Nuevos relatos publicados: 7

Noche de amigas

  • 22
  • 23.077
  • 9,70 (30 Val.)
  • 16

Esto pasó justamente el 22 de octubre del año pasado y lo digo tal cuál porque aún tengo fotos de aquella salida con mis amigas. Ese día decidimos salir a tomar en plan de amigas a un bar con terraza en una de las colonias más populares de la CDMX e Ivette (mi best) se ofreció a recogernos a todas. Una vez en la terraza ya acomodadas comenzamos a charlar de lo típico, cómo había ido la semana, los novios, las nuevas tendencias en Twitter e Instagram cosas realmente banales, pero interesantes. La tarde noche transcurría y los mojitos y el licor nos ponían a tope tanto que estábamos considerando irnos a otro lugar con más ambiente. La idea se descartó y continuamos pidiendo más de lo de antes. La noche todavía iniciaba.

Alrededor de las 9 de la noche se sentaron a un lado de nuestras mesas 5 señores de entre 30 o 35 años. Muy guapos por cierto. Todos muy presentables, parecían haber salido de algún evento porque no parecían vestidos para una noche de copas. Kati, Ivette, Paulina y obviamente yo no perdimos detalle de ellos y aunque los teníamos demasiado cerca siempre tratábamos que no se dieran cuenta. “La verdad si le soy infiel a mi novio con alguno de ellos” mencionó Paulina en tono de juego obvio las risas no faltaron y así cada una iba mencionando si lo harían con alguien mayor.

“Yo creo que sí, no sé si porque el alcohol me hace pensarlo o querer hacerlo pero si” dijo Kati. Ivette la más tímida del grupo se limitó a hablar, quizá por pena y aunque todas éramos amigas desde hace mucho tiempo nunca tocamos el tema hasta esa noche. “No sé, no creo, tengo novio y aunque hemos tenido bajones no creo hacerlo y él no lo haría tampoco” mencionó Ivette que en ese momento nos reímos de la situación en primera porque sabemos que la gran mayoría de hombres son infieles por naturaleza y en segundo porque hablábamos de un tema en un lugar no apropiado.

Al preguntarme si yo andaría con alguien mayor les dije que no sabía, podría ser pero primero tendría que conocerlo y aunque mis amigas tenían a sus novios yo salía con alguien ya formal, de permiso y nuestras familias se conocían así que la cosa iba en serio. Le dimos vuelta a la plática y continuamos con otras cosas.

Comenzamos a tomarnos fotos en el teléfono de Paulina y entre tanto movimiento a la muy tonta se le resbala y cae cerca de unos de los señores que teníamos a un lado. Él al observar el teléfono en el piso lo levanta, toma un papel y comienza a limpiarlo de la pantalla. “Toma, te lo limpié” le dijo, Paulina muy coqueta (o zorra) le dio las gracias con una enorme sonrisa. Nosotras comenzamos a reírnos al verla y cuando volvió a sentarse nos dijo que el señor olía demasiado rico.

Continuamos con las fotos y cuando estábamos a punto de irnos el señor que había recogido el teléfono se para justo frente para decirnos: “buenas noches, lo que tomaron va por nuestra cuenta, no se preocupen, si gustan pueden sentarse con nosotros y tomar una última copa para entablar una plática amena nosotros también estamos por irnos” lo dijo con tanta seguridad que quedamos sorprendidas. Ivette, la más seria le dijo “vamos a pensarlo señor, muchas gracias, nosotras también traemos dinero” ¡para que habló! Pensamos que lo tomaría como una ofensa pero no, respondió con un “Perfecto, estamos aquí a un lado” y se marchó.

Comenzamos hablar entre nosotras si sería buena idea, más allá de que solo sería una copa y que nuestra cuenta ellos lo pagarían y lo cuál no estaba nada mal, a Ivette fue la que tuvimos que convencer ya que no le latía mucho la idea hasta que por fin accedió.

Nos levantamos y ellos al ver que habíamos aceptado se levantaron para darnos su asiento. Posteriormente llegaron más sillas y se sentaron. Se presentaron como Eduardo, Joel, Raúl, Javier y José, todos de nombres comunes pero con mucho dinero o eso parecían. Llegaron las copas y continuamos con la plática, tenían temas interesantes y al parecer habían salido de pactar un negocio que a ellos les irían bien y por eso vestían tan formal como si fuera una noche especial.

Continuamos hablando y de una copa (qué según nos habían mencionado) pasaron de tres y hasta cinco. Cada una de mis amigas estaba con un señor, yo me quedé con Eduardo al parecer era el más viejo pero más guapo. Al terminar las copas uno de ellos nos dio la idea de seguir en su casa que estaba algo cerca, nosotras nos quedamos viendo sin decir nada y Kati que tomó la iniciativa dijo que no había problema. ¡Perfecto! Dijo uno de ellos. “¿Traen coche o nosotros los llevamos?” Preguntaron, “Traemos coche, si quieren les seguimos” dijo Paulina. Al salir y entrar al coche soltamos una risa porque no sabíamos a dónde íbamos o con quienes estábamos, no sabíamos si nos toparíamos con la familia de algunos de ellos o en donde caeríamos. En eso se acerca Eduardo y nos dice que sigamos el coche blanco que en menos de 10 minutos llegaríamos. “Ah ok yo les sigo” mencionó Ivette.

Cuando encendió el coche Ivette comentaba cosas como “¿No sabemos ni quienes son” “Solo a ustedes se les ocurre” “No creo que pase nada pero me entra desconfianza” “Tengo que cuidarlas porque al parecer todas están ebrias”, Paulina trato de tranquilizarla y decirle que no se preocupara, que al parecer eran ejecutivos y que a la casa donde íbamos al parecer el señor estaba ya divorciado. “¿Y tú cómo lo sabes?” Preguntamos, “digamos que me hice la interesante y él me platicó todo eso” mencionó. “Que puta eres Paulina que horror” le dijo Ivette. Ya en el camino cada una mencionaba con quién iba a estar, ya una tenía a su respectiva pareja y parecía que a Ivette le tocaba de a dos. “Miren, no se que vaya a pasar hoy pero no quiero que mañana hablemos de esto va, evitémonos problemas con nuestros novios” dijo Kati. ¡¡¡Siii!!! Dijimos todas menos Ivette que venía manejando y concentrada. “Miren lo que ustedes hagan no importa porque no diré nada, yo le seré fiel a mi novio pero cuídense y traten de portarse bien” dijo Ivette.

Parecía que era nuestra hermana mayor al cuidarnos así, yo la animé a que solo hablara con ellos como cortesía ya que se ofrecieron a pagar nuestra cuenta y seguir la fiesta en su casa. “¿Cortesía? A mí no me gusta ninguno pero ya les dije, yo solo voy por ustedes” expresó Ivette. Kati y Paulina le dijeron: “¿No te gustó ninguno? Pero bien que hablabas con Joel y Raúl”. Al llegar a un fraccionamiento (mejor que al de donde vivo) se levantó la pluma y continuamos avanzando. “Solo me hicieron plática y les respondí con la misma” le mencionó Ivette a Katie y Paulina. Una vez adentro bajamos de los coches y Javier nos dio la bienvenida a su casa, entramos y era una casa lujosa, bien acomodada y en orden.

“Vámonos al jardín” dijo Javier mientras sacaba algunas botellas y vasos. Todos nos dirigimos hacia allá y comenzamos a tomar asiento en el bonito jardín que tenía. Había mesas, sillas colocadas, una pequeña barra y unas pequeñas escaleras en forma de gradas. Cada señor tenía su propia botella y obvio su propia chica por decirlo así. Yo me quedé con Eduardo y me pidió que si no fuera molestia nos sentáramos en las gradas a lo cual accedí. Katie estaba con José y Paulina con Javier, a mi pobre Ivette la habíamos dejado con Joel y Raúl pero conociendo lo cortante que es a lo mejor se terminen aburriendo de ella.

La noche seguía y la música (que habían puesto) no estaba mal entonces comencé a preguntarle a Eduardo a qué se dedicaba y el me comentó que en un sector industrial y bienes raíces (algo así), no me dijo mucho y me pidió ir por una bolsa de hielo a la cocina, nos dirigimos y en el camino le tiré la indirecta “entonces cuando termine la universidad ya se a dónde ir para buscar trabajo” le dije, el capto la indirecta y me dijo “seguro, solo pórtate bien conmigo” solo me reí. Al estar en la cocina y al sacar el hielo yo estaba de espaldas y en eso siento cómo pasa Eduardo detrás mío de forma que siento su erección. “Mmm” solo le dije mientras mordía el vaso, me tomó de la mano y nos dirigimos al jardín para dejar el hielo.

Ya en el jardín me pidió que nos fuéramos detrás de la barra para hablar. Ahí estuvimos un rato platicando de la escuela, lo que haré después de la uní y shalala temas muy equis cuando a lo lejos veo a Paulina besando a su conquista don Javier. “Veo que tú amiga ya inició” me dijo Eduardo. “Si, ya vi” me limité a responderle. Seguimos hablando y Kati y don José estaban ya en pleno faje. Mala idea que todas fuéramos en falda y blusas casuales llamativas porque mientras a mi amiga Paulina la tenían sentada en las piernas de don Javier a Kati la tenían sentada y con la falda un poco levantada (obviamente se veía un poco su ropa interior). “Es azul” le dijo don Javier a don José. Todos los hombres presentes presenciaron cómo don José poco a poco fue levantándole más la falda a la pobre kati que sin más que decir solo se reía y besaba al señor. Ivette al ver esto me vio y puso un gesto de “y ahora que”, ya estábamos ahí y por lo visto ellas estaban disfrutando el momento y lo que se fuera a dar sabíamos que lo íbamos a olvidar.

Paulina no se quedó atrás (quizá porque en nuestro grupito siempre fue la más aventada) y cuando don Javier le preguntó “¿Y tú con qué me vas a sorprender?” Ella se levantó de sus piernas, desabrocho su falda, la dejo caer al piso y expuso su hermosos glúteos bien formados ante todos. La mirada de todos ellos estaban con ella ya que todas nosotras somos blanquitas y bonitas pero Paulina es rubia por genética y tiene un buen cuerpo lo que la hace muy cotizada. “Me gusta tu calzón” le dijo don Javier (qué era un color rosa).

Volvió a sentarse en las piernas del señor y continuaron besándose. Ivette y los otros dos señores solo veían todo lo que ellos hacían y continuaban bebiendo, al parecer a Ivette ya la veía más conversadora quizá por el alcohol o por el momento. Eduardo al ver toda esa escena me vio y me preguntó “¿puedo besarte?” Yo le dije que sí, pero rápido por mis amigas y así lo hizo, fue cosa de segundos y la verdad no lo hizo mal. Continuamos viendo lo que sus amigos o compañeros de trabajo le hacían a mis amigas cuando me dijo: “si no quieres que te vean tus amigas hagamos esto, me voy a desabrochar el pantalón de forma que mi pene esté afuera para que lo veas y lo toques” yo le contesté con un: “si si pero para que no sospechen seguimos hablando de forma que la barra no vea lo que hacemos” inmediatamente desabrocho su pantalón y saco su pene (a decir verdad no estaba ni corto ni largo pero si grueso) con mi mano izquierda tomaba el vaso y con la derecha masajeaba el pene de Eduardo.

En un momento tomó mi mano y luego se quedó detrás mía levantando mi falda para restregar su pene en mis nalguitas. “Tienes la piel muy suavecita” me dijo, cómo yo cargaba una tanga blanca con líneas negras podría sentir todo ese pedazo de carne pasar entre mis nalguitas y entre ratos se detenía a la mitad de forma que estaba metido entre mis glúteos. “Bueno si todas están en lo suyo yo también” me levanté un poco más la falda para que Eduardo presenciara la vista de mis nalguitas y continuará restregando su pene cuando luego veo a Paulina ya haciéndole sexo oral a don Javier.

“Vayan a un cuarto” grito en modo de burla don José a don Javier. Parecían disfrutarlo ya que continuaron en lo mismo, don Javier con la cabeza hacia arriba y Paulina metiéndose su miembro en la boca y entre ratos jalándosela de arriba y abajo. Kati no se quedó atrás y le comenzó a desabrochar el pantalón a don José para luego comenzar a chuparlo lentamente mientras este señor tomaba de su vaso. Ivette solo veía lo que nosotras hacían y aunque solo hablaba con los otros señores (quién sabe de qué por la distancia en las que estábamos) sabía que ella no haría nada malo o eso creí. Mientras kati succionaba el pene del señor el le pidió subir y kati aceptó. “Vamos a estar arriba” dijo don José a todos mientras dejaba a mi amiga en la tanguita azul que cargaba. Don Javier dijo que iba a quedarse ahí con Paulina e Ivette seguía con esos dos señores cuando Eduardo me dijo: “vamos a subir”, yo dejé mi vaso, acomodé mi falda y le dije que si. Cuando ya íbamos a entrar a la casa le pedí a Eduardo que me esperara que iba hablar con Ivette para lo cual accedió, le hice señas para que se acercara y le pregunté si estaba incómoda con ellos o si ya quería irse.

Ella me respondió que no, que estaba bien siempre y cuando no saliéramos de la casa, me despedí de ella un momento y luego me fui con Eduardo. Subimos a los cuartos y al intentar abrir la puerta de uno no se podía, intentamos con otra y tampoco, al estar en la tercera puerta del fondo la vimos abierta, entramos y ahí estaba mi amiga kati practicándole un blowjob (sexo oral) a don José. Al entrar preguntaron qué hacíamos ahí y Eduardo le dijo que los demás cuartos estaban cerrados, que no hay manera de abrirlos. “Ese maldito lo más seguro perdió las llaves” dijo don José. “No se van abrir hasta mañana el quién sabe dónde dejo las llaves pero el cuarto está grande ahí acomódense”.

“Está de hueva volver a bajar, buscar las llaves y regresar” le dije a Eduardo. El cuarto si estaba muy amplio sin embargo ellos podrían ver lo que hacíamos y viceversa. “¿No te da pena que te vean?” Me preguntó. Solo vamos hacerlo le dije. Comenzamos a besarnos lentamente y con mucha pausa, los mayores tienen gran experiencia de ley. Continuamos y poco a poco fui quitándome la blusa hasta dejarla tirado en el piso, me quité el bra y le quité el botón a mi falda para solo quedar en tanga. Seguimos besándonos hasta que escuché un “Que ricas nalguitas tienes” de don José. Kati al escucharlo le preguntó “¿No te gusta lo que te hago?” “Sígue chupándomela me gusta ver a tu amiga así” dijo don José.

Yo continué en lo mío y para eso ya tenía acostado a Eduardo en una de las dos camas que había en el cuarto. Inicie chupando ese pene grueso de arriba y abajo con mi lengua poco a poco hasta dejarlo húmedo con mi saliva de manera que al meterlo en mi boca sea más fácil moverme rápido. Cuando continuaba con mi trabajo escuchaba a Kati ahogarse con el miembro de don José, parecía que hacía gárgaras con su miembro, lo disfrutaba. Como el cuarto la luz era un poco tenue podíamos vernos y me detuve un poco a ver a Kati y veía cómo se metía todo eso hasta el fondo de manera que don José tomaba con sus manos la cabeza de mi amiga y hacía que se lo metiera hasta el fondo. Ella movía la cabeza de izquierda a derecha y al sacar el pene continuaba chupándolo y jalándolo. Bueno ella está bien dije.

Eduardo veía con detalle lo que mi amiga hacía y al parecer lo excitaba ya que su pene lo tenía más grueso. Comenzó a desvestirse y me tomó del cabello, me puso en 4 y comenzaba a rozar su pene con mis nalguitas cuando en eso la hace a un lado y sin avisarme el muy maldito me lo metió toda de un golpe. “Ay” solo solté a decir. Me agarre de las sabanas y comenzó a penetrarme. “Duro duro duro” “así” fueron algunas de las frases que más dije.

Mi amiga Kati (que de reojo vi estaba encima) comenzó a gemir muy rico. Solo se escuchaban las embestidas y los movimientos de las camas. Los cuatro disfrutábamos en ese momento. Eduardo comenzó a jalarme del cabello y a darme nalgadas (para este momento ya estaba muy caliente) “si si si si” “ay ay ay”, comencé a gemir aún más por la situación en la que estaba ya que también escuchaba a kati gemir casi lo mismo. Eduardo se detuvo y le dijo a don José “¿Y si me la prestas?” “¿A ella?” Le respondió a Eduardo. Sí, es que al verla de espaldas igual me la quiero dar, ándale. Kati al estar en la misma situación (de caliente) no sabía ni cómo reaccionar. Deja que termine le respondió don José a Eduardo.

Para esto continué haciéndole sexo oral a Eduardo y ahí, justamente ahí, fue cuando escuché algo en la parte de abajo. “Escucharon eso” les pregunté. Ya olvídalo de seguro son los otros comenzaron a decir los señores. Hasta cierto modo tenía una preocupación por Ivette por haberla dejado con esos dos tipos y tenía que bajar para ver si estaba bien, le pedí a Kati que me acompañara no sin antes decirle a Eduardo y a don José que iríamos a ver a nuestra amiga. “No se tarden mucho” respondieron. A cómo pude me puse mi tanga y Kati la suya, bajamos con gran silencio y notamos que los sonidos eran por una esquina de la sala, nos asomamos y cuál fue nuestra maldita sorpresa (que hasta hoy nunca la olvido).

Ver a Ivette agachada, con don Joel y don Raúl sentados en el sofá, Ivette metiéndose medio miembro en la boca de don Joel mientras masturbaba con las mano a don Raúl. Quedamos demasiado sorprendías. Ivette, la amiga siempre buena onda y amable, la que nunca te fallaba en nada, la que hasta ahorita creíamos muy recta y fiel haciendo todo eso y con dos personas si era de sorprenderse. Me vi con Katy y le hice señas que no hablara. Continuamos observando y notamos que los sonidos que habíamos escuchados eran los de don Joel al parecer de satisfacción mientras don Raúl acariciaba el cabello y rostro de Ivette.

Continuamos observando y ya tenían a nuestra amiga desnuda con toda su ropa interior tirada en el piso. Al parecer en un rato le hacía sexo oral a uno y al otro lo masturbaba y así se iba ella. Don Joel le pidió que se pusiera de pie, la acomodó en el sofá de forma que don Raúl quedara acostado y ella siguiera haciéndole sexo oral y don Joel la pudiera penetrar. Cuando veíamos que don Joel comenzaba a penetrarla poco a poco ella parecía moverse de forma que los movimientos de sus glúteos golpearan parte del cuerpo de don Joel hasta escuchar ese sonido de cuando uno está cogiendo. Ivette no hablaba pero sabíamos que lo estaba disfrutando y no es para más ya que tenía a dos hombres cogiéndola.

“Ivette” dijo Kati. Tanto don Joel y don Raúl e Ivette dejaron de hacer lo que hacían y nos voltearon a ver, Ivette sonrojada nos vio y dijo “ay chamacas” y comenzó a buscar su ropa interior del piso. “Cálmate no diremos nada” le dije. Don Joel la comenzó a besar de los hombros y nos pidió que la dejáramos con ellos, que estaba en buenas manos. Nos reímos y nos fuimos. Al subir comenzamos a preguntarnos si en realidad era Ivette ya que ella nunca mostró señales de ser así y menos con dos tipos. “Supongo la calentamos, vio lo que hacíamos y experimentó, quién sabe” me dijo Kati. Al llegar al cuarto vimos cómo Eduardo y don José estaban masturbándose. “Hasta que llegaron” dijo Eduardo.

Nos bajamos la tanga y cada quién fue con el que le correspondía. Para esto habían juntado las camas de forma que entráramos los cuatro. “Esta vez cambiemos” dijo don José. Kati se fue con Eduardo y yo me quedé con don José. Me besó y me puso en 4, el fue un poco más sensible y comenzó a penetrarme despacio y entre ratos rápido en lo que cabía. “Ah ah ah” volvía a gemir. Kati estaba encima de Eduardo y comenzaba a moverse rápido “¿te gusta esto?” le mencionaba a él mientras tocaba sus pechos. Eduardo puso a Kati en 4 de forma que ella estuviera frente a mi (nuestras caras de frente) y también comenzó a penetrarla. “Ayyyy” “dios” “así así así” comenzaba a gemir.

Así estuvimos un rato hasta que Eduardo ya en su punto nos dijo “bésense”, como nuestros rostros estaban de frente nos dimos un pequeño beso mientras esos dos señores continuaban cogiendonos de esa forma. Don José me tomó de los hombros y comenzó a hacerlo más rápido, me despegué de mi amiga y comencé a gemir mucho más fuerte. “Ah ah ah” “ya ya ya para”. Kati decía lo mismo, en ese instante parecían haber cambiado de velocidad.

Don José se detuvo y le pidió a Eduardo si no había problema en terminar en nuestras caras. Eduardo dijo que no, pero que el fuera el primero. A nosotras son a quienes tienen que preguntarnos primero pensé. Nos hincaron, don José pegó la cara de Kati con la mía y comenzó a masturbarse. “Saquen la lengua” dijo don José, parecía tardar y Kati comenzó a jalársela un poco pero le quitó la mano. Eduardo solo veía la escena mientras igual se masturbaba. “Ahí va” cuando dejó salir parte de su esperma en la cara de Kati y la mía, tuvimos que cerrar nuestros ojos cuando estaba a punto de venirse.

Abrí los ojos y vi cómo había dejado a mi amiga Kati con demasiado restos de su semen, en la boca y cara. Ella se llevó la gran parte mientras a mi me tocó muy poco. Kati comenzó a chupársela y luego se retiró. Eduardo continuaba masturbándose, se acercó a mi y sin avisar terminó corriéndose en mi cara y mis pechos. A cómo pude me quité un poco de mis ojos y Eduardo dijo: “dense un beso a ver qué tal les sabe” la idea no era mala y Kati me vio y nos besamos, la verdad pasarse un poco de semen en la boca de una amiga no está mal. Nos metimos al baño solo para limpiarnos, acomodarnos el cabello y bajar.

Al bajar nos encontramos con Paulina y nos dijo “ya vieron con quienes está Ivette” nosotras ya sabíamos y le dijimos que no la molestara, le preguntamos en donde había dejado al señor y nos dijo que se había quedado dormido después de coger. “Bueno entonces falta Ivette” nos sentamos en una mesa cerca de la sala escuchando parte de lo que hacía Ivette pero el morbo nos terminó ganando y las tres nos fuimos a espiar.

Parecía que ya estaban por terminar, a cómo los habíamos encontrado así seguían, sentados mientras Ivette les hacía sexo oral. Solo se escuchaba el sonido del blowjob cuando don Joel termina en la boca de nuestra amiga, al parecer se los había tragado mientras acomodaba su cabello, se levantó el señor y al pasar a un lado de nosotras le hicimos una señal de silencio, el captó. Ahora le tocaba terminar a don Raúl pero parecía tener problemas, no terminaba y ahí Paulina se acercó y le dijo a Ivette “déjame ayudarte” Ivette media tímida y enojada nos dijo que la dejáramos sola, que no quería que la viéramos. “Tranquila, no diremos nada ahí Paulina te va ayudar” pareció haber entendido a duras penas y Paulina comenzó a chupar el miembro de don Raúl.

Este señor al parecer no se creía que 4 chicas súper guapísimas estábamos viéndolo y pareció haber funcionado ya que pronto veíamos como poco a poco se le ponía grueso. Ivette hizo a un lado a Paulina, continuó haciéndolo ella hasta que don Raúl terminó. A cómo pudo los trago, busco su ropa y se metió al baño a cambiarse. Para esto Paulina continuó chupando lo poco que le quedaba a don Raúl hasta terminar acostado y luego dejarlo ahí. Una vez que Ivette ya estaba lista nos salimos de esa casa, entramos al coche y nos salimos de ese fraccionamiento.

“Que conste que lo disfrutamos, ni una indirecta ni nada por las redes” mencionó Kati. “La verdad, ya estoy satisfecha de aquí hasta la otra semana que estaré con mi novio” dijo Paulina. Ivette era la más callada, yo solo dije que todo esto era de una noche y que jamás lo recodáramos. Ivette dejó a Kati y luego a Paulina en sus casas, cuando íbamos al trayecto de la mía (que está muy cerca de su casa) me contó que a más de sentirse mal lo disfruto pero que no se lo dijera a Kati y Paulina, que le excitaba pensar si estaba bien o mal lo que hacía, sintió estar húmeda abajo y ahí fue donde esos dos señores con su experiencia supieron cómo llegarle.

Yo le dije que no se preocupara que eso pasa y que mejor nos olvidemos. Me dejo en mi casa, entré a mi cuarto y al día siguiente en nuestro grupo de Whatsapp no se mencionó más de aquella noche.

*************

Gracias al tiempo libre he podido escribir un poco más de lo normal, sin embargo esperé más de esto así que creo este será el último relato que les escribo o eso creo. Lo más seguro es que continúe siempre y cuando lean, valoren y comenten estas historias, como soy nueva en esto imaginé que tendría más visitas o comentarios pero no jaja en fin.

(9,70)