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Novia sádica, novio cornudo: El inicio (Prólogo)

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Mariana y Luis llevaban 5 años de relación. Luis no era feo, pero tampoco para exagerar. Él era un poco más alto que el promedio (180 cm) y solo un poco más fornido que el promedio, blanco, ojos cafés y apenas un poco más guapo que el promedio. En fin, solo un poco mejor que el promedio, en un grupo de más de 10 hombres no sobresalía, pero tampoco ofendía a la vista.

Sin embargo, Mariana, ella si era para exagerar. Blanca como la leche, con su piel sedosa y suave, impecable, sin una sola marca que arruinara ese perfecto lienzo sexual, sus tetas eran un buen par (32C) que lucían bien con cualquier escote, no la llamarías “tetona” pero sin duda alguna rebotaban que daba gusto. Su cintura era perfecta y bien definida, ella hacia algo de ejercicio, algunas veces por semana algunas horas cada vez, ella tenía buena genética, con ese poco ejercicio su cintura se mantenía firme y pequeña, pero lo mejor de todo, su culo.

Escribiré un párrafo aparte, porque lo merece. Su culo era simplemente magnífico. Enorme, redondo, firme y hermoso. Un culo que daba gusto verlo. Que volteaba las miradas y que sorprendía a todos los extraños en la calle que la veían pasar. Sus enormes y bien definidas nalgotas levantaban cualquier pants deportivo flojo, cualquier falda de tablones y no tengo que decirte de cuando ella vestía algo ajustado, su culo era simplemente perfecto, un tamaño grande, una redondez y firmeza notables.

Encima de todo, ella era linda, tal vez no la mujer más preciosa comparable a un ángel de victoria secret, pero sin duda era hermosa ¿cómo carajos terminó Luis siendo su novio entonces? Bueno, una combinación de suerte, buen timing y amor. Ellos habían comenzado a ser pareja cuando ella era una adolescente algo insegura de sí misma y su asombroso culo apenas comenzaba a crecer, así que Luis aseguró su amor cuando ella aún no sabía que hubiera podido aspirar a más. Y ahora que estaban por cumplir 22 ya no importaba, ella lo amaba locamente y no le importaban los comentarios a veces algo sutiles y a veces por completo directos de amigas, familiares y conocidos sobre la obvia diferencia de ligas entre ellos dos.

Su relación había sido buena, solo habían tenido una ruptura hace más de 2 años que duró apenas 5 meses y aunque ella tuvo otra pareja durante 2 de esos 5 meses, no soportó la tortura de estar sin el amor de su vida y simplemente regreso a los brazos de él.

Todo estaba perfecto, excepto el sexo, no me mal intérpretes, el sexo estaba bien, pero solo bien. No era tan apasionado como antes, aunque ella era una delicia de ver en cuatro patas con su impresionante trasero, bueno, hasta el rey se harta de cenar faisán, ¿verdad?

El sexo no era todo lo que increíble que podía ser, pero hey, eso era solo un aspecto y no parecía molestarle a ninguno de los dos.

Sin embargo, no vengo a hablarte de su aburrida vida cotidiana, vengo a hablarte de cuando todo cambió para ellos. El olvidó su celular en casa de ella. Ambos vivían cada uno en su propia casa cerca de la universidad donde ambos estudiaban, tenían trabajos de medio tiempo que les permitían tener una vida modesta. Así que ella simplemente dejó el celular donde no lo olvidará al salir cuando fuera para allá. Él no fue ese día, ella lo llamó a su teléfono fijo, él estaba algo enfermo y le dijo que recogería su celular al siguiente día. Ella comentó esto con un amigo suyo, él era algo así como un informático por hobbie. Él le dijo pícaramente que podría desbloquear el celular usando cierto archivo que podía pasar desde su laptop conectándolo por USB. Ella se rehusó, ellos no invadían su privacidad así y ella confiaba ciegamente en él, nunca habían tenido ningún problema de infidelidad, el honestamente no parecía interesado en probar otros coños.

Al siguiente día él la llamó, la gripa era peor de lo que parecía, no iría de nuevo y para no contagiarla no iría tampoco a su casa. Ella estaba un poco molesta, quería verlo y necesitaba algo de sexo, por la noche le dijo a su amigo que le diera ese archivo.

Ella siguió las instrucciones y el celular efectivamente se desbloqueó. Ella vagó por los archivos, algunos vídeos sucios de ellos dos, ella comenzaba a tocarse como consuelo de no tenerlo a él. Pero luego, encontró estos otros videos… No eran de su hombre con otra chica, eran videos descargados de internet.

Ella los veía curiosamente, le parecía algo incorrecto ver algo tan privado como la pornografía de su hombre, pero siguió viendo. Los videos le gustaban y siguió tocándose. Se dio cuenta de que había un patrón en esos videos, siempre era una chica normalmente follada por algún impresionante hombre y alguien más grabando, pero no parecía profesional. Todos los videos parecían amateurs, mal hechos, algo mal grabados, con poca calidad. Se quedó impresionada cuando en uno de los videos el hombre que follaba a la chica se burlaba del hombre que grababa, “tu esposa es una puta” le recorrió un escalofrío, se emocionó, rápidamente vio más y más. Todos los videos eran de cornudos.

Ella estaba confundida, ¿esto era algo? ¿Existía está clase de fetiche? Ella nunca fue aficionada al porno y definitivamente no sabía que algo así existiera. Rápidamente abrió su laptop para buscar más información desesperadamente, 15 minutos después estaba leyendo foros, historias, testimonios y viendo muchos videos con esta temática. Se masturbó dos veces viendo y leyendo aquellas cosas.

Después de la diversión ella estaba acostada y confundida. ¿Su novio realmente era de esos? Una cosa era ver y otra querer, ¿verdad? Ella revisó su historial, ahora sabía lo que buscaba, prácticamente el 90% de la pornografía que él veía en sitios web era sobre esto y también temas en algunos foros, aunque por desgracia no parecía que él hubiera comentado ni dicho nada para echar más luz sobre el asunto, tal vez a él solo le gustaba por pura casualidad esa pornografía y no necesariamente fantaseaba con eso, él siempre había sido bastante tranquilo en lo sexual, no creyó que el pudiera tener un fetiche tan oscuro. Ella no sabía que pensar.

Al tercer día ella le regresó el celular en la universidad. Él estaba mejor, ella no mencionó nada obviamente, desayunaron y se fueron a sus respectivas clases por separado. Durante las clases la acosaban las imágenes de aquellos videos, negros con vergas impresionantes follándose rubias cuarentonas y el marido grabando y masturbándose. Todo era tan morboso, tan incorrecto, tan inmoral, tan malo, tan reprobable… Tan cachondo. Se sorprendió así misma húmeda en clase de álgebra pensando tan profundamente en esto que tuvo que ir al baño a relajar la tensión en su coño con sus dedos. Ella tenía que saberlo.

Invitó a su novio a su departamento al salir, el casi parecía que iba negarse, tarea y esas mierdas, pero ella no lo dejó escapar. Fueron y estaban cenando comida china en el apartamento de ella, de un lugar barato de ahí cercas, ella había leído algunas cosas y si acaso el sabio internet tenía razón, ella sabía exactamente dónde presionar botones…

Mariana: ¿sabes? Creo que nunca te he contado casi nada de Armando ¿verdad? – decía ella simplemente, mirando su pollo agridulce y llevándose un pedazo a la boca, Armando había sido ese novio de 2 meses que ella había tenido cuando ellos rompieron aquella vez hace 2 años

Luis: no, casi nada, solo que duraron solo 2 meses y esas cosas – decía Luis desinteresadamente

Mariana: jajaja bueno tampoco hay mucho que contar – decía ella fingiendo desinterés, media el terreno

Luis: ¿por qué lo recordaste? – decía el intentando averiguar qué pasaba por la cabeza de su linda chica

Mariana: nah por nada – decía ella, sabiendo que él no dejaría el tema, él era un poco obsesivo

Luis: ¡jajaja vamos! No puedes dejarme así, ¿qué sucede? Sabes que puedes confiar en mí – decía amablemente y, de hecho, honestamente, no tenía idea de lo que venía

Mariana: jajaja ok – ella lo veía con los ojos entre cerrados, estaba nerviosa, pero intentaba lucir guay, no quería levantar sospechas, todo tenía que parecer improvisado, tomaba aire y continuaba – soñé con el – decía riendo un poco

Luis: ah ¿sí? – la voz de Luis de inmediato se quebraba, parecía nervioso ¿eso era buena señal?

Mariana: si, no fue la gran cosa, equis en serio – decía ella, amagando de nuevo con dejar el tema, sabía que el seguiría insistiendo

Luis: Mariana… - decía el viéndola a los ojos con tono molesto gracioso, no molesto real

Mariana: jajaja ok ok o sea fue como soñar un recuerdo ¿me entiendes? – decía ella sonriéndole

Luis: si, o sea algo que, si pasó, soñarlo – decía el amablemente

Mariana: exactamente – decía ella simplemente, él no podía creer que ella volviera a dejar el tema

Luis: ¡maldición solo dime! Jajaja – reía histérico y nervioso

Mariana: jaja… Soñé con esa vez que se la chupé en su carro… - decía ella sonriendo tímidamente, nerviosa como el diablo, no fue necesario fingir sus nervios.

Luis: o sea… ¿Se la chupaste? Nunca me habías dicho eso… - dijo Luis nervioso, ella pudo notar su boca seca, ellos se conocían a la perfección, ella sabía que él estaba nervioso, pero no pareciera que estuviera molesto, ella decidió que aún podía seguir por el campo minado.

Mariana: es que… No sé no lo creí necesario, solo fue esa vez y ya, lo juro y fue equis – decía ella riendo y dando un sorbo a su soda.

Luis: jajaja ¡deja de hacer eso! ¡Cuéntame de una maldita vez! – decía, se hacia adelante en su silla y sonreía, parecía emocionado, pero tal vez solo emocionado, era muy pronto para saber si solo era su maldita y recalcitrante curiosidad de siempre… O algo más.

Mariana: jajaja ok ok ya Luisito, te contaré – Luis se recargaba y retomaba su lugar en la silla firmemente, con una sonrisa complacido por haberlo logrado.

Luis: bien – decía sonriendo tontamente y dejando sus cubiertos sobre la mesa, decidido a solo escuchar.

Mariana: bueno ammmm – decía e intentaba fingir recordar mirando al infinito, aunque sabía perfectamente lo que diría – estábamos en su auto – ella veía de reojo a su hombre, él la veía con una sonrisa juguetona, le recorrió un escalofrío de la espina dorsal hasta su lindo coño – estábamos algo ebrios, veníamos de tomar taaanto jajaja –ambos reían, el interrumpía curiosamente

Luis: ¿de dónde venían? ¿Qué día era? ¿Cuánto llevaban? – preguntaba a súper velocidad y curiosamente, los ojos casi le brillaban, ella no podía creerlo, tal vez estaba incluso más emocionada que él.

Mariana: veníamos del sky blue, me había tomado como que mil cervezas, estaba ebria y toda cachonda – apenas ella dijo esa última palabra él se ponía un poco serio, su sonrisa se desdibujaba, pero no parecía molesto, la cosa se ponía sería, ella tomaba valor por la actitud de su hombre y por su coño húmedo – nos besuqueábamos en su carro, empezó a tocarme las tetas y ya sabes que cachonda me pone eso – decía sonriéndole pícaramente y dándole oportunidad a hacer comentarios.

Luis: y tú te pusiste más cachonda… - decía retomando su sonrisa.

Mariana: me saco las tetas y comenzó a lamerme los pezones y obvio le empecé a buscar la verga – decía y era evidente que ambos estaban entrando en el mood cachondo.

Luis: ¿dónde estaban? ¿Afuera del bar? – preguntaba despacio, quería respuestas claras está vez no se desesperaba, parecía disfrutar.

Mariana: si jaja estábamos afuerita del bar, era tarde, como las 3 am, así que no había nadie en la calle, pero igual era emocionante – decía y estiraba su mano tímidamente por la pierna de su hombre, él se retorcía un poco y no la rechazaba.

Luis: ¿luego? – decía con la voz casi quebrada, ambos estaban serios.

Mariana: le saqué la verga, la tenía dura… como esta – decía mientras alcanzaba la verga de Luis y la acariciaba, él se retorcía y tragaba saliva, él estaba erecto – me encantaba su verga – se atrevió… Y dio en el blanco, sintió como la verga de su hombre dio un salto dentro de sus pantalones – la tiene muy larga y gruesa – le decía lentamente viéndolo a los ojos y lo besaba dulcemente en los labios, Luis respiraba con rapidez, Mariana alargaba la otra mano para abrir el cierre del pantalón de Luis y sacaba lentamente su erecta verga, la acariciaba delicadamente.

Luis: ¿luego…? – decía nervioso, Mariana lo besaba dulcemente.

Mariana: bajé, me hundí entre sus piernas y le lamí las bolas profundamente – decía y le apretaba la verga, él se retorcía y le tomaba ambas tetas con ambas manos, un escalofrío le recorría a Mariana y gemía un poco sin quererlo.

Luis: ¿te gustó? Chupársela… - preguntó débilmente, parecía que temía a la respuesta, pero parecía quererla.

Mariana: me encantó lamer su enorme vergota – a Luis le dio un escalofrío, ella nunca usaba la palabra “vergota" la tomó de la nuca y la bajó de una manera casi grosera a chuparle la verga, ella lo hizo sin resistencia.

Comenzó a chuparle la verga profundamente sin preámbulos ni jugueteos, Luis gemía sintiendo la cálida y húmeda boca de su novia, ella iba desde la punta hasta la base, él se ponía de pie desesperadamente, tomaba la cabeza de su novia y metía su verga por completo en ella, Mariana daba arcadas y la saliva caía por todos lados.

Luis: ¡¿te encantó chuparle su enorme vergota?! – decía histérico, remarcando la palabra “vergota” por como ella lo había dicho, ella se soltaba del firme agarre de el.

Mariana: ojalá se la hubiera chupado más veces – dijo histérica respirando con dificultad, Luis la tomó y regresó violentamente su erecto falo a su boca, follaba con violencia su cara mientras gemía sinceramente, ella escapaba de nuevo de sus manos, él lo permitía, sabía que ella diría algo más y él quería escucharlo – se la chupé tan fuerte que lo hice eyacular en mi boca y me tragué su asquerosa corrida – Luis la vio fijamente, ella casi se arrepintió ¿ella se había excedido?

Él la puso de pie violentamente, le dio la vuelta y la empinó groseramente contra la mesa, cayeron algunos cubiertos sonando escandalosamente en el piso, le bajó los jeans tan desesperadamente que crujieron.

Mariana: ojalá me la hubiera metido, estoy idiota por no haberle dado el culo – Luis le bajaba violentamente su tanga y se ponía de rodillas a darle sexo oral con su precioso culo contra la cara, ella le restregaba las nalgas fuertemente contra la cara – estoy segura que su verga se hubiera sentido mejor que la tuya – la verga de Luis casi explota al escuchar eso, lamió tan profundamente el diminuto coño de Mariana que la saliva tronó entre sus labios vaginales, ella gimió y se retorció, dio un pequeño salto sobre la cara de su novio, el recorrió la lengua hasta en medio de sus hermosas nalgas y lamió profundamente su rosado y apretado ano, ella reía un poco.

Se puso de pie detrás de ella acomodaba desesperadamente su verga en su coño.

Mariana: a veces me masturbo pensando en él.

Luis entró violentamente en ella tomándola con ambas manos de la cadera, la folló tan fuerte que no pudieron hablar más, solo hacer ruidos histéricos, gemidos, pujidos, quejidos, en medio de los húmedos sonidos de las penetraciones.

Él terminó tan solo en dos minutos, pero ella sintió como la verga de él se retorcía histéricamente dentro de ella y soltaba una carga enorme como hace mucho no recordaba de esa magnitud.

Terminaron respirando desesperadamente, mientras la abundante y espesa corrida de Luis escurría desde el apretado coño de su novia pasando por su verga y terminando en sus bolas, el salió de ella y una espesa gota enorme y blanca caía en el piso. El sexo había sido corto, pero apasionado como hace mucho no lo era y de alguna extraña manera desgastante y exhaustivo. Él se derrumbó sobre su espalda, recuperaban el aliento.

Luis: te amo tanto – le decía al oído

Mariana: yo también

Se besaban apasionadamente, se recomponían, vestían y recogían las cosas, reían por lo loco y apasionado que había sido eso, ninguno de los dos mencionaba precisamente la historia, solo circundaban cobardemente el tema, él quería preguntar si la historia era real, ella estaba ansiosa por decirle que sí.

Recogieron todo, él estaba erecto de nuevo viendo la asombrosa redondez de las nalgas de su chica y tocaba su culo mientras ella lavaba algo en el fregadero de la cocina, ella sabía que el volvía como adicto por otra dosis

Mariana: una vez estuvimos aquí, llegó y me manoseó exactamente igual, ese día casi pienso en darle el culo… - dejó la frase ahí, Luis comenzó a besarle el cuello, se comenzaron a desnudar, pero está vez corrieron al cuarto.

Esa noche follaron 4 veces, una marca a la que no llegaban hace muchos años en una noche, ella daba pequeñas insinuaciones como esas que servían como combustible para la verga de Luis, aunque ella disfrutaba bastante hacerlo

“Me gustaba su verga porque la tenía prieta y peluda”

“A él le encantaba lamer mis pezones”

“Cuando bailábamos reggaetón me encantaba sentir su pitote contra mi trasero”

“Solo se la chupé una vez y nunca cogimos, pero lo masturbé bastantes veces en el lavabo del baño, me gustaba sentir su vergota retorciéndose en mi mano cuando eyaculaba”

Luis se ponía como loco con cada una, hace años que no habían follado así, al final cuando estaban dormidos abrazados, desnudos y exhaustos, ella pensaba en que definitivamente ella disfrutaba torturándolo así, él estaba confundido y cachondo, ¿cuántas cosas más no sabía? ¿Cuánto más quería de eso?

Mariana había sido sincera, ella no había follado con Armando, solo le había dado esa mamada en el coche de la que le contó a Luis esa noche y lo había masturbado un par de veces a petición de el en su lavabo, aunque ella lo había disfrutado bastante, a veces pensaba sexualmente en él y que tal vez debió darle una oportunidad, pero jamás se hubiera atrevido a serle infiel a Luis.

Pero ella solo había amado a Luis, había sido el único amor de su vida, lo fue así desde que lo conoció, había sido el único hombre con el que había estado por completo desnuda y como ya dije, con el único que había follado y acostarse con un novio de apenas algunos meses le parecía un acto blasfemo, no era una abuela moralmente asustadiza, pero el sexo le parecía algo solo de amor, no de morbo… Hasta esa semana. Nunca había querido más, nunca había pensado en más, hasta en esos acelerados días, viendo esos reveladores videos en el celular de su novio e investigando por internet y mientras estaba sudada y haciendo cuchara desnuda con su novio, pensó en que definitivamente quería más de esa emoción.

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