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Mi puta bella Sandy Bell

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Era un sábado por la mañana cuando me avisó que vendría a visitarme a mi departamento esta linda mujer para que festejáramos su cumpleaños número 33. Quería pasarla bien ya que su marido ni siquiera se acordaba de acontecimientos como esos para festejarle.

Llegó con un vestido que se le veía espectacular y es que quiero decirles que ella tiene dos años que ha estado trabajando en el gym para mejor su físico y vaya que lo ha logrado. Un vestido que la hacía verse preciosa y que le permitía mostrar esas lindas piernas que ella posee y que tanto ha trabajado en el gym para que se le vean hermosas.

Después de recibirla y darle un largo beso en esa boca que sabía a la gloria misma, la invite a pasar a mi casa, desayunamos y estuvimos charlando de lo hermosa que se está poniendo y como el ejercicio le ha ayudado a sentirse mejor. Le mostré su regalo, un hermoso conjunto deportivo de dos piezas y unos tenis para su entrenamiento, además de un hermoso vibrador morado en forma de conejito que le encanto y que quiso que fuéramos rápidamente a mi recamara para estrenarlo.

En mi recamara le quité el vestido para poder darle un masaje en todo su cuerpo, cosa que agradeció mucho, después de lo cual le empecé a masajear su vagina y su anito, además de empezar a meterle un dedo en su anito que estaba super apretado, después fueron dos y hasta tres; cosa que agradeció y se veía lo disfrutaba ya que sus gemidos eran muy intensos. Su vagina y su anito sabían a gloria simplemente cuando comencé a chuparlos alternadamente, sobra decir que cuando alcanzo el orgasmo sentí sus abundantes líquidos.

Acto seguido me empezó a chupar mi pene que ya estaba erecto en ese momento, su boca sabía lo que estaba haciendo, succionaba tan rico que me sentía en la gloria.

Después de varios minutos así, simplemente estalle en su boca abundantemente, tomándose toda mi leche, la cual se tragó disfrutándola tranquilamente.

Después de estar platicando un poco, empezó nuevamente a hacerme sexo oral para que pudiera penetrarla, que ella es lo que quería, quería la penetrara analmente, no importando que tenía que aguantar mis veinte centímetros dentro de ella.

Su culito ya estaba lo suficientemente dilatado para ser penetrada y vaya que lo disfruto cuando empecé a metérsela poco a poco, después de estar saca y mete por un rato, ella quiso ensartarse por sí misma y lo hizo montándose sobre de mí, después de lo cual después de un rato tuvo un orgasmo fenomenal, sí un orgasmo anal, cosa que muy pocas mujeres lo han logrado.

Después de arreglarse y ponerse guapa como siempre, salimos para ir a comer a un lugar donde la mujer más hermosa se merecía.

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