Nuevos relatos publicados: 14

Primeros cuernos a mi novio. Disfruté siendo infiel

  • 10
  • 40.095
  • 9,75 (4 Val.)
  • 2

Hola, me llamo Yesica, tengo 41 años y les voy a contar de la primera vez que le puse los cuernos a mi esposo aproximadamente por el año 2000.  Habíamos terminado una carrera técnica y seguíamos con el propósito de seguir ahorrando para comprar nuestra casa. Estábamos muy enamorados, hablamos con mis padres y aceptaron dejarnos vivir juntos en el cuarto que rentábamos y en el que habíamos pasado tantas cosas sexuales con las personas de las que hemos escrito en nuestros relatos.

Era maravilloso estar juntos, hacíamos el amor a cada rato y Gery me llenaba de pequeños detalles y deliciosos orgasmos. Cuando había oportunidad invitábamos a nuestros amigos y pasábamos ricos momentos, aunque ya era un poco difícil coincidir pues algunos siguieron estudiando y otros cambiaron de escuela.

Gery aunque trabajaba mucho y se esforzaba, cubría nuestras necesidades básicas pero no sobraba para ahorrar, así que platicamos y acordamos que yo también trabajaría, así tendríamos una segunda entrada de dinero y podríamos ahorrar. Empecé a buscar empleo en algunos lugares en donde pudiera aplicar lo que aprendimos en la carrera de computación. Dejé solicitudes de empleo en varios lugares y algunos días después regresé para saber si me habían aceptado. En ningún lugar me aceptaron por falta de experiencia. No me desanimé, seguí buscando y encontré un café internet que solicitaba a alguien con conocimientos en computación, ese mismo día me dieron el empleo.

El dueño del cyber era un muchacho de unos 30 años, casado y con una hija pequeña. Su nombre era Adrián. Arreglaba computadoras y daba mantenimiento a los equipos de algunas empresas. Yo atendía a las personas que llegaban a rentar computadoras y hacer impresiones. Él era una persona amable y atenta, no me había pasado por la cabeza tener algo con Adrián, pues con su esposa me llevaba muy bien y ellos se veían muy felices como pareja junto a su hija.

Muchas de las personas que iban a rentar alguna computadora lo hacían para buscar porno, yo revisaba sus historiales y debía borrarlos, aunque la verdad siempre le daba una mirada a las páginas que la gente veía, sobra decir que yo quedaba muy excitada y mojada de mi vagina. Cada día llegaba tan caliente a coger a mi novio, contándole de ese porno tan rico que las personas veían, nuestros orgasmos eran intensos. Mi novio me llenaba, me encantaba como hasta hoy en día, pero uno nunca sabe que pasará el día de mañana.

Adrián era muy buena onda, nos teníamos confianza y dentro de esa confianza empezamos a platicar de cosas más personales, de su vida en pareja y de la mía con Gery. Nunca le dije de nuestras experiencias sexuales, ni él las suyas a mí. Lo que tuvimos fué por culpa del porno. Pues él también veía a escondidas de su mujer, al parecer a ella no le llamaba la atención ese material. Él me recomendaba algunas páginas que acostumbraba visitar, pues hace tantos años no había tanto porno como hoy día. Tenía buen gusto, aunque lo que él más veía eran escenas de doble penetración, dos o tres hombres con una sola mujer, algo que para él solo se quedaba en su imaginación pues nunca se lo había propuesto a su mujer, era lo que me platicaba y esa era su fantasía. Cuando él me platicó eso yo me había mojado recordando las veces que había tenido algo parecido con Gery y nuestros amigos, aunque nunca me habían penetrado entre dos personas, yo seguía siendo virgen del ano y así seguiría unos años más.

De algún modo nos hicimos cómplices en el gusto por el porno. Y esa complicidad no se la había contado a mi novio. Sucedió que un día el negocio estaba lleno, teníamos mucho trabajo y la esposa de Adrián decidió irse con su hija a casa pues parecía que iba a ser un día de mucho ajetreo y así fue. Ya por la tarde el negocio se vació, las computadoras estaban desocupadas y no pasaba mucha gente por la calle. Adrián propuso ver una película porno mientras llegaba la hora de cerrar, su sola propuesta me humedeció la entrepierna, acepté sin pensarlo. Acomodamos dos sillas frente a la computadora principal y atentos de que no nos fuera a ver alguien empezó la escena de baja calidad y muy lenta por el internet de aquellos años. Pero lo principal se veía una escena de doble penetración. Él se acomodaba la verga bajo el pantalón y yo tenía un deseo enorme de tocarme, masturbarme y alcanzar un orgasmo, pero sentía pena. Al tiempo en que pensaba cómo sería la verga de Adrián, también pensaba en mi novio, en qué pasaría si se llegaba a enterar de que veía porno con mi jefe y me sentía nerviosa y ansiosa por probar su verga.

Puse mi mano sobre su verga, al sentirme volteó a mirarme y me dijo que eso no estaba bien, yo le contesté que nadie debía enterarse. Entendió cómo debían ser las cosas, así entreabrió las piernas y yo pude acariciar su tronco desde la base hasta la punta.

Estábamos con los nervios de que alguien llegara, así que le propuse que cerrara el negocio, lo dudó un poco pero accedió, bajó las cortinas. Al estar frente a mí lo tomé de ambas manos y lo senté en la silla, así él quedó frente al monitor viendo la escena de una rubia preciosa disfrutando de dos hermosas vergas. Me arrodillé entre sus piernas y como pude bajé su pantalón hasta los tobillos, su verga era gorda, no tan larga, podía abarcarla con mi mano y su cabeza quedaba libre. La sensación de estar tocando una verga nueva y siéndole infiel a mi novio me estaba excitando mucho. No pensé en ponerle un condón, así me llevé esa verga a la boca, él soltó un gemido largo al sentir mis labios chupando su verga, me sentía desesperada por sacarle la leche, así que subía y bajaba mi cabeza chupándosela con fuerza, y en verdad disfrutaba tener la boca llena con un trozo de verga que estaba conociendo. Él trataba de estirar sus pies, pero el pantalón en los tobillos y yo entre sus piernas se lo impedíamos, se aferraba a la silla con sus manos y el sonido de mis mamadas en su verga se combinaba con sus gemidos. No tardó ni un minuto en vaciarse en mi boca, el segundo semen que saboreaba lo sentí un poco ácido, lo contuve un rato en mi boca para luego irlo a escupir al baño.

Cuando regresé con Adrián, trataba de subirse el pantalón. Yo estaba muy caliente, tenía que venirme. Así que le volví a bajar el pantalón para ahora sí quitarlo por completo. Yo hice lo mismo y tomé lugar en la silla en la que él había estado sentado. Me acomodé de tal forma que expuse toda la abertura de mi vagina rasurada, yo estaba que me quemaba por dentro, nunca me había imaginado abriéndole las piernas a alguien como lo estaba con Adrián, pero en verdad sentía un deseo enorme de sentirme una puta infiel y tan puta fui que yo misma abrí mis labios vaginales para que él metiera su lengua en mí y tan caliente estaba que el sólo hecho de sentir su lengua me hizo venir intensamente, tomé su cabeza con mis manos y lo atraje más hacia mí moviendo mi cadera sobre su boca, incrementando más mi placer, gemí como loca con ese intenso orgasmo, estaba mareada, me sentía cansada, pero lo quería todo de él, deseaba tenerlo dentro de mí, tal como en la escena que veíamos en el monitor.

Él estaba muy duro de nuevo, de pie se notaba más grande, aunque el vello púbico ocultaba su grosor y tamaño desde la base, le escurría semen del orgasmo que le había provocado. Coloqué mis manos sobre la pared, me incliné dándole la espalda y levanté el hermoso par de nalgas que tengo, él no daba crédito de tenerme así en ese momento. Yo lo quería en ese momento así, sin condón pues ninguno de los dos llevábamos. Me incliné lo más que pude y entre mis piernas pude ver cómo él se acercaba a mi rajita. Acarició y besó mis nalgas y cintura, estoy segura que disfrutó tenerme así, recorrió con sus manos mis piernas y con esas caricias me hacía temblar de deseo, ya lo necesitaba dentro de mí. Coloqué mis manos sobre el piso, a él no le quedó duda que ya debía penetrarme y así lo hizo. Tuve que poner mis manos de nuevo sobre la pared, pues las metidas de verga que me estaba dando eran intensas, se aferraba a mis caderas para embestir con más fuerza, me encantaba estar así empinada para él y no podía evitar mis gemidos. Me cogió muy rico en esa posición, estaba cansada y un poco adolorida de la espalda. Así que le pedí que me dejara recargar en el escritorio. Con el culo de nuevo a su disposición me la volvió a meter en mi rajita y sucedió que quiso meter un dedo en mi ano pero le dije que no lo hiciera, que se concentrara en seguir dándome más placer vaginal y que lo hiciera más fuerte. Aceleró su movimiento mientras yo echaba las nalgas hacia atrás pues lo quería lo más profundo en mí hasta que no aguantó más y se salió de golpe, echándome su esperma sobre la espalda y nalgas, no me había hecho venir y la verdad me frustré un poco pues seguía muy caliente y necesitaba más verga, pero ya no se le paró de nuevo.

Me metí al baño a limpiarme y vestirme. Cuando salí, él ya había abierto de nuevo el negocio y al poco rato llegaron unos clientes. Seguimos trabajando como si nada hubiera pasado. Por la noche regresó su esposa por él con su hija, cerramos y yo me fui al cuarto que rentábamos con mi amor. Sentía mucha culpa y pensaba en si decirle o no a Gery, pero opté por quedarme callada.

Yo pensaba meterme a bañar antes de irnos a acostar, pero el muy caliente de mi amor empezó a calentarme con caricias y besos muy ricos, en poco tiempo ya me tenía completamente desnuda y mojada. Me recostó en la orilla de la cama mientras él metía su boca en mi rajita, sentirlo así me transportó de nuevo a esa silla en la que hacía unas horas Adrián me comía con desesperación. El hecho de imaginar que mi amor estaba en el lugar donde recientemente estuvo una verga nueva me ponía más caliente, no tardé mucho en venirme en sus labios mientras atraía su cabeza hacia mi rajita. No pude evitar imaginar a Gery bebiendo la leche de otro hombre desde mi interior, aunque en esa ocasión Adrián no se vino dentro de mí, pero algunos restos debió haber dejado, mi novio estaba encantado con ese orgasmo que me provocó.

Así como estaba, liberé su cabeza de mi entrepierna y jalándolo del cabello lo subí hasta mi rostro, lo besé succionando su lengua y labios, trataba de saborear mi orgasmo y su saliva mezclados con los rastros de semen de Adrián, no distinguí sabor diferente, necesitaría mas leche dentro de mí. Mientras nos besábamos Gery me la metió de golpe, me encantaba sentirlo y así de caliente como estaba me hizo venir de nuevo con las metidas de verga que me daba. Mi novio llegaba hasta el fondo de mi ser, su tamaño era el ideal para mí, estaba llena y sentir sus huevos chocando en mis nalgas aumentaba mi excitación. Pero había un extra, ese sentimiento de infidelidad aumentaba mi placer, mi deseo. Acomodamos nuestros movimientos de manera que gemíamos los dos tan excitados que al mismo tiempo nos venimos, podía sentir en mi vagina el movimiento de la descarga de semen de mi novio y él sentía como me contraía por dentro, me volvió a marear ese maravilloso orgasmo.

- Te amo mi amor ¿siempre vas a ser mío verdad? Le pregunté a Gery.

- Te amo para siempre mi vida.

Con esa respuesta cada noche me enamoraba más mi amor y me quedaba dormida entre sus brazos. Le había puesto el cuerno por primera vez a sus espaldas, sentía culpa y al mismo tiempo mi ego estaba por las nubes. Podía tener al hombre que yo quisiera a mis pies y tenía al amor de mi vida a mi lado, qué mas podía pedir.

Aún hay más que contar.

(9,75)