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Mi primera vez con mis alumnos

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Mi nombre es Elsa y es la primera vez que escribo en esté blog, más por necesidad de contarlo abiertamente y desahogarme que por provocar morbo, que el hecho de contarlo ya me provoca morbo a mi.

Tengo 51 años actualmente, soy profesora de universidad, en un matrimonio de 20 años y del cual tengo una única hija. Físicamente no soy una modelo de revista y no puedo decir que soy atractiva, pero eso creo no lo decide una si no los hombres que te miran.

Todo comenzó hace aproximadamente 8 años, y como todo pasa, fue por casualidad, aunque se escuche trillado, pero así fue, sin buscarlo se presentó y lo demás es lo que voy a relatar.

Como ya dije soy profesora de universidad y me gusta llevar una relación de maestra-alumno agradable, sin ser autoritaria si no, ver a mis alumnos como futuros colegas, así que siempre me he llevado bien con todos y todas, al punto de convivir con ellos fuera de la escuela, todo con respeto. Muchas veces he tenido que lidiar con el clásico "enamoramiento" de algún alumno que se deslumbra por su maestro o maestra, pero nunca pasó nada hasta esa ocasión hace 8 años.

Los alumnos organizaron la fiesta de su graduación y en la cual me invitaron a ser su madrina y acepte por supuesto. La celebración sería en el municipio en donde está la universidad, yo vivo en la capital, pero acepte de buena manera. Aunque ya había asistido a varias graduaciones, en esa ocasión mi marido no pudo acompañarme así que asistí sola, reservé un cuarto de hotel, me instalé temprano y en la tarde noche ya estaba en la fiesta.

Todo transcurrió muy tranquilo, brindando, conviviendo con mis alumnos y bailando, casi con todos baile pero quien no me soltó toda la noche fue Javier, uno de mis alumnos de esos coquetos que, durante toda la carrera no perdía oportunidad de piropearme, cosa a la que nunca le di importancia.

Javier es un chico moreno, alto, de ojos pícaros, buen parecido, de esos que traen a las chicas loquitas, y cabe mencionar que en la carrera hay más chicas que chicos, en ese grupo solo había dos, Javier y Ernesto, quienes toda la noche se la pasaron atendiéndome, tanto para servirme las bebidas como para bailar. Los dos bailan muy bien así que se turnaban para bailar conmigo y fue muy divertido aunque, en algunas vueltas bailando, no perdían oportunidad de pasar su mano cadi agarrandome las nalgas, al principio creí que era por accidente pero después me di cuenta que como no decía nada, se empezaron a atrever más e incluso ya más descarados. Esa situación en vez de darme coraje, me excito mucho al ver como hasta competían por ver quien metía más mano, pero fue más mi excitacion y morbo cuan dé de repente me juntaban a su cuerpo y sentía el bulto en sus pantalones, pensé en para ya esa situación pero la verdad me estaba gustando mucho.

Así continuaron bailando conmigo y manoseándome hasta que les dije que ya me retiraba, luego dijeron que no me fuera, pero mi nivel de alcohol, si no estaba borracha todavía, apenas me mantenía consciente. Ya no insistieron pero me acompañaron al estacionamiento para irme en mi carro, me llevaron del brazo uno en cada lado hasta mi carro, seguíamos platicando y riéndonos de cosas vanas.

Cuando llegamos al carro, Ernesto se despidió de mí con un beso en la mejilla pero abrazando mi cintura, me volteé para despedirme de Javier y me dio un tremendo beso en la boca que me agarró por sorpresa que no pude retirarme de él, más que ya me tenía agarrada de la cintura y me repego a la suya replegándome a su verga que la tenía muy dura, no sé cuánto paso pero correspondí al beso y ni cuenta me di que ya tenía a Ernesto detrás de mí abrazándome y agarrando mis pechos y apretándolos y también replegándome su verga dura en mis nalgas. Mi pensamiento fue separarme de ellos pero mi cuerpo no reaccionó, me empecé a dejar llevar y hasta les facilitaba el trabajo cuando Ernesto me empezó a subir el vestido para que Javier pudiera soñar mis nalgas y el pudiera tocar mis piernas cerca de mi vagina que ya estaba mojadisima desde hace rato.

Mi pensamiento fue con mi marido, nunca le había sido infiel mucho menos con dos jóvenes de 25 años, pero en esos momentos ya no tenía control de mi cuerpo, ellos lo estaban controlando y yo me estaba dejando llevar por aquella situación tan excitante.

Javier me susurró al oído que fuéramos a mi hotel, yo solo moví la cabeza asintiendo, estaba como hipnotizada siguiendo órdenes, Ernesto saco las llaves de mi bolsa y Javier sin dejar de meterme mano, me metió a la parte de atrás para seguir manoseándome y besándome, y sin dejar de hacerlo me agarro la mano y la puso en su verga que ya traía de fuera, yo me sorprendí pero fue una sensación riquísima, después se acomodó y bajo mi cabeza para que se la chupara, Ernesto ya estaba manejando rumbo al hotel y yo estaba chupando la verga de Javier que con trabajos me cabía en la boca, mientras él ya tenía su mano en mi vagina mojada y haciéndome mojar más.

Llegamos al hotel y me di cuenta porque Ernesto apagó el carro, bajamos y solo voltee a verlos y les sonreí, me llevaban abrazada entre los dos y aunque sin ser descarados seguían tocándome, no nos importo si había gente así seguimos hasta llegar al cuarto y luego entrando, me empezaron a desnudar, me quitaron el vestido Javier me besaba y quitaba mi brasserie mientras Ernesto me quitaba la tanga y comenzaba a chupar la vagina abriéndome las piernas para facilitarle el trabajo, yo ya había tenido un orgasmos pero mi vagina seguía palpitando y deseando tener una verga dentro.

Ernesto empezó a desnudarse y al mismo tiempo Javier dejándome ver sus cuerpos juveniles y sus vergas tan ricas y tan duras que tenían. Javier me tumbo en la cama boca arriba y me abrió las piernas para chuparme la vagina mientras Ernesto se ponía del otro lado para darme a comer su verga, que aunque no era tan gruesa, tenía una cabeza como de champiñón que parecía un durazno, y que empecé a mamar hasta sus huevos.

Javier se levantó y abrió mis piernas lo más que pudo y comenzó a meterme poco a poco la verga, yo aunque estaba muy mojada, me costo trabajo recibir aquella verga gruesa, que no era muy grande. Me la metió hasta el fondo y ahí se quedó un rato, sentía como palpitaba dentro de mi, mientras le seguía mandando la verga a Ernesto, con sus huevos pegándome en los ojos y a momentos me la clavaba hasta el fondo de mi garganta, estaba siendo penetrada por la boca y la vagina y eso me hizo tener dos orgasmos más. Javier me seguía bombeando aveces lento y luego fuerte, hasta que sentí como se puso rígido y comenzó a ceñirse dentro de mi, yo en ese momento ni me preocupe porque no traía condon y disfrute su venida, Ernesto cambio de lugar y me puso de perrito, y aún con el esperma de su amigo dentro de mi, comenzó a comerme, el era un poco más brusco que Javier pero eso me encantaba, sentía como el semen me escurría por las piernas y Javier se puso a qué siguiera chupándole la verga, algo flácida y llena de semen y de mi lubricación, nunca había chupado la verga de mi marido después de que me la metiera y es un sabor tan rico combinado con semen que me encanto. Ernesto seguía bombeando y metiéndome un dedo en el culo que, con la lubricación que tenía y con el esperma de Javier, entraban fáciles y sin provocarme dolor.

Sentí como la verga de Javier se volvía a poner dura mientras Ernesto comenzaba a eyacular dentro de mi también, me agarro de la cintura y con fuerza me jalo hacia el, durando algunos segundos más que cuando termino Javier, yo me sentía totalmente inundada de esperma dentro de mí y de toda la que escurría por mis piernas. Cuando Ernesto me la saco, Javier se acosto boca arriba y me hizo que me sentara en el, esta es la posición que más me gusta así que comencé a montarlo y a moverme de arriba a abajo, en círculos yo disfrutando y corriéndome varias veces, sentía también la mano de Ernesto tocando y metiéndome los dedos en el culo, no se cuantos, pero me estaba haciendo experimentar otra sensación, la cual fue mejor cuando Ernesto se puso detrás de mi y comenzó a intentar metérmela por el culo, le costo mucho trabajo pero cuando lo logro, me hizo dar unos gritos que jamás en la vida había dado al sentir ese placer de tener dos vergas al mismo tiempo. Los movimientos eran disparejos al principio por los tres, pero después agarramos ritmo y fue una cogida espectacular que me hizo tener dos orgasmos seguidos mientras Javier volvía a terminar dentro de mi y al poco rato Ernesto descargo todo su semen dentro de mi culo.

Así nos quedamos unos minutos sin que sacaran sus vergas aunque si sentí como se iba relajando dentro de mi, nos acostamos como pudimos, yo escurriendo por todos lados pero con una sensación y satisfacción riquísima.

Así fue como la primera vez que le puse el cuerno a mi marido al que amo con toda mi vida y que nunca he dejado de amar, tal vez me escuche hipócrita pero para mi, esa noche fue puro sexo, que después continuó con otras aventuras en las que incluso mi marido participó, ojalá y les haya gustado esta parte de mi vida que necesito contar y este creo es el mejor medio. Saludos.

(9,24)