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Mis primeras zapatillas
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Tiempo de lectura: 3 minutos

¡Hola queridos! Mi nombre es Tania, travesti de closet y es la primera vez que escribo en esta categoría de fetichismo.

Debo confesar que soy fetichista, los pies en tacones me vuelven loca, especialmente mostrar los míos. Me fascina usar tacones muy altos, principalmente descubiertos y de tiras que muestren mis deditos, talón y arco, siempre me he cuidado mucho los pies, son suaves al tacto y pinto mis uñitas con regularidad, me gusta llamar la atención de los hombres con mis pies.

En aquella ocasión, tenía deseos de comprar unas zapatillas de tacón aguja negras de tiras, solo que tengo un problema… Soy alta y calzo del 28. Así que comencé a buscar en Internet donde vendieran zapatillas para travestis y ¡bingo! Encontré en el mercado de calzado del centro. Me dispuse emocionada a ir al lugar, como les dije antes, soy de closet así que cuando salgo lo hago como hombre, debo confesar que mi aspecto no es obvio, pero dicen que lo que proyecto es toda una mujer cachonda y ardiente, así que me puse unos jeans ajustados, una playerita blanca y como hacía calor, unas sandalias de pata de gallo que dejaban ver mis pies en plenitud, solo llevaba un poco de brillo en las uñas.

Salí hacia la zapatería, tomé el metro para llegar al centro, me gusta enseñar mis pies en público, puedo darme cuenta que los miran tanto hombres como mujeres y me excita la idea de que ellos los miran con deseo y ellas con envidia jiji desearían tenerlos como yo.

Llegué por fin al mercado de zapatos y me dispuse a buscar el número de local que recomendaban en Internet, hay muchos locales de zapatitos, la verdad se me iban los ojos, había surtido de todas las zapatillas que una pudiera soñar, sandalias altas, bajas, zuecos, zapatillas clásicas, de plataforma, en fin todas las que una chica como yo desea y necesita para lucir bella. Por fin llegué al lugar, la diferencia saltaba a la vista, mientras en otros locales los zapatos eran comunes y más bien conservadores, en este local eran muy sensuales, de tamaño normal por lo que pensé de entrada "uff, creo que no encontraré de mi número"… Así pensando estaba cuando escucho una voz fuerte y grave decirme

"pase, ¿en qué le puedo servir? ¿Necesita zapatos?"

Yo estaba nerviosa, aunque ya tenía experiencia usando los tacones de mi hermana, era muy joven y nunca había ido a comprar zapatillas para mi…

"Sí" le dije con voz baja y apenada "me dijeron que aquí podía encontrar zapatillas en tallas grandes”.

"De la talla que necesite" me dijo con voz servicial mientras disimuladamente miraba mis pies…

"Verá… Son para una amiga muy alta, como de mi estatura" Le dije torpemente mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

"¿Son para ti verdad?" Me dijo con naturalidad.

Yo, descubierta y de mil colores volteaba a todos lados asegurándome de que nadie me escuchara

"Sí" le dije con voz tímida y apenas audible, además mi voz, aunque grave, tiene ese tono de ternura, de fragilidad… De jotita pues…

Sonrió una vez más y me dijo con voz protectora "No te preocupes, aquí vienen muchas como tú… A eso me dedico" esbocé una sonrisa entre nerviosa y a la vez de alivio, ese señor me comprendía.

"Así que buscas zapatillas altas descubiertas… Deben lucir muy bien en ti, tienes unos pies hermosos" dijo mientras miraba mis pies, esta vez con más libertad y confianza.

"Gracias, la verdad son las primeras que me animo a comprar"

"No te preocupes, no es necesario que me expliques. Tengo lo que necesitas" dijo mientras volteaba hacia su ayudante, un chico muy mono y simpático.

"Ahí te encargo (el local) muchacho" Le dijo con voz de mando a lo que el muchacho respondió "no se apure Don, que atiendo" pude notar una sonrisa pícara en su rostro, llena de complicidad.

"Ven conmigo" me dijo mientras me tomaba por el talle con delicadeza, debo decir que me desarmó completa, esos detalles me vuelven loca.

Llegamos a un local cerrado, a unos pasos del que atendía el muchacho

"Es mi bodega" me dijo explicando sin necesidad mientras abría la pequeña puerta de la cortina de metal.

"Pasa por favor… Toma asiento" dijo como aquel que invita a una dama a su casa por primera vez.

"Aquí tengo lo que necesitas, hay mucha variedad de zapatillas que te quedarán maravillosas" decía al momento que cerraba la pequeña puerta.

Y en verdad tenía mucho surtido, tan solo cabían dos sillas y lo demás eran cajas y cajas. Yo me senté a esperar.

Abrió una caja y sacó unas hermosas zapatillas negras, totalmente descubiertas a no ser por una tira de piel que cruzaba el empeine a la altura donde comienzan los dedos, eran de pulsera, ¡realmente hermosas!

"Mira, creo que estas son perfectas para ti" dijo ansioso mientras me las mostraba

"son hermosas, ¿puedo probarlas?" pregunté emocionada

"¡Claro, son perfectas para ti!" repuso él mientras sacaba el par de la caja, yo comencé a quitar mis sandalias pero apresurado dijo

"¡Deja, yo lo hago por favor!" al momento que ponía una pequeña alfombra roja en el piso para colocar mis pies.

Comenzó a quitarme las sandalias, yo percibía su respiración agitada y sus ojos proyectaban una desmedida lujuria. Yo siempre he sido muy sensible con mis pies y el simple roce de sus manos con la planta de mis pies mi excitó de una manera fenomenal, me encanta que me toquen los pies y él lo hacía con la lujuria necesaria para encenderme.

"De verdad son hermosos tus pies mi niña" me decía mientras acariciaba mis dedos. Cuando me dijo "mi niña" supe que estaba perdida, me entregaría a él de la manera que quisiera.

Continuará…

Gracias por leer queridos, pronto tendrán la segunda parte.

No olviden calificar y como siempre, les dejo mi correo para recibir sus mensajes que me alimentan taniamaga7002@gmail.com.

¡Besos!

Tania love

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