientras me cogía en 4 patas él hablaba y coordinaba una visita técnica. Cuando le dijo "estoy terminando un servicio ahora" me sentí tan puta que me volví a venir.

Eso lo puso a mil e instantes luego de cortar llegó también.

Me ordenó "límpiala". Me levanté como yendo al baño a traer paños húmedos.

Me dijo "no perra, con tu lengua". Eso hice. Con mis labios y lengua le limpie la verga. Con su semen y mis jugos. Me sentía muy puta

Al terminar, se alistó para salir y al despedirme me dijo "la próxima por tu culito perra".

Cuando cerré la puerta sentí que aunque amaba a mi esposo, nunca más podría ser solo suya y de su penecito.

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