En una noche muy lluviosa entre las 9 y 10, llegó mi tía Rosario al cuarto que rentaba, venía toda empapada y temblando de frío. Resulta que al día siguiente mis abuelos tenían una consulta muy temprano y ella se ofreció a acompañarlos, así que encargó a su bebé con sus suegros mientras que su esposo trabajaría, así que ella se vino sola desde una noche antes y se regresaría luego de salir de la consulta.
Yo estaba sólo esa noche, pues Yesica estaba en su casa y no esperábamos esa sorpresa, que mi tía estuviera tan caliente que había planeado agarrar de pretexto la consulta para pasar una noche con nosotros, no tenía modo de avisarle a mi novia para que estuviera presente, la lluvia era muy fuerte y antes no había teléfonos cómo ahora, en sí, no tenía forma de contactarla. Pero no iba a desaprovechar esa oportunidad de tener a mi tía toda la noche en la cama.
Se pasó de rápido al cuarto, dejando un charco en el piso de tan mojada que venía, se quitó la ropa mientras yo la veía con morbo, tenía los pezones más grandes por amamantar a su bebé, muy duros por el frío que sentía y su pubis estaba completamente rasurado, como cuando le regalé lencería en uno de sus cumpleaños, me encantaba cómo se veía. Le di unas toallas para secarse. Le prepare un café caliente para que entrara un poco en calor. Platicamos de la consulta, me preguntó por Yesica y cuando le dije que esa noche no vendría, contestó "Me hubiera gustado que estuviera, pero ni modo, me voy a aprovechar de ti, con ella será en otra ocasión". Se quitó la toalla con la que estaba envuelta y se metió en la cama, me hizo señas para que me metiera yo también bajo las sábanas.
Nos besamos con mucho deseo, me mordía los labios y jugábamos con nuestras lenguas. Ella se montó sobre mí y fue subiendo su cuerpo para que yo sin moverme de mi lugar, besara su cuello, subió un poco más y disfruté de sus pechos, del sabor de la leche que salía de sus pezones, subió otro poco y besé su abdomen y ombligo y luego subió un poco más, acomodó sus piernas quedando mi cabeza entre ellas y colocó su vagina en mi boca, una vagina empapada de fluidos que me sabían delicioso, ponía dura mi lengua y ella se movía acomodándose y masturbándose con mi boca, tenía sus manos recargadas en la pared de la cama y se movía de modo que por momentos me impedía respirar, pues su panocha abarcaba mi boca y nariz y esa sensación de ahogamiento me excitaba mucho, era una nueva sensación no poder respirar, estar excitado y tener a una mujer sobre mi cara, dándome su panocha, disfrutando de ese delicioso sabor y más cuando casi gritando se vino en mi boca, un sabor tan rico que me abracé a sus piernas y atraía más su panocha hacia mis labios, intentando meterme lo más posible en ella.
Seguí chupando esa venida tan rica, la besaba cómo si fuera su boca la que tenía en mi boca y ella gemía y gemía. Al reponerse, se bajó hasta mi verga mientras me decía, que ahora me tocaba a mí venirme. Se hincó entre mis piernas y me comenzó a mamar la verga, sentía yo muy rico mientras pensaba en Yesica, deseando que ella estuviera ahí y esperando que no se fuera a enojar cuando le contara lo que estaba haciendo con mi tía. Ella seguía chupando mi verga, subía y bajaba con sus labios y se metía lo más que podía y aunque estuvo un buen rato mamando no me pude venir, entonces escupió sobre la cabeza de mi pene y con su mano esparció su saliva sobre todo el tronco, se subió sobre mí y dirigió mi verga a su ano, se inclinó un poco hacia mi pecho y haciendo su culo hacia abajo hizo que fácilmente le entrara la cabeza y poco a poco el tronco y mientras se la metía recostó su torso sobre mi pecho. Luego comenzó un movimiento de caderas, subiendo y bajando sus nalgas y mi verga entrando y saliendo de ella, su culo apretaba muy rico mi verga y tanto ella como yo lo disfrutábamos, a mí me estaba haciendo algo delicioso, sentía que no iba a aguantar mucho. "¿Te gusta hijo?" Me preguntaba, a lo que respondía que yo lo estaba disfrutando mucho y que ya casi me sacaba la leche. "Échamelos adentro", me decía, "quiero sentir tu leche caliente adentro". Y mientras movía más rápido sus nalgas, gemía casi gritando y se venía al mismo tiempo que yo me vaciaba dentro de ella, un orgasmo muy intenso que tuvimos los dos. Ella sobre mí, esperamos a recuperarnos, pero mi erección no se bajaba, así que luego de un rato ella se fue saliendo poco a poco y cuando mi verga salió comenzó a escurrirle mi leche por las piernas, así que nos levantamos y secamos con una toalla y pues no quedaba de otra más que meternos a bañar, lo cual hicimos, para luego regresar a la cama.
Al meternos a la cama después de bañarnos, me contó que Víctor, su esposo, le había estado pidiendo el culo, pero ella se lo había negado hasta el día en que junto con Yesica la penetré y aunque le dolió mucho y estuvo adolorida unos días, planeó dárselo a su marido a cambio de otras cosas y él aceptó. Así que ya tenía varias semanas que Víctor le daba por el culo y estaba encantado y ella lograba que le diera más dinero de su gasto, que le comprara más ropa, que le permitirá rasurarse el pubis y que le diera más libertad, cómo ese día, ya que de otro modo él no la hubiera dejado salir ni siquiera por una consulta de mis abuelos, literalmente lo tenía enculado, por eso nada le negaba. Y como él ya le había agarrado el gusto a su culo, casi a diario la cogía analmente y ella disfrutaba también esas cogidas. Esa era la razón por la que yo había entrado con facilidad en su ano.
Con esto que me contaba mi tía, ya se me había parado de nuevo la verga, así que la comencé a besar y a calentar nuestros cuerpos acariciándonos, fuí por un condón y me lo puse, ella me esperaba en la cama con sus piernas abiertas, así que me fui directo a penetrarla, ella me rodeó con sus piernas y yo rodeé su cuello con mis brazos, "Ya te extrañaba hijo, ya deseaba tenerte dentro de mí", me repetía varias veces. Yo encantado de penetrarla le repetía también: " Tía estás tan buena, también te extrañaba, coges bien rico, cógeme rico" y ella se aferraba mas a mí con piernas y brazos, a lo que yo también buscaba el modo de meterle más la verga, pero ya estaba toda adentro y así mi mete saca lo hacía muy fuerte, ella gritaba y gemía, que si no fuera por la lluvia torrencial que caía, los vecinos nos hubieran escuchado. Ella se vino mientras la bombeaba así, después de unos instantes la voltee y la puse de perrita y yo hincado detrás de ella comencé a penetrarla, qué rico era ver sus nalgotas en un vaivén mientras yo la tenía agarrada de sus caderas. Por el modo en que estaba empinada notaba su ano abierto, escurriendo aún mi esperma, seguí con mis embestidas y luego de un rato se volvió a venir, sentía como su vagina se contraía con mi verga dentro, pensé en dejarla descansar pero ya la tenía a la mano, así que saque mi verga de su panocha y la metí con facilidad en su culo, sin quitarme el condón, ella solo gimió un poco pero me dejó hacerlo y así entraba y salía de ella, buscando mi orgasmo, imaginando a mi novia viéndonos. Mi tía volvió a sus gemidos, casi gritos, mientras yo no paraba de penetrarla, disfrutando coger su culo y fue pensando en mi novia y acelerando las metidas en el culo de mi tía, que me vine a chorros dentro del condón. ¡Qué deslechada tan rica tuve!
Nos paramos a limpiar ella su culo y panocha y yo a medio limpiar mi verga. Era tarde y en unas pocas horas más teníamos que ir por mis abuelos para llevarlos a la consulta. Así que pusimos el despertador a las 5 de la mañana.
Yo me desperté antes de esa hora y ver a mi tía ahí desnuda, me puso la verga dura otra vez, comencé a chupar sus tetas y restregar mi verga en su entrepierna, ella medio dormida sonreía con mis caricias, me puse un condón y jalé su cuerpo quedando sus nalgas en la orilla de la cama, levanté sus piernas poniendo sus pies a la altura de mis orejas y me deslicé dentro de su panocha, entraba y salía, ella gemía rico y sonreía sin abrir los ojos, disfrutando esa cogida tanto como yo y así me vine dentro de ella. Un delicioso despertar para los dos.
Y luego a apurarnos, pues se nos hacía tarde. Ella se puso ropa mía, pues la suya estaba mojada, afuera lloviznaba y así nos fuimos a la casa de mis abuelos, entramos y los llevé al seguro en el carro de mi abuelo. Se extrañaron un poco de que llegara con su hija tan temprano, pero les dijimos que había llegado en la noche y se había quedado conmigo esperando a que la lluvia pasara, pero pues hasta esa hora dejo de llover, ellos estuvieron tranquilos con la explicación. Y así nos fuimos a su consulta. Después del medio día que regresamos, mi tía se fue a tomar el autobús para regresar a su casa. Y yo a prepararme para la escuela y contarle a Yesica. Cuando pasé por ella a su casa, antes que entrara yo a saludar a su mamá, mi novia me dijo, "Si te pregunta mamá si estuve contigo anoche, dile que si, yo luego te cuento", me quedé intrigado y pasó que sí, Melinda me preguntó eso, a lo que yo le contesté que sí y nos regañó por no avisarle.
Cada que yo veía a mi suegra, no podía evitar tener una erección, de vez en cuando le pasaba a rozar sus nalgas con las manos o con mi pene parado, ella se reía y se separaba sin ser mala onda, Yesica también seguía con el mismo deseo por el cuerpo de su mamá, pero Melinda seguía feliz con su amante, así que nosotros seguíamos con nuestras amistades y mi tía.
Mi novia me debía una explicación y yo una a ella, lo que fuera nos iba a excitar a los dos.