Nuevos relatos publicados: 6

Mi suegra, la compañía de un viaje que terminó en sexo

  • 6
  • 50.311
  • 9,19 (26 Val.)
  • 2

Luego de la pandemia el trabajo para los freelancer se empezó a restablecer, un día cerré negocio con un cliente del occidente del país, yo vivo en el centro, por ello tuve que viajar por una semana para realizar un trabajo de audiovisual de campo.

En el camino pasaba por el estado de origen de mi suegra y ofrecí llevarla para que visitara a sus familiares y aprovechar su compañía en la mayor parte del camino, luego de regreso pensaba pasar por ella, ella accedió y a los 2 días salimos para allá, fueron 4 horas de camino, ella es muy ingenua y aún a sus 48 años es muy linda y delicada, es de esas señoras que su cuerpo es muy bello. Bueno pase y la dejé con su familia un día viernes, luego seguí a mi destino.

Pasaron los días y pues realice lo que me correspondía, unas grabaciones para una ONG. Ya de regreso me paso por la mente el deseo por ella y mi mente se llenó de morbo, tenía que pasar por ella el siguiente jueves, entonces quise probar un plan, solo por probar, le llamé para ver si regresábamos por un camino más corto pero necesitaba que miércoles por la noche llegara a donde yo estaba, que era como a 1 hora de camino, le dije que no se preocupara que por el trabajo tenía hospedaje, mi sorpresa fue su respuesta:

-aaa ya, está bien, si tú crees que es lo mejor, está bien, yo tomo un bus hoy, luego del mediodía y te llamo cuando este en la plaza central así llegas por mí.

En ese momento hasta me dio escalofríos, no se imaginaba lo que pasaba por mi mente. Las horas se hacían interminables, yo mientras hablé en la recepción del hotel para mencionar el costo de una persona más en mi habitación, me lo dijeron y pagué de una vez, la cama era king size y era suficiente.

A las 6:30 pm sonó mi teléfono, contesté y luego fui por ella a unos 5 minutos, donde la dejó el bus. Entonces le dije que cenaríamos en el restaurante del hotel y me dijo estaba bien. Llegamos, entramos a la habitación, dejamos sus cosas y luego fuimos a cenar. Ya de regreso a la habitación estuvimos hablando un rato y pusimos una película, luego me fui a bañar y ya que ella prefirió prepararse para dormir. Le comenté que me quedaría a dormir en el piso para que ella usara la cama y estuviese más cómoda, a lo que ella respondió: No, como crees si la cama está muy grande, te puede hacer mal dormir en el piso. Bueno si no le incomoda está bien, compartamos la cama.

Como ya tenemos confianza pues no hubo problema, salí de bañarme y ella ya estaba con su pijama, pantalón como de seda y una blusa manga larga. Yo siempre duermo en short y playera así que me metí a la cama, hablamos un rato más, le pregunté cómo había seguido de sus rodillas ya que padece de dolor articular en ellas, me dijo que siempre con un poco de dolor entonces le ofrecí un masaje ya que siempre esta estresada en casa por el que hacer y no siempre hay ocasión para descansar, ella con duda me dijo: será? si no tenga pena fue mi respuesta, solo le pedí retirara su blusa y se pusiera boca abajo, con un poco de crema que era lo que tenía a la mano, realicé un masaje muy suave en su espalda y cuello, ella se relajó por completo, luego toque sus rodillas y le dije que le haría un masaje sobre ellas aprovechando, solo debía darse vuelta, subí su pantalón pijama, ya que esos son muy flojos, hasta arriba de las rodillas y realice por unos minutos un masaje circular, haciendo eso empecé a masajear sus piernas más arriba muy disimuladamente, al final terminé casi acariciando su entrepierna con la excusa del masaje, a cada momento preguntaba ¿Cómo se siente? para asegurarme no incomodarla.

No sé si es ingenua al extremo pero no me dijo nada y si estaba acariciándole las piernas y entrepierna. Bueno le dije ya está muy relajada vamos a dormir, ¡Muchas gracias me dijo, de veras me hacía falta!

Ya con las luces a eso medianoche debajo del cubre cama me acerque y la abracé por la cintura de un solo y me pegué a ella, quise simular que estaba dormido y pensaba era mi esposa. Ella estaba tan dormida que no sintió. Aproveché y acomodándome baje mi mano a su cadera y pegue mi pene aún más a ella por detrás. En ese momento como que sintió y escuche dijo mi nombre sorprendida, yo seguí simulando estar dormido, a pesar de ello no me apartó.

Comencé a escuchar su respiración agitada, entonces supe que estaba nerviosa, la abracé más fuerte y ella se volteó, simulé despertar y le pedí disculpas, pero estábamos frente a frente acostados en la cama, me miró, me hice el somnoliento y le di un beso, ella abrió sus ojos pero no dijo nada, para mi sorpresa se dejó llevar, luego de dije al oído, está muy bella, es una mujer delicada y la deseo.

Ella no dijo nada, seguí besándola y le dije, voy a terminar el masaje, muy delicadamente la puse boca abajo y me senté justo abajo de su lindo trasero, con esa posición masajee sus hombros, al momento supe que estaba excitada, luego de un momento me decidí, y me recosté sobre ella bocabajo, con ello acomodé mi pene justo detrás de su trasero, ella no decía nada, quizá estaba en shock, yo ya extasiado de placer, baje su pantalón a media nalga, besando su cuello descubrí mi pene y lo puse en medio de su trasero.

Casi temblaba al sentir su piel suave pegarse a la mía, abrí sus nalgas buscando su vagina por detrás, ella solo respiraba muy fuerte y lento, súper excitada, cuando busque su entrada estaba muy lubricada, era delicioso, sin pensar lo fui introduciendo de a poco, ella en ese momento mencionó mi nombre, inmediatamente le dije al oído: tranquila, no pasa nada, disfrute, Y diciendo esas palabras introduje mi pene en su vagina, sentir sus muslos compresionarse el recibir mi pene fue un déjà vu, al mismo tiempo ella inició jadear y a temblar. Yo seguía hablándole al oído con cariño, así inicié un movimiento suave de mete y saca. Luego de ello ya no recuerdo bien, nuestros cuerpos se pegaron totalmente y se restregaban con el placer de nuestros fluidos. Cuando cambié de ritmo empezó a gritar, paré le di la vuelta, le abrí las piernas y la penetré con rapidez, ella abrazó mi espalda e iniciamos una aceleración de embestidas hasta chocar con el placer en su máxima expresión.

Terminé dentro de ella y como es una mujer mayor, no tuve miedo a embarazarla. Fue sublime, nos dormimos lo poco que quedaba de la noche. A la mañana siguiente nos duchamos sin mencionar nada, luego abrí la plática sobre lo que pasó y le dije que mi pensar sobre ella no cambiaba y que la quería mucho, que si le parecía no volvería a suceder. Su respuesta solo fue: Esta bien, no te preocupes. Así regresamos y aunque moría de ganas por pasar a un motel y disfrutarla una vez más no sé si hubiese aceptado. No niego que esto pasó a que yo conocía lo ingenua que era en ese aspecto y que podía pasar a más, sino ni loco me hubiese arriesgado.

Me gusta dar placer a una dama como se lo merece, con cariño, con delicadeza y con pasión.

Mi historia es real, espero sus comentarios.

(9,19)