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Plena sumisión a mi suegra (V - final)

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He sido un cerdo mezquino y presumido en el pasado, traicioné a mi esposa Ana sin el menor remordimiento, en tantas oportunidades a lo largo de los años. 

Durante nueve meses he vívido y servido como esclavo a tres mujeres, ellas idearon un plan para vengarse de mí, humillarme de la peor manera. Me extorsionaron, con un video en una situación clara de infidelidad con una de mis empleadas, me obligaron a firmar un documento, perderlo todo o ser esclavizado en el matrimonio.

El ímpetu para esto es dado por mi suegra Dolores, algo que nadie creía posible había sucedido, experimenté el cambio completo a esclavo sumiso.

Estoy desnudo frente a ellas, miran fascinadas el dispositivo de castidad para pene, de acero inoxidable que llevo puesto. La mirada de mi suegra se posa en mí, hace un gesto con su dedo índice para que me acerque a ella. Sus dos hijas sentadas a cada lado de su madre observan con detenimiento.

Se levanta la falda y abriendo las piernas me muestra una mata negruzca entre sus muslos gordos y rollizos -Ven putita, lame. Me arrodillo hipnotizado entre esos muslos, hundo mi cara en esa mata negra de vellos, meto mi lengua lo más adentro que puedo, separo esos labios gordos, y chupo con fruición, ella sujeta mi cabeza con sus manos y restriega su sexo contra mi boca y lengua, sus gemidos inundan la habitación ¡Aaah, aaah, aaah! ¡siii, siii, aaah! en pocos minutos siento en mi boca el sabor salado de un intenso orgasmo, continúo lamiendo y mamando su clítoris.

Ella me tira del pelo y comienza a restregar con más fuerza su vagina en mi cara, dejado escapar un fuerte alarido de placer ¡yaaa! tiene un segundo orgasmo más intenso que el anterior, y nuevamente mi boca se inunda con la gran cantidad de jugo del sexo de mi suegra.

Temblando aun por el intenso orgasmo, ella se incorpora y se recompone. Mirándome con cara de placer, pasa el turno a su hija Teresa.

Muy bien, dijo mi cuñada abriéndose de piernas, ya sabes lo que quiero, comprobar por mí misma si tu lengua está también entrenada.

Ella me atrajo hacia su coño depilado en forma triangular, comienzo a lamer y oler el sexo de mi cuñada, mientras mis manos acarician su culo, con mi lengua recorro su raja haciéndola estremecer repetidamente.

Su clítoris palpitante reclama mi atención, lo acaricio suavemente con la punta de mi lengua y succionando el clítoris varias veces, haciendo sus suspiros más intensos - ¡Ahhh, no pares, no pares! sus gritos son escandalosos.

Comienza a mover las caderas frenéticamente, buscando los latigazos de ese fulminante orgasmos, mientras se derrumba hacia atrás - ¡Me corroo, sigue, me corroo… Aaahhh!

Voy acelerando el ritmo poco a poco, haciéndola derretir de cintura para abajo. Después de tres orgasmos más y habiéndome tomado hasta la última gota de sus jugos me dice - ¡Lo has hecho muy bien esclavo, como recompensa puedes lamerme los dedos de los pies, y quién sabe, quizás mañana libere el pajarito de su jaula!

Mi cuñada es muy despiadada, con una sonrisa contempla como lamo los dedos de sus pies. Cuando esta complacida me aparta con el pie - ¡Ya puedes ir a tu sitio esclavo! ¡quizás mi hermana necesite tu lengua!

Mi esposa Ana no se hace esperar de inmediato se incorpora, se desprende de la falda y braga. Como su hermana lleva el coño depilado, con el vello púbico formado una delgada línea vertical que lo hace muy atractivo.

Levanta su pierna derecha y la apoya donde estaba sentada, hace un gesto para que me acerque con el dedo, me acerco y me arrodillo en medio de sus muslos.

Sin dejarme recuperar lleva su coño a mi boca sujetando mi cara, ¡comienza a mover esa lengua esclavo! Como un poseso comienzo a lamer y oler el sexo de hembra que me vuelve loco de placer y deseos, con la lengua recorro todos los rincones de su coño sin descanso y sin separar mi boca ni un instante.

Su respiración se acelera, sus caderas comienzan a moverse de forma compulsiva, con su mano sujeta mi cabeza presionando más mi boca contra su coño, comienza a jadear como una posesa.

¡ooh, ooh, sigue, sigue, me corro, me corro, oooh! Inundando mi boca con sus fluidos, sin intención de liberarme y sujetando mi cabeza con las dos manos me ordena que continué.

Con la lengua me entretengo en la parte superior de su raja, con las dos manos me sujeto a sus muslos, ella restriega su sexo contra mi boca y lengua, masturbándose desesperadamente, continúo lamiendo y mamando su clítoris con más esmero y pude sentir una segunda descarga de sus jugos en mi boca que lamí con deleite, tratando de no perder ninguna gota, me ahogaba la cantidad de jugos vaginales que manaba de su sexo.

Ella tirando de mi pelo comienza a restregar con más fuerza su vagina en mi cara y en pocos movimientos tiene un tercer orgasmo más intenso que los anteriores, lanzando fuertes gemidos ¡oooh, oooh, oooh! y nuevamente mi boca se inunda con la gran cantidad de jugo que fluía como manantial desde el sexo de mi mujer.

Me suelta y deja caer su cuerpo al lado de su madre, temblando aun por el intenso orgasmo. Mi cuñada tirando de mis cabellos me obliga a levantarme y me lleva a la mesa situándome en unos de sus lados, las tres mujeres después de reunirse se sitúan en el otro lado de la mesa.

Te felicitamos por tu cambio de actitud, te concedemos el perdón y destruiremos las cintas. Nadie sabrá las cosas que has tenido que hacer en esta casa. Hay tienes los papales del divorcio podrás conservar la mitad de las propiedades. Tus amigos pensarán que el divorcio fue por tus infidelidades, y seguirás con tu fama de macho mujeriego.

En contra ¡Por si decides seguir tienes que saber que serás la propiedad común de madre e hija! ¿qué decides? Pregunta mi esposa - ¡quiero seguir, no puedo vivir sin vosotras!

Mi suegra mirándome a los ojos me dice - Me lo imaginaba, sabía que tu destino era ser nuestro esclavo definitivo, felicidades has pasado tu prueba final.

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