Nuevos relatos publicados: 10

Novia sádica, novio cornudo, el cupón

  • 43
  • 17.939
  • 9,44 (18 Val.)
  • 5

Nota para los lectores:  Esta serie está pensada para que cada historia "sobreviva" por si sola, puedes leerla por separado, rellenar algunos huecos sin mucha importancia y aun así divertirte, pero si quieres saber todo, ve y lee más de la saga en mi perfil, sin más, la historia, disfrútala.

Mariana estaba emocionada. Todo este corto viaje les había dado nuevos bríos a su relación y a la autoestima de ella, ahora se vestía más sexi, pero no descarada, disfrutando las morbosas miradas en su asombroso culo, pero sin enseñar “nada realmente” ahora podía disfrutar toda esa morbosa atención con la bendición de su novio, además, le ponía súper cachonda pensar en cuantos de sus amigos, compañeros y conocidos se masturbarían pensando en ella. Habían pasado 2 semanas desde que ella le dio esa apasionada y sucia mamada a Damián en su auto y aún hablaban prácticamente a diario sobre ese hombre, sobre el sabor, el tamaño, el olor, su espesa, asquerosa y abundante corrida que ella tragó.

“me encantó que el solo eyaculara sin avisarme, es muy varonil de algún modo”

“su vergota me encantó”

“Su corrida sabía asquerosa, pero me gustó”

Sin embargo, ella sabía que eso se agotaría, necesitaba ir más allá, ahora tenía la bendición de su novio, después de pensar 2 días en un pequeño juego morboso propio, lo llamó para verse en el apartamento de ella. Ella no le dijo nada, sería más divertido así. Cenaban, bebían un poco y charlaban alegremente, él la tocaba en ocasiones, ella llevaba un diminuto short negro con el que su culo lucía delicioso.

Mariana: encontré a Damian en Facebook – decía viéndolo fijamente a los ojos mientras bebía lentamente de su copa de vino, Luis se puso histérico de inmediato

Luis: ah ¿s-si? – respondía casi tartamudeando intentando esquivar la malvada mirada de su novia sin parecer un cobarde

Mariana: no – decía contundentemente y echaba a reír fuertemente

Luis: jajajaja ¡hey! – reía aliviado

Mariana: pero te hubiera encantado ¿eh? Que cara hiciste… -le decía mordiéndose el labio sensualmente

Luis: jajaja bueno ammm la verdad no lo sé… -decía con completa honestidad

Mariana: mira – decía ella sin tomar mucha importancia a la respuesta de él

Ella se ponía de pie y tomaba una caja que estaba arriba de su alacena, ella obviamente la había colocado ahí para esa noche, él veía curiosamente la pequeña caja rectangular mientras ella la ponía sobre la mesa

Luis: ¿qué es eso? – preguntaba viendo la caja

Mariana: es un juego… - decía ella sonriéndole, él sonreía y acercaba medio cuerpo al centro de la mesa separando la espalda de su silla, analizando la caja

Era una caja rectangular, de unos 15 centímetros de alto, de unos 40 de largo y otros 15 de profundo, quedaba acostada a lo largo. Estaba pintada por el frente, en 3 “secciones” rosa, rojo y negra, todas las secciones del mismo tamaño, pintada cuidadosamente. Luis miro por encima y cada sección tenía una tapa del mismo color que representaba

Luis: ¿qué es esto? Jaja – preguntaba riendo nerviosamente, llevando su mirada de la caja a ella, luego a la caja de nuevo, él casi abre la sección negra…

Mariana: cuidado… - decía ella delicadamente, pero sin impedirle nada en ningún momento, como cualquier persona haría, él detuvo su mano en el aire sonriendo confuso

Luis: ¡¿qué es esto?! Jajaja – preguntaba desesperado pero con tono juguetón

Mariana: es la caja de Pandora jajaja – reía jocosamente, le ofrecía la caja moviéndola un poco hacia él – vamos abre una sección – le levantaba las cejas retándolo, él veía la caja pensando con una sonrisa nerviosa – pero una vez abierta, tienes la obligación de tomar algo de lo que haya dentro… Y vivir con las consecuencias jajajaja – decía malvadamente, Luis se recargaba en su silla sonriendo, dispuesto a entrar en el juego

Luis: explícame – decía con esa sonrisa tonta y nerviosa que no lo abandonaba

Mariana: miedoso jajaja – reía un poco, lo besaba dulcemente en los labios, retomaba – ok, funciona así, yo pondré ideas de vez en cuando dentro de esta caja y tú podrás decidir si tomar algo de lo que hay dentro – lo veía expectante, ella sabía que no había explicado suficiente

Luis: ¿que son los colores? – preguntaba curiosamente

Mariana: intensidades obviamente – decía cortante

Luis: ¿intensidades de qué? ¿Ideas de qué? – preguntaba ansioso

Mariana: jajaja tú querías que fuera más allá, ¿no? – decía levantando una ceja, el asentía nervioso – bueno, aquí dentro están contenidas ideas, escritas, desde las sencillas y casi inocentes… - decía poniendo su mano sobre la tapa rosa – hasta las más sucias y descaradas que se me ocurrieron, casi que no sé si realmente me atrevería… - decía llevando su mano por encima de la caja, pasando por encima de la sección roja y llegando a la negra

Luis: ok… - decía él, viendo atentamente la caja, una pequeña erección le crecía en los pantalones, ella no decía nada, le encantaba la morbosa situación – entonces… - decía el acercando la cara a la caja – yo abro una sección… - decía esperando aprobación, ella asentía dejándolo continuar – tomo una idea… - ella asentía de nuevo – y tú lo harás…- decía esperando haber comprendido todo

Mariana: básicamente – decía ella sonriendo, retomaba – pero, quiero dejar claras las reglas - él asentía – una vez que abras una sección, es como en el ajedrez, pieza tocada… - dejaba que él terminara

Luis: …pieza movida? – preguntaba confuso, él a veces jugaba ajedrez con un amigo suyo con el que siempre era muy reñido el asunto, se habían superado mutuamente de manera constante

Mariana: ajam una vez que abres una sección, TIENES que, estas OBLIGADO a tomar una idea – decía ella, remarcando las palabras “tienes” y “obligado” – y eso ocurrirá… Quieras o no… - remarcaba esas últimas 3 palabras, proseguía – y por supuesto que no sabrás que es, la tomarás, me la darás y la leeré, será a la suerte – sonreía malvadamente

Luis: mmm ok ok sin arrepentimientos… - decía él con tono lúgubre, ella asentía sonriendo – pero ¡no sé qué hay dentro! Jajaja ¿una pista? – decía desesperado, ella negaba con la cabeza torciendo la boca ridículamente haciendo un gesto de tristeza infantil – entonces, tengo que tomar una idea de ahí y aunque no me guste, ¡¿sucederá?! No sé… - decía sinceramente un poco asustado

Mariana: bueno, no estás obligado nunca a tomar nada, puedes nunca tomar nada y esta caja simplemente irá a la basura y encontraremos otra manera de jugar – decía tranquilamente, aunque un poco decepcionada de pensar que tal vez la que ella consideraba una idea divertida, se desperdiciara – no te presionaré, ni pediré, ni insinuaré, ni nunca estarás obligado a abrir la caja, pero una vez que se abra, el caos se desatará… exactamente como la caja de Pandora – estaba orgullosa de su propia metáfora, Luis pensaba viendo la caja atentamente

Luis: así que solo la abriré cuando yo quiera… - decía analizando la situación, ella solo lo veía sin decir nada – ¿hay turnos o tiempo de espera o algo así? – intentaba rascar más de las reglas

Mariana: nop – decía tranquilamente con tono infantil – puedes ahora mismo abrir las 3 secciones y tomar todas las ideas, y todo sucederá, tomara tiempo pero todo sucederá jajaja pero, si abres una sección, tienes que tomar al menos una… Y sucederá – decía malvadamente

Luis: maldición… - expresaba Luis con tono juguetón viendo de cerca la caja, la veía intentando analizarla, ella solo sonreía malvadamente – ok… - decía él a modo de aprobación, estaba emocionado y aterrorizado, ella le acercó la caja suavemente, ambos estaban respirando a toda velocidad, veían la caja, Luis acercaba la mano, lo pensaba sin tocar ni por error la caja

Mariana: rosa suaves, rojo fuertes, negro… Bueno, hay algunas locuras ahí dentro – decía suavemente viendo a los ojos a su novio mientras él tenía la mano por encima de la caja

Él la miró a los ojos por un segundo sin responder su comentario, luego miró rápidamente la caja, respiró profundamente pero sin hacer aspavientos, abrió rápidamente la sección de en medio, la roja, el corazón le dio un salto a Mariana en el pecho, se puso nerviosa de que él no empezará con lo sencillo, pero le enorgulleció ver qué el estaba dispuesto a correr riesgos, a él le sudaban las manos, dentro de la sección intermedia había varios papelitos doblados, hojas iris color rojo, ella se tomó su tiempo diseñando el pervertido juguete. Él dudaba, veía los amontonados papeles rojos, no acercaba la mano, solo veía

Mariana: las reglas fueron claras… Tienes que tomar uno – decía emocionada

Luis: lo sé… - decía sin dejar de ver los papeles

Pareció una eternidad, pero solo fueron algunos segundos, él metió la mano y revolvió, quería tener buena suerte, ella reía un poco nerviosa y él por fin tomó uno, asegurándose de que fuera solo uno. Apenas él iba sacando la mano del pequeño cofre rectangular, ella le arrebató el pequeño papel de las manos, él reía un poco y no hacía nada por recuperarlo. Ella no lo abría, acomodaba su silla cerca de él para que ambos pudieran leerlo.

“Cupón válido por una mamada” leían básicamente al mismo tiempo, ella se echaba a reír nerviosa y se ponía tan roja como el pequeño papel, él reía nervioso esperando.

Mariana: este puede ser muy divertido… - decía y él reía nervioso esperando más – tan divertido como tú quieras de hecho… – agregaba perversamente.

Luis: ¡explícame! Jajaja – demandaba riendo.

Ella le explicaba un poco, no del todo, lo suficiente para mantenerlo divertido, él preguntaba ansioso, emocionado, la idea si que parecía divertida.

Luis: entonces… ¿tú me lo das mañana? – preguntaba ansioso.

Mariana: ajam

Luis: y tendrá instrucciones precisas… - decía intentando dejar claro que había entendido

Mariana: sip – decía alegre

Luis: bien – decía él besándola apasionadamente, sabía que ella ocultaba información, pero eso lo hacía más emocionante

Se entregaron y tuvieron ese intenso sexo que habían tenido ese último mes y medio. Él pasaba la noche ahí, cuando se fue por la mañana ella le decía que por la tarde tendría el mentado cupón, él reía y se iba corriendo a clases.

Ella se tomó su tiempo diseñando el cupón en su laptop, no tenía formación profesional de diseñadora, pero terminó contenta con el resultado mientras lo imprimía en una hoja de papel estucado brillante blanco. Esa clase de papel blanco satinado sin poros, plásticoso al tacto, que se usa para hacer revistas de actualidad o flyers. El cupón ocupaba una sección de la hoja solamente, ella reía nerviosa mientras recortaba el cupón que tenía el tamaño aproximado de un billete de 20 pesos, casi grande, rectangular. Lo dejaba perfectamente recortado sin una sola esquina chueca, ni un solo borde chueco.

Por el frente, “Cupón valido por una mamada”, sin comillas, las letras perfectamente alineadas al centro, muy negras y lo suficientemente grandes como para que la frase cupiera en una sola hilera a lo largo del billete, ocupando todo el ancho. Debajo de la frase, emojis, la ya clásica berenjena apuntando hacia la derecha con la punta, seguido de unas gotas de agua y al final un emoji de monito babeando. Ella reía viendo orgullosa su creación recién impresa, detrás, venían varios apartados con letras más pequeñas, muchos asteriscos, explicando las “condiciones legales” del cupón.

Cuando vio a su novio por la tarde él estaba con algunos amigos, ella le extendió el pervertido cupón discretamente para que el pudiera tomarlo sin que los demás lo vieran, y si alguien lo notó, nadie dijo nada. Él lo veía curiosamente y reía discretamente al ver las enormes letras negras que anunciaban la recompensa y no pudo evitar reír genuinamente cuando notó los emojis, le apretó el culo y se besaron.

Luis estaba en su casa después de su aburrido trabajo y la universidad, el día terminaba, leía obsesivamente las condiciones intentando encontrar “huecos legales” en el absurdo cupón e intentando comprender al máximo, sostenía el cupón leyéndolo por detrás mientras hablaba con ella por teléfono:

Luis: bueno, queda claro lo de la fecha de expiración – decía tranquilamente, el cupón tenía una validez que expiraba dentro de 2 semanas, un sábado

Mariana: ajam – decía esperando ansiosa las preguntas y comentarios que él pudiera tener, el juego morboso había comenzado para ella desde que diseño todos esos intrincados apartados legales

Luis: “solo usaré la boca”… - decía leyendo textualmente otro apartado

Mariana: ajam, nada de manos… - lo dejaba continuar, esto en serio le divertía a ella

Luis: “facial o tragaré, el portador del cupón elige” – decía leyendo literalmente de nuevo

Mariana: ajam, tragaré o dejaré que sea en la cara al final – decía tranquilamente

Luis: ¿el tiempo que sea necesario? – preguntaba lujuriosamente, quería que ella lo confirmara

Mariana: sip – decía con facilidad

Reían y comentaban sobre los apartados, ella especificaba en algunas condiciones, él le decía que la amaba y que era fantástica, en serio él sentía que la amaba más por ser tan pervertida.

Mariana: bueno… Todo está claro, ¿no? – decía ella, no porque quisiera terminar la morbosa charla, sino porque esperaba alguna clase de señal de él sobre qué haría a continuación

Luis: si… - pensaba muy seriamente lo que diría a continuación, quería ponerle emoción también como lo hizo ella, lo logró - … Tengo una idea, te diré luego – decía él, ella se emocionaba tanto, por primera vez quería rogarle desesperadamente porque el soltara la sopa, lo de hacerse la misteriosa era cosa de ella, no de él, pero ella decidió solo confiar en su hombre mientras reía nerviosa.

Los días pasaron, ella intentaba no hacer comentarios sobre el pervertido juego, quería que él la sorprendiera, él a veces bromeaba

“aún tendré el ticket? Jajaja” decía riendo y abriendo su cartera frente a ella, “oh si, ahí está” decía mostrándole el ticket doblado por la mitad dentro de la cartera, ambos reían, ella ansiaba presionar botones o insinuar ideas, pero se resistió con todas sus fuerzas.

Una semana después, Luis durmió en casa de ella ese fin de semana, cuando él estaba en serio dormido ella tomó delicadamente la cartera de su novio para revisar, el ticket seguía ahí, ella no pudo evitar sentirse algo decepcionada, luego algo preocupada, ¿habría sido demasiado para él? ¿Estaría nervioso al respecto? Los días siguientes pensó en darle una salida fácil, decirle que simplemente podía romperlo y todo estaría bien. Para su fortuna no lo hizo, el miércoles de la segunda semana, tan solo con 4 días para que el cupón expirara hablaban por teléfono, cualquier cosa, cualquier estupidez, ella ni siquiera había pensando ese día en eso…

Luis: por cierto… - agregaba después de que ambos se hubieran despedido, como nota final

Mariana: ajam – expresaba ella del otro lado de la línea

Luis: el viernes haré algo en mi departamento, algo sencillo… - él intentaba lucir tranquilo, tomarla con la guardia baja, pero hizo una pausa demasiado larga, dudó un segundo, ella lo conocía a la perfección, algo importante venía, ella apretó su celular contra su oído firmemente sin decir nada - … Ammm algunos amigos míos vendrán, quiero que vengas… - él respiraba fuertemente, ella lo notó, pero le dejó tener su pequeña victoria, ella despistó

Mariana: claro, suena bien – dijo intentando lucir tranquila, tal vez el lo notó, pero también despistó

La segunda despedida fue torpe

Luis: ok ammm bueno si, el viernes ¿ok? – decía torpemente

Mariana: claro – respondía

Luis: te amo bye – decía rápidamente, huyendo de la llamada

Mariana: también te amo bye – colgaron

Ella corrió por su juguete favorito, él ya estaba masturbándose antes de colgar.

El jueves estuvieron evidentemente nerviosos y cachondos, se tocaban apenas podían, se besaban apasionadamente, pero ninguno decía nada, ambos lo sabían, pero Luis quería sorprenderla, era su turno, estaba emocionado, ella resistió sus enormes ganas de decir algo, esperaría ansiosa por el morboso desenlace. Él quería correr y follarla fuertemente, ella inventó una excusa para negarse, pensó que dejarlo con las ganas le agregaría emoción.

El viernes estaban con las mismas ganas infernales de follarse, pero ella resistió de nuevo, por la tarde Luis le mandó un mensaje recordándole lo de la noche, ella solo respondió que ahí estaría. Ambos estaban al otro lado de la conversación sonriendo y emocionados.

Luis le dijo que estaría bien que ella llegara a las 9 pm, ella se preparó para la ocasión, no estaba segura de que sucedería ni de quién estaría, no quiso preguntar nada, pensó mil veces en los posibles invitados. Se decidió por un maquillaje discreto, una blusa blanca sin escote, ombliguera, decidió no llevar brassier, veía con alegría en el espejo como sus lindas y firmes tetas levantaban la blusa, debajo un short blanco, tan apretado que parecía que su hermoso y redondo culo lo haría explotar, no muy pequeño, pero si muy apretado. Le gustaba lo que vio, esperó la hora, pidió un Uber y se decidió emocionada a ir al departamento de su hombre.

Cuando llegó le abría la puerta Raúl, el mejor amigo de Luis, un hombre de unos 23 años, alto, delgado, blanco, no era ni feo ni guapo, había charlado muchas veces con él, siempre estaba con Luis, ellos 2 eran las personas con las que más tiempo pasaba Luis, él era amable y tranquilo, ella había conocido a alguna de sus novias, ella se preguntaba si él estaba soltero actualmente. Era el mejor amigo de Luis, pero incluso a él lo había sorprendido mirándole el culo varias veces, y estaba (casi) segura que en una ocasión él había tocado su lindo trasero mientras los 3 estaban ebrios, ella solo ignoró eso en aquella vez, ni siquiera estaba segura y no quería causar problemas, no es que ella hubiera quedado perturbada ni nada, solo fue una estupidez de alguien ebrio, ¿cierto? Sin embargo, no podía evitar pensar en que pasaría ahora si él volvía a tocarla, ella tendría luz verde, ¿no? Y tal vez podría ser divertido.

Ella estaba sumida en sus pensamientos que pasaron todos en un segundo velozmente por su mente, mientras Raúl gritaba que ella había llegado.

“¡Ya llegó tu vieja we!” Y la saludaba de beso amablemente, abriendo por completo la puerta y entrando, ella asomaba la vista y su novio le levantaba una cerveza en lo alto a modo de saludo.

Asomaba la vista hacia la puerta de inmediato Diego, un amigo de Luis que era un pervertido de mucho cuidado, a ella le daba asco ese hombre, algo pequeño, incluso más chaparrito que ella misma, demasiado delgado, con unos lentes enormes que hacían ver su cara aún más pequeña y patética, feo, con la barba mal cuidada, había escuchado algunos rumores sobre que ese pervertido le tomaba fotos del culo a las compañeras de clase en la universidad, se preguntaba si tendría una galería suya, él sin duda miraba su enorme trasero sin ninguna vergüenza cada que podía, ella intentaba mantenerse alejada de él, no hacia demasiados dramas con Luis al respecto, algunas veces lo comentaba, pero más para burlarse de ese pobre tarado que como una queja realmente, era solo un perdedor inofensivo. El desagradable hombre la saludaba alzando una mano y las cejas, ella sonreía amablemente, él bajaba la vista para de inmediato buscar sus tetas en su blusa de una manera casi descarada, ella intentó no vomitar.

Mariana entró y se dirigió hacia su novio, la incómoda y descarada mirada de Diego se dirigía sin vergüenza a su asombroso culo, ella lo ignoraba de nuevo mientras avanzaba hacia la barra, dónde estaba su novio bebiendo con César, un hombre completamente diferente. César era guapo, jodidamente guapo, alto, tenía los músculos bien definidos, pero no parecía de esos hombres deformes que se ejercitan e inyectan hasta el cansancio, solía monopolizar la conversación con su voz profunda y su arrolladora personalidad. Ella había notado varias veces su abultada entrepierna y con culpa se había masturbado algunas veces pensando en él, bueno ahora lo hacía más y sin culpa, aunque tampoco le mencionaba nada a Luis. Ella se sentaba con ellos a la barra, Luis corría por una cerveza para ella y Mariana se disponía a coquetearle ligeramente al guapo amigo de su novio, sabía que ya no habría problema, ¿y pasaría algo esa noche con él? cuánto habían cambiado las cosas.

El trio platicaba en la barra y bebía, mientras en la sala a solo unos cuantos metros pasaban el rato Juan, Raúl y Diego, era extraño que Juan estuviera ahí, era amigo de Luis, pero de los 4 invitados esa noche él era menos cercano, intentaba recordar si alguna vez lo había visto en su departamento, no recordaba ninguna. Ella lo miraba con curiosidad mientras el hombre estaba sentado, recordaba aquel gracioso evento cuando Luis le contó que Juan envío “por error” 2 fotos de su verga a un grupo de una clase, en WhatsApp, algunos rieron y las chicas parecían sorprendidas por la enorme verga de Juan, quien orgullosamente no borró las fotos aunque dijo que había sido un error, ella nunca había reparado en eso, pero lo imaginaba en ese momento, se regodeaba con la idea de que ahora el mundo era su bufete de hombres, ojalá hubiera podido ver las fotos ella misma.

La noche avanzaba, de las 9 pm se acercaban a la media noche, todos iban de aquí para allá, charlando a veces en pequeños grupos, a veces todos juntos riendo, incluso en algún momento Raúl parecía estar en una llamada en una esquina alejado un poco del grupo.

Las descaradas y en serio sucias miradas de Diego no paraban, César parecía casi coquetear con Mariana en ocasiones justo frente a Luis, no demasiado, él no solo era jodidamente guapo, también era amable y Luis era su amigo, pero él disfrutaba de la atención que ella le daba. Raúl contaba anécdotas estúpidas que apenas parecían posibles, todos parecían tener su momento, incluso Diego que hablaba sobre alguna estupidez de alguna convención ñoña en la capital, solo Juan estuvo la mayor parte del tiempo únicamente escuchando y riendo, parecía apenas estarse acoplando al grupo.

Ella estaba orgullosa, en mayor o menor medida todos dirigían discretas miradas (excepto Diego) a sus lindas tetas y a su precioso y redondo trasero. Tenían la música a un volumen bajo así que la convivencia era amena.

Para la 1 am todos estaban ebrios, unos más, otros menos, pero todos habían sido presa del alcohol, Mariana había pensado mil veces en que sucedería, tenía que ser ese día, literalmente ya era sábado, el ticket vencía ese día, no podía ser casualidad esa reunión, pero soportó no hacer ningún comentario y esperar, el grupo estaba en círculo, bebiendo y fumando…

Luis: ¡hey hey! – decía alzando la voz cortando de golpe alguna tontería sin importancia que contaba su mejor amigo Raúl, Luis sacaba su cartera, a Mariana casi se le sale el corazón, los demás esperaban – miren lo que mi novia nalgona me dio – decía cómicamente por el alcohol que le impedía hablar con naturalidad, sacaba el ticket y lo desdoblaba, lo mostraba en lo alto, Mariana reía nerviosa, los demás se interesaron más, todos intentaban leer

Raúl: cupón val… - el mejor amigo de Luis ajustaba la mirada y sonreía – ¡cupón valido por una mamada! ¡Jajajaja! – todos carcajeaban, Mariana reía nerviosa no tenía idea de que venía, eso la asustaba, pero la emocionaba aún más.

César: un buen regalo sin duda – decía el guapo hombre riendo un poco, bebiendo de su cerveza

Juan: ¿vendes cuponeras? – se atrevía el no tan amigo de Luis a decirle directamente a Mariana, ella reía genuinamente en voz alta

Diego: a ver a ver – decía curiosamente el pervertido de campeonato, extendiendo la mano, pidiendo el ticket para verlo, Luis se lo daba, a Mariana le dio un escalofrío

Los 5 hombres corrieron a ver el ticket que sostenía Diego, sentado en una silla delante de la barra, dejando a Mariana en la barra frente a ellos, de pronto los vio a los 5 juntos y se sintió abrumada por “la multitud”. Ellos reían por los emojis y Raúl chocaba el puño con Luis a modo de felicitación. Se pasaban el ticket y reían, casi perdían el interés en el estúpido ticket cuando Raúl le dio la vuelta…

Raúl: espera espera hay “términos y condiciones” – decía leyendo textualmente la parte trasera del cupón y todos reían

Juan: lee en voz alta – decía sonriendo el menos acoplado del grupo, Mariana en serio se sentía abrumada en momentos, ellos 5 de aquel lado, todos dirigiéndole miradas de vez en cuando

Raúl: ¡ejem! – se aclaraba la garganta cómicamente – número uno – decía con voz alta, dándole un tono cómico de comunicado presidencial – “este ticket expira el día 24 de Julio” – todos reían

Diego: ¡osea que lo canjearas al rato suertudote! – decía el pervertido confirmando la fecha, César miraba su celular confirmando el día

César: si, es máximo hoy ¡ya estuvieras we! – todos reían

Raúl: número 2 – decía en voz alta, todos callaban para escuchar – “no usaré las manos, ni te dejaré masturbarte” – todos reían, aullaban y exclamaban sorpresa, y con la misma sorpresa la veían, ella carcajeaba nerviosamente

Diego: ¡más! – decía emocionado el pervertido viéndole las piernas a Mariana

Raúl: ¡número tres! – casi gritaba – “facial o tragaré” – todos reían

Diego le arrebataba el ticket a Raúl de las manos y lo leía incrédulo, Luis intercambiaba miradas intensas con su novia, ambos estaban tan cachondos…

Raúl le quitaba el ticket a Diego

Raúl: número cuatro señores – decía cómicamente, todos ponían atención de nuevo – “lo haré el tiempo que sea necesario” – todos exclamaban “wow” como si hubieran ensayado – ¡el tiempo que sea necesario! – repetía, remarcando lentamente cada palabra

Juan: ¿qué significa que es al por…? – decía curiosamente en voz baja, ajustando la mirada por encima del hombro de Raúl, pero este lo interrumpía para que no se adelantará

Raúl: ¡¡este ticket es al portador!! – decía terminando casi gritando y carcajeando, le dio un vuelvo al corazón a Mariana, a Luis le saltó la verga, Juan no entendía nada, Diego parecía entender, César reía

Juan: ¿que significa eso? – decía casi molesto por sentirse fuera del chiste

Raúl: un cheque al portador mi amigo, significa que cualquiera que lo presente puede cobrarlo jajaja – todos reían

César: no pierdas eso amigo – decía jocosamente

Le regresaban el ticket a Luis, él lo guardaba, todos hacían bromas al respecto, ellos bromeaban diciendo que se irían si Luis quería cobrarlo en ese momento, amagando con acercarse a la puerta y cosas por el estilo. El chiste se hacía viejo y todos seguían en sus cosas, tal vez alguien hubiera querido hacer preguntas, pero nadie se atrevió.

El celular de Mariana sonaba, reconocía la notificación, un mensaje de Luis, lo volteaba a ver con cara expectante, el solo sonreía

“Ve a mi cuarto y espera”

A Mariana se le agitó la respiración, se le puso húmedo el coño, terminó su cerveza y desapareció subiendo las escaleras lo más discretamente que pudo, había un baño arriba, tal vez nadie preguntaría, sintió todas las miradas clavadas en su delicioso culo mientras subía, ella dio un poco de espectáculo subiendo lentamente.

Ella abrió la puerta del cuarto de Luis delicadamente, se sentó en la cama y estaba nerviosa como el carajo, no sabía qué hacer, pensó en ir a cerrar la puerta pero luego el morboso pensamiento de alguien entrando por esa puerta la frenó. ¿Qué haría Luis? ¿Simplemente ofrecería el ticket a alguien directamente? ¿Lo echaría a la suerte? ¡¿Lo vendería?! Él no se atrevería a eso, ¿cierto? Ojalá se lo diera a César, ella definitivamente le chuparía la verga hasta dejarlo seco, pero tal vez se lo daría a Raúl, ¿no? Era su mejor amigo, aunque eso podría ser jodidamente incómodo, ¿Juan? Casi no le hablaba, sería menos incómodo y más fácil mandarlo al diablo ¿o Luis la jodería como alguna clase de broma retorcida y se lo daría a Diego? Ella no hacia demasiados dramas con él sobre sus miradas, pero lo mencionaba y él obviamente sabía que ese pervertido mirón le desagradaba mucho.

Pasaba una eternidad para ella, aunque solo fueron realmente menos de 10 minutos, pensó en cerrar la puerta y tocarse, podría taparse rápidamente si alguien tocaba y estaría en buen mood, se puso de pie rápidamente, pero escuchó pasos en la escalera, se detuvo a medio camino, ella se quedó muda, sin moverse, la boca seca y el coño húmedo, no le importaba quien fuera, le daría una mamada hasta tragarse su asquerosa corrida, no importaba quien fuera.

Pero apareció Luis, sonriendo de oreja a oreja, ella rio aliviada, ella misma pensaba que debía decepcionarse pero solo estaba aliviada, el corazón le latía de nuevo. Luis se sacó la verga lentamente viéndola a los ojos, sin acercarse y sin cerrar la puerta, ella se acercó a él y se puso de rodillas a darle una buena y profunda mamada.

Mariana: entonces… ¿lo cobraras tu? – le decía tranquilamente mientras lamía su verga

Luis: no… - le volvía el pequeño infarto a Mariana, le chupaba la verga desesperadamente, él la empujaba con ambas manos

Mariana: ¡¿a quién se lo diste?! – le preguntaba ansiosa, lamía las bolas, lo veía a los ojos

Luis: … - la veía y sonreía malvadamente

Mariana: ¡¿a quién?! Jajaja – reía histérica, seguía lamiendo las bolas de su novio, él se retorcía y disfrutaba, se tomaba su tiempo para hablar

Luis: … Lo dejé sobre la barra – dijo con la voz entrecortada, Mariana se tragó su verga de golpe, Luis se retorcía y la empujaba con ambas manos – ya – decía con la voz cachonda indicándole que se correría, ella se separó histéricamente.

Mariana: no – decía con autoridad, Luis parecía casi asustado ¿fue demasiado lejos? – no te correrás, no hasta que ese ticket sea cobrado – le decía viéndolo a los ojos lujuriosamente.

Luis: ok – decía él, aceptando la pequeña tortura

Ella se ponía de pie, él guardaba su verga casi sin quererse tocar, cualquier estímulo lo haría explotar.

Luis: ¿entonces? – preguntaba curiosamente, sentándose a lado de ella en la cama

Mariana: no sé – decía genuinamente, algo frustrada, pensaba en las opciones – ya sé – decía rápidamente

Luis: ¿qué? – preguntaba ansioso

Mariana: tú te quedas aquí, ya no bajas ¿ok? – le decía ella segura de sí misma, el asentía sin saber que había pensado ella, pero se acostumbraba a disfrutar la incertidumbre.

Se besaron dulcemente, ella evitó su impulso de tocarlo, cuando ella se puso de pie él le besó el trasero juguetonamente y ella salió.

Mariana bajó torpemente pensando aún en las opciones. Ok, el ticket estaba en la barra, llegaría a buscarlo y si ya no estaba ¿qué haría? Preguntar sería demasiado obvio e incómodo para quien lo tuviera. Había 4 hombres ahí abajo, no podía desparecer con uno de ellos y fingir que nada sucedía. Pero siguió caminando, abajo la saludaban los 4 hombres

Raúl: ¿ya fue cobrado el ticket? Jajaja – preguntaba cómicamente, ella solo reía no supo que decir

César: está aquí, a lo mejor viene por él para exigir firmemente que sea cobrado – decía cómicamente apuntando al ticket que aún yacía sobre la barra, todos reían

Mariana: ya se durmió, que lo disculpen – dijo hábilmente, se sintió orgullosa de su buena y natural improvisación

Raúl: siempre se va a dormir el muy idiota sin despedirse – todos reían

Mariana se sentaba en la barra viendo el ticket, los demás parecían solo reír y pasar el rato, ella le informó por WhatsApp a Luis sobre su mentira para que no bajara de nuevo, él respondía que sí, emocionado, incluso dijo que si alguien lo llamaba o iba a tocar su puerta él tendría la luz apagada y no respondería.

Algunos minutos pasaban, Mariana se desesperaba, la fiesta parecía casi llegar a su fin, que el anfitrión se hubiera ido apagaba los ánimos, ella se regodeaba con la morbosa idea de que sobre la barra estaba literalmente una mamada gratis de ella, a la mano, gratis, fácil, para cualquiera de ellos, pero se desesperaba al ver qué no sabía qué hacer. Un movimiento torpe por su cachondez y su ebriedad, y tiró su cerveza sobre su pequeña blusa. Todos la miraron y reían.

César: ya no bebas amiga – le decía el amable y guapo hombre

La idea le vino de pronto, era una moneda al aire, una remota posibilidad pero podía funcionar y con eso era suficiente. Ella hizo un gesto infantil de estar triste por su camisa.

Mariana: ¡es de mis camisas favoritas! – todos reían, ella pondría en marcha su arriesgado plan – ammm la lavaré – decía decidida, todos le prestaban atención ya que ella apretujaba sus lindas tetas mientras miraba ella misma su camisa, haciéndolo parecer algo inocente.

Raúl: mejor – decía con seguridad – luego la cerveza deja manchas medio rudas – decía encendiendo un cigarro.

Mariana: si… - decía fingiendo pensar – sí, la lavaré ammm – fingía pensar más mientras se ponía de pie y volteaba a todos lados – iré al cuarto de lavado ¿ok? Está allá atrás, se quedan en su casa, sin pedos neta – decía amablemente, todos asentían o levantaban un vaso – ¿dónde dejaré está pendejada? Jajaja – fingía reír mientras levantaba el ticket y dejaba claro que se refería a eso, incluso lo movía un poco cómicamente al aire, si alguien quiso hacer algún comentario, nadie lo hizo – lo dejaré aquí jajaja – dejaba el ticket mamatorio en una pequeña mesa en la cocina, entrando algunos metros, debajo de una tabla para picar, a la vista pero no tan a plena vista, se aseguró de que todos vieran donde lo dejaba, confiaba que si alguien se atrevía y entraba despistadamente por el cupón fingiendo ir por algo más o a dejar un vaso en el fregadero por ejemplo, el hipotético hombre podría tomarlo de manera sigilosa – bueno, iré a lavar esto, perdón – decía fingiendo tristeza.

Raúl: como quiera no tardamos en irnos, nos quedamos sin alcohol – decía amablemente.

Mariana: si se van, van a despedirse de mi, yo cierro no se preocupen.

Mariana se despidió levantando una mano y fue al cuarto de lavado, encendió la lavadora solo para despistar, cerró la puerta, se bajó los shorts y comenzó a tocarse delicadamente, quería disfrutar, pero no fue de lleno buscando su orgasmo, necesitaba estar en el mood adecuado.

Y ahí estaba ella, mirando fijamente la puerta del pequeño cuarto de lavado con una mano acariciándose delicadamente, pensando morbosamente en qué definitivamente pagaría el ticket al que fuera lo suficientemente atrevido, inteligente o sagaz de ir a cobrarlo. Disfrutaba divagando sobre quién sería, aunque en el fondo sabía que lo más probable es que nadie se atrevería, ni siquiera parecían tener en cuenta realmente el ticket, no la creían capaz o no querían problemas. Deseó haber estado más ebria para atreverse a ser más directa y que no le importara.

Después de algunos minutos la puerta sonó, alguien tocaba fuerte y con seguridad la puerta, ella se metió el dedo hasta el fondo y se retorcía un poco disfrutando la sensación, no dijo nada, su voz la delataría, la puerta sonó de nuevo y la voz del hombre del otro lado la llamaba, “¿estás ahí?” Ella tuvo una pervertida y excelente idea de inmediato. Tomó su celular rápidamente, el hombre tocaba la puerta por tercera vez, “¿hoolaaa?” Insistía cómicamente, ella respondió mientras marcaba rápidamente por video llamada a su novio, “voy voy” y veía ansiosamente la pantalla, Luis contestó básicamente apenas tomó su celular, ella sonrió lujuriosamente a la cámara, volteaba la cámara para mostrar la cámara trasera, y colocó su celular acostado en una pequeña repisa, mientras corría a abrir la puerta, Luis no sabía que pensar, sabía que sucedía, pero no si estaba listo.

Luis veía el pequeño cuarto en un 90%, agradeció que ella tuviera un celular con tan buena cámara y que el tuviera un servicio de internet que iba excelente, vio como ella se quitaba su pequeña camisa y le dio un salto la verga cuando vio sus lindas tetas sin brassier salir rebotando de aquella pequeña blusa blanca.

Ella se acercaba a la puerta, como dije él veía el 90% del cuarto, pero como si un director de cine porno quisiera torturarlo, él no podía ver la puerta. Mariana se acercó a la puerta, ella reconoció la voz, estaba nerviosa, pero lo haría sin duda alguna. Se acercó a la puerta, dejando su semidesnudo cuerpo detrás de la puerta mientras abría lentamente asomando solo la cabeza, del otro lado estaba él, ella ya sabía que era él.

“Ya me voy” él hacía una pausa viéndola, suponía que ella estaba semi desnuda por el asunto con la camisa, le ponía un poco nervioso saberlo, ella lo veía sonriendo evidentemente nerviosa, esperando, “bueno creo que de hecho ya se van todos, bye”

Ella solo le respondió el tímido “bye” estaba un poco aliviada de que él precisamente no se hubiera atrevido, pero también un poco decepcionada. Solo 3 opciones más. Ella tomaba el celular y aunque la video llamada seguía adelante, ella escribía, el cuarto era pequeño, si alguien estaba afuera tal vez podría escuchar

“No tenía el ticket o le dio miedito jajaja” le escribía a su novio, con las manos temblando de los nervios

“Era *** ¿cierto? Jajaja” Respondía, ya que había alcanzado a escuchar la voz

“Si jajaja” respondía ella

Ella apenas mandaba el mensaje y la puerta sonaba de nuevo, ella veía hacia la puerta esperando que quien estaba tocando hablara, pero nada, él tocaba de nuevo, ella dejaba el celular rápidamente sobre la repisa de nuevo, se acercaba con seguridad a la puerta, casi quiso abrirla de golpe, mostrando sus lindas tetas a quien fuera que estuviera del otro lado, pero una pizca de cordura la hizo abrir la puerta tapando su lindo cuerpo de nuevo.

“hey” decía el hombre al otro lado de la puerta.

“Hola” decía ella está vez con más seguridad en sí misma, mientras asomaba la cabeza cómicamente de costado escondiendo su cuerpo.

“creo que ya me voy” decía intentando averiguar si ella estaba semi desnuda detrás de esa puerta, sin esconder mucho su mirada que iba curiosamente vagando por los bordes de la puerta.

“Ok ok… ¿Es todo?” Ella casi se arrepintió de preguntar lo último, ¡¿es todo?! ¡¿Que se supone que significaba eso?! Se lamentaba por dentro, su interlocutor tardó un segundo en responder.

“Ammm si amm tu cierras ¿verdad?” Decía con curiosidad.

“Si si no te preocupes, es que ahorita no salgo porque no traigo nada arriba” dijo y se volvió arrepentir de inmediato, ¡¿por qué le dio esa información?!

“Jajajaja ok ok, por cierto, me dijo *** que lo llevará a su casa” le dijo el hombre, apuntando detrás de él, ella casi saca medio cuerpo, se detuvo a medias, vio al otro hombre ya mencionado detrás despidiéndose con una mano tímidamente.

“Ok ok, yo cierro” se despidieron los 2 hombres, era obvio por las miradas que ellos vieron la parte superior, casi la mitad, de sus bien redondas y lindas tetas, a ella le gustó eso.

Ella regresó y se recargaba sobre la lavadora, bajaba rápidamente sus shorts junto con su diminuta tanga, se tocaba fuertemente está vez, ella casi escurría, obviamente sabía quién sobraba ¿él tendría el ticket? Claro que él lo tendría ¿cierto? ¿Él se atrevería a decir algo? ¿Solo lo mostraría como juego? ¿O pediría el pago? ¿Ella se atrevería a empujar la situación?

Ella se masturbaba desesperadamente, quería llegar al delicioso orgasmo y aclarar su mente, su versión de ella consiente no lo haría ¿verdad? ¿O aun así lo haría? ¿No importaría que ella llegara al orgasmo y aun así se abalanzaría a chupar esa verga? ¿Había cruzado una puerta que se cerró detrás de ella para siempre? ¿Se arrojó ella misma al abismo de la lujuria del que ya no podría salir?

Ella había planeado esto y disfrutado con el juego durante 2 semanas, había tenido orgasmos y momentos de lucidez, aun así, pensaba en que esto era divertido, incluso cuando estaba completamente “fría” durante el día, entonces, ¿ella era ahora así? Se torturaba con estás preguntas para si misma mientras acariciaba como loca su rugoso punto G dentro de ella retorciéndose medio cuerpo sin poderlo evitar, ella llegó a la resolución, el orgasmo tal vez solo la calmaría 2 minutos, lo aceptó, bajó la velocidad y decidió esperar acariciando delicadamente su entrepierna, intentó controlarse, llegó a un punto de tranquilidad donde hizo las paces consigo misma, ella lo haría, pero no forzaría demasiado las cosas, estaba en control, pero quería hacerlo y estaba dispuesta a disfrutarlo, sin miedo, sin culpa, sin arrepentimiento.

No tomó el celular para hablar con su novio, que pasará lo que tuviera que pasar, y como si el diablo estuviera de por medio, en cuanto llegó a su decisión, la puerta sonó. Ella sabía que tenía que ser él, ya habían pasado algunos minutos, los otros 3 ya se habían ido. Ella avanzó hacia la puerta cruzando su brazo derecho por encima de su lindo par de senos, con la punta de sus dedos apenas y tapaba su lindo pezón rosa izquierdo, apretó, quería que sus tetas se vieran grandes y carnosas, abrió la puerta por completo, quedó parada frente a la puerta abierta con solo su brazo tapando sus tetas, el hombre no pudo evitar su sorpresa, abrió los ojos por completo, parecía que iba decía algo pero solo se quedó con la boca abierta, tenía el ticket en la mano derecha, ella se sentía tan poderosa de ver cómo lo dejaba como un idiota.

Diego: Ammm ammm este ya-ya me voy – decía torpemente casi tartamudeando, sin dejar de verle las tetas.

Mariana: ok – decía ella con una pokerface increíble, parecía tan desinteresada que lo convenció, por dentro estaba echa un desastre.

Diego: ammm si… es que jaja – no decía nada realmente, solo exclamaba torpemente, dejaba de ver sus tetas por un momento, veía el ticket y se lo entregaba estirando el brazo lo más que podía, sin acercarse, como si la chica estuviera armada y apuntándole con un arma, ella no decía nada, ahora amaba torturar hombres sexualmente – se-se quedó ammm en la cocina jaja – decía riendo nerviosamente con la mirada clavada de nuevo en las tetas, movía la mano ofreciéndole el ticket.

Mariana: pasa – le decía ella tranquilamente mientras soltaba la puerta entrando al pequeño cuarto de lavado, dejando que él entrara detrás de ella.

Él entraba torpemente, ella se recargaba sobre la lavadora que ya había terminado el ciclo, solo agua tirándose por la coladera, mojando un poco el piso.

Mariana: cierra, por si mi novio viene – dijo tranquilamente, sabiendo lo que esa frase significaba implícitamente, Diego casi tiene un infarto.

Diego: si-si – dijo de una manera tan patética que ella casi ríe, le encantó ver los nervios tan atroces que le causó.

El cerrojo de la puerta sonó más fuerte que nunca en la cabeza de Mariana, silencio total, silencio incómodo, Diego no sabía qué hacer, de pronto el cuarto pareció ridículamente pequeño, parecía que sentía la respiración de ella en la cara, aunque estaban a un metro y medio de distancia.

Mariana: aunque creo que está muy dormido, estaba pedisimo – disfrutaba preparándole el terreno, pero tampoco le regalaría la victoria.

Diego: si jaja – decía riendo fingidamente, sus sucias miradas iban de sus tetas a sus piernas y a veces a su cara – intenté despedirme de él, fui a tocar a su puerta como 5 veces y nada jajaja – reía fingidamente.

A Mariana le recorrió un escalofrío, el muy cerdo se quedó al final, recuperó el ticket y se aseguró de que nadie los molestara, planeó todo, ella se sentía cachonda de pensar que él hubiera hecho todo eso, ¿cuánto tiempo habrá estado afuera pensando en si probar su suerte o solo irse? Ella decidió empujar un poco más, con una simple frase pero que pensó detenidamente.

Mariana: yo también estoy súper peda, apenas y puedo mantenerme en pie jajaja – decía riendo fingidamente, eso le daría valor ¿cierto? Diego reía nerviosamente, evidentemente fingido, tomaba el ticket, lo volteaba y leía en voz alta sin alzar la vista.

Diego: “este ticket es al portador” jajajaja – la carcajada más falsa que había escuchado Mariana en su vida, pero no pudo evitar sonreír un poco, estaba roja como tomate, aunque ella no lo sabía.

Mariana: si jaja y mi novio que lo pierde – decía con un tono nervioso, se sintió patética de perder control de la situación por un segundo.

Diego: o sea jajaja es que… - más risa falsa, él veía fijamente el ticket sin levantar la mirada – toma – se lo ofrecía con el brazo estirado de nuevo, dando solo un paso para ponerse apenas al alcance de ella, no podía mirarla, literalmente estaba volteando a un lado y casi hacia el piso.

Mariana no se movía, lo veía fijamente, no le haría las cosas más fáciles, se pararía en la orilla del abismo, pero esperaría a qué el la empujara, él no quería verla, solo movió la mano ofreciendo el ticket de nuevo, ella no lo tomaba así que el muy cobarde pervertido alzó la vista por fin y movió la mano ofreciendo por tercera vez el ticket, tenía la boca seca, ella pudo notarlo. Mariana retiró lentamente su mano derecha lentamente de sus lindas tetas, de manera completamente innecesaria con su otro brazo colgando hacia el piso sin siquiera hacer el amago de taparse, dejando rebotar sus senos en el aire una vez, Diego miró sin vergüenza, ella tomó el ticket con firmeza con la mano derecha con el dedo índice y el dedo gordo, pero sin retirarlo, él tampoco lo soltó.

Mariana: ¿solo me lo estás devolviendo? – ella en serio quería hacerlo sufrir, no retiraba el ticket.

Diego: ammm o sea sí, es que o sea ammm se quedó en la cocina – él repetía lo que ya había dicho en un intento patético de no quedarse callado, ella lo veía fijamente, él levantó la mirada y la vio a los ojos por fin - … quiero cobrarlo – dijo con la voz temblorosa.

Mariana: ok – dijo ella con voz tranquila, a muy poco volumen

Ella retiró el ticket suavemente de las manos de Diego y lo dejó sobre una repisa que tenía a un lado sin moverse de su lugar ni voltearse, sin dejar de verlo a los ojos, avanzó 2 pasos hacia él con los brazos abajo dejándole admirar sus pechos, llegó tan cerca que pudieron sentir la respiración del otro encima, ella se bajó delicadamente sobre sus rodillas sin dejar de verlo a los ojos ni un segundo, él respiraba con dificultad y era obvio, no le importaba que ella lo notara, ella estaba de rodillas frente a la entrepierna de él, viéndolo fijamente a los ojos.

Mariana: ¿no te la vas a sacar? – le decía con voz suave

Diego: si-si – contestaba con una alegría evidente, mientras tomaba torpemente su zíper

Mariana: ¿cerraste bien? – le preguntaba solo por joder, ella adoraba todo ese poder

Diego: él está muy dormido – decía volteando a ver la puerta, pero sin moverse mientras bajaba su zíper – fui a despedirme a su puerta, toqué como 5 veces y nada – repetía emocionado, Mariana estaba orgullosa de su cornudo y pensaba con morbo como Diego se aseguró de que no los molestaran.

Diego sacó con nervios su verga completamente erecta, pero solo a través del zíper, sin bajar sus pantalones, la veía detenidamente y parecía esperar alguna clase de aprobación mientras sostenía nerviosamente su falo, Mariana pensó morbosamente que él definitivamente había estado pensando en eso, no solo tenía la verga dura, tenía la cabeza húmeda. Una verga más larga de lo que ella hubiera pensado que el patético y torpe Diego tendría, un largo bastante decente, por encima del promedio sin duda, aunque algo delgada, estaba curva en la punta.

Ella lo vio a los ojos y le sonrió delicadamente sin enseñar los dientes, él sonrió por completo de una manera casi infantil. Él jalaba su pellejo hacia atrás, mostrándole su muy húmeda cabeza, invitándola, mientras se veían sin parpadear ella introdujo la amarga y viscosa punta en su boca, el sabor era abrumador, pero ella lo disfrutaba, él se retorcía sin soltar su verga y se hacía un poco hacia enfrente, ella le permitía entrar más en su calidad boca.

Ella no levantaba los brazos y no le retiraba la mirada de los ojos mientras bajaba lentamente por su larga verga, él la veía fijamente y hacia caras retorcidas de placer sin importarle que ella lo viera. Ella bajaba casi por completo, solo con la mano de él y sus pantalones estorbándole, ella retiró de una manera casi agresiva la mano de él, Diego lo permitió.

Ella hacia su labor lentamente pero de manera contundente, bajando por su verga hasta donde la ropa de él le permitía, Diego alzaba la cara y gemía disfrutando la cálida boca de ella, él se atrevió a tomarla delicadamente de la cabeza con una mano, ella lo permitía, él nunca había estado más emocionado en su vida, ella pensaba con lujuria en esto, el definitivamente nunca habría tenido una chica tan sexi como ella, la hacía sentir más lujuriosa pensar que le estaba dando un momento inolvidable. Él empujaba delicadamente la cabeza de ella hasta estar casi por completo dentro, la presionaba delicadamente como un gesto desesperado de que ella permaneciera con todo dentro, ella lo permitía, él se retorcía sin quererlo.

Diego: me masturbo mucho pensando en ti… - dijo atreviéndose, se arrepintió de inmediato, ¡él tenía lo que quería! ¡¿Por qué arruinarlo?! Casi se golpea la cara el mismo pensando eso.

Mariana: ¿ah sí? – decía ella con lujuria sincera viéndolo a los ojos retirándose un segundo de su verga y volviendo de inmediato, él la empujaba con más fuerza.

Diego: si, pienso en tu culote casi diario – decía con morbo total, quería usar palabras sucias para degradarla, ella había sido el objeto de su deseo durante tanto tiempo…

Mariana: ¿te masturbas con mi Instagram abierto? – preguntaba morbosamente mientras lo veía fijamente a los ojos, él la empujaba con ambas manos contra su erecto pene, cuando ella no tenía sus ojos sobre los de él, atacó.

Diego: no, te fotografío el trasero en la uni cuando puedo, tengo muchas fotos de tus hermosas nalgotas – ahí estaba de nuevo intentando causar una reacción en ella, lo logró.

Mariana tomaba desesperadamente, de una manera casi violenta los pantalones de Diego por ambos lados y los jalaba agresivamente hasta bajarlos junto con sus boxers hasta sus rodillas, los soltaba y caían un poco más, juraría que casi le lastima la verga a Diego, o tal vez lo hizo, no le importó a ninguno de los dos, su verga se veía más larga, las bolas morenas, algo peludas, a ella le encantaron, así que bajó directamente a lamerlas con la vista alzada hacia él.

Diego: me la jalo viendo las fotos de tu culo casi diario, tienes el mejor culo del salón – le decía restregándole las bolas en la cara de manera grosera, mientras le sostenía la cabeza con ambas manos, sin dejar de verla a los ojos.

Mariana: ¿qué quieres hacerme? – decía en voz alta para que el escuchará a través de sus bolas.

Diego: metértela por el culo – dijo sin dudar con completa sinceridad.

Mariana: ¿qué más? – preguntaba lujuriosa, alimentando el morbo de él.

Diego: lamerte entre las nalgas – decía de nuevo sin dudar un segundo, ella sabía que era verdad, le encantaba.

Mariana lamía todo lo ruidoso y gráfico que podía las bolas de ese pervertido asqueroso, como desesperada, le lamía el periné salado y él se retorcía sin dejar de verla, ella lo pensó un segundo, tal vez era demasiado, pero quería hacer eso, se puso de pie rápidamente, él la veía ansioso esperando que sucedía.

Mariana: puedes tomar 4 fotos – dijo desesperada, solo pensó cuántas estarían bien sin que fuera demasiado, ni muy poco.

Diego: ¿qué? ¿Cómo? – decía arrepintiéndose un poco de haber revelado esa información.

Mariana: como las quieras, aquí – decía ella, él no comprendía nada – con tu celular, dime cómo las quieres y puedes tomar 4 fotos – ella decía como si tuvieran solo unos segundos con tono apresurado.

Diego: ok ok – decía desesperado sin creer su suerte, buscando rápidamente en el bolsillo de su pantalón, casi agachándose.

Mariana se separó un poco, esperando, él tomaba su celular y lo desbloqueaba torpemente fallando 2 veces, entraba de inmediato a la aplicación de la cámara, levantaba el celular, ella lo miraba ansiosa.

Diego: así – le decía indicándole que se doblará un poco hacia enfrente, ofreciendo las tetas, ella lo hacía – apriétate las tetas – le decía desesperado.

Ella juntaba sus tetas con ambas manos, abría la boca y sacaba la lengua haciendo un gesto lujurioso, por la distancia, ella sabía que el enfocaba todo su cuerpo, cara incluida, el duraba unos segundos, yendo con la mirada hacia la pantalla de su celular y hacia ella, ella no se movía de la pervertida pose.

Diego: ¿traes tanga? – preguntó ansioso.

Mariana: si – respondía sin dudar.

Diego: enséñame el culo, una con tanga y otra sin – dijo rápidamente.

Ella se daba la vuelta, bajaba innecesariamente lento sus shorts hasta sus tobillos, revelando una tanga de hilo dental negra que se perdía entre sus redondas nalgas, lo hizo intentando doblar las rodillas lo menos posible, sabía que seguramente el lanzaba una foto tras otra mientras ella se empinaba lentamente, ella se quitaba los shorts sin dejar de darle la espalda, los lanzaba a cualquier lado, se recargaba medio cuerpo sobre la lavadora inclinando la espalda, apuntándole con el culo medio empinada, volteaba y sonreía lujuriosamente.

Mariana: ¿así? – preguntaba amablemente, intentando verlo sin perder la pose.

Diego: si – decía el sin dejar de ver su pantalla, tomaba todas las fotos que podía – quítate la tanga – decía con un tono tan histérico que ella casi ríe.

Ella bajó delicadamente su tanga, quedó colgando a medio muslo, a Diego no le importaba nada ya, se puso de rodillas detrás de ella, enfocando su celular desde abajo, poniendo en primer plano el imponente culo de ella desde abajo, el sostenía con fuerza el muslo de ella y hacia una foto tras otra.

Mariana: ¿así? – decía ella y abría sus preciosas nalgas con ambas manos dejándole ver todo

Diego: ¡dios si! – decía el de una manera tan desesperada, lujuriosa y alegre que ella sí que rio un poco está vez

Ella no podía verlo, no quería perder la posición, por eso no vio cuando Diego dejó su celular sobre el piso y acercó la cara, ella sintió su cálida y agitada respiración en su trasero una milésima de segundo antes y se retiró un poco instintivamente, pero no sé quitó realmente, el lo tomó como aprobación y fue hasta el fondo, ella sintió la cara de Diego sobre sus hermosas y enormes nalgas, y su húmeda y caliente lengua en su coño, ella se retorció un poco y se mordió el labio para no hacer ningún ruido, el tomó su culo con ambas manos y lamió su coño ruidosamente, mientras se afianzaba con la cara sobre su trasero para no resbalar, ella le restregó el trasero en la cara, por lujuriosa y para dejarlo ir bien hasta su coño, él recorrió su lengua desde su delicioso y rosado coño hasta su precioso y apretado ano, ella lanzó un tímido gemido al sentir la lengua de él lamiendo profundamente su ano, queriendo entrar. Ella le restregó el trasero en la cara una vez más, luego se retiró hacia un lado y busco su cara rápidamente.

Diego: tu culo sabe delicioso – decía viéndola a la cara, ella se puso más cachonda de ver como él tenía los labios y todo alrededor húmedo por sus jugos

Mariana: lo sé – le decía viéndolo fijamente, él acercó la cara y lamió su coño a lo largo por completo con toda la lengua de fuera viéndola a los ojos, ella se retorcía y lo retiraba con una mano delicadamente con una mano

Diego no quiso tentar su suerte, buscó su celular que yacía en el piso, lo tomó y se ponía de pie

Diego: van 3, falta una – decía de pie frente a ella apuntando con un dedo de su mano libre al piso, ella sabía que seguramente él tenía 50 fotos ya, pero decidió no quitarle eso

Ella se puso de rodillas frente a él, Diego la tomaba firmemente de una manera casi violenta del pelo alzando su cara hacia la cámara de su celular, poniéndole las bolas en la boca y dejándole la verga sobre la cara, ella le sorbía ruidosamente las bolas y él le apuntaba con su celular mientras respiraba agitadamente, ella lamía y lo dejaba hacer fotos, se soltó de su agarre y le chupaba la verga, él tomaba más fotos.

Mariana: guárdalo – le decía ella con autoridad pero sin ninguna molestia

Diego: si – decía él, básicamente arrojando su celular sobre la misma repisa donde estaba el ya tan mencionado ticket

Ella lo tomaba agresivamente de las nalgas, él tomaba la cabeza de ella con ambas manos y le follaba la cara fuertemente, hasta el fondo, con toda velocidad, sin piedad, ella daba arcadas escandalosas y la saliva caía a sus bolas, luego escurría al piso, el gemía sin vergüenza a todo volumen.

Diego: yo sabía que eras una puta – decía cruelmente mientras le follaba la cara con toda velocidad sin dejar de ver su rostro, disfrutaba ver sus caras de asco y escuchar sus escandalosas arcadas – ¡que puta eres! – decía entre sus histéricos gemidos clavándole la verga por completo en la garganta mientas ella luchaba por respirar.

Diego follaba la cara de Mariana a toda velocidad, gemía sin vergüenza y la insultaba viéndola a los ojos sin importarle, sabía que era cosa de una vez, no le importaba arruinar futuras oportunidades que no sucederían.

Ya iban 20 minutos desde que esa locura hacia comenzado, Diego tomó con fuerza la cabeza de ella, metió toda su verga dentro de su garganta y se restregaba repetidamente contra ella sin sacar un solo centímetro de su boca, queriendo emular tantos videos que había visto de “facefuck”, complaciendo tantas veces que había pensado en eso, el gemía con fuerza y Mariana sentía como su verga se retorcía con una fuerza casi violenta dentro de ella y podía sentir también su asquerosa, espesa y caliente corrida caer en su boca. El gemía y se retorcía, le restregaba el pubis contra la nariz y ella sentía como su verga seguía retorciéndose, y a cada pulsación, una asquerosa carga espesa de él.

Ella daba arcadas escandalosas, caras de asco, apretaba los ojos y le golpeaba el muslo mientras sentía que el semen de él no tenía fin, intentaba liberarse débilmente, pero no en serio, ella pasaba un mal rato, pero lo disfrutaba aun así, él la sostenía con fuerza sin dejarla ir.

Diego: tienes que tragártelos – decía con autoridad sin dejar de ver su expresión de asco, disfrutaba tanto ver cómo ella sufría y sentir la garganta de ella moviéndose alrededor de su verga solo aumentaba su placer.

El gemía relajado, pero sin soltarla, ella se liberaba lentamente y él la dejó ir, ella tosía un poco y disfrutaba el asqueroso sabor amargo en su lengua, saliva y paladar, él recuperaba la respiración, ninguno se veía a los ojos. Ella se levantó tímidamente, le daba la espalda a propósito y levantaba su tanga del suelo, él le azotaba fuertemente el culo y ella no hacía nada por impedirlo, ni lo hizo cuando se ponía sus shorts de espaldas a él.

Diego: eres la puta perfecta, Luis tiene suerte – decía él mientras tocaba su trasero, la veía vestirse lujuriosamente y la saliva espumosa escurría de su verga al piso.

Mariana: nunca puedes decir nada de esto – decía intentando lucir tímida, dándole la espalda aún, pero lanzaba una lujuriosa mirada al celular que seguía puesto en la repisa, Luis sonreía al otro lado mientras se masturbaba.

Luis: no, nunca, lo juro – decía intentando conciliar, desesperadamente pensando en si habría algo más alguna vez, pero de algún modo sabia dentro de él que seguramente no sería así, guardaba su verga y levantaba sus pantalones

Mariana: te acompaño – decía ella mientras el aún se vestía, ella tenia la tanga y los shorts puestos, pero dejaba sus lindas tetas al aire aún

Diego: si – respondía terminando de ponerse los pantalones

Caminaban en silencio por la casa, sin decir absolutamente nada, uno al lado del otro, la situación era ridícula, casi cómica, ella semidesnuda con las tetas de fuera y los 2 con la vista básicamente al piso. Llegaban a la puerta, Mariana nunca había despedido a un amante en una puerta, ella no había tenido nunca esas situaciones, abrió la puerta, él esperaba en el umbral.

Mariana: tu verga sabe deliciosa – le dijo sin pensarlo, porque realmente lo pensaba, sabía mal, como todas, pero tú me entiendes, rompió la tensión satisfactoriamente

Diego: tu culo también – le decía el viéndola a los ojos y se besaban unos segundos con lengua, él le magreaba firmemente las tetas con ambas manos, ella lo permitía

Mariana: estuvo rico, pero ya vete – le decía con autoridad

Diego: si – decía separándose – nunca le diré a nadie no te preocupes, las fotos son solo para masturbarme – él fue gráfico a propósito, quería poner esa imagen en la mente de ella

Mariana: lo supuse – decía sonriendo

Diego se separó y se despidió alzando la mano a lo lejos, intentando ver todo lo que podía esas lindas tetas mientras ella cerraba la puerta. Apenas ella cerraba la puerta escuchó pasos en las escaleras, cerró la puerta bien, apenas se dio la vuelta, tenía a su novio encima.

Luis: no me beses – le decía el con fuerza

Mariana: ok – ella disfrutó tanto ese signo de autoridad de su lindo novio, él no era así, y a ella le gustaba eso

Luis la tomó de la mano, la llevaba a un sillón, la ponía en cuatro patas y bajaba agresivamente su short junto con su tanga, lamió con fuerza su coño restregándole la cara en el trasero, se colocaba detrás de ella y la penetraba por completo de golpe, sin ninguna dificultad, ella gemía.

Luis: hiciste más de lo que quedamos puta – decía con autoridad mientras comenzaba a follársela de 0 a 100

Mariana: ¿y qué? ¿Me vas a castigar? – decía queriéndose imponer, pero obviamente sometiéndose irónicamente

Luis se la folló histéricamente, ella tuvo 3 orgasmos antes de que el terminara, hace apenas algunos meses eso hubiera sido inconcebible, ella sabía que todo esto habías sido una excelente idea. El terminó y eyaculó sobre sus preciosas nalgas, no usó condón por la premura, pero ella seguía sin estar en control natal, y esta vez no había descanso. Subieron rápidamente al cuarto, él la lamió hasta que estuvo erecto de nuevo y la folló como un animal salvaje de nuevo, y de nuevo y de nuevo, follaron desesperadamente de una manera primitiva y lujuriosa sin hablar, solo ruidos húmedos y gemidos.

Estaban tan agotados que al final solo durmieron, sin hablar del tema, sin charla sucia, ni charla cursi, solo durmieron sudados, exhaustos y satisfechos, abrazados de cuchara.

Otra nota para los lectores: gracias por las valoraciones tan positivas, comenta o mándame correo, leo todos los comentarios, gracias si llegaste hasta aquí.

(9,44)