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Nunca estuve solo (III): Final

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Año final de universidad. Pensábamos en qué pasaría de aquí en más. Alexandré continuaría sus estudios en el extranjero. Por mi parte había ya empezado a ingresar al mundo laborar y no me iba mal, así que planeaba quedarme en Chile y luego hacer un diplomado.

Después de estos lindos y excitantes años, era hora de seguir con nuestros caminos, pero decidimos tener una última aventura para despedirnos bien.

Arrendamos una cabaña por unos días en un lugar llamado El Tabo, en la costa. Fuimos bien equipados para todo. Ya había mayor poder adquisitivo así que había mejor lencería, mejores juguetes y mejores elementos de Bdsm.

El primer día luego de relajarnos en la playa pensamos en hacerlo interesante. Jugar dados y quien perdiera debería pagar un castigo.

Perdí. El castigo consistió en estar con lencería, atado, frente a la ventana y luego abrir las cortinas para que existiera la posibilidad de ser descubierto. Lo hicimos en horario de tarde para que fuera con luz de día.

Alexandré me ató de pie. Me puse tacones para quedar más inmovilizado en esa posición. Todo listo entonces, atado, amordazado, solo con lencería y, además, ato mi pene a mi cintura con lo que no pude esconder mi erección. Para mayor emoción me insertó un vibrador anal, estaba de pie y lubrica do entró bien fácil. Obviamente él tenía el control de intensidad.

Llegó el momento, abrió las cortinas y estaba así, frente a la ventana, escuche conversaciones y también risas, pero nadie me vio, al menos eso creo. De todas maneras fue algo bien intenso, casi acabe en más de alguna ocasión pero pude aguantar.

Al día siguiente jugamos y volví a perder. Esta vez la penitencia no fue tan expuesta pero no por ello menos emocionante. Había de esas sillas que las puedes girar, entonces usamos eso para hacer una "ruleta". Me ato a la silla quedando con el culo hacia una dirección y la cara hacia la otra. Entonces él se sentó frente a mí. A un costado puso un dildo, un vibrador en el otro y finalmente un vaso en el último punto cardinal. La ruleta era simple. Si le daba culo a él me la metía una veces, si mi culo apuntaba a al vibrador o al dildo entonces me Insertaría donde apuntara. Si le daba cara tenía que mamársela y si con la cara apuntaba al vaso me iba a ordeñar y luego yo me bebería mi leche.

Primera vuelta le di culo así que un poco de lubricante y adentro. Luego culo de nuevo pero esta vez me comió las nalgas y el ano antes de penetrar. En otra vuelta apunte al dildo así que me sodomizó con eso. Era un dildo con venas y grueso así que se sentía completo. En la última ronda nuevamente le di culo pero me dijo que había bonus así que giro una vez más y apunte con mi cara al vaso. Me ordeño, solo uso sus manos mientras me masajeaba el ano. Obviamente acabe. Luego me quito la mordaza y me bebí mi leche. Aun así estaba todavía caliente así que se la mamé.

Al otro día jugamos y gané. Mi venganza iba a ser memorable. Le dije se pusiera su lencería y tacones. Lo hizo, luego le dije que se quedara de pie, le até las manos a la espalda y le puse el vibrador anal. Me pregunto en qué posición se ponía para seguir atándolo pero le dije que en ninguna, que se quedara de pie. Lo amordacé y le puse una chaqueta. Entonces le dije su penitencia. Debíamos salir a caminar una cuadra y volver, yo normal y el así. Pará ser justos era de madrugada así que probablemente no veríamos a nadie. Probablemente si. Salimos y cuando avanzamos aumente el nivel del vibrador. Casi grito fuerte pero la mordaza hizo eso solo fuera un gemido. Caminamos una cuadra y luego regresamos.

Los siguientes días acordamos no apostaríamos ya que el nivel de los castigos iba en aumento, así que solo la pasamos bien. En ocasiones él dominador, en ocasiones yo. En otras hicimos 69 o bien masturbarnos mutuamente.

Ya se iba a acabar el tiempo del arriendo de la cabaña y decidimos jugar a los dados una última vez. Perdí. Me sentí mal no por haber perdido, sino porque sabía estas serían nuestras últimas aventuras. Me dijo que la penitencia la cumpliría al otro día así que esa tarde y noche hicimos lo de siempre.

En la mañana, temprano, me dijo que me pusiera sexy. Así lo hice, corset, ligas, portaligas y buen maquillaje. Hasta me había pintado las uñas de los pies.

Comenzó a atarme, pensé todo normal pero sentí algo raro. Primero que me ato las bolas, y lo segundo fue que no me puso un vibrador a al sino que un dilatador. Luego me puso de lado (estaba en el piso) y me pego con cinta un vibrado en el pene. Me puse de estómago nuevamente, la atadura era un hogtie hasta atados los dedos de los pies.

Espere que más iba a hacer, pero me dijo me quedara allí y que no trate de liberarme porque no lo iba a lograr e igualmente que no acabara hasta que el regresara. Luego me puso el ballgag, me vendó y antes de salir encendió el vibrador.

No podía creer había hecho eso. Pensé iba a ser solo unos minutos pero Alexandré no regresaba. Ahora comento que dije sentí algo raro ya que con esa atadura en particular si yo movía las manos me tiraba las bolas y además logro unir con una atadura extra mis dedos gordos de los pies, que estaban atados juntos, al ballgag, por lo que si bajaba la cabeza tensaba los dedos.

Pasaba el tiempo y no me conforme. Comencé a luchar para liberarme pero no pude, rodé un poco, intenté cambiar de posición pero esa trampa de atar las manos a las bolas y los dedos al ballgag me dejó sin posibilidades. En algún momento traté de expulsar el dilatador, ocupe toda la fuerza de mi culo pero sin ningún resultado.

Luego de unas horas volvió. Me reviso. Me dijo se ducharía y luego vendría por mi. Así lo hizo. Primero me quito el vibrador del pene. Luego el dilatador del culo, me beso una nalga y dijo que ahora estaba listo.

Me desató los dedos de los pies, luego los tobillos y rodillas. Me ayudó a ponerme de pie. Me quito el vibrado del pene y camine con él por la cabaña hacia la cocina.

Allí entendí todo. Para finalizar cumpliríamos una fantasía que hace años me comentó.

Me puse sobre la mesa y comenzó el proceso. Primero me quito las ligas, luego el ballgag y me desató las manos. Me senté en mis rodillas, como se sientan los orientales. Tomó un limón y me lo metió en la boca, luego me dio algunas vueltas con una cinta y ya había quedado más amordazado que con el ballgag. Después me puse de estómago, puse mis brazos juntos a mis tobillos y los ató. Finalmente me enterró una zanahoria en el culo.

Escuche movimiento de servicios y lo sentí que hizo algunas otras cosas. Me quito la venda y había puesto un espejo, como cuando estábamos recién descubriéndonos, pero esta era la despedida así que sería una cena especial. El "plato principal" era yo. Me había adobado y puesto en diferentes partes de mi cuerpo, más que nada espalda y culo, trozos de sushi. Comenzó a comer, a contarme lo especial que habían sido estos años y de vez en cuando al yo hacer fuerza volvía a insertar la zanahoria. Cuando terminó de comer venía al postre. Me sacó la zanahoria, la dejó a un lado u me puso una cereza en el ano. Me sacó la cinta y el limón de la boca y sin más me metió su pene. Me atore porque no me lo esperaba así de sorpresa, pero luego hice mi trabajo tan bien que casi acabó. Me puso la zanahoria en la boca para yo que probara "lo rico que era mi culo" y procedió a comerse la cereza. Luego me puso el ballgag. Me dio vuelta y me metió su pene hasta el fondo, al tiempo que me masturbaba con una de sus manos.

Lo hicimos rico. Fue especial. Para despedirnos ambos nos vestimos con la mejor lencería e hicimos un 69 lento y casi interminable.

Después de esas vacaciones en la costa y luego de la graduación él se fue a México a continuar sus estudios y yo en Chile con mi trabajo. Jamás lo voy a olvidar y eso he compartido en esta ocasión.

(9,40)